Como había pensado, Roberta llevaba una de lujos aquí, nos habíamos parado frente a una gran casa, muy linda, llena de ventanales. Imaginaba que por dentro sería igual de hermosa.
—Linda casa —digo sonriendo cuando Antoine apaga el motor del auto.
—Lo sé, él es muy trabajador —dice ella abrazándose de Antonine, yo asiento, el maletero se abre y Antoine se ofrece a sacar mi maleta, la verdad, acepto, está bastante pesada, no me había limitado solo a traer ropa para unos pocos días.
No sabía cuánto quería quedarme.
—Esta es una casa de clase media —dice ella riendo, yo la miro sorprendida.
—Bueno, ya sabemos que otros lugares siempre están más desarrollados —digo, mirando todo a mi alrededor, toda la cuadra está iluminada por las farolas, las cosas son de diseño parecido, todas con ventanas grandes, el solo imaginar la cantidad de luz que debe entrar en el día me produce mucha calma.
—¡Entremos! —dice ella, yo asiento y los sigo, quiero ver si la casa es aún más hermosa por dentro y vaya que lo es.
—¡Es hermosa! —digo cuando entro, Roberta me mira sonriendo.
—Te mostraré tu habitación —me dice, yo asiento.
—Yo te llevaré la maleta, no te preocupes —me dice Antoine, yo asiento sonriendo, pero luego soy jalada por Roberta hacia el segundo piso.
—Bueno esta es tu habitación, la que te esta al fondo es la de Antoine y yo pero la verdad espero que no pases la noche aquí —dice guiñándome un ojo, yo ruedo los ojos.
—¿Cúal será la habitación de mi ahijado o ahijada? —pregunto—. Porque asumo que la tienes preparada ya —digo riendo, ella asiente efusivamente.
—¡Me conoces tan bien! —dice riendo, abre la puerta de la que será mi habitación estos días, la verdad yo me iba a arrendar una habitación en un hotel pero ella insistió demasiado en tenerme cerca después de tantos años.
La habitación era completamente blanca, tenía una cama de dos plazas en medio, y las ventanas llegaban hasta abajo, muy parecido a mi departamento en la ciudad.
—Vamos a ver el del bebé —dice ella, yo asiento.
—¿Tan luego lo hiciste? —digo moviendo la cabeza, bueno así era ella.
—Es que me emocione, ya sabes que siempre he querido ser madre, y con Antoine estoy en las nubes, la llegada de este bebé no podía ser en un mejor momento —dice ella, tiene ese brillo en los ojos, podría decir que es ese brillo que describen las novelas de amor, no digo nada, solo la abrazo, tampoco hay nada que decir.
—Solo diré que estoy muy feliz por ti —digo, ella asiente.
—Lo sé —
La habitación está pintada de dos colores, rosa y celeste, pasteles, yo la miro sorprendida.
—¿Por qué de dos colores? —pregunto, ella se encoge de hombros.
—No sabemos que será, cuando lo sepamos pintaremos la otra parte —dice, yo asiento, no hay muchas cosas aún, más que nada peluches, y al medio una cuna, no de aquellas que encuentras en el comercio, sino que se notaba que la había mandado a hacer.
—¿La mandaron a hacer? —le pregunto, ella asiente.
—Antoine tiene un amigo que hace este tipo de cosas, es muy bueno, le quedo hermosa —dice, yo asiento en concordancia con ella—. Bueno ahora ve a arreglarte porque en una hora salimos para el restaurante —dice, yo asiento y camino hacia la habitación dispuesta para mí, tal como pensé, al fondo hay una puerta que asumo dirige al baño, saco una toalla, shampoo, y lo necesario para bañarme.
El baño claramente no se queda atrás, las paredes de mármol, un espejo que llegaba al suelo, las mamparas de la ducha eran transparentes, muy elegantes. Di el agua caliente, las luces se apagaron y dieron paso a unas de color rojo, sonríe, parecía un hotel de cinco estrellas, y seguro había sido idea de Roberta.
Cuando estuve lista me puse un vestido pegado al cuerpo y largo, además de una chaqueta que hacía juego, me deje el pelo suelto y me maquille un poco, la verdad si estaba un poco nerviosa, no sabía con quién me encontraría.
