Hanna
No puedo creer que me lo haya encontrado incluso fuera del trabajo, pero me tiene aún más sorprendida ver cómo me defiende, a su manera, del idiota que no entiende lo que significa la palabra NO.
Veo cómo el niñato atrevido sale prácticamente corriendo ante la voz imponente de Jason y es en ese momento que siento como su aliento roza mi nuca y consigue erizar toda mi piel.
—Hola otra vez, gatita. Algo me dice que de ahora en adelante vamos a vernos mucho más.
Lentamente voy girando mi cuerpo hasta que me encuentro viendo de frente a quien se ha convertido en el hombre de mis pesadillas y Dios, no puedo evitar quedarme anonadada ante su presencia.
Él es impresionante. Sin embargo, todo el encanto desaparece cuando veo cómo esboza esa media sonrisa burlona que ya le he visto en más de una ocasión.
—Finalmente he conseguido dejarte callada.
Sus palabras consiguen hacerme despertar y de inmediato doy un paso lejos de él y frunzo el ceño regalando mi mirada más enojada.
—Lo último que quiero es seguir encontrándome contigo— le digo y de inmediato mis palabras surten efecto porque veo cómo aprieta la quijada antes de relajarla.
—Esa no es la manera en que le hablas a alguien que acaba de ayudarte.—me dice empleando un tono de voz grave que debo aceptar, lo hace sonar muy sexy.
Sin embargo, no olvido quien es y lo que me ha hecho.
—No te pedí ayuda, me estaba encargando del asunto antes de que aparecieras. y además ¿Qué es esa locura de haberme llamado novia? Eso nunca va a pasar.
Él al escucharme acorta el espacio que inútilmente puse entre los dos y veo como la media sonrisa burlona se hace mucho más grande en sus labios, como si se estuviera riendo de un chiste que solo él conoce.
—Nunca digas nunca, gatita, la vida puede darte una lección— habla muy cerca de mi rostro y tengo que tragar en seco, porque su cercanía me está afectando más de lo que quiero admitir—Además, a mi no me parecía que estabas encargándote, a mi parecer el tipo estaba muy cerca de faltarte al respeto. No es muy difícil dar las gracias.
De acuerdo, debo terminar con todo esto porque va a dejarme sin cordura, y es que ¡A este hombre no lo entiende nadie! Primero es un patán, luego es un engreído pretencioso y ahora se las tira de caballero andante.
Tomo un respiro profundo cerrando los ojos y me obligo a calmarme, porque aunque no me soporte a este hombre, si es cierto que me ha ayudado. Cuando los abro me encuentro con su mirada penetrante detallando muy fijamente mi rostro.
—Gracias— digo con sinceridad— Por haberme ayudado antes a quitarme al tipo de encima, lo agradezco.
Por primera vez desde que lo conozco, veo lo que parece ser una minúscula sonrisa que parece ser sincera en sus labios y santo padre, este hombre se ve mejor con cada cosa que hace.
—Ha sido un gusto, gatita.
Y dale con el apodo…. Puedo sentir mi ceño fruncido en molestía y sé que él lo nota porque sonríe en grande en mi dirección.
—Ya te he dicho que dejes de decirme así.
Él parece que está a punto de decirme algo más, pero entonces mi celular suena y cuando veo el remitente siento que la sangre se drena de mi rostro, porque una llamada desde Londres a esta hora solo puede significar una cosa: Malas noticias.
Sin decirle una palabra más, me muevo con rapidez hacia la salida de la discoteca oyendo como Jason parece llamarme desde atrás, pero ahora mismo no tengo tiempo de pensar en más nada que no sea escuchar lo que tiene que decirme mi madre.
Como puedo, en medio de empujones, llego hasta la salida justo en el momento que el celular vuelve a sonar. Ni siquiera lo pienso antes de tomar la llamada.
—Mamá ¿Qué ha pasado?— mi voz sale en un hilo y mi corazón está latiendo muy rápido a la espera de lo peor.
Hace ya seis meses que mi hermano fue diagnosticado con leucemia y desde entonces vivo a la espera de un milagro o que lo peor llegue.
