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3. ¿Y qué novio es ese, el imaginario?

Jason

09 de julio de 2022

Un desastre. Eso es en lo que se ha convertido mi vida en las últimas 48 horas. Lo que pensé que sería una solución rápida a mis problemas con mi abuelo y la prensa, se ha convertido en un martirio. 

Todas las revistas rosas, no solo en Los Ángeles, sino en todo el maldito país, están hablando sobre la misteriosa mujer que atrapó el corazón del frío, millonario e influyente hombre de negocios. Ahora mi abuelo me tiene las bolas moradas con el tema de conocer a dicha mujer ¡que ni siquiera existe! 

Masajeo mis sienes mientras trato de pensar en una manera rápida de salir de todo este enredo, justo cuando estoy considerando inventarme alguna ruptura, mi celular suena indicando que me ha llegado un  mensaje, el nombre de Alex aparece en la pantalla. Su mensaje me llega como un salvavidas.

“Estoy en Infierno, te espero acá, se nota que lo necesitas”

Bueno, no pienso discutir eso. Sé que necesito una distracción a todo este desastre con urgencia. 

Como me lo esperaba, Alex tiene una morena en las piernas en el momento en que pongo un pie en el reservado, él ni siquiera se ha dado cuenta de que he llegado.

—Bueno, parece que no me echas mucho en falta.

Alex separa su boca de la de la morena y gira el rostro hacia mi dándome una enorme sonrisa. De inmediato palmea la pierna de la chica y esta se pone en pie para bajarse de su regazo y sentarse a su lado.

—Amigo, pensé que ya no vendrías.— me dice, haciendo que yo ponga los ojos en blanco.

—Te dije que lo haría.

Me acerco hasta ellos y me dejo caer en el sofá posterior al suyo que me da una vista completa de lo que sucede en la primera planta de la discoteca.

Siento como el asiento a mi lado se hunde y de reojo puedo ver que tengo los ojos de Alex fijos en mí. Ya me hago una idea de lo que me va a decir.

—Entonces, ¿vas a contarme quién es la mujer misteriosa?

Yo doy una mirada a la mujer que estaba antes con él y me alivia notar que esta está entretenida en su celular mientras bebe su copa de vodka. No necesito que gente indebida se entere de esto.

—Me he metido en la boca del lobo— digo y veo como mi amigo eleva ambas cejas.

—¿A qué te refieres? ¿Acaso te ha salido loca o algo así?

No puedo evitar el bufido que sale de mi al escucharlo.

—Me ha salido más bien imaginaria.

Alex frunce el ceño al escucharme y yo solamente guardo silencio esperando que sea él mismo quien descubra lo que quiero decirle.

—Me tienes que estar jodiendo, ¿te lo has inventado?

Simplemente le doy un asentimiento como respuesta y él de inmediato deja salir una carcajada enorme que solo empeora mi humor.

—Puedes callarte, m*****a sea. Tengo la m****a hasta el cuello, no es gracioso.

Mi expresión debe hacer ver que no estoy bromeando porque él deja de reír y su mirada pasa a ser seria y su voz mucho más baja que hace un momento.

—¿Qué vas a hacer? Si te retractas la prensa te va destruir y él viejo te termina desheredando.

.Tuerzo el gesto al escucharlo, porque eso ya lo sé. Sin embargo, no pensé que mi comentario fuera a escalar a esta magnitud.

Suelto un gruñido en su dirección y él ni siquiera se apiada de mí cuando deja salir la risa ante mi sufrimiento.

—No pensé que llegaría a tanto— le digo— Uno esperaría que tuvieran más cosas que hacer que meterse en la vida de los demás.

—Bueno, es su trabajo. De eso viven ¿Qué esperabas?

Su comentario me cabrea aún más porque me hace sentir estupido. Definitivamente no estaba pensando cuando cometí semejante tontería y por consiguiente ahora debo sufrir las consecuencias.

—Supongo que tendré que inventarme una ruptura con mi novia imaginaria— digo con fastidio y veo como Alex niega con la cabeza al escucharme.

—No creo que eso sea de ayuda—me dice y yo frunzo el ceño.

—¿Por qué lo dices?

 Veo como Alex duda por un segundo, antes de soltar un suspiro.

—La ruptura falsa solo hará que indaguen más en quíen era la supuesta novia, y si llegan a descubrir la mentira te pueden hundir— aprieto la quijada al escucharlo, porque eso ha sido lo que he estado pensando todo el día—Sin embargo, hay algo más que si podrías hacer.

Sus palabras consiguen de inmediato mi atención

—¿Qué cosa?

Veo que él parece tener dudas sobre si debe o no decirme, pero lo cierto es que no pienso quedarme con la duda.

—Alex, dime qué cosa.

—Podrías contratar una novia falsa.

