Problemas en el paríso :( Muchas gracias por leer!!
Jason Las cosas con Hanna no han estado bien. Desde que todo lo del robo pasó mi genio ha empezado a ser más voluble de lo normal y suelo explotar con cualquier cosa y eso fue lo que pasó hace una semana cuando la grité. La tensión en el apartamento se ha vuelto palpable desde aquel incidente donde actué como imbécil. No puedo evitar notar su actitud distante, como si estuviera guardando cierta distancia para protegerse. Me siento perdido, sin saber cómo acercarme a ella sin lastimarla más. Mientras estoy en la sala, mi mirada cae sobre una revista que Hanna dejó hace unos días. Curioso, la tomo en mis manos y veo que su artículo ha sido publicado. Un sentimiento de orgullo y arrepentimiento me embarga. Me siento como un idiota por no haberle dicho nada antes y haber reconocido su logro. Sin embargo, también lo veo como una oportunidad perfecta para tomar valor y para acercarme a ella y felicitarla. Con lentitud abro la puerta de la habitación y ahí está ella vistiendo su conju
Hanna El cumpleaños de Jason está a la vuelta de la esquina. Solo faltan tres días y yo todavía no he encontrado qué regalarle, pero es que ¿Qué le das a alguien que puede comprarse todo? Eso me está volviendo loca. Hay varias ideas rondando mi mente pero cada una es más descabellada que la anterior, por eso he pedido refuerzos. Estoy en el apartamento esperando que Steph llegue por mí para salir a buscar el regalo y ponernos al día. Jason está teniendo “un momento de chicos” con Alex que sé que lo necesita, porque aunque le ha bajado el estrés y las cosas entre los dos han estado mucho mejor, casi tan bien como antes, se que la preocupación sigue presente cada día. Estoy terminando de ponerme los zapatos cuando escucho el sonido del ascensor anunciando que alguien ha llegado, por lo que prácticamente corro hacia la sala para felicitar a mi amiga por su puntualidad, pero me quedo de piedra cuando en lugar de verla me encuentro frente a la imponente figura del padre de Jason. El ho
Jason Mientras más escucho a Hanna repetir nuevamente delante de todos lo que me dijo ayer, más confundido me siento y creo que a estás alturas estoy en todo mi derecho de no confiar en nada que venga del hombre que dice ser mi padre. Sin embargo, parece que soy el único que piensa que todo esto es una trampa armada por él, uno más de sus juegos. —No puedo creer que estemos tan siquiera considerando creer algo que haya salido de su boca— digo, interrumpiendo las palabras de Hanna. La rubia me mira de inmediato con el ceño fruncido y una expresión molesta que me hace saber que mi intervención no le ha gustado ni un poco, pero ¡Alguien tenía que decirlo! Mis ojos se van hacia donde el abuelo se encuentra sentado en el sofá, él ha permanecido en silencio todo el momento que Hanna ha contado lo ocurrido ayer, pero sé que si hay alguien que debe estar de acuerdo conmigo, entonces ese es él. —Yo hablé con él, Jason —dice la gatita, antes de que pueda hablar—, no estoy diciendo que tú
Hanna Jason sale del despacho de su padre casi una hora después de haber entrado, por sus ojos enrojecidos y lo apretada que trae la quijada puedo deducir que las cosas no están para nada bien. Su madre, quien había permanecido en silencio a mi lado, más recta que una varilla, se pone en pie al verlo y camina a paso acelerado hasta que llega donde él y lo toma del rostro. Creo que esta es la primera vez que veo un gesto maternal de su parte, por lo que decido quedarme sabiamente callada. —¿Estás bien?— pregunta la mujer escrutando el rostro de Jason con detenimiento. El pelinegro pone ambas manos en los hombros de su madre y en menos de un parpadeo la atrae hacia su cuerpo en un abrazo, que creo ha dejado sorprendidos a todos los presentes, incluido su padre que acaba de aparecer en escena. —Si, estoy bien— le dice el pelinegro— Pero necesito que prestes atención— continua separandose—A partir de mañana tendrás seguridad las 24 horas, no puedes salir sin ellos ¿De acuerdo? —¿Qué?