—Hola nena, ¿Estás lista? —pregunta Roberta abriendo la puerta sin tocar—. Sí, veo que lo estás, porque nosotros también ya lo estamos —dice acercándose a mí.
—Te vez bella —le digo sonriendo, ella se encoge de hombros.
—Tú también —
Me toma del brazo y juntas bajamos, Antoine está mirando su celular y cuando nos ve sonríe. Iba con un traje negro, Roberta en cambio iba con un vestido color crema, yo por mi parte me inclinaba con los colores más fuertes, así que mi vestido era color vino.
—¡Hoy lo vamos a pasar genial! —dice ella chillando cuando nos bajamos del auto, el lugar es muy hermoso, alrededor de la entrada lo sigue una enredadera con pequeñas flores rojas, cuando entramos llega a mí el olor fresco de la planta.
Por dentro estaba completamente iluminado, lleno de personas muy elegantes, un tipo candelabro estaba en medio de la sala, hermoso, parecía que estaba hecho de oro.
—Venimos a la reserva con el señor Adrien Dubois—dice Antoine al hombre en recepción, me suena el nombre pero no puedo recordar de dónde lo he escuchado. Él asiente y busca entre su lista.
—Síganme por favor —dice, todos asentimos y lo seguimos, yo voy mirando alrededor, es que la forma en la que está decorado el lugar es simplemente único, parece arte, las figuras parecen hechas perfectamente. Un trabajo muy prolijo.
—Pensé que no vendrían —dice una voz ronca, me saca de mis pensamientos.
—Hola Adrien, te presento a mi mejor amiga Agatha —dice ella acercándome sutilmente con un pequeño empujón, sonrío cortésmente, Andrien es un hombre alto, pelo negro, tes morena, ojos verdes que me mira fijamente, es algunos centímetros más alto que yo, lo suficientemente alto para que yo mire un poco hacia arriba, entonces él sonríe grande, dejando ver unos dientes blancos y una sonrisa coqueta.
—Un gusto conocerla Agatha, he escuchado maravillas sobre usted, pero déjeme decirle que no pensé que sería tan hermosa —dice, yo levanto una ceja, por dios ya empezamos.
—Bueno, lamento decirle que yo no había escuchado de usted, pero ya podremos conocernos —digo, él asiente, extiende su mano y yo la tomo, se la lleva a sus labios y deja un beso.
—Le aseguro que lo tendremos —
—Bueno, sentémonos —dice Roberta sonriendo, yo levanto una ceja en su dirección, debía admitir que Adrien era guapo, pero aún me sonaba su nombre, yo realmente no podía recordar de dónde.
Nos sentamos en la mesa, Roberta se encargó de dejarme al lado de Adrien, ella se sentó a mi lado, la miro, ella me sonríe coqueta, se acerca a mi oído.
—¿Qué tal te pareció? —susurra en mi oído, yo me encojo de hombros.
—Reconozco que está guapo —digo, ella me mira sorprendida.
—¿Solo guapo? —
—Muy guapo —digo rodando los ojos, ella asiente riendo.
—No te conformas con nada —
El mesero llega para tomar nuestro pedido.
—Bonne nuit, ¿Qué van a servirse? —pregunta, nos entrega una carta a cada uno, yo miro, pero la verdad no sé que pedir.
—Pide el Boeuf Bourguignon, te gustará —me dice Roberta, yo asiento.
Una vez que todos pedimos, y nos traen el vino, comenzamos a conversar.
—Tenemos una noticia que darles —dice Roberta tomando la mano de Antoine, ambos se sonríe, Adrien y yo los miramos confundidos—. El momento es preciso, esta mi mejor amiga, y el mejor amigo de mi novio, o bueno futuro esposo —dice, yo abro los ojos sorprendida, definitivamente desde que llegué a París, solo estaba recibiendo sorpresas.
—¡Felicidades! —digo levantándome a abrazarlos, Roberta ríe.
—¡Felicidades queridos amigos, me alegro mucho, aunque se veía venir! —dice Adrien.
