Jason
Julio 07 de 2022
Las grandes puertas del Ángeles Times se alzan frente a mí y solo puedo soltar un suspiro cansado pensando en todo lo que me espera dentro.
No voy a mentir y decir que no me gusta recibir atención o que me incomoda estar en el puesto número 1 de los millonarios más jóvenes y deseados de todo Estados Unidos, porque no es así.
Disfruto del reconocimiento, en especial porque me he esforzado por ello, lo que sí me molesta es que quieran mezclar mi vida laboral con mi vida privada, insinuando que no puedo mantenerme en la cima si no tengo una mujer junto a mi, lo cuál me parece una completa estupidez.
Solo espero que esta entrevista termine lo más pronto posible, de haberlo podido no habría venido, pero mi abuelo, quien ha sido mi mentor a lo largo de mi carrera y quien lidera a nuestra familia, fue quien se encargó de que aceptara la estúpida entrevista.
—Señor, si desea llegar a tiempo debemos bajar ya.
Marcus, mi hombre de confianza, me habla desde el asiento delantero del auto y yo solo vuelvo a suspirar antes de alisar mi saco y asentir con la cabeza.
—Muy bien, acabemos con esto de una vez.
Él me regresa el asentimiento y sin decir nada más se baja del auto para rodearlo y abrir mi puerta, una vez fuera camino sintiendo a mi hombres seguir mis pasos hasta adentrarme en el enorme edificio enfrente mio.
La recepcionista al verme abre mucho los ojos antes de regalarme una sonrisa coqueta y alisar el blazer de su uniforme tratando de hacer que su escote resalte. Típico.
—Bienvenido señor Thompson, es todo un placer tenerlo en Ángeles Time.
Mis ojos repasan a la chica frente a mi: alta, de piernas largas, ojos cafes y cabello rubio platinado que hace que haga una mueca. No me gustan las rubias.
—Podría alguien llevarme a donde se hará la entrevista, estoy algo corto de tiempo.
Estoy a menos de un minuto de largarme de aquí, cuando un repiqueteo de tacones se escucha desde el otro extremo.
Una mujer de más o menos treinta y cinco años, vistiendo un elegante conjunto ejecutivo aparece en mi campo de visión regalándome una sonrisa grande pero profesional. Al llegar junto a mí extiende su mano en mi dirección.
—Un gusto recibirlo, señor Thompson, soy Mila Cabot directora de la revista, hemos hablado anteriormente por teléfono.
Asiento ante sus palabras porque efectivamente me he comunicado con ella antes. Estiro mi mano y estrecho la suya de manera cordial.
—Un placer, señorita Cabot.
—Espero que la entrevista sea de su agrado, haremos todo lo posible por hacerla lo más breve tal como nos lo pidió.— me dice y agradezco que lo haga porque la verdad es que no me apetece para nada estar aquí.
—Te lo agradezco.
Mila me lleva hasta uno de los estudios de la planta superior y me hace sentar en un sillón de terciopelo azul mientras que una morena muy atractiva se sienta enfrente mio y me regala una sonrisa que promete todo menos algo bueno. Me encanta.
—¿Señor Thompson está listo para dar inicio?
Me limito a asentir y justo ahí noto como los reflectores, las cámaras y todo el personal empieza a moverse mientras se enfocan en mi.
Puedo escuchar la voz de mi abuelo en mi cabeza diciéndome que haga un esfuerzo por no verme tan frío, por lo que muy a mi pesar esbozo una sonrisa justo en el momento en que la presentadora empieza a hablar.
Y así es como empezaron los cuarenta minutos más tortuosos de toda mi vida.
Casi 40 minutos después estoy llegando al límite, y parece que ella se ha dado cuenta porque decide por fin ponerle fin a mi martirio.
—Muy bien, es momento de despedirnos de nuestro invitado, pero antes debo hacer la pregunta que sé, todas quieren escuchar— Nada más oír eso me basta para que un tic se forme en mi pómulo izquierdo. —¿Tiene dueña el corazón de Jason Thompson?
Ahí está, esa es la pregunta que me tiene reacio a participar de estás entrevistas.
