21.

Franco se apoya en el colchón para levantarse y ver fijamente a Nora. Acaricia su rostro con ternura y sus ojos la examinan con adoración, como si nunca hubiera visto una criatura tan maravillosa y hermosa, era la mirada de un hombre perdidamente enamorado. 

No hay palabras, solo un silencio, una pelea interna en cada cabeza. Que difícil era sucumbir y aceptar la realidad, pero una vez que se aceptaba, todo se volvía más fácil. Eso lo sabían, pero aún seguían aferrados a la negación. Cuando Franco está a punto de decir algo, la cama cruje tomándolos por sorpresa y golpea el suelo violentamente.

Nora se engancha al torso de Franco y este la atrae con un brazo para protegerla, aunque no es necesario, simplemente la cama se había roto. Era un mueble viejo y había recibido los embates de una pareja joven, claramente no resistió. Franco se asoma y ve lo ocurrido: las patas rotas y la base sobre el suelo. 

—Creo que se rompió la cama —dice con una sonrisa

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