Una novia falsa, mi primer instinto es pensar que eso es una m*****a locura. No es como si estuviéramos hablando de comprar una mascota, pero entonces él, como si leyera mis pensamientos, vuelve a hablar.

—Puedes hacer un contrato de por medio, que obviamente haría yo, tu abogado, algo que beneficie a ambos, estipular una cláusula de confidencialidad y un tiempo de ejecución, así si podrás luego hacer la ruptura.

Sus palabras me dejan totalmente mudo por un momento, porque parece que él sabe muy bien de lo que está hablando.

—Parece que hablas desde la experiencia, amigo.

Alex deja salir una carcajada y niega con la cabeza a tiempo.

—No, nada de eso. Pero creeme en esta profesión y círculo social eso no es nada del otro mundo, te digo que puede funcionar. Solo tienes que saber que puede haber consecuencias.

—¿Qué consecuencias?— pregunto con curiosidad.

—Podrías terminar enamorado de la chica.

—Eso no va a pasar, pero ¿Cómo se supone que vamos a encontrar a la chica? ¿Acaso piensas poner una vacante?

Escucho que Alex comienza a hablar, pero mi atención se desvía por completo hacia la parte inferior de la discoteca, a una chica en especial

Al principio no entiendo que es lo que tiene la chica que baila sola en la mitad de la pista, que no deja que mis ojos se aparten de ella. 

Mi mirada recorre sus piernas y va subiendo por su cuerpo sintiendo una sensación de familiaridad embargarme, pero no es solo hasta que ella se da la vuelta y su mirada se conecta con la mía cuando la reconozco.

Es ella, la pequeña altanera de las escaleras y la que me aventó los papeles en el sótano.  

Por un momento se paraliza, como si también me hubiera reconocido y joder, no se porque lo hago, pero elevo mi vaso de whisky en su dirección y le doy una sonrisa burlona.

Para mi total sorpresa ella, sin separar su mirada de la mía, empieza a balancear nuevamente sus caderas en un ritmo arrebatadoramente lento que me tiene apretando las manos en puños.

—... ¡¡Hey!! ¿Me estás escuchando?— la voz molesta de Alex me hace despegar los ojos de la pequeña provocadora para verlo a él.

—¡¿Qué?!

—Bueno, pero ¿y a ti qué te pasa? Te estoy diciendo cómo haremos para encontrar a la chica, y tú estás viendo lejos. ¿Qué era lo que veías?

Sus palabras me hacen llevar los ojos nuevamente a la pista, pero ya ella no está donde la había visto. Entonces, llevado por algún impulso me pongo en pie y me acerco a la baranda para escanear todo el lugar hasta que doy con ella.

—Ya he encontrado a la chica— digo, sin ser consciente, solo dejándome llevar— Alex, investiga a la rubia, trabaja en Los Angeles Time, has que no pueda rechazar la oferta.

Ahora si voy a cobrarme las que me has hecho, gatita.

—Estás loco de remate— dice mi amigo pero veo como saca su celular de inmediato para ponerse en ello—Y solo para dejarlo claro, he notado que es rubia.

Ignorando su comentario, salgo del reservado lo más rápido que puedo y me adentro al lugar de la pista donde la ví por última vez.

Gracias al cielo no demoro en encontrarla, sin embargo, me molesta notar que un idiota parece insistir en poner las manos en la pequeña gatita aún cuando está parece decirle que no.

Camino directo en su dirección y llego a tiempo de escuchar su conversación.

—Te he dicho que no quiero bailar y si no quieres meterte en problemas, mejor déjame en paz.— casi sonrío para mis adentros al escuchar cómo ella trata de usar una voz intimidante.

—¿Problemas? Por favor, belleza, ¿qué vas a hacer tú?— la sonrisa se borra de mi cara al escuchar al idiota y ver como la toma nuevamente de la cintura.

—¡He dicho que no, idiota! Mi… ¡Mi novio va a venir a partirte la cara así que suéltame!

Sus palabras me hacen dudar por un segundo, pero cuando veo que el idiota parece divertido, la rabia se apodera de mi.

—¿Y qué novio es ese, el imaginario?

—No imbécil, es el real que tienes detrás y voy a hacer más que partirte la cara si no la sueltas, AHORA.

Veo al idiota soltarle y girarse para toparse con mi mirada, no sé si me reconoce, pero lo veo levantar ambas manos en rendición antes de largarse casi corriendo.

De inmediato mis ojos se posan en la belleza que tengo enfrente mío y Dios, no puedo creer que esté yendo detrás de una rubia luego de haber jurado no volver a caer. 

Sin embargo, no puedo evitar sonreírle con picardía mientras me acerco a ella. Esto puede terminar siendo muy divertido y ella me debe más de una.

—Hola otra vez, gatita. Algo me dice que de ahora en adelante vamos a vernos mucho más.

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