Puedo sentir como un “NO” está formándose en la punta de mi lengua para salir, pero sé que no puedo arruinarlo más con el viejo y visto de alguna forma, esta es una perfecta oportunidad para tenerlo contento, al menos por unos meses y que me deje la vida en paz y es por eso que decido hacer una completa locura.
Agrando la sonrisa en mi rostro y miro fijo a la cámara antes de hablar.
—Puede ser — noto como los ojos de la presentadora se agrandan al escuchar mi respuesta, y sé que está muriendo por indagar más al respecto, por lo que decido adelantarme —. Eso es todo lo que diré.
Salgo del panel lo más rápido que puedo, y para agilizar tiempo decido tomar las escaleras, lo último que quiero es ir apiñado con más gente.
Estoy bajando las escaleras cuando mi celular suena con una llamada pero antes de que pueda contestar algo, o más bien alguien, impacta contra mi y mi celular cae al suelo al mismo tiempo que escucho un grito agudo.
No sé ni en qué momento he estirado las manos para sostener de los brazos a la causante del desastre, pero cuando bajo la mirada me topo de frente con una muy buena vista.
Unas piernas torneadas dentro de un pantalón negro ajustado, una cintura pequeña, un par de pechos que resaltan debajo de un blazer, cuando llego finalmente al rostro me quedo anonadado al ver unos hermosos ojos grises repletos de pestañas, que ahora me miran entre asustados y sorprendidos.
Entonces me fijo en un solo detalle que había pasado por alto: Es rubia.
Por alguna razón eso me sienta de la patada, y hace que la suelte de inmediato, porque lo cierto es que mis experiencias con ese tipo de mujer no han sido gratas, se apegan, son tontas, artificiales y completamente exasperantes. Ya lo viví antes y no pienso repetir.
Ella por poco se desestabiliza, pero consigue mantener el equilibrio, mientras me lanza una mirada de muerte ante mi gesto.
—Deberías fijarte por donde caminas— le digo y noto como agranda sus ojos con incredulidad, antes de fruncir el ceño.
—¿Yoo?— me dice llevando una mano a su pecho— Más bien es usted quien debería fijarse, al final es quien venía metido en el celular y no me ha visto
—Eso es ridículo, has sido tú quien se ha estrellado conmigo y de paso ha arruinado mi celular, — al decir esto me agacho para recogerlo del suelo y ver que efectivamente tiene la pantalla partida, aunque al menos prende— Dudo que tengas que pagar el daño.
Noto como su rostro se enrojece al escucharme y no estoy seguro si es por la vergüenza o la rabia, pero francamente poco me importa, estoy decidido a pasar de ella pero su voz me detiene.
—¿¡Qué es lo que está mal contigo!?— me grita, olvidando por completo los formalismos— ¿Es que acaso no te enseñaron que el dinero no hace a la gente? No tienes derecho a hablarme así.
Hago una mueca al escucharla, porque Dios, hasta su voz es atractiva, pero rubia, debo repetirme eso antes de responder.
—Puede que no, pero si es el dinero el que compra las cosas y como dije tú no tendrías para pagarme lo que casi dañas.— le digo encogiéndome de hombros. Al final no le digo una mentira— Solo te recalco un hecho.
—Discúlpate— me dice ella apretando los dientes— Si tienes algo de educación vas a disculparte.
¡Esto es el colmo! No puedo creer que esta… esta chiquilla piense que voy a obedecerla.
—Discúlpate tú. Tú has sido quien ha tropezado conmigo.
—¡Tú venías hablando por celular y no me viste!
—Celular que tumbaste y casi arruinas ¿Cómo lo habrías pagado?
Ella me mira con rabia bailando en sus lindos ojos grises ¿O son azules? y veo como da un paso más cerca de mi y tiene la audacia de presionar su índice en mi pecho.
—Puede que yo no tenga para pagarlo, de la misma manera en que usted no tiene ni pizca de educación.— Dice y su voz sale fría como el hielo. Ella está muy enojada, estoy a punto de replicarle pero se me adelanta y sigue hablando— El dinero no te da derecho de tratar a la gente como basura, pero viéndolo supongo que su actitud es un reflejo de lo que es usted en realidad, nada más que desperdicios.
¿Qué acaba de decirme?
Ella da un paso hacia atrás alejando su toque de mi y cuando creo que va a irse, la veo hacer una reverencia burlona en mi dirección.