—Hija…— mamá deja salir un sollozo y eso de inmediato consigue que mis ojos se hagan agua, mientras niego con la cabeza, aún cuando sé que ella no puede verme.
—Mamá, Chris…
—Tuvo una recaída—me interrumpe ella—lo han internado de urgencia, el médico dice que hay un nuevo tratamiento que puede servirle, pero es… es demasiado dinero, Hanna.
Dinero. Ese siempre ha sido el problema. Fue igual cuando yo estudié becada en la preparatoria y todos los niños pensaban que era divertido golpear a la niña pobre y lo sigue siendo ahora, cuando aún con una carrera universitaria no me alcanza para salvar la vida de mi hermano.
—Voy a conseguirlo— digo.
—Han, no creo que…
—Mamá, te he dicho que lo conseguiré, he estado buscando segundos empleos y si no pido un adelanto, pero voy a conseguirlo. Lo prometo.
—Muy bien, cariño. Te amo.
—Y yo te amo a tí.
Sin decir nada más termino la llamada y envío un mensaje a Steph para decirle que me voy, Ahora mismo lo último que quiero es estar de fiesta. Necesito encontrar la manera de pagar el tratamiento.
Es sábado por la mañana, no he pegado ojo en toda la noche debido a la preocupación y justo cuando parece que por fin voy a empezar a dejarme llevar por morfeo, escucho como mi celular comienza a sonar con insistencia desde la mesita de noche.
Por un momento considero no contestar, pero luego pienso que puede ser algo de la revista, por lo que decido, muy a mi pesar, levantarme y tomarlo. Veo que el remitente es desconocido, por lo que frunciendo el ceño, tomo la llamada.
—¿Hola?
—¿Hablo con la señorita Hanna Hamilton?
Tomo mi cuerpo se endereza y la esperanza se enciende en mi interior al escuchar el tono con el que aquella mujer hace la pregunta.
—Si, soy yo— contestó, tratando de mantener mi esperanza a raya.
—Le hablamos de TechnoBot, nos gustaría saber si está disponible para asistir a una entrevista el día de hoy a las 9:00 am. Sé que está sobre el tiempo, pero es de suma importancia y necesitamos hacerlo hoy.
Mis ojos viajan hacia el reloj de pared que tengo sobre el pequeño escritorio y veo que son las 6:30 de la mañana. Estoy con el tiempo justo, pero por nada del mundo diré que no a una oportunidad como esta.
—Por supuesto, ahí estaré.
—Muy bien, por mensaje le estaré enviando la dirección.
Antes de que pueda decir algo más, la mujer ya ha colgado la llamada y por al menos 20 segundos no puedo hacer más nada que no sea mirar el celular en mis manos sin poder creerme lo que acaba de pasar.
Tengo una entrevista de trabajo.
—¡SIIIIIIIIIIII!— Prácticamente corro hacia el baño.
No recuerdo haber metido hoja de vida en una empresa de tecnología, pero ahora mismo eso es lo que menos importa.
Una hora después ya me encuentro llevando mi atuendo ejecutivo: Una falda pitillo negra hasta las rodillas, una blusa blanca de escote en V y de mangas largas, pantis medias negras y mis tacones blancos con negros.
Llegar hasta la empresa me toma unos 45 minutos, pues yo vivo en uno de los barrios más sencillos de la ciudad y la dirección a la que voy es en toda la zona In de Los Ángeles.
Llego faltando unos veinte minutos y solo cuando estoy frente a la señorita de recepción es que me permito respirar.
—Buenos días, ¿En que podemos ayudarla?— me dice una castaña, mientras me da un repaso y me mira con recelo.
—Soy Hanna Hamilton, me llamaron para una entrevista. Me dijeron que comunicaran mi llegada al piso 5.
Mis palabras hacen que el disgusto en la castaña se haga mayor. Ella entrecierra sus ojos en mi dirección, pero no mueve un solo dedo para hacer la llamada.
—Lo siento, pero no me han notificado de ninguna entrevista, mucho menos en el piso 5.
