Cuando llegamos al departamento, se encuentran la madre de Adrien, su padrastro, su hermana, Antoine y Roberta, todos le sonríen al vernos entrar. Su madre es la primera en acercarse a nosotros, le toma la cara entre sus manos y le llena las mejillas de besos, yo sonrío por la imagen tan tierna.
—Te eche de menos —dice, Adrien sonríe divertido.
—Mamá, me acabas de ver hace unas horas —
—Lo sé, pero igual —dice ella, lo deja y luego me abraza a mí—. Que bueno que llegaron bien —dice, yo asiento.
Había manejado no muy rápido, Adrien aún tenía dolor y no quería que algunos baches en la calle le provocaran dolor, él me había mirando sonriendo diciéndome que no se iba a romper si yo iba más rápido pero me negué y él no insistió
—Hola mamá, ¿Cómo estás? —le pregunto cuando contesta el celular.—Hola cariño, ¿Bien y tú?, ¿Cómo se encuentra mi yerno? —pregunta, me hace sonreír al usar esa palabra, nunca se refirió así a mi ex pareja, creo que sabía que no era para mí. Yo siempre lo hice, la verdad no entiendo porque estuve con él tanto tiempo, no sentí ni lo mínimo que siento ahora por Adrien, ambos son demasiado diferentes.—Estamos bien, ya estamos en el departamento de Adrien —digo.—¡Qué bueno! ——Te llamo para decirte que Adrien te compro un boleto de avión para que nos vengas a visitar y conozcas a la familia de Adrien, además ya te prometí que recorreríamos París —digo, ella lanza un gritito.<
—Quiero hacerte una pregunta —me dice Adrien, yo lo miro, ambos estamos en el departamento, en nuestra cama, después de una sesión de sexo tal como nos gusta, aún esperando que nuestras respiraciones se regularicen.—¿Qué pregunta? —pregunto, me enderezo en su pecho, así que de esta forma puedo observarlo fijamente, sus bellos ojos, sus deliciosos labios, en fin, todo él.—Sé que ya ha pasado más de un mes desde que estás aquí, y sé que son tus vacaciones… —comienza, no digo nada, sé a lo que se refiere pero lo dejo continuar—. Y hemos estado todo este tiempo juntos, ya sabes amándonos y viviendo juntos también, y hace unos días quiero preguntarte, ¿has pensado en la posibilidad de quedarte aquí a vivir conmigo?, es decir, podemos si tú quieres tener una rel
Hoy por fin iba a dar las vacaciones que me merecía, es decir, me había pasado años manejando una empresa de inversiones, la empresa que mi padre me había heredado, y si bien no me estaba desconectando completamente, no estaría 24/7 sentada en mi escritorio, sentía que tenía que vivir mi vida, tenía veintinueve años y me estaba perdiendo mucho, me apasionaban las finanzas y manejar mi empresa pero el estrés y las ganas de viajar por el mundo, de descansar me estaban comiendo viva. ¿Cómo me di cuenta de esto?, simple, comencé a ver imágenes de otros países, miré por mi ventana una ciudad tan conocida para mí, me sabía las calles al revés y al derecho, era hora de disfrutar de mi vida.Así que comencé a preparar a mi hermano menor, bueno, unos cuatro años menor, quería que se hiciera cargo por un tiempo, primero ser&iac
Tenía mis maletas preparadas, la reunión sería en dos días, pero quise irme antes para poder conocer un poco el lugar, le había comentado a Roberta, ella estaba más emocionada que yo, y fue la que me convenció para irme antes.—¿Ya te vienes? —me pregunta Roberta cuando le contesto el celular, yo río.—Ahora voy para el aeropuerto —digo.—Muy bien, cuando llegues no vas a descansar, nos iremos de fiesta, no hay nada mejor que una noche en París, además tengo a alguien para presentarte que estoy segura te va a gustar —dice ella, yo ruedo los ojos.—¿Por qué estás tan empeñada en que tenga una cita allá? ——Nena, cuando lo veas me hallarás toda la razón —dice, yo ruedo los ojos.—Tú siempre —digo con sarcasmo.—Hey, ese ton
Como había pensado, Roberta llevaba una de lujos aquí, nos habíamos parado frente a una gran casa, muy linda, llena de ventanales. Imaginaba que por dentro sería igual de hermosa.—Linda casa —digo sonriendo cuando Antoine apaga el motor del auto.—Lo sé, él es muy trabajador —dice ella abrazándose de Antonine, yo asiento, el maletero se abre y Antoine se ofrece a sacar mi maleta, la verdad, acepto, está bastante pesada, no me había limitado solo a traer ropa para unos pocos días.No sabía cuánto quería quedarme.—Esta es una casa de clase media —dice ella riendo, yo la miro sorprendida.—Bueno, ya sabemos que otros lugares siempre están más desarrollados —digo, mirando todo a mi alrededor, toda la cuadra está iluminada por las farolas, las cosas son de diseño parecido, todas co
Las manos grandes de Adrien recorrían todo mi cuerpo, sentía la electricidad por todo mi cuerpo, y cuando sus labios tomaron preso uno de mis pezones y sus dedos no dejaban de entrar en mí, tuve un orgasmo, el mejor y más intenso que había tenido en mi vida, sonreí intentando normalizar mi respiración, lo agarre de sus hombros desnudos y musculosos obligándolo a acostarse, me subí sobre él y comenzamos a besarnos sin parar.Parecíamos lobos hambrientos de más, y eso me encantaba, me estiré hacia mi bolso que estaba en el suelo y saqué un condón, lo abrí bajo su atenta mirada, Adrien puso los brazos detrás de su cabeza mientras no me quitaba la vista de encima, puse el condón en su miembro, y luego lo introduje en mi interior, cierro los ojos, sentía que me llenaba por completo.—Vamos nena, comienza a moverte —dice Adrien, abr
Adrien me llevó a una cafetería, tenía puesto en nombre “Le peloton cafe”, era muy bonito, tenía amplios ventanales, las sillas de madera tenían diseños, y cuando entramos el olor a café y la calidez del lugar me hicieron cerrar los ojos, yo era una fanática del café y de las cafeterías, y planeaba conocer cada una en parís, empezando por esta.Había llegado en una estación que era mi favorita, el invierno, donde más tomaba café.—Sentémonos ahí —dice Adrien apuntando hacia una de las mesas de atrás, yo asiento y lo sigo, Adrien pone una mano en mi cintura escoltándome hacia la mesa.—Bonjour, ¿Qué van a servirse? —pregunta una chica pelirroja acercándose a nosotros, nos da a cada uno una carta pero no la leo.—Quiero un sabor mocca, el mejor que tengan —di
Con Roberta habíamos comido, las risas por parte de ella no paraban, y eso me contagiaba a mí, solo Roberta lograba hacerme reír a carcajadas.—Estoy muy feliz de que estés aquí —dice ella aferrándose a mi brazo, yo asiento sonriendo.—Estoy muy feliz de estar acá, todo es tan diferente —digo, ella asiente.—Lo sé, imposible no enamorarse de París —Roberta mira hacia arriba y toma aire—. El aire aquí es otra cosa Agatha, estoy segura que no te querrás ir ——Una cosa es querer y otra poder, y como sabes, yo tengo una empresa en que manejar —digo, ella rueda los ojos.—Y, ¿has hablado con tu hermano? ——Si, él me envió hoy en la mañana todo lo que se hizo ayer, así que estoy al tanto, además sabe que en cualquier caso de que haya un problema, é