✧✧✧ Un día más tarde. ✧✧✧
«En accidentes de este tipo, el paciente puede presentar amnesia, afortunadamente para la señora Johnson. Solo son los recuerdos de los últimos días. Puede que los recupere poco a poco, o puedes ayudarla refrescando su memoria.» Las palabras del doctor dichas a William antes de irse del hospital privado junto a Kathia, cruzaban por su mente, provocando un profundo alivio en todo su ser. ¡Aún tenía el control de esa mujer, y de su vida marital! —Iré a mi habitación a descansar, mi amor —le sonrió Kathia a William, que asintió levemente. Una vez la mujer castaña se marchó. Él volvió a ver al mayordomo. —Ella no saldrá de esta mansión, Albert. ¿Entendido? —Sí, señor Johnson. —Bien. Tengo una cita el día de hoy. Simplemente negocios, volveré tarde. ………. Poco minutos después de que William se marchó. En las afueras de la mansión Johnson, se estacionó el automóvil de Marina Davis. —Vengo a ver a mi amiga~ —sonrió la mujer de cabello corto oscuro—. Le traje algunas vitaminas, dulces de sus favoritos, y una flores para festejar su salida del hospital y desearle una rápida recuperación —señaló la mujer a su asistente que venía cargando en sus brazos los obsequios. —La señora está descansando, pero solo por ser usted, su mejor amiga, la dejaré subir por unos minutos —sonrió amablemente el mayordomo. Marina ingresó a la habitación matrimonial de Kathia y William, cerrando la puerta tras de ella. —¡MARI! ¡Por Dios, casi me vuelvo loca esperando! —exclamó Kathia, de inmediato quitándose sus ropas y cambiando con la asistente de Marina. —Date prisa, no podemos demorar mucho tiempo. El mayordomo vendrá y nos atrapará —decía Marina ayudando a Kathia a cambiarse—. ¿Lograste encontrar tus documentos? ¿No te hace falta nada? —Llevo todo conmigo, mis papeles de identidad, los de trabajo, dinero, todo. —Perfecto. No te preocupes por ropa ni nada material, en el aeropuerto hay alguien con una maleta lista para ti, tu vuelo a Roma sale en una hora. —¿Eh? ¡¿Roma, Italia?! —exclamó Kathia, sorprendida—. Pensé que iría a otro Estado… No puedo irme del país, yo… —¡Kathia! —exclamó Marina, apoyando sus manos en los hombros de su amiga—. No sabemos hasta dónde llega la influencia de William, pero es un narcisista, controlador y mentiroso, que no te dejará en paz. De Roma irás hacia Nápoles, ahí tengo un tío, él te ayudará a conseguir trabajo, hospedaje y más. No tienes que preocuparte por nada. Por favor amiga, por ti y los bebés, debes irte. Kathia asintió, sus ojos se llenaron de lágrimas debido al temor de lo desconocido, pero, rápidamente las limpió y continuó su disfraz. Minutos más tarde, Marina Davis salió de la mansión Johnson, con Kathia disfrazada de asistente. ………… ✧✧✧ Media hora más tarde. ✧✧✧ —¡Oh William! Eres fantástico~ no te detengas~ —gritaba de placer la mujer complemente desnuda bajo ese hombre en la cama de una lujosa suite. El teléfono en la mesita de noche, no dejaba de vibrar, William distraído lo veía de reojo de vez en cuando. —Solo ignora~ no pasa nada, Will. —No. Espera —dijo él levantándose y aceptando la llamada al ver que venía de la mansión. —¡Señor Johnson, como lo siento, la señora se fue! ¡Huyó junto a la señorita Davis! —¿Kathia, huyó? —le preguntó él con incredulidad. "¡No puede ser! ¡¿No tenía amnesia?!" "¿Me engañaron? ¡¿Ese par de perras se burlaron de mí?!" Pensó el hombre, estallando de ira. —Sí. Su amiga ingresó junto a una… William le colgó al mayordomo, vistiéndose, se apresuró a hacer algunas llamadas, que dieron la última ubicación de Marina Davis. ……… Media hora más tarde. En el aeropuerto. William Johnson bajó de su vehículo, su rostro lleno de furia. Todo el convoy de autos que lo seguían, también se estacionó sus hombres vestidos de oscuro comenzando a emerger. —¡BUSQUEN A KATHIA! ¡IMPIDAN QUE TOME EL MALDITO VUELO! —Eso será muy díficil, Will. Kathia ya no está en el país —se escuchó la voz retadora