Bueeeeeno, aquí tienen el segundo capítulo del día!! Besos y muchas gracias por leer.
Jason Estar en la empresa y controlar que todo se esté haciendo de la manera correcta es uno de mis más grandes placeres , por eso esas dos semanas de incapacidad me estaban enloqueciendo, trabajar desde casa no es lo mio. Puede que para algunos eso me vuelva un maniático del trabajo, pero eso es lo que me ha llevado a estar en el puesto número uno por más de tres años seguidos y no pienso dejar que llegue otro a bajarme. Por eso, cuando mi bandeja de entrada suena anunciando que ha llegado un correo voy de inmediato a revisar, sin embargo siento como mi ceño se frunce cuando me percato que el emisor no es otro que la empresa automovilística de Lorena. Con rapidez abro el correo y a medida que voy leyendo siento como la rabia empieza a hacerse presente junto con la indignación, no puedo creer el nivel de descaro de esos dos. Al parecer me están invitando al lanzamiento de su nuevo vehículo de última tecnología que se estará celebrando el fin de semana. —No puedo creerlo… —¿Qué n
Jason Con paso decidido, conduzco a Hanna por los amplios pasillos de mi empresa, señalando las diferentes áreas y departamentos mientras le explico cómo funciona cada uno Lo que más quiero es que ella vea que aquí tiene una gran oportunidad para crecer en el campo laboral. —Aquí está el departamento de Investigación y Desarrollo, donde se llevan a cabo proyectos innovadores para crear tecnología de vanguardia. Es el corazón de nuestra empresa y el lugar donde se generan las ideas más revolucionarias. Hanna asiente, mostrando su interés y curiosidad por el proceso creativo que se lleva a cabo en ese departamento. — Debe ser emocionante trabajar en un lugar donde se impulsan constantemente los límites de la tecnología. — ¡Exacto! Esa es una de las cosas que más me apasiona de mi trabajo. Pero ahora a lo que vinimos, déjame mostrarte el departamento de Relaciones Públicas y Comunicaciones. Nos subimos nuevamente al ascensor y cuando estamos en el piso 5 nos bajamos y yo abro mis
Hanna Tal como le dije a Jason estoy decidida a emprender mi camino fuera de la revista. Finalmente he terminado de escribir mi artículo y siento como los nervios se apoderan de mí mientras camino hacia la oficina de Mila sosteniendo los dos documentos. Mi escrito y mi carta de renuncia. Hoy es el último día que haré parte de Los Ángeles Times. Debo admitir que luego del inconveniente que hubo en la entrada de la revista hace algunos días, las cosas se han calmado un poco, sin embargo sigo cansada de estar a la defensiva en todo momento, esperando que el ataque llegue. Camino a paso decidido sintiendo las miradas curiosas de mis compañeros hasta que llego a la puerta y doy dos toques en esta. —Adelante— la voz suave de Mila se escucha desde adentro y llenándome de valor me obligo a entrar. —Buenos días, jefa— le digo, apretando con fuerza las hojas contra mi pecho. Ella levanta la mirada de su computadora y al verme me regala una sonrisa, entonces sus ojos se posan en los papel
Jason —¡¿POR QUÉ QUIERE JODERME ASÍ?! La indignación y la rabia es lo único que siento ahora mismo. No puedo creer que mi padre pudo llegar tan lejos solo para joderme. Vender mis ideas, mis prototipos, ¡ALIARSE CON LA M*****A COMPETENCIA! —No sabemos si fue él— la voz de Hanna se filtra en medio de mi nube de rabia y cuando la veo noto sus ojos grises abiertos y preocupados— El que estuviera ahí lo hace sospechoso, si, pero no es una prueba. Sus palabras lejos de calmarme lo que consiguen es que mi frustración sea mayor, porque resulta que ahora debo empezar una segunda cacería de brujas, justo cuando pensé que toda esa m****a ya había sido solucionada. —Yo sé que fue él— digo con los dientes apretados—Y cuando lo pruebe ¡Voy a encargarme de que se pudra en el hueco más recóndito del infierno! El jadeo que sale Hanna y la forma en que retrocede debería ser una alerta para que me calme, pero ahora mismo todo lo veo rojo, por lo que sin poder contenerme, de un solo movimiento arro