—Qué pasé buen día, señor arrogante.
Estoy totalmente en shock al escucharla, tanto que no alcanzo a decirle nada porque ella rápidamente pasa de mi y termina de subir las escaleras.
Esto no se va a quedar así.
Hanna Es otro día y yo aún sigo maldiciendo con mis entrañas al extraño y grosero hombre que me encontré ayer en las escaleras. Es que ¡Si será descarado! No puedo creer que ese idiota haya tenido la desfachates de insinuar que yo no tendría para pagar el arreglo de su estupido celular, cosa que evidentemente es muy cierta, pero que ninguna persona con educación diría. No sé dónde ha salido el tipo, tiene un aire de persona importante y pomposa, de esos que piensan que tienen el mundo a sus pies, aunque también tiene toda la pinta de hombre de ensueño, pero que son todo lo opuesto. Me habló como si fuera un objeto, ignorando mi presencia como si no existiera. La verdad es que he sentido una enorme atracción por él, pero eso no justificaba su comportamiento. Me ha tratado como si no valiera nada. Así que cuando mi jefa me llama para pedirme que lleve unos documentos urgentes a un cliente que está en el sótano esperando, me apresuro a hacer lo que me pide. No tengo tiempo que pe
Jason 09 de julio de 2022 Un desastre. Eso es en lo que se ha convertido mi vida en las últimas 48 horas. Lo que pensé que sería una solución rápida a mis problemas con mi abuelo y la prensa, se ha convertido en un martirio. Todas las revistas rosas, no solo en Los Ángeles, sino en todo el maldito país, están hablando sobre la misteriosa mujer que atrapó el corazón del frío, millonario e influyente hombre de negocios. Ahora mi abuelo me tiene las bolas moradas con el tema de conocer a dicha mujer ¡que ni siquiera existe! Masajeo mis sienes mientras trato de pensar en una manera rápida de salir de todo este enredo, justo cuando estoy considerando inventarme alguna ruptura, mi celular suena indicando que me ha llegado un mensaje, el nombre de Alex aparece en la pantalla. Su mensaje me llega como un salvavidas. “Estoy en Infierno, te espero acá, se nota que lo necesitas” Bueno, no pienso discutir eso. Sé que necesito una distracción a todo este desastre con urgencia. Como me l
Hanna No puedo creer que me lo haya encontrado incluso fuera del trabajo, pero me tiene aún más sorprendida ver cómo me defiende, a su manera, del idiota que no entiende lo que significa la palabra NO. Veo cómo el niñato atrevido sale prácticamente corriendo ante la voz imponente de Jason y es en ese momento que siento como su aliento roza mi nuca y consigue erizar toda mi piel. —Hola otra vez, gatita. Algo me dice que de ahora en adelante vamos a vernos mucho más. Lentamente voy girando mi cuerpo hasta que me encuentro viendo de frente a quien se ha convertido en el hombre de mis pesadillas y Dios, no puedo evitar quedarme anonadada ante su presencia. Él es impresionante. Sin embargo, todo el encanto desaparece cuando veo cómo esboza esa media sonrisa burlona que ya le he visto en más de una ocasión. —Finalmente he conseguido dejarte callada. Sus palabras consiguen hacerme despertar y de inmediato doy un paso lejos de él y frunzo el ceño regalando mi mirada más enojada. —Lo ú
Jason Tenía pensado esperar la investigación de Alex y con calma planear todo el asunto del contrato y la manera en que abordaría a la chiquilla altanera, sin embargo, mi abuelo, como cosa rara, se ha encargado de arruinar todos mis planes. Ayer cuando llegué de la discoteca, luego de que la rubia del demonio me dejara tirado en medio de la pista, me encontré con un mensaje de mi abuelo en la contestadora, donde me decía que diera por perdida la presidencia de la empresa si esa semana no presentaba a la chica, o sea la novia imaginaria. Eso hizo que llamara a Alex de emergencia, le arruinara el polvo y lo pusiera a redactar el contrato. Él se quejó alegando que no he investigado a la chica, pero le dije que lo haríamos luego, solo necesitaba algo que me sirva de señuelo para atraerla. Y lo encontré. Se me dió por entrar a las páginas de empleo que utilizamos en la empresa para encontrar trabajadores y coloqué su nombre, de inmediato me apareció un perfil completo de la chica y