de Marina Davis—. Una escoria como tú, nunca mereció a mi amiga. Los ojos azules de William se clavaron gélidos, llenos de odio y desprecio en Marina Davis, que lo había retado y burlado. —No sabes con quién te has metido, mujer estúpida. Marina retrocedió unos pasos, pero uno de los hombres de William la retuvo del brazo. —Te espera un infierno. ………. ✧✧✧ Un mes más tarde, en Nápoles, Italia. ✧✧✧ Su estómago se revolvía ante los nervios y la impaciencia, causando un ligero temblor en sus manos. Sentada en un sillón aterciopelado del elegante salón de estar, su mirada avellana se dirigió nuevamente a la fotografía que sostenía en sus manos, parte del expediente de su nuevo empleo cómo… Tutora privada. El niño en la imagen de apariencia dulce en sus siete años, conmovió su corazón. Llevó una mano a su vientre. "En siete meses tendré a mis hermosos mellizos, aquí en Italia, una nueva vida nos espera…" ¡CLACK! Un sonido la sacó abruptamente de sus pensamientos, su mirada se dirigió a las puertas dobles de cristal en ese salón, que daban rumbo a un extenso jardín. Sin embargo, no fue el paisaje lo que llamó poderosamente su atención, si no el alto hombre, que ingresó rodeado de un aura imponente. Caminando hacia ella, se quitaba sus guantes de cuero con sutileza, en segundos su afilada mirada gris oscura, se clavó en la mujer. Kathia quedó en shock viendo a ese italiano que… ¡YA CONOCÍA! —Disculpa la tardanza. Daba mi paseo matutino a caballo, uno de mis tanto hobbies —esbozó el hombre una pequeña sonrisita, seguidamente con su mano, alisando su cabellera negra hacia atrás. —¡¿TÚ?! —alzó la voz Kathia, al mismo tiempo que se levantaba del sofá, alerta. —Te ves más radiante que la última vez que nos vimos, Katia. ¿Fue hace un año, quizá más? —decía él, sus pasos resonando hasta que se detuvo frente a la mujer. —¡Esto es un error! ¡Me equivoqué, me tengo que ir! —exclamó Kathia, caminando hacia la salida, cuando… —¡AAH! —un grito salió de sus labios, ese hombre vestido de color marrón oscuro, la jaló de la muñeca izquierda. Su peligrosa mirada se clavó en su dedo anular izquierdo, Kathia no llevaba su anillo matrimonial. —Estás huyendo del hombre equivocado, querida Kathia —susurró en tono divertido, como si gozara de las reacciones que causaba en ella. ¡Kathia forcejeó! ¡Ese hombre de aspecto soberbio, la tomó de la otra muñeca y la atrajo con rudeza hacia su cuerpo, de modo que él se rozó contra ella descaradamente! —¡¡SUÉLTEME, SEÑOR ANDREOTTI!! ¡¡SÉ QUE ES AMIGO DE WILLIAM!! ¡NO VOLVERÉ A ESTADOS UNIDOS! —gritó la mujer, su rostro pálido. Giovanni Andreotti, ese peligroso mafioso, acercó su rostro hacia ella, sus alientos entrelazándose y con un murmullo imponente, le dijo: —Escúchame bien, lindura. Tienes dos opciones, uno, te sientas y escuchas mi propuesta a la que dirás "sí", y dos, llamo a William y te envio como un maldito paquete de regreso a Los Angeles. ¿Qué eliges?Kathia se encontraba sentada en ese salón, cuyo ambiente tenso la llenaba de escalofríos.Su mirada llena de ansiedad, viendo a ese hombre que caminaba hacia ella con un par de copas en sus manos. —Toma —le entregó él, la copa con agua. A la vez que llevaba la de whisky a sus labios y le daba un sorbo—. Tómala toda, he escuchado que las emociones fuertes no son buenas para las mujeres embarazadas. Kathia abrió sus ojos de par en par, levantando la mirada hizo contacto visual con ese hombre.Él la veía con atención y ella intimidada, llevó el agua a sus labios, dando un sorbo. "¿Sabe de mi embarazo?, imagino… William le contó todo. Según lo que dijo, es su trabajo llevarme de regreso…" Seguidamente, el señor Andreotti, se sentó en el sofá individual frente a ella, relajando su postura.Kathia volvió a llevar la copa a la boca, mientras su mano temblaba. —Kathia Carter. Te casarás conmigo. —¡Puuff! —la mujer escupió el agua de su boca impactada, su copa cayó al suelo alfombrado.
