Capítulo 56

Dos semanas transcurrieron desde la fatídica tarde en que Levy se presentó en su casa reclamando conocer si era el padre de Ben, y nada más había sucedido. Meg vivía agobiada, con el corazón agarrotado, y el estómago perpetuamente incapaz de procesar nada sólido; tal era su nerviosismo, tanto por el estado de salud de su padre, como por la posibilidad de que Levy le quitara la custodia de su hijo, que ese día cuando llegó al hospital para cuidar de su padre, recibió una severa mirada de su madre, que no pudo reprimirse y le dijo:

- Meg, si sigues perdiendo peso van a tener que hospitalizarte a ti también, tus mejillas han comenzado a hundirse, y tienes los ojos siempre rojos, ¿qué está pasando?

- Mamá.-  respondió ella, evitando preocupar a su ya agobiada madre.- no es nada grave, es que con la situaci&oa

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