Hanna Regresar a mi trabajo es lo que necesito para darle normalidad a mi vida, pues estos dos últimos días han sido una total locura. Luego de haber recibido la propuesta del idiota de Jason y de que yo, contra toda cordura, haya aceptado, recibí en mi e-mail una infinidad de documentos que hablan sobre reglas y confidencialidad. Me tomó todo lo que quedaba del fin de semana terminar de leerlo y debo admitir que no entendí gran parte de la información, pero los 20 mil dólares seguían apareciendo en grande y eso es lo único que me importa. Cuando llego camino directo hacia mi cubículo y nada más sentarme el teléfono suena anunciando una llamada de la oficina de mi jefa. —Buenos días, señorita Mila. —Buen día, Hanna, podrías por favor acercarte un momento a la oficina, tengo algo importante que decirte. La emoción se hace presente en mi cuerpo al pensar que finalmente puede tratarse de un ascenso. —Claro que sí, voy de inmediato. Camino lo más rápido que puedo hasta que llego
Jason Todo se está torciendo y ni siquiera ha empezado la farsa. Se supone que debía ir a buscar a Hanna y así repasar la historia que me he inventado y que le he pasado al correo. Sin embargo, mi padre, ha decidido joderlo todo al decir que tiene que hablar urgente conmigo sobre la empresa. Entro al estudio y en el momento que la puerta se cierra me giro hacia él. —¿Puedes decirme ya de que se trata esto? No pude ir a buscar a Hanna por ti. —¿Y es que acaso no puede llegar sola? Me ahorro decirle que Hanna no vive en los alrededores, porque eso sería en definitiva cavar mi propia tumba, en su lugar digo lo que me imagino que cualquier novio enamorado diría. —Puede, pero yo quería ir por ella, así que por favor dime de qué quieres hablar. Veo como su rostro se va endureciendo y sus ojos me miran con reproche, como si yo acabara de hacer la peor cosa del mundo. —¿Dónde conociste a la chica, Jason? Porque hace una semana nadie sabía que existía y cuando mi padre decide ponerte
Hanna La vida puede ser cruel y despiadada, pero también nos regala momentos de esperanza y fortaleza. Me encuentro en medio de esa dualidad, tratando de encontrar una salida a los problemas que me agobian. Hoy mi madre me ha llamado nada más amanecer, para decirme que el tratamiento experimental al que someterán a Chris, mi hermanito de 12 años, tiene un valor de 35 mil dólares y que para iniciarlo debe abonar al menos la mitad. Mamá es camarera y cajera en una cafetería de renombre en Londres, sus ingresos a duras penas nos alcanzaban para vivir, es por eso que siento una responsabilidad abrumadora como hermana mayor para asegurarme de que Chris reciba la atención médica que necesita. Estoy tratando con todas mis fuerzas de no desmoronarme, de ver, como dicen muchos, el vaso medio lleno y no medio vacío, pensando que Jason llegó como un tormento, pero también una salvación. Sin embargo es muy difícil mantenerme positiva cuando todavía me falta todo un mes para cobrar y 15 mil
JasonMi padre se presentó hace ya casi veinte minutos en mi oficina sin avisar y solo ha estado dándole vueltas a temas triviales y sin importancia, pero sé que en algún momento va a soltar su veneno.Miro la hora en mi reloj de mano y me doy cuenta que ya es medio día, por lo que levanto el intercomunicador ignorando el balbuceo de mi padre sobre las próximas vacaciones.—Margy puedes irte a almorzar— le digo nada más me contesta —Yo me quedaré un rato más.—¿Seguro, señor? Porque yo no tengo ningún problema en esperar que usted se desocupe.—Tranquila, no voy a necesitar nada, ve a comer.— De acuerdo, cualquier cosa puede llamarme.Cuando cuelgo me giro para ver a mi padre que ahora está con los ojos fijos en mí, al parecer se ha cansado de divagar y sinceramente yo ya estoy cansado de esperar y me muero de hambre.—¿Vas a decir al fin a que se ha debido esta visita?Veo como aprieta si quijada, pero de inmediato se relaja y toma un respiro como si estuviera tratando de mantener l