Jason Embarazada, Hanna está embarazada. Mi cerebro se niega a asimilar la situación, parece que las cosas están explotando todas al mismo tiempo y siento que estoy a punto de perder la m*****a cordura. Creí que el tema de mi padre iba a ser la última de las sorpresas, pero ahora esto… ¿Hace cuanto lo sabe? ¿Por qué no me lo había dicho? Estoy caminando de un lado a otro de la cafetería del hospital postergando el momento de ir a ver Hanna porque no sé ni cómo voy a reaccionar y lo último que quiero es arruinarlo. Sin embargo, me siento engañado, tengo derecho a saberlo, por Dios, no es ella la única implicada y ¿qué tal si Steph no me lo dice? Pudieron haberle puesto algo que dañara al bebé, pude haberlo arruinado. Estoy a punto de dar nuevamente la vuelta al lugar, cuando la figura de Alex aparece enfrente mio. Mi amigo me está viendo con el ceño fruncido, lo que hace que de inmediato me ponga a la defensiva. —¿Qué pasa?— le digo y él niega con la cabeza antes de acortar el espa
Hanna Tengo los ojos hinchados de tanto llorar. No se exactamente cuanto tiempo ha pasado desde que Jason salió por esa puerta, pues me he negado a recibir más visitas, no quiero ver a nadie, no quiero escuchar a nadie volver a decirme que él está pasando por un momento de sorpresa, porque si bien eso puedo entenderlo, eso no quita el hecho de que haya actuado como un imbécil. Con mucho cuidado retiro las sábanas de mi cuerpo y me voy poniendo en pie, hace poco me han quitado el suero de mi mano por lo que puedo moverme con libertad. Mis ojos buscan mi ropa y la encuentro doblada arriba del pequeño buró de la esquina, por lo que acelerando el paso la tomo entre mis manos y me meto en el baño para cambiarme y poder irme de aquí. Cinco minutos después estoy terminando de calzarme mis zapatos cuando escucho, en alguna parte del cuarto, mi celular sonar con insistencia, camino de un lado a otro hasta que finalmente lo encuentro junto con mi bolso y demás pertenencias, pero para ese ent
Jason Me encuentro sentado en la cafetería del hospital, junto a mi abuelo. Sus ojos llenos de sabiduría y preocupación me miran fijamente, como si pudiera leer mis pensamientos. Me siento inquieto, atormentado por la situación con Hanna y el miedo que me consume. —Jason, dime la verdad—, dice mi abuelo con su voz grave y reconfortante. —¿Por qué estás tan asustado sobre el embarazo de Hanna? ¿No la amas lo suficiente para enfrentar esta situación juntos? Mi corazón se contrae al escucharlo y sin siquiera dudarlo niego en su dirección, porque solo pensar en un escenario en el que no estoy con Hanna me aterra. —La amo, claro que la amo— digo, antes de agregar —Es solo que son demasiadas cosas en poco tiempo, me siento sobrepasado. —No me mientas, muchacho y no te mientas a ti mismo, sé que hay algo más detrás de tu actitud, así que dieme ¿Qué es lo que pasa? Tragando en seco, alejo momentáneamente la mirada de mi abuelo, antes de hablar. —Hay una amenaza sobre nosotros, mi padre
Hanna Nada más despertar me alisto para ir nuevamente al hospital y ver a Chris, pues en la madrugada mi madre por poco me saca a patadas y mejor ni hablar de la manera en que reaccionó cuando le dije que me llevaría a Chris. Dejando salir un suspiro, tomo mi celular y no puedo evitar revisar las llamadas, solo para darme cuenta que desde ayer que aparecieron las mas de diez llamadas perdidas de Jason, no he vuelto a tener más nada de él. Me debato entre si debo o no regresarle las llamadas y sintiendo las manos temblar, decido que lo mínimo que puedo hacer luego de irme de la manera en que lo hice, es eso. Sentándome nuevamente en la cama me armo de valor y oprimo la tecla de llamar, escuchando como mi pulso se dispara de solo imaginar que voy a escucharlo. Un tono, dos tonos, tres… Y la llamada se cae al buzón, haciendo que de inmediato mi corazón se encoja y miles de pensamientos pasen por mi mente, cada uno más dañino que el anterior, pero sabiendo que no puedo alterarme por