Navidad estaba a la vuelta de la esquina, todos en casa de los padres de Yulek han estado emocionados y estresados por todo lo que la noche buena trae consigo, pero, aunque me encontraba feliz de compartir una navidad más junto a mi novio, en el fondo sentía una pizca de nostalgia y extrañeza por la falta que me hacen mis abuelos. Añoraba tenerlos esa noche a mi lado, pero tal parece que el consulado no está en funcionamiento en estas fechas, por lo que tenemos que esperar que pasen las festividades para recibir la respuesta de la residencia de mis abuelos.Observé con algo de tristeza sus regalos, y con un suspiro rendido los guardé en una bolsa nuevamente. Es en este momento donde las emociones eme rebasan y no sé cómo dejar de sentirme de esa manera tan horrible. Sé que los veré pronto, pero no es lo mismo. Un año sin darle un abrazo ha sido una verdadera tortura. Los extraño en demasía.Yulek estuvo dándome ánimos y diciéndome que ya habría más navidades para compartir con ellos.
Luego de minutos enteros en los que no me despegue ni un solo segundo de la ventana, Ana se acercó a mi lado y me tomó de la mano con suavidad. Ella más que nadie conoce mis mayores miedos, por eso trató de tranquilizar mis temblores con una suave caricia en el dorso de mi mano.—No tienes de qué preocuparte, ellos pronto van a regresar.—Han pasado treinta minutos...—El único autoservicio queda bastante retirado. Estoy segura que ya deben venir de camino — me sonrió cálidamente—. Tranquila.Por más en que trataba de no pensar negativamente, no podía. Ese mal presentimiento estaba instalado en mi pecho. Hace mucho había dejado de sentirme de esa manera tan horrible, quizás porque soy enemiga a muerte de pasear en auto y más a esta hora de la noche, pero la ansiedad de nuevo estaba comiéndome por dentro. Además, el tiempo no ayuda en lo absoluto.Me quedé con la mirada fija en la nieve, pensando en que todo estaba bien y que solo se trataba de mi paranoia jugándome una mala broma. No
Con el pasar de los meses, empecé a organizar mi boda junto a mi abuela, mi mejor amiga y mi suegra. Entre las cuatro nos hemos encargado de todo; los pocos invitados, la decoración y la comida. Como Yulek y yo decidimos hacer la recepción de la boda en la academia, hemos hecho lo humanamente posible para que las clases no vayan a interceder con el día en que tenemos pactada nuestra unión. Mis abuelos llegaron hace un mes a vivir definitivamente con nosotros. Me hizo tan feliz que aceptaran la solicitud de su residencia permanente. Tenerlos conmigo era todo lo que necesitaba para sentirme plenamente en el cielo. Ahora, cada que necesito de un abrazo y un consejo, basta con caminar unos cuantos pasos de mi apartamento para que mis abuelos estén como siempre para mí. Mi abuelo, al saber inglés, no se le ha dificultado entablar socializar y entender el idioma, pero a mi abuela le cuesta mucho, ya que son pocas las palabras que logra comprender; no obstante, hace el esfuerzo de aprender.
A lo largo de los años he superado miedos, inseguridades y muchos acontecimientos que han marcado mi vida y me han hecho decaer en depresiones que, para muy a mis adentros, pensé que nunca podría salir de esos sentimientos tan angustiantes y sofocantes. No fue nada sencillo volver a ser yo, pero poco a poco fui recuperando la confianza en mí misma hasta creer en mí. Mi esposo, mis abuelos y las personas que me rodean siempre me han ayudado en todo, más cuando esas crisis aparecían de la nada y me atacaban cuando menos me lo esperaba.El tiempo es nuestro principal enemigo, sobretodo cuando dejamos perder oportunidades que nos trae cambios a nuestras vidas. Perdí mucho tiempo cuando me encontraba presa de las ansiedades, las depresiones y mis constantes miedos, por lo que, al momento de salir de ellas, disfrutar la vida al máximo junto a mis seres queridos ha sido lo más maravilloso de todo el proceso de mi terapia. Puede que aún queden algunas repercusiones en mi cabeza, y a veces sue
Dicen que los cambios son buenos, que nos sirven para ser mejor persona y no tener que seguir atados a un alguien o a un momento que nos hace daño silenciosamente. Quisiera pensar lo mismo, decir que cambiar física y mentalmente me sirvió para olvidar y no seguir aferrada al pasado, pero, por más que lo intenté, sigo anclada a lo que fue siempre mi vida.Entonces llegué a la conclusión que el problema era el lugar, aquel sitio que tanto dolor me trae y no me permitía seguir adelante como tanto quisiera hacerlo. Mis padres me dicen que si no suelto el pasado, nunca podré vivir un presente y soñar con un futuro, pero es imposible seguir mi camino estando en un lugar donde lo perdí todo.No era que tuviera dinero de sobra para darme lujos, pero sí tenía el suficiente dinero ahorrado para viajar y empezar de cero en un lugar fresco y nuevo. Tenía el presupuesto par
—No sientas pesar por una persona que no cuenta con las mismas capacidades que tú sí posees — me respondió estoico y con un dejo de rabia en su voz—. Que no tengamos la posibilidad de ver la basura que habita en el mundo, no nos hace menos persona.—No quise ofender... — me quedé pensativa, ¿acaso me llamó basura?—. En ningún momento te ofendí. No hay necesidad de llamar a una persona "basura".—¿Supones entonces que no fue así? — sonrió, en su hermoso y bello rostro se formó una sonrisa llena de burla—. No especifiqué que una persona sea basura...—¡Por las pulgas del perro! — vociferé—. No te vi,
Los días y las semanas se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Me encontré sin saber qué hacer, desesperada y sin ninguna llamada que me diera alguna esperanza de trabajo. El dinero se me estaba agotando poco a poco. Empecé a reducir las porciones de mis comidas para que de esa manera me durara más lo poco que me quedaba en la alacena. La renta estaba a un par de días y me hacía falta dinero para pagarla. No podía darme mayores lujos. Estaba al borde de tirar la toalla y regresar a Colombia, pero una parte de mí no quería perder esta única oportunidad que se me había presentado en el medio del camino. No me enseñaron a rendirme a la primera difícultad.Algunas veces cantaba en la pequeña plaza de mi pueblo natal. Estoy consciente que no soy una ángel cantando, pero no lo
YulekLos designios de Dios me han dado un doloroso recuerdo de por vida que nunca podré desprender de mí, pero también me han hecho ver la vida de una forma diferente. Mi ceguera tiene algún propósito en este mundo, tal vez no sea bueno para mí, pero quizás sí es una enseñanza para las pocas personas que siempre me han rodeado.Desde pequeño nací completamente ciego a causa de una infección, por lo que desde que tengo uso de razón aprendí a desarrollar el resto de mis sentidos con naturalidad. Aunque fue muy duro saber que no tenía posibilidad de poder observar la luz del día y la de la noche, acepté mi realidad, pues sabía desde muy niño que no podía conocer ni siquiera el rostro de mis