Sally se despertó aquel día alarmada, era viernes, y ese día no tenía clases que impartir en el gimnasio, y por tanto, su alarma despertador no había sonado esa mañana, sin embargo algo la había hecho perder el sueño. Pensó que sería la costumbre, pues la rutina ya había calado en su vida, y volvió a acostarse, intentando conciliar el sueño. Pasó así varios minutos, hasta que al fin una idea vino a su mente, y volvió a incorporarse como si en su interior se hubiera activado un resorte.
Cogió su teléfono móvil, lo desbloqueó, y buscó la aplicación con la que desde hacía más de un año controlaba su periodo. En la aplicación, el día en que le tenía que bajar la regla aparecía marcado con un puntito rojo, y todos los meses ese día coincidía a la perfección con el día en que realmente había sucedido; sin embargo, en ese mes, había algo diferente. El puntito correspondiente al día estaba marcado con su puntito rojo, pero nada había sucedido en su cuerpo.
Se palpó los pecho
Servando abrió la puerta desconcertado, no esperaba a Sally tan pronto; pues al ser el día libre de la mujer, habían quedado en verse para cenar aquella noche. - ¡Qué inesperada sorpresa! - Hola, Servando, siento molestarte tan temprano. - No digas tonterías, tú nunca molestas. De hecho, ya que estás aquí, me gustaría preguntarte si quieres cenar sushi de nuevo. - No creo que pueda,a decir verdad. - ¿Qué sucede, Sally? ¿He hecho algo que te haya molestado? ¿Por qué no pasas y hablamos dentro? Sally lo siguió al interior de la vivienda, que al contrario que la casa de sus padres, estaba decorada con un estilo muy minimalista. Se admiró del buen gusto con el que Servando había escogido los muebles, y admiró un para de esculturas de mármol que adornaban el salón. Y finalmente, cuando se sintió preparada para enfrentar la situación, se giró, tomó asiento en uno de los sofás de color blanco, y miró fijamente a Servando, intentado adivinar c
Ronda se sorprendió al recibir un aviso para que acudiera a la sala de visitas, pues ella no esperaba a nadie. Acudió pensando que tal vez fuera su abogado, aunque eso hubiera sido una verdadera sorpresa, porque como era un abogado de oficio, apenas tenía tiempo para ocuparse de su caso.Pero una vez llegó a la sala de visitas, el destino volvió a sorprender a con la visita de Marlon, al que no esperaba volver a ver, al menos no tan pronto.- ¿Marlon? ¿Qué haces tú aquí?- Es mi día libre en el hospital, y he pedido permiso para venir a visitarte.- Te lo agradezco, aunque después de la última visita, no creí que te quedaran dudas sobre tu vida pasada.- Es que no vengo por ese motivo.- ¿Entonces? ¿Por qué has venido?- Por tu encargo, quería decirte que lo he cumplido.A Ronda se le iluminó la c
Sally se visitó, se puso tan guapa como pudo, y decidió darle una sorpresa a Servando; aunque habían quedado en que él la recogería en su casa, ella decidió que iría de improviso, y lo seduciría antes de salir de camino a la ciudad. Ella normalmente no era dada a este tipo de sorpresas, pero aún no había contado en su casa que pensaba mudarse próximamente, y lo cierto es que quizá era eso lo que la llevaba a actuar tan impulsivamente.Como iba vestida de gala, y con tacones altos, decidió acudir en coche a casa de Servando, lo dejaría allí aparcado, y ya lo rcogería al día siguiente.En cuanto llegó a la casa, le soprendió no ver luces encendidas a través de las ventanas, pero pensó que quizá él estuviera en el baño, y hubiera dejado el resto de la casa a oscuras. Se acercó a la entrada, toc&oacut
Unos días más tarde, Sally se observó en el espejo del recibidor de su casa. Iba completamente vestida de negro, dispuesta a salir en unos minutos en dirección a la iglesia más cercana, donde se oficiaría una misa por Servando.Sally recordó con impotencia aquella fatídica noche, con la llegada de los servicios de emergencias, que no pudieron hacer otra cosa, salvo certificar la muerte del hombre al que amaba. Recordó que los médicos de la ambulancia también la habían atendido a ella, y como le pusieron un calmante que la dejó dormida. Desafortunadamente, los calmantes no eran uficientes para dejarla dormida durante más tiempo, y se veía obligada a pasar por aquella situación horrible, y que no entendía. ¿Acaso no había sufrido ya suficiente en su vida? ¿Cómo podía la vida ser tan cruel como para arrebatarle de nuevo al hombre que amaba?Dos horas después, fatigada,y sedienta llegó a casa de los padres de Servando, los que serían los abuelos de su nuevo hijo, pero que aún no sabían qu
