—Nena, una cita doble como en los viejos tiempos —dice Roberta cuando me saluda, yo ruedo los ojos y tomo mi lugar en la mesa—. ¡Qué lindo es estar los cuatro juntos! —dice.
—¿Cómo les fue con la firma? —pregunta Antoine, ambos con Adrien asentimos con la cabeza.
—Si todo listo ya, somos oficialmente socios —dice Adrien, yo sonrío.
—No solo socios, sino padrinos, y compañeros de cama —dice Roberta, yo abro los ojos sorprendida por sus palabras, Adrien y Antoine ríen, y ella me da una mirada de disculpa—. Es que a veces pienso en voz alta —
—Lo sé —digo.
Cuando nos traen la carta no entiendo algunas cosas, solo veo nombres y no imágenes como en otras cartas que me entregaban, creo que Adrien me ve complicada porque me apunta con su dedo un plato.
—Estoy seguro que eso te gustara —d
Agatha era un mujer sorprendente, cuando desde su empresa me hicieron una oferta para asociarme a ellos obviamente tuve que investigar, muchos artículos me aparecieron y los leí todos, solo buenas referencias de aquella mujer tan hermosa que se veía tan seria ante las cámaras, aparentaba una expresión madura, y en realidad lo era, aunque yo podía ver lo que estaba detrás, era solo una chica que quiere conocer el mundo, y yo sentía unas ganas tremendas de ayudarla. Cuando supe que era la mejor amiga de Roberta, simplemente pensé que aunque estábamos tan lejos en distancia, el mundo era muy pequeño.Su compañía era muy agradable, era muy inteligente te dabas cuenta sin tener ella misma que demostrarlo, y su arma era esa, ella sabía que lo era.Ahora me estaba arreglando para ir a buscarla a casa de Antoine, pensaba llevarla a comer a la torre eiffel, habían unos lugar
—Es decir, me refiero a que París es hermoso, dudo que alguien quiera irse luego de estar aquí, entiendo muy bien a Roberta ahora —digo, me llevo el tenedor con comida a la boca, estaba exquisito, Adrien si que tenía buenos gustos.—¿Antes no la entendías? —pregunta, yo me encojo de hombros.—Si lo hacía, pero no tanto como ahora, no entendía el que hubiera dejado todo allá para quedarse aquí —digo, Adrien me mira, bueno la verdad no ha dejado de mirarme en todo este rato.—Siguió a su corazón, creo que eso es lo que nos hace humanos —dice, yo levanto una ceja.—¿Estás diciendo que no soy humana? —pregunto, él niega.—Creo que lo que necesitas es vivir, has sido un robot demasiado tiempo —dice, yo me lo quedo mirando, es decir, ya sé que Adrien es muy directo pero me sorpren
Íbamos en camino al departamento de Adrien, habíamos conversado mucho y él me había invitado a tomar una última copa, por supuesto no me negué, sabía lo que significaría tomar una copa y estaba más que de acuerdo con ello.—Eres la segunda mujer que más ha venido a mi departamento —dice Adrien sonriendo, yo lo miro enarcando una ceja.—¿Ah sí? ——Si, la primera es mi madre —dice, yo asiento sonriendo, porque claro, él tenía una madre.—Me cuesta creerlo —digo, él me queda mirando, y para mi sorpresa, asiente con la cabeza.—Lo sé, eres una mujer desconfiada, que se cierra al amor —dice.—Pero no al sexo —digo sonriendo, él sonríe.—A pesar de todo veo que sabes cómo disfrutar la vida —dice, yo asiento.