—Sólo me has dado sorpresas, primero el bebé… —digo riendo pero Adrien me interrumpe.
—¿Bebé? —
—Íbamos a contarlo esta noche también, pero ves que Agatha es bruja y lo descubrió apenas me vio —dice ella riendo, yo asiento.
—Por dios hombre, ¿cómo no me habías dicho? —dice riendo Adrien y dándole una palmada en el hombro a Antoine.
—Es que ella quería dar las dos noticias esta noche, pero Agatha se adelantó —dice riendo, Adrien me mira.
—Aparte de hermosa, ¿es psíquica? —pregunta, yo ruedo los ojos.
—Es mi mejor amiga de hace años, la conozco —digo, él asiente.
—Y bueno queremos que ambos sean los padrinos de nuestra boda —dice Antoine, yo asiento.
—Es obvio, soy tu mejor amiga, además de la madrina del bebé —digo moviendo una mano, Roberta ríe y mira a Antoine.
—Te dije que era muy modesta —dice.
—Bueno en ese caso, yo también seré el padrino del bebé —dice Adrien, ellos asienten.
Y ahora todo tenía sentido, Roberta quería emparejarme con el mejor amigo de su futuro esposo.
Las manos grandes de Adrien recorrían todo mi cuerpo, sentía la electricidad por todo mi cuerpo, y cuando sus labios tomaron preso uno de mis pezones y sus dedos no dejaban de entrar en mí, tuve un orgasmo, el mejor y más intenso que había tenido en mi vida, sonreí intentando normalizar mi respiración, lo agarre de sus hombros desnudos y musculosos obligándolo a acostarse, me subí sobre él y comenzamos a besarnos sin parar.Parecíamos lobos hambrientos de más, y eso me encantaba, me estiré hacia mi bolso que estaba en el suelo y saqué un condón, lo abrí bajo su atenta mirada, Adrien puso los brazos detrás de su cabeza mientras no me quitaba la vista de encima, puse el condón en su miembro, y luego lo introduje en mi interior, cierro los ojos, sentía que me llenaba por completo.—Vamos nena, comienza a moverte —dice Adrien, abr
Adrien me llevó a una cafetería, tenía puesto en nombre “Le peloton cafe”, era muy bonito, tenía amplios ventanales, las sillas de madera tenían diseños, y cuando entramos el olor a café y la calidez del lugar me hicieron cerrar los ojos, yo era una fanática del café y de las cafeterías, y planeaba conocer cada una en parís, empezando por esta.Había llegado en una estación que era mi favorita, el invierno, donde más tomaba café.—Sentémonos ahí —dice Adrien apuntando hacia una de las mesas de atrás, yo asiento y lo sigo, Adrien pone una mano en mi cintura escoltándome hacia la mesa.—Bonjour, ¿Qué van a servirse? —pregunta una chica pelirroja acercándose a nosotros, nos da a cada uno una carta pero no la leo.—Quiero un sabor mocca, el mejor que tengan —di
Con Roberta habíamos comido, las risas por parte de ella no paraban, y eso me contagiaba a mí, solo Roberta lograba hacerme reír a carcajadas.—Estoy muy feliz de que estés aquí —dice ella aferrándose a mi brazo, yo asiento sonriendo.—Estoy muy feliz de estar acá, todo es tan diferente —digo, ella asiente.—Lo sé, imposible no enamorarse de París —Roberta mira hacia arriba y toma aire—. El aire aquí es otra cosa Agatha, estoy segura que no te querrás ir ——Una cosa es querer y otra poder, y como sabes, yo tengo una empresa en que manejar —digo, ella rueda los ojos.—Y, ¿has hablado con tu hermano? ——Si, él me envió hoy en la mañana todo lo que se hizo ayer, así que estoy al tanto, además sabe que en cualquier caso de que haya un problema, é