—¡NO VOY A ACEPTAR ESTA BURLA! —exclamó Valentina Bianchi, con lágrimas asomando en sus ojos celestes mientras agarraba su bolso del sofá—. ¡Me voy! —gritó, plantándose frente a Giovanni y Kathia—. Te arrepentirás de esto, Gio. Yo no soy un puto juego —amenazó, dirigiendo una mirada fulminante hacia la mujer castaña. El sonido de sus tacones se desvaneció con un fuerte golpe en la puerta del elegante salón. —¡INACEPTABLE! ¡Saca a esa mujer de nuestra casa y corre a disculparte con Valentina! —gritó doña María, furiosa. —¿Disculpa?, madre. Desde hace mucho dejaste de tener poder en mi vida. ¿Cuándo fue? Ah, sí, cuando dijeron: "no nos sirves para nada. Por eso tu hermano lo tendrá todo". Los ojos avellana de Kathia se abrieron desmesuradamente, sintiéndose como un pez fuera del agua, completamente fuera de lugar. La mujer de sensual vestido rojo se puso de puntillas, apoyándose en el alto italiano, susurrando como si fuera un secreto íntimo: —Señor Andreotti… ¿Puedo irme ya? Lo
Kathia se quedó inmóvil. Ella sentía el calor de los labios del señor Andreotti sobre los suyos, su mente por un momento, quedó en blanco. De repente, con ambas manos, lo empujó con fuerza, rompiendo el beso. —¡¿Qué demonios cree que está haciendo?! —gritó la profesora Kathia, apartándose hasta que su espalda chocó contra la puerta del auto. PUM~ Ella hizo un pequeño gesto de dolor, pero rápidamente se enderezó. Su respiración estaba entrecortada, su pecho subía y bajaba con rapidez. Giovanni se reclinó hacia atrás con una sonrisa fría en su rostro. Se pasó la lengua por los labios en un gesto provocativo, mientras la miraba con sus ojos grises y penetrantes. —Estábamos sellando nuestro trato, linda. ¿No te gustó? Kathia lo fulminó con la mirada, sus manos temblaban aferrándose a la falda de su seductor vestido rojo, luchando por mantener la compostura. —¡Usted es un… es un…! —incapaz de encontrar el término adecuado para él, ella guardó silencio un instante—. ¡Es
Valentina se aferró a los brazos de su padre, llorando con desesperación. Él la abrazó con fuerza, acariciando su cabello con cariño. —Al menos… —dijo ella entre lágrimas—. Al menos la señora María Andreotti está de mi lado. Ella no quiere que Giovanni esté con esa… esa desconocida. ¡No voy a permitir que una cualquiera venga a quitarme lo que es mío! No sé quién es, pero sé que es una interesada. Lo sé, papá. Sólo quiere aprovecharse de la fortuna de mi Gio… Salvatore la apartó suavemente, sosteniéndola por los hombros. Su mirada era firme, segura, como si en ese momento tomara una decisión irrevocable: —No te preocupes, hija mía. Yo me encargaré de esto. Nadie humilla a una Bianchi. Nadie. Estoy orgulloso de ti, Valentina. Eres fuerte, no permitas que nadie te derrote. ……………… ✧✧✧ Un Día Después. Los Ángeles, Estados Unidos. ✧✧✧ En la casa de playa de los Andreotti. Los muros altos, cubiertos de enredaderas floreadas, rodeaban la propiedad dando un ambiente natural y glamuro