Las manos de Adrien en mi cabello mientras me lo hacía, no me dejaba abrir los ojos, él sabía perfectamente cómo me gustaba, y yo era una mujer que le gustaba dominar y ser dominada en la cama, solo en la cama, la forma tan varonil con que Adrien me tocaba, me agarraba, me tenía ardiendo.—¿Así te gusta nena? —pregunta, comienza a hacer sus embestidas más fuerte y solo puedo asentir—. Debes decirme, si no tendré que parar —dice, deja de moverse, frunzo el ceño, Adrien me pega hacia él, siento sus labios en mi oído.—Si, si me gusta —logro decir, puedo sentir la sonrisa de Adrien en mi cuello, comienza a moverse nuevamente, y casi en ese momento alabe a dios por esta mágica sensación, y yo que no soy religiosa, ahora está pidiendo que Adrien nunca se detuviera.—Contesta por favor —la voz adormilada
—¿Se bañaron juntos? —me pregunta Roberta sorprendida. Yo asiento encogiéndome de hombros, ella abre más los ojos—. ¡Tú nunca lo habías hecho! —grita, yo cierro los ojos, había pensado tanto que me estaba empezando a doler la cabeza.—No grites —le pido, ella se tapa la boca y asiente—. Me duele la cabeza de tanto pensar —le digo, ella rueda los ojos, se sienta a mi lado en el sofá.—¿Por qué piensas tanto?, ese es tu mayor defecto —dice, yo apoyo mi cabeza en el respaldo del sofá y cierro los ojos.—Mi don, mi maldición —digo riendo, Roberta ríe también.—¿A qué le tienes miedo? —me pregunta, yo suspiro.—No quiero enamorarme, yo soy una mujer muy centrada en su trabajo, no tengo tiempo para estar saliendo —digo.—Mmm, no lo
—Espero que le acomode esta oficina —me dice Adrien cuando abre la puerta y ambos entramos, yo me doy vuelta a mirarlo, dejo mi bolso en la mesa y me afirmo con una mano en el asiento.—Si, me agrada la vista, así que muchas gracias —digo, él asiente—. Bueno, si necesitas algo estaré en mi oficina —dice, yo asiento.—Está bien, y gracias —digo, él asiente sonriendo.—No hay problema, además admito que me gusta mucho que estés aquí, ya sabes para conocer mejor a mi socia —dice, yo levanto una ceja divertida.—Creo que ya nos hemos conocido bastante —digo, Adrien se encoge de hombros.—Nunca terminas de conocer a alguien —dice, yo asiento, dicho esto sale de la sala, es verdad, nunca se termina de conocer a las personas, pero según yo, necesitabas toda la vida para eso. A lo largo de nuestra vida pasamos p
Sus labios se sentían tibios sobre los míos, era algo mágico que nunca había sentido antes, al ver que yo seguía su beso con la misma delicadeza, Adrien puso ambas manos en mi cintura acercándome más a él. Nos estábamos besando frente a todo París, ¿podía ser más romántico?, no lo creo, pero la verdad es que todo con Adrien era romántico, él era un romántico.—Tus labios son muy suaves —dice susurrando, yo asiento sonriendo mientras me paso la lengua por los labios.—Me los exfolio —digo, Adrien se pone a reír muy fuerte y me abraza hacia él, el olor de su perfume inunda mis fosas nasales, cierro los ojos y le devuelvo el abrazo.—Hueles muy rico, ¿te exfolias el cuerpo también? —pregunta, yo sonrío y asiento.—Si, pero el olor es de mi perfume —digo, &eacu
—Tenemos un problema —dice Julián cuando contesto, cierro los ojos.—¿Qué clase de problema? —pregunto—. ¿Lo puedes solucionar? ——En la otra sede hay alguien hackeó el sistema, fui a verlo pero el estúpido a cargo no quiere que yo esté ahí, solo quiere hablar contigo, tienes que venir —dice, aprieto la mano enojada, estábamos aún en el centro, Roberta me mira preocupada.—¡Qué imbécil! —digo.—Lo siento hermana, pero no puedo arreglarlo, tienes que venir ya, acabo de comprarte un boleto de avión que sale en una hora y media más —dice. Mi cena con Adrien.—Está bien, iré —digo cortando, un mail me llega a mi correo, cuando lo abro me doy cuenta que es el pasaje.—¿Qué paso? —pregunta Roberta.—Hay u