Jason Las cosas con Hanna no han estado bien. Desde que todo lo del robo pasó mi genio ha empezado a ser más voluble de lo normal y suelo explotar con cualquier cosa y eso fue lo que pasó hace una semana cuando la grité. La tensión en el apartamento se ha vuelto palpable desde aquel incidente donde actué como imbécil. No puedo evitar notar su actitud distante, como si estuviera guardando cierta distancia para protegerse. Me siento perdido, sin saber cómo acercarme a ella sin lastimarla más. Mientras estoy en la sala, mi mirada cae sobre una revista que Hanna dejó hace unos días. Curioso, la tomo en mis manos y veo que su artículo ha sido publicado. Un sentimiento de orgullo y arrepentimiento me embarga. Me siento como un idiota por no haberle dicho nada antes y haber reconocido su logro. Sin embargo, también lo veo como una oportunidad perfecta para tomar valor y para acercarme a ella y felicitarla. Con lentitud abro la puerta de la habitación y ahí está ella vistiendo su conju
Hanna El cumpleaños de Jason está a la vuelta de la esquina. Solo faltan tres días y yo todavía no he encontrado qué regalarle, pero es que ¿Qué le das a alguien que puede comprarse todo? Eso me está volviendo loca. Hay varias ideas rondando mi mente pero cada una es más descabellada que la anterior, por eso he pedido refuerzos. Estoy en el apartamento esperando que Steph llegue por mí para salir a buscar el regalo y ponernos al día. Jason está teniendo “un momento de chicos” con Alex que sé que lo necesita, porque aunque le ha bajado el estrés y las cosas entre los dos han estado mucho mejor, casi tan bien como antes, se que la preocupación sigue presente cada día. Estoy terminando de ponerme los zapatos cuando escucho el sonido del ascensor anunciando que alguien ha llegado, por lo que prácticamente corro hacia la sala para felicitar a mi amiga por su puntualidad, pero me quedo de piedra cuando en lugar de verla me encuentro frente a la imponente figura del padre de Jason. El ho
Jason Mientras más escucho a Hanna repetir nuevamente delante de todos lo que me dijo ayer, más confundido me siento y creo que a estás alturas estoy en todo mi derecho de no confiar en nada que venga del hombre que dice ser mi padre. Sin embargo, parece que soy el único que piensa que todo esto es una trampa armada por él, uno más de sus juegos. —No puedo creer que estemos tan siquiera considerando creer algo que haya salido de su boca— digo, interrumpiendo las palabras de Hanna. La rubia me mira de inmediato con el ceño fruncido y una expresión molesta que me hace saber que mi intervención no le ha gustado ni un poco, pero ¡Alguien tenía que decirlo! Mis ojos se van hacia donde el abuelo se encuentra sentado en el sofá, él ha permanecido en silencio todo el momento que Hanna ha contado lo ocurrido ayer, pero sé que si hay alguien que debe estar de acuerdo conmigo, entonces ese es él. —Yo hablé con él, Jason —dice la gatita, antes de que pueda hablar—, no estoy diciendo que tú
Hanna Jason sale del despacho de su padre casi una hora después de haber entrado, por sus ojos enrojecidos y lo apretada que trae la quijada puedo deducir que las cosas no están para nada bien. Su madre, quien había permanecido en silencio a mi lado, más recta que una varilla, se pone en pie al verlo y camina a paso acelerado hasta que llega donde él y lo toma del rostro. Creo que esta es la primera vez que veo un gesto maternal de su parte, por lo que decido quedarme sabiamente callada. —¿Estás bien?— pregunta la mujer escrutando el rostro de Jason con detenimiento. El pelinegro pone ambas manos en los hombros de su madre y en menos de un parpadeo la atrae hacia su cuerpo en un abrazo, que creo ha dejado sorprendidos a todos los presentes, incluido su padre que acaba de aparecer en escena. —Si, estoy bien— le dice el pelinegro— Pero necesito que prestes atención— continua separandose—A partir de mañana tendrás seguridad las 24 horas, no puedes salir sin ellos ¿De acuerdo? —¿Qué?