Adrien me llevó a un café cerca de la casa, yo lo había visto algunas veces cuando pasábamos en el auto, ahora estaba vacío, teniendo en cuenta que eran las nueve de la noche, seguramente estaban todos en sus casas.Adrien estaba con un traje negro, y un abrigo del mismo color largo, se veía muy elegante.—Adelante —me dice sonriendo, ese hoyuelo.—Muchas gracias —Una vez adentro, el olor me embarga por completo, es una sensación que se experimenta y que te hace sentir bien, por lo menos a mí, creo que todos tenemos un tipo de olor que nos calma, el mío es el olor a café.Las sillas y mesas son pequeñas, solo para dos personas, el local está lleno de frases motivadoras y dibujos de tazas de café en la pared, el mostrador es de un color celeste agua que lo hace ver al lugar, muy alegre.—¿Qué les puedo servir
Un rayo de sol me da de lleno en la cara, frunzo el ceño y coloco una mano sobre mis ojos, me doy vuelta en la cama para ocultarme del sol, una vez saco mi mano y abro los ojos, me sorprendo ver a Adrien durmiendo plácidamente, luego recuerdo la noche anterior y por sí solo un dolor me atraviesa todo el cuerpo, él aguantaba mucho, y eso era algo a lo que yo no estaba acostumbrada, mis encuentros siempre eran casuales, una vez y ellos se iban, pero Adrien parecía nunca tener suficiente.—Buenos días —dice su voz adormilada, cierro los ojos rápidamente y lo escucho reír—. ¡Ya sé que estás despierta! ——Lo siento, es que el sol me dio en la cara, no era que estaba mirándote, acabo de darme vuelta —digo, él asiente sonriendo.—Seguro que sí, señorita Agatha ——¿Por qué razón lo
Me había puesto un vestido rojo, lo describiría como ni muy apretado ni muy suelto, se ajustaba perfectamente a las curvas de mi cuerpo, genética que había heredado de mi madre y que me ocupaba de mantener. Bajo a la cocina para avisarle a Roberta que ya me iría.—¿Ya te vas? —pregunta cuando me ve lista, yo asiento—. ¿No comerás? ——Ya comí —digo, ella mueve las cejas de arriba a abajo sonriendo.—Y, ¿Puedo saber cuanto media lo que te comiste? —pregunta, yo abro los ojos sorprendida por sus palabras pero no puedo evitar que unas carcajadas salgan de mis labios.—¡No puedo creer lo que me preguntas! —digo, ella se encoge de hombros sonriendo.—Solo es curiosidad —dice.—Pues, bien es sabido que la curiosidad mato al gato —digo, ella se encoge de hombros.—Prefiero morir
—Nena, una cita doble como en los viejos tiempos —dice Roberta cuando me saluda, yo ruedo los ojos y tomo mi lugar en la mesa—. ¡Qué lindo es estar los cuatro juntos! —dice.—¿Cómo les fue con la firma? —pregunta Antoine, ambos con Adrien asentimos con la cabeza.—Si todo listo ya, somos oficialmente socios —dice Adrien, yo sonrío.—No solo socios, sino padrinos, y compañeros de cama —dice Roberta, yo abro los ojos sorprendida por sus palabras, Adrien y Antoine ríen, y ella me da una mirada de disculpa—. Es que a veces pienso en voz alta ——Lo sé —digo.Cuando nos traen la carta no entiendo algunas cosas, solo veo nombres y no imágenes como en otras cartas que me entregaban, creo que Adrien me ve complicada porque me apunta con su dedo un plato.—Estoy seguro que eso te gustara —d
Agatha era un mujer sorprendente, cuando desde su empresa me hicieron una oferta para asociarme a ellos obviamente tuve que investigar, muchos artículos me aparecieron y los leí todos, solo buenas referencias de aquella mujer tan hermosa que se veía tan seria ante las cámaras, aparentaba una expresión madura, y en realidad lo era, aunque yo podía ver lo que estaba detrás, era solo una chica que quiere conocer el mundo, y yo sentía unas ganas tremendas de ayudarla. Cuando supe que era la mejor amiga de Roberta, simplemente pensé que aunque estábamos tan lejos en distancia, el mundo era muy pequeño.Su compañía era muy agradable, era muy inteligente te dabas cuenta sin tener ella misma que demostrarlo, y su arma era esa, ella sabía que lo era.Ahora me estaba arreglando para ir a buscarla a casa de Antoine, pensaba llevarla a comer a la torre eiffel, habían unos lugar