Meg se despertó aquel día con olor a café y bacon, y no pudo hacer otra cosa que escuchar el rugido de hambre de su estómago. Se levantó de la cama de un salto, se puso su batín para salir del cuarto, y se sorprendió de que estuvieran cocinando Levy y Ben juntos.- Vaya, mis dos cocineros favoritos, ¿a qué debo la sorpresa?- Menos mal que te has despertado, mamá, creí que llegábamos tarde.- ¿Tarde? Pero ¿adónde podríamos llegar tarde?- Sssshhh- dijo Levy, y Ben se tapó la boca con las manos.- Ahora toca desayunar, y ya sabéis los dos que el desayuno es la comida más importante del día.Meg, que estaba hambrienta después de la noche de sexo salvaje de la que había disfrutado con Levy, se comió todo lo que su marido colocó en su plato, y cuando sintió que ya no podía más, tuvo que pedirle que parara de servir comida.- Si me como una loncha de bacon más, explotaré, eso te lo puedo asegurar.- Bueno, entonces es el momento de que te cambies de ropa, porque nos vamos a un sitio.- ¿Un
Sally salía de su última revisión ginecológica con una sonrisa pintada en el rostro por la noticia de que el bebé que esperaba era una niña, cuando se encontró con Marlon frente a ella.- ¡Marlon! ¡Qué sorpresa verte por aquí! ¿Qué haces por el centro de la ciudad? A ti no te suele gustar caminar por la ciudad.- ¡Oh, vaya! ¿En serio? Ahora me gusta, supongo que es otro cambio que he experimentado desde que salí del coma. ¿Y tú? - He ido al ginecólogo, tenía una cita.- ¡Ah, claro! Espero que estés bien.- Si, es algo rutinario.- Sally iba a callarse en ese momento, pero entonces decidió que Marlon era el padre de su hijo, y que tarde o temprano, descubriría la verdad,así que, apresurada, añadió una frase que cambió la expresión de Marlon.- es que estoy embarazada.- Enhorabuena, aunque bueno, supongo que es una situación agridulce para ti, puesto que el padre del bebé debe de ser Servando. Lamento que hayas tenido que pasar por algo así, te merecías tener un poco más de suerte.- Gr
Un año después- ¡Levyyyyyy!- gritó Meg desde la cocina, para que su marido la escuchara desde la parte de atrás de la casa, donde se encontraba realizando labores de limpieza del jardín y de la piscina. Él acudió corriendo, y entró jadeante en la sala.- ¿Qué ocurre, mi amor?- Siento haberte asustado, es que con esta barriga inmensa no soy capaz de abrocharme las zapatillas, y es el único calzado que aún puedo ponerme. Además, tu hermano y Sally deben de estar a punto de llegar, y no quiero que me vean descalza.Meg se señaló la hinchada barriga de embarazada, y Levy le sonrió comprensivo; estaba bastante quejica, y le pedía muchas cosas, pero a él no le importaba, porque disfrutaba de ver aquel vientre hinchado, aún cuando agriara un poco el carácter de su esposa.-Es que no entiendo porqué los has invitado a comer cuando estás a menos de dos semanas de tu fecha de parto, ya sabes que en los embarazos múltiples es difícil llegar hasta la última semana.- Pero, cariño, Sally me dijo
Ronda llevaba más de un año sin saber nada de Andy Mc Abott, ni siquiera las funcionarias de prisiones se habían prestado a darle ninguna información sobre él, por lo que lo imaginó fuera de aquella prisión, viviendo su vida, sin acordarse de la egoísta Ronda que lo había seducido para conseguir privilegios, y después había terminado por caer en su propia trampa.Aquel día, que para Ronda era como cualquier otro, cambió cuando recibió una carta que no esperaba. No es que recibiera mucha correspondencia, pues ni su familia, ni sus antiguos amigos querían saber nada de ella, ahora que había caído en desgracia. Así que cuando le entregaron el pulcro sobre blanco sin remite, lo abrió cuidadosamente, y sacó de su interior dos cuartillas escritas con tinta azul, y exquisita caligrafía.“Querida Ronda. He necesitado que pasara un año entero para que mi alma te perdonara, y ahora sé que no eres del todo culpable de lo sucedido. Yo me dejé engatusar, caí en tus redes, aún cuando sabía que eras