CAPÍTULO 40
Nala sintió que su hermana traía tres cabezas saliendo del carro mientras caminaba, que era un espejismo, algo producido por su imaginación. Pero parecía muy real, muy viva. Dara se acercaba a ellos contoneando las caderas y moviéndose hacia Grenor. Ella no podía creerse que su hermana estuviera viva. No después de cinco años sin verla. Nala se colgó el bolso y se acercó a trompicones y se colocó al lado de Grenor.
—Dime qué está viendo, lo mismo que yo. —le pidió.
Él se quedó en silencio, no pronunció una palabra. En cambio, ella estaba que se moría de los nervios. Comenzó a comerse las uñas, pero luego dijo que aquel era un comportamiento de niña ansiosa. No iba a demostrarle que la ponía nerviosa con su sola presencia. Ella ya no era una niña desaliñada y tímida. Era una muje
Capítulo 41—Perdona que tomara el atrevimiento de llamarla.—No tienes que disculparte. Siempre puedes contar conmigo. —Le dijo ella abrazándola y haciéndola pasar hasta dentro de su casa. —Bienvenida a mi hogar, aquí puedes sentirte a gusto. Olvídate de mi esposo. Ya hemos dejado claro mi punto con relación a ti.—Muchas gracias. —Su ánimo estaba por los suelos. —Lo único que quiero es darme una ducha y descansar un par de horas.—Claro, lo entiendo, es lo mejor. Si quieres, déjame mandar a hacerte un té para que te relajes más. —Le ofreció ella, con voz tranquila. —Julia es una experta en el área de té relajante.—No sabía que esa fuera un área de especialización. —Se burló ella sonriendo.—Perdóname, no he t
Capitulo 42Nala continuaba encerrada en la casa.Los días transcurrían sin ella notarlo, entre tazas de café, hasta enormes teteras con té caliente que se tomaba en una sola mañana. Estaba cansada de dar vueltas alrededor de las cuatro paredes de la mansión en la que Anielly vivía. Su compañía no era pésima, todo lo contrario, le encantaba tanto escuchar las historias que esa mujer tenía para contarle. Si no fuera porque estaba pensando solamente en su hijo, ella estaba segura de que hubiera disfrutado de su compañía, hubiera gozado de las historias que ella le contaba de cuando Grenor era pequeño. De no haber sido porque su cabeza estaba en la mansión de la playa junto a su hijo, ella hubiese reído de todos los chistes malos que la mujer le relataba, pero no era el caso. En realidad, ella estaba desconsolada, triste, destruida. Su vida había cambiado
Capítulo 43En el instante en que él vio a su padre acercarse parqueándose en su frente, supo que estaba en problemas. Seguramente venía a darle la lata con relación a ella. Los días estaban pasando y no se había acostumbrado a la ausencia de Nala en su vida.—Papá, ¿qué haces aquí? —Le preguntó nada más verlo acercarse al pórtico. Eran pasadas las 18:00 h de la tarde y seguramente su madre lo estaba esperando para cenar. Era algo que siempre hacían sin importar lo que sucediera en el día, ellos siempre se reunían para cenar juntos.Excepto cuando por alguna razón su madre se pasó esos días en su casa.—Creo que es momento de que tú y yo tengamos una charla.—Si vienes a hablarme sobre ella, es mejor que te limites a simplemente saludar a tu nieto y marcharte.
Nala llegó al hospital con el corazón en la boca, sintiendo que sus pies se movían por cuenta propia. Ella no estaba pensando correctamente, su cerebro estaba en blanco. Así se había quedado desde el instante en que Sanda llamó y le dijo que su hijo necesitaba puntos por una cortada que se había hecho al caer.—¿Estás segura de lo que me dices? — preguntó ella al escuchar la confesión de la ama de llaves de Grenor.—Te estoy diciendo que la acabo de ver, la he visto cómo lo empujó, es una maldita, no sé cómo alguien puede hacerle eso a un niño. —La señora estaba exaltada y ella misma se daba cuenta que la situación la superaba.—¿Estás segura? — Volvió a preguntarle. —Es algo muy serio. — convino subiéndose al vehículo con Jorge. — sabía
Su teléfono sonó justo en el momento en que despertaba de un sueño, donde una rubia de ojos verdes se acostaba a su lado en su cama, en su habitación, y comenzaba a acariciar su cabello oscuro y a mirarlo a los ojos, susurrándole palabras de amor eterno.Al mirar la pantalla en su celular, se dio de bruces contra la realidad, era su madre.—¿Qué quieres, mamá, llamándome tan temprano?—Buenos días, mi querido hijo para ti, también es un placer escuchar tu voz en una mañana tan hermosa.—Deja de redundar, mamá, y suéltalo de una vez. Por algo me has llamado a estas horas. —Él se levantó de la cama y sintió cómo su cabeza daba vueltas.Después de Dara irse de su estudio, Él había salido al minibar y busco la botella de whisky para terminarla por completo, al cabo de un
Por la cabeza de Nala pasaron toda clase de ideas, muy pocas eran buenas. De pequeña siempre creyó que su hermana tenía alguna clase de super poder para poder lograr que los demás cedieran a hacer lo que ella quisiera. Era sumamente extraño que una persona adulta pudiera caer tan fácilmente en sus artimañas y creerse cada una de las mentiras que ella pudiera contarle.Y más que nada Grenor. Ella se había imaginado que él sería lo bastante inteligente y desconfiado, más aún después de todo lo que su hermana había provocado.Pero tal parecía que Grenor, aparte de ser inteligente, sexy y un depredador en los negocios, al final del día, seguía siendo un hombre puro y simple, con los mismos deseos carnales que los demás.—No vas a joder mi vida como siempre has hecho. — murmuró ella acercándose a la cama.<
—Gre…—Ni te atrevas a decir mi nombre. —Él se agachó frente a su hermana y la levantó en brazos, acomodándola en la cama, acarició su frente y después se volvió a ella. —¿Qué diablos haces aquí? Te dije que no volvieras a pisar mi casa.—Tú no lo entiendes…—Estoy harto de todas tus mentiras. No sé qué le hiciste a Dara…—¡No le he hecho nada! ¿No ves que lo está fingiendo? ¡Para ser tan inteligente dejas mucho que desear! — Ella no podía creerse que otra vez estaba sucediéndole. Su hermana volvía a salir airosa de todo lo que planificaba, aun siendo algo impulsivo.¿Él estaba ciego? ¿Tan idiotas se volvían los hombres por un poco de sexo?—Me voy a Chicago. — le dijo ella. —No
—¿Estás segura de que no te quieres quedar en mi casa? —preguntó la madre de Grenor mientras la veía regresar.—Debo irme. —Respondió ella asegura. No le cabía ahora la menor duda de que la decisión de regresar a Chicago era la mejor que podía tomar. —He regresado esta noche porque no podía tomar un avión sin despedirme de mi hijo.—Siempre serás bienvenida en mi casa, estