Íbamos en camino al departamento de Adrien, habíamos conversado mucho y él me había invitado a tomar una última copa, por supuesto no me negué, sabía lo que significaría tomar una copa y estaba más que de acuerdo con ello.
—Eres la segunda mujer que más ha venido a mi departamento —dice Adrien sonriendo, yo lo miro enarcando una ceja.
—¿Ah sí? —
—Si, la primera es mi madre —dice, yo asiento sonriendo, porque claro, él tenía una madre.
—Me cuesta creerlo —digo, él me queda mirando, y para mi sorpresa, asiente con la cabeza.
—Lo sé, eres una mujer desconfiada, que se cierra al amor —dice.
—Pero no al sexo —digo sonriendo, él sonríe.
—A pesar de todo veo que sabes cómo disfrutar la vida —dice, yo asiento.
Las manos de Adrien en mi cabello mientras me lo hacía, no me dejaba abrir los ojos, él sabía perfectamente cómo me gustaba, y yo era una mujer que le gustaba dominar y ser dominada en la cama, solo en la cama, la forma tan varonil con que Adrien me tocaba, me agarraba, me tenía ardiendo.—¿Así te gusta nena? —pregunta, comienza a hacer sus embestidas más fuerte y solo puedo asentir—. Debes decirme, si no tendré que parar —dice, deja de moverse, frunzo el ceño, Adrien me pega hacia él, siento sus labios en mi oído.—Si, si me gusta —logro decir, puedo sentir la sonrisa de Adrien en mi cuello, comienza a moverse nuevamente, y casi en ese momento alabe a dios por esta mágica sensación, y yo que no soy religiosa, ahora está pidiendo que Adrien nunca se detuviera.—Contesta por favor —la voz adormilada
—¿Se bañaron juntos? —me pregunta Roberta sorprendida. Yo asiento encogiéndome de hombros, ella abre más los ojos—. ¡Tú nunca lo habías hecho! —grita, yo cierro los ojos, había pensado tanto que me estaba empezando a doler la cabeza.—No grites —le pido, ella se tapa la boca y asiente—. Me duele la cabeza de tanto pensar —le digo, ella rueda los ojos, se sienta a mi lado en el sofá.—¿Por qué piensas tanto?, ese es tu mayor defecto —dice, yo apoyo mi cabeza en el respaldo del sofá y cierro los ojos.—Mi don, mi maldición —digo riendo, Roberta ríe también.—¿A qué le tienes miedo? —me pregunta, yo suspiro.—No quiero enamorarme, yo soy una mujer muy centrada en su trabajo, no tengo tiempo para estar saliendo —digo.—Mmm, no lo
—Espero que le acomode esta oficina —me dice Adrien cuando abre la puerta y ambos entramos, yo me doy vuelta a mirarlo, dejo mi bolso en la mesa y me afirmo con una mano en el asiento.—Si, me agrada la vista, así que muchas gracias —digo, él asiente—. Bueno, si necesitas algo estaré en mi oficina —dice, yo asiento.—Está bien, y gracias —digo, él asiente sonriendo.—No hay problema, además admito que me gusta mucho que estés aquí, ya sabes para conocer mejor a mi socia —dice, yo levanto una ceja divertida.—Creo que ya nos hemos conocido bastante —digo, Adrien se encoge de hombros.—Nunca terminas de conocer a alguien —dice, yo asiento, dicho esto sale de la sala, es verdad, nunca se termina de conocer a las personas, pero según yo, necesitabas toda la vida para eso. A lo largo de nuestra vida pasamos p
Sus labios se sentían tibios sobre los míos, era algo mágico que nunca había sentido antes, al ver que yo seguía su beso con la misma delicadeza, Adrien puso ambas manos en mi cintura acercándome más a él. Nos estábamos besando frente a todo París, ¿podía ser más romántico?, no lo creo, pero la verdad es que todo con Adrien era romántico, él era un romántico.—Tus labios son muy suaves —dice susurrando, yo asiento sonriendo mientras me paso la lengua por los labios.—Me los exfolio —digo, Adrien se pone a reír muy fuerte y me abraza hacia él, el olor de su perfume inunda mis fosas nasales, cierro los ojos y le devuelvo el abrazo.—Hueles muy rico, ¿te exfolias el cuerpo también? —pregunta, yo sonrío y asiento.—Si, pero el olor es de mi perfume —digo, &eacu
—Tenemos un problema —dice Julián cuando contesto, cierro los ojos.—¿Qué clase de problema? —pregunto—. ¿Lo puedes solucionar? ——En la otra sede hay alguien hackeó el sistema, fui a verlo pero el estúpido a cargo no quiere que yo esté ahí, solo quiere hablar contigo, tienes que venir —dice, aprieto la mano enojada, estábamos aún en el centro, Roberta me mira preocupada.—¡Qué imbécil! —digo.—Lo siento hermana, pero no puedo arreglarlo, tienes que venir ya, acabo de comprarte un boleto de avión que sale en una hora y media más —dice. Mi cena con Adrien.—Está bien, iré —digo cortando, un mail me llega a mi correo, cuando lo abro me doy cuenta que es el pasaje.—¿Qué paso? —pregunta Roberta.—Hay u
—Bueno, descubrimos por la mañana que un hacker, o algo por el estilo, se había infiltrado en el sistema —dice él moviendo las manos, yo levanto una ceja esperando que continúe pero no lo hace.—¿El equipo informático lo soluciono? —pregunto, él asiente sonriendo, miro hacia Julián y cierro los ojos.—El equipo informático lo soluciono y creo aún más protección para el sistema —dice, abro los ojos y lo miro.—¿Por qué no acepto que mi hermano viniera a revisar? —pregunto, él nos mira a ambos.—Bueno, usted es la gerenta —dice, yo niego.—Él también lo es, y lo sabe, me hizo venir hasta aquí a resolver un problema que ya estaba resuelto, y no solo eso si no que además le faltó el respeto de una forma impresionante a su jefe, eso no es tolerado en
Estaba arreglándome en mi casa, se sentía muy silenciosa, y por primera vez no me hizo sentir bien, el hecho de que había estado tan acompañada estos últimos días me había hecho darme cuenta de que estar sola en realidad no me hacía sentir bien, echaba de menos la presencia de Adrien, teniendo en cuenta que cada día casi dormíamos juntos, los gritos de Roberta, la verdad solo quería volver a París.Mi celular suena, es una llamada de Roberta.—¡Hola primor! ¿Cómo estás? ¿Pudiste solucionar el problema? —pregunta apenas contesto, yo sonrío y me siento en la cama para hablar con ella, aún tenía tiempo para terminar de arreglarme.—Si, ya está todo arreglado —digo.—Que bueno, ¿Cuándo te vienes? ——Yo creo que mañana o pasado, ya que quiero revis
Esa mujer definitivamente me tenía loco, y es que yo nunca me había sentido así, pensaba cada minuto en ella, es tan inteligente, tan hermosa, había mucha química entre nosotros, ambos podíamos sentirlo, pero ella era muy obstinada, se negaba a tener algo conmigo. Yo entendía que vivíamos un poco lejos, pero si ella quisiera podríamos buscar una solución a eso, yo era de ese tipo de personas que siempre podía encontrar una solución, solo necesitaba que ella cediera, y era muy obstinada y probablemente me costaría un poco, pero no me daría por vencido.Agatha es de esas mujeres que uno se encuentra una sola vez en la vida.Había sido un evento muy desafortunado el hecho de que ella tuviera que volver, y solo había pensado en el miedo que sentí de que ella ya no volviera, pero cuando hablamos y me dijo que volvería, la sent&iacut