—¿Te acostaste con él? —soltó William la pregunta con rudeza. —¿Qué? —Kathia arqueó las cejas, incrédula ante la pregunta. —¡¡¡CONTESTA!!! —estalló William, levantando la voz—. ¡¿Fuiste tan… tan zorra como para revolcarte con Giovanni para que te ayudara?! Antes de que Kathia pudiera reaccionar, Giovanni la sorprendió al levantarse de golpe, haciendo chirriar su silla. En un instante, ese italiano caminó con pasos firmes hacia William. —¡¿Qué demonios…?! ¡Ugh! —las palabras de William se detuvieron en seco cuando Giovanni lo agarró del cuello. Se inclinó hacia él, lanzándole una mirada que irradiaba peligro. —Discúlpate con ella. William arqueó una ceja, consciente de cómo era realmente ese hombre, pero su orgullo no le permitía ceder fácilmente. Frunció el ceño, negándose a disculparse. La mano de Giovanni apretó aún más. —¿No me oyes? Dije: DIS-CÚL-PA-TE con ella, William. No permitiré que la trates así, menos en mi presencia —la voz grave de Giovanni resonó llena de aut
Giovanni se levantó de su silla con su porte elegante y seguro que parecía rodearlo de un aura imponente, casi triunfal. Con una sonrisa burlista en los labios, se inclinó ligeramente hacia William. —Hablas de la "linda profesora" como si realmente te hubiera importado. Como si la amaras… Pero dime, William, ¿olvidaste que yo estaba ahí? ¿Olvidaste que vi en primera fila cada vez que la traicionaste? —sus palabras fueron un golpe directo, llenas de una frialdad que cortaba como un cuchillo—. Lo sabes. Nunca la amaste. William bajó la mirada hacia los documentos. Sus ojos, azules y furiosos, ahora estaban nublados por la impotencia. Stéfano, sin perder tiempo, colocó la pluma en su mano. Las opciones habían desaparecido. Era el fin de su control y… Era el principio de su derrota. —Aprovecha que también soy tu abogado. No necesitas llevar esto más allá —rió Stéfano con un aire de malicia. —Malditos sean… —susurró la voz grave del CEO Johnson, lanzando una mirada fulminante hac
✧✧✧ Más tarde, esa noche, en la casa de playa del señor Andreotti. ✧✧✧ El sonido de las olas rompiendo contra la orilla llenaba el aire. Kathia Cárter estaba en el balcón de su habitación, envuelta en una manta, mirando el horizonte con la mente perdida. Su mente era un caos, su corazón latía dolosamente. Después de intentar tomar una siesta por algunas horas, la buscaron para que baje a cenar… Por supuesto, no lo hizo. ¿Qué apetito tendría después de lo que vivió esa mañana? Clack~ En ese momento, la puerta corrediza del balcón se abrió de repente. Kathia no necesitó girarse para saber quién estaba ahí tras de ella, ya que… Giovanni Andreotti tenía una presencia que era imposible ignorar. —¿Siempre huyes cuando las cosas no están a tu favor? —preguntó él con su tono bajo y arrogante, ese que lograba hacerla hervir de rabia y, al mismo tiempo, estremecerse. Kathia se giró lentamente, sus ojos avellanas hinchados por el llanto. Giovanni estaba ahí, impecable como siempre
Giovanni la observó en silencio, su mirada era gélida, casi una amenaza silenciosa y aún así… Kathia finalmente se levantó de la cama, evitando el contacto visual. —No te arrepientas, Kathia. Lo que pasó aquí fue real. La primera, de muchas más veces. Ella no respondió. Simplemente se fue a encerrar al baño, dejando a Giovanni solo. ¡CLANK! Tras el portazo de Kathia, él se quedó ahí, su rostro endurecido por la molestia… No estaba acostumbrado a que las mujeres se alejaran de él… y esa profesora de primaria, era la segunda en toda su vida, que le hacía algo así. ……………… ✧✧✧ Mientras tanto, en una propiedad del CEO Johnson. ✧✧✧ William caminaba por un pasillo oscuro, su mente llena de planes retorcidos. "¡MALDITO SEAS GIOVANNI! ¡M@LDITA CUALQUIERA RESULTASTE SER, KATHIA!" Pensaba ese hombre rubio, sumergido en la ira, y la humillación que vivió ese día. En una habitación al final del pasillo, Marina, la mejor amiga de Kathia, estaba sentada en la cama. Su rostro lucía