Bueno, bueno, cariñitos, déjenme saber sus impresiones, ya saben que amo leer y contestar sus comentarios! Besooos y mil gracias por leer.
Jason Embarazada, Hanna está embarazada. Mi cerebro se niega a asimilar la situación, parece que las cosas están explotando todas al mismo tiempo y siento que estoy a punto de perder la m*****a cordura. Creí que el tema de mi padre iba a ser la última de las sorpresas, pero ahora esto… ¿Hace cuanto lo sabe? ¿Por qué no me lo había dicho? Estoy caminando de un lado a otro de la cafetería del hospital postergando el momento de ir a ver Hanna porque no sé ni cómo voy a reaccionar y lo último que quiero es arruinarlo. Sin embargo, me siento engañado, tengo derecho a saberlo, por Dios, no es ella la única implicada y ¿qué tal si Steph no me lo dice? Pudieron haberle puesto algo que dañara al bebé, pude haberlo arruinado. Estoy a punto de dar nuevamente la vuelta al lugar, cuando la figura de Alex aparece enfrente mio. Mi amigo me está viendo con el ceño fruncido, lo que hace que de inmediato me ponga a la defensiva. —¿Qué pasa?— le digo y él niega con la cabeza antes de acortar el espa
Hanna Tengo los ojos hinchados de tanto llorar. No se exactamente cuanto tiempo ha pasado desde que Jason salió por esa puerta, pues me he negado a recibir más visitas, no quiero ver a nadie, no quiero escuchar a nadie volver a decirme que él está pasando por un momento de sorpresa, porque si bien eso puedo entenderlo, eso no quita el hecho de que haya actuado como un imbécil. Con mucho cuidado retiro las sábanas de mi cuerpo y me voy poniendo en pie, hace poco me han quitado el suero de mi mano por lo que puedo moverme con libertad. Mis ojos buscan mi ropa y la encuentro doblada arriba del pequeño buró de la esquina, por lo que acelerando el paso la tomo entre mis manos y me meto en el baño para cambiarme y poder irme de aquí. Cinco minutos después estoy terminando de calzarme mis zapatos cuando escucho, en alguna parte del cuarto, mi celular sonar con insistencia, camino de un lado a otro hasta que finalmente lo encuentro junto con mi bolso y demás pertenencias, pero para ese ent
Jason Me encuentro sentado en la cafetería del hospital, junto a mi abuelo. Sus ojos llenos de sabiduría y preocupación me miran fijamente, como si pudiera leer mis pensamientos. Me siento inquieto, atormentado por la situación con Hanna y el miedo que me consume. —Jason, dime la verdad—, dice mi abuelo con su voz grave y reconfortante. —¿Por qué estás tan asustado sobre el embarazo de Hanna? ¿No la amas lo suficiente para enfrentar esta situación juntos? Mi corazón se contrae al escucharlo y sin siquiera dudarlo niego en su dirección, porque solo pensar en un escenario en el que no estoy con Hanna me aterra. —La amo, claro que la amo— digo, antes de agregar —Es solo que son demasiadas cosas en poco tiempo, me siento sobrepasado. —No me mientas, muchacho y no te mientas a ti mismo, sé que hay algo más detrás de tu actitud, así que dieme ¿Qué es lo que pasa? Tragando en seco, alejo momentáneamente la mirada de mi abuelo, antes de hablar. —Hay una amenaza sobre nosotros, mi padre
Hanna Nada más despertar me alisto para ir nuevamente al hospital y ver a Chris, pues en la madrugada mi madre por poco me saca a patadas y mejor ni hablar de la manera en que reaccionó cuando le dije que me llevaría a Chris. Dejando salir un suspiro, tomo mi celular y no puedo evitar revisar las llamadas, solo para darme cuenta que desde ayer que aparecieron las mas de diez llamadas perdidas de Jason, no he vuelto a tener más nada de él. Me debato entre si debo o no regresarle las llamadas y sintiendo las manos temblar, decido que lo mínimo que puedo hacer luego de irme de la manera en que lo hice, es eso. Sentándome nuevamente en la cama me armo de valor y oprimo la tecla de llamar, escuchando como mi pulso se dispara de solo imaginar que voy a escucharlo. Un tono, dos tonos, tres… Y la llamada se cae al buzón, haciendo que de inmediato mi corazón se encoja y miles de pensamientos pasen por mi mente, cada uno más dañino que el anterior, pero sabiendo que no puedo alterarme por