—Entiendo, pero quien me llamó dijo que era urgente y me dijeron que le dijera debía llamarlos, si quiere pregunte.
Su rostro se arruga aún más al escucharme y yo ya me estoy empezando a poner ansiosa, pues el tiempo corre y no quiero que crean que llegué tarde.
—No me digas que hacer en mi trabajo, si la entrevista fuera urgente me hubiesen avisado. Supongo que no eres más que otra de las mujeres que intenta llegar hasta él.
Mi ceño se frunce en absoluta confusión, porque no tengo ni idea de que está hablando esta mujer, sin embargo, antes de que pueda decirle algo más, el télefono de la mujer venenosa suena y esta contesta de inmediato.
—Recepción de TechnoBot habla Mar…— Sus palabras se interrumpen y ella me da una mirada de reojo antes de apretar la quijada— Si por supuesto, de inmediato.
Cuando cuelga, me regala la mirada más odiosa de todas y veo como aprieta aún más los dientes antes de hablar.
—El ascensor está a la derecha.
No le regalo una sola mirada más y tampoco pienso darle las gracias luego de la forma en que me habló, simplemente me subo al ascensor y presiono el piso que me dijeron. Cuando llego, una mujer regordeta de cabello negro y ojos miel me recibe con afán.
—Tú debes ser Hannah, yo soy Margy, hablamos más temprano— me dice mientras me guia hacia lo que parece la oficina de presidencia por su tamaño.
—Un gusto, Margy.
Ella me da una sonrisa amable y me i***a a caminar más rápido, cuando llegamos a la puerta veo que hay un escritorio amplio fuera de la oficina y veo como ella toma asiento antes de levantar el teléfono.
—Ya está aquí— dice y me mira— Si, perfecto, señor Thompson.
¿Thompson? Por alguna razón el apellido se me hace familiar, pero no me da tiempo de pensar, porque Margy me vuelve a hablar.
—Ya puede entrar.
Sintiendo todo mi cuerpo temblar de nervios y expectativa, abrí la puerta y me adentro a la oficina. Mis ojos primero detallan lo grande y elegante del lugar, el enorme ventanal con vista a la ciudad, el mueble de cuero y finalmente el escritorio de roble y la persona detrás de este.
—Esto tiene que ser una broma— digo, sintiendo como toda la esperanza se esfuma de mi cuerpo, dando paso a un nuevo sentimiento: rabia.
Jason esboza esa sonrisa que odio y entrelaza ambas manos sobre el escritorio.
—Te dije que nos volveríamos a ver, gatita. ¿Por qué no te sientas para que hablemos del trabajo que tengo para tí?
¿Él en verdad cree que soy tan tonta para creer que esto es realmente una entrevista de trabajo?
—Y yo te dije que me dejarás de llamar así— digo y niego con la cabeza, entendiendo que esto no es más que una más de sus estupideces— Me largo de aquí, no tengo intenciones de escuchar nada que tengas que decir.
Solo alcanzo a dar dos pasos cuando su voz grave y arrastrada vuelve a escucharse dejándome estática en mi lugar.
—¿Ni siquiera si el pago son 20 mil dólares al mes?
Mi cuerpo se paraliza y mi rostro se gira con rapidez hacia él que no ha cambiado para nada su expresión.
—¿Qué dijiste?— pregunto, con el corazón latiendo a mil. Ese dinero… Dios si lo que dice es cierto entonces ese dinero puede salvar a mi hermano.
—Te dije que si aceptas el trabajo, el pago serán 20 mil dólares, así que dime, ¿Quieres o no escuchar?
Mis ojos se quedan fijos en los suyos, estoy debatiéndome entre si debo o no creer lo que me dice, hasta que finalmente decido que escuchar no me hará ningún daño.
—Muy bien, voy a escucharte.