Jason 72 horas, ese es el tiempo que ha pasado desde la última vez que vi a Hanna. Dios la última que hablé con ella lo único que hice fue escribirle un escueto “Esperame” y desde entonces ni he tenido tiempo de llamarla. Tampoco sé cómo explicarle todo lo que ha pasado en tan poco tiempo. Y es que en las últimas 72 horas he tenido que reunirme, no solo con mi padre a quien solo tengo ganas de golpear, sino que además hemos tenido que involucrar nuevamente al detective por todo el tema de la amenaza, pero eso no es lo peor. Lo peor es que el maldito detective me diga que llevan tres años investigando a la familia Hamich por lavado de activos y malversación de fondos, que, aunque están cerca de capturarlos, al parecer nosotros nos hemos vuelto punto clave en su investigación. Y es por eso que nos encontramos nuevamente reunidos, para organizar el plan que hemos trazado. —¿Ya sabe lo que debe hacer cuando los vea?— pregunta el detective a mi padre. Pues él se ha convertido en nues
Hanna Esta mañana mi celular no ha dejado de sonar desde que me desperté anunciando notificación tras notificación, sin embargo he estado tan ocupada tratando de conseguir un maldito abogado eficiente en esta ciudad, y que no me cobre un riñón, que no he podido revisar nada. Aprovecho que he salido del hospital y busco una cafetería en la cual merendar algo y una vez sentada me permito ir abriendo todo lo que me llegó, sin embargo en el instante en que lo hago me arrepiento y siento que el suelo bajo mis pies comienza a moverse. Es Jason, Jason saliendo de un lujoso restaurante llevando del brazo a… A Lorena. No consigo entender nada de lo que estoy viendo, mis dedos se mueven con rapidez por la pantalla y veo cómo los medios solo hablan del nuevo amor del CEO y como la rubia parece haber quedado en el olvido. ¿Me ha olvidado? Puedo sentir mis ojos llenarse de lágrimas y como mi garganta se cierra debido al llanto que quiere salir. Con dedos temblorosos abro nuevamente el último me
Jason Una semana, ha pasado una m*****a semana desde que Alex se fue para Londres y aunque tenerlo a él allá me ha dado una tranquilidad inmensa, las ganas de ver a Hanna solo han incrementado. Mi amigo me dice que ella ha evitado hablar por completo de mí y yo no sé cómo tomarme eso y el hecho de que sigan saliendo fotos mías con Lorena no ayuda para nada, pues sé que el médico le dijo a la gatita que debía mantenerse lo más tranquila posible. Sin embargo, parece que el día del golpe ha llegado, el detective está dando las últimas indicaciones a mi padre y veo como oculta en uno de los botones de su camisa una cámara miniatura que nos permitirá ver todo lo que ocurra en la reunión. —Muy bien señor Thompson, ¿tiene claro todo lo que debe hacer? Mi padre se ve muy nervioso y puedo entenderlo, hoy es el día en el que por fín, el viejo maldito de Hamich junto a Lorena han aceptado ver al dichoso recomendado de mi padre para hacer negocios, luego de haberlo investigado por completo.
Hanna La última semana ha sido un sube y baja de emociones. Para empezar descubrí que Alex tiene una carpeta con toda la información de lo que sucedió en mi vida hace más de 10 años y cuándo digo todo, me refiero a todo. Los golpes a mi madre, el abuso del alcohol, las agresiones todo lo que ese hombre nos hizo está evidenciado en esas carpetas, incluso hay información médica de las veces que mi madre tuvo que ingresar de urgencias y de las pocas veces que yo fui golpeada por él. Sinceramente me asusta pensar cómo es posible que en menos de 48 horas un detective privado pudiera haber encontrado todo esto y eso sin contar con que nos ha dado un itinerario de cuál es la rutina diaria de mi padrastro, lo cuál demuestra, tal como Alex dijo, que no ha cambiado. El detective ya ha recibido toda la información y aunque técnicamente ahora mismo solo nos queda esperar, Alex insiste en poner la trampa. —No sé… Si ya el detective está al tanto ¿Lo mejor no sería esperar? Alex me mira con