Jason Tenía pensado esperar la investigación de Alex y con calma planear todo el asunto del contrato y la manera en que abordaría a la chiquilla altanera, sin embargo, mi abuelo, como cosa rara, se ha encargado de arruinar todos mis planes. Ayer cuando llegué de la discoteca, luego de que la rubia del demonio me dejara tirado en medio de la pista, me encontré con un mensaje de mi abuelo en la contestadora, donde me decía que diera por perdida la presidencia de la empresa si esa semana no presentaba a la chica, o sea la novia imaginaria. Eso hizo que llamara a Alex de emergencia, le arruinara el polvo y lo pusiera a redactar el contrato. Él se quejó alegando que no he investigado a la chica, pero le dije que lo haríamos luego, solo necesitaba algo que me sirva de señuelo para atraerla. Y lo encontré. Se me dió por entrar a las páginas de empleo que utilizamos en la empresa para encontrar trabajadores y coloqué su nombre, de inmediato me apareció un perfil completo de la chica y
Hanna Regresar a mi trabajo es lo que necesito para darle normalidad a mi vida, pues estos dos últimos días han sido una total locura. Luego de haber recibido la propuesta del idiota de Jason y de que yo, contra toda cordura, haya aceptado, recibí en mi e-mail una infinidad de documentos que hablan sobre reglas y confidencialidad. Me tomó todo lo que quedaba del fin de semana terminar de leerlo y debo admitir que no entendí gran parte de la información, pero los 20 mil dólares seguían apareciendo en grande y eso es lo único que me importa. Cuando llego camino directo hacia mi cubículo y nada más sentarme el teléfono suena anunciando una llamada de la oficina de mi jefa. —Buenos días, señorita Mila. —Buen día, Hanna, podrías por favor acercarte un momento a la oficina, tengo algo importante que decirte. La emoción se hace presente en mi cuerpo al pensar que finalmente puede tratarse de un ascenso. —Claro que sí, voy de inmediato. Camino lo más rápido que puedo hasta que llego
Jason Todo se está torciendo y ni siquiera ha empezado la farsa. Se supone que debía ir a buscar a Hanna y así repasar la historia que me he inventado y que le he pasado al correo. Sin embargo, mi padre, ha decidido joderlo todo al decir que tiene que hablar urgente conmigo sobre la empresa. Entro al estudio y en el momento que la puerta se cierra me giro hacia él. —¿Puedes decirme ya de que se trata esto? No pude ir a buscar a Hanna por ti. —¿Y es que acaso no puede llegar sola? Me ahorro decirle que Hanna no vive en los alrededores, porque eso sería en definitiva cavar mi propia tumba, en su lugar digo lo que me imagino que cualquier novio enamorado diría. —Puede, pero yo quería ir por ella, así que por favor dime de qué quieres hablar. Veo como su rostro se va endureciendo y sus ojos me miran con reproche, como si yo acabara de hacer la peor cosa del mundo. —¿Dónde conociste a la chica, Jason? Porque hace una semana nadie sabía que existía y cuando mi padre decide ponerte
Hanna La vida puede ser cruel y despiadada, pero también nos regala momentos de esperanza y fortaleza. Me encuentro en medio de esa dualidad, tratando de encontrar una salida a los problemas que me agobian. Hoy mi madre me ha llamado nada más amanecer, para decirme que el tratamiento experimental al que someterán a Chris, mi hermanito de 12 años, tiene un valor de 35 mil dólares y que para iniciarlo debe abonar al menos la mitad. Mamá es camarera y cajera en una cafetería de renombre en Londres, sus ingresos a duras penas nos alcanzaban para vivir, es por eso que siento una responsabilidad abrumadora como hermana mayor para asegurarme de que Chris reciba la atención médica que necesita. Estoy tratando con todas mis fuerzas de no desmoronarme, de ver, como dicen muchos, el vaso medio lleno y no medio vacío, pensando que Jason llegó como un tormento, pero también una salvación. Sin embargo es muy difícil mantenerme positiva cuando todavía me falta todo un mes para cobrar y 15 mil
JasonMi padre se presentó hace ya casi veinte minutos en mi oficina sin avisar y solo ha estado dándole vueltas a temas triviales y sin importancia, pero sé que en algún momento va a soltar su veneno.Miro la hora en mi reloj de mano y me doy cuenta que ya es medio día, por lo que levanto el intercomunicador ignorando el balbuceo de mi padre sobre las próximas vacaciones.—Margy puedes irte a almorzar— le digo nada más me contesta —Yo me quedaré un rato más.—¿Seguro, señor? Porque yo no tengo ningún problema en esperar que usted se desocupe.—Tranquila, no voy a necesitar nada, ve a comer.— De acuerdo, cualquier cosa puede llamarme.Cuando cuelgo me giro para ver a mi padre que ahora está con los ojos fijos en mí, al parecer se ha cansado de divagar y sinceramente yo ya estoy cansado de esperar y me muero de hambre.—¿Vas a decir al fin a que se ha debido esta visita?Veo como aprieta si quijada, pero de inmediato se relaja y toma un respiro como si estuviera tratando de mantener l
Hanna —Con que soltera, ¿eh? Quiero saber ya mismo quien es ese hombre. Dios, cómo es posible que cada vez que nos veamos algo terrible suceda, No puedo creer que de todos los restaurantes justo el imbécil y acosador de mi jefe debía entrar al mismo en que estoy comiendo con Jason. Por un instante pienso en contarle la verdad de todo creyendo que él puede ayudarme de alguna manera, sin embargo al mirarlo y ver como me está viendo con tanta rabia ahora mismo rechazo el pensamiento. Para él soy únicamente el medio para un fin y si llegó a contarle y él no hace nada por ayudarme, entonces me quedaré sin el único trabajo estable que tengo. Al final decido hacer lo único que se me ocurre: mentir. —Si estoy soltera —le digo soltando una verdad, aunque por la forma en que me mira no parece convencido. —¿Entonces puedes explicarme por qué te pusiste como un papel cuando viste a ese hombre? —Es mi jefe— digo soltando la segunda verdad y me preparo para comenzar la mentira—Me puse nervi
Hanna Este hombre va a acabar con mi cordura. Primero se comporta como un idiota, luego acepta a darme el adelanto, el cual ya consigné a mi madre y gracias a eso Chris inició hoy su tratamiento, y luego vuelve a ser un pomposo pretencioso que ahora resulta se va de farra los jueves. Mis ojos están fijos en el celular en mis manos mientras trato de asimilar lo que ese idiota me acaba de decir: Un club, él quiere que yo me arregle en media hora para ir a un club. —¿Qué ha pasado? ¿Qué te dijo?— Steph, quien desde ayer está acompañándome en mi pequeño departamento para ayudarme a pasar la crisis que tuve debido al cerdo de mi jefe, me mira con curiosidad. —Viene en media hora para llevarme a un club— le digo —¿Cómo diablos voy a estar lista en media hora? ¡Ni siquiera sé qué tipo de club es! La loca de mi amiga deja salir un chiquillo de alegría y antes de que me de cuenta tira de mi brazo y me lleva a rastras hasta la habitación. Veo en shock como mi amiga abre mi closet y comi
JasonNo se que demonios es lo que estaba pensando Alex cuando invitó a todas estás mujeres. Lo cierto es que con más de la mitad tuve al menos un revolcón alguna vez y aunque mi relación con Hanna es falsa, eso nadie lo sabe.Sin embargo, rechazar a Naomi no es algo sencillo. La mujer puede ser un dolor en el culo cuando quiere y aunque le dije que ahora estaba con alguien cuando por poco me besa, parece que no se da por vencida.—Naomi…—Solo una canción, Jason. ¿O es que acaso eres uno de esos hombres que se deja dominar por su mujer? No estamos haciendo nada malo.Sus palabras consiguen picar en mi orgullo y aunque sigo estando algo renuente termino siguiendole la corriente y llevando mis manos a su cintura.No voy a negar que la morena baila estupendo, pero eso no evita que yo haya estado dando miradas furtivas cada tanto hacia el sillón donde Hanna habla con Alex, quien lo ve pensaría que se conocen de toda la vida.De hecho, hace un rato que no escucho al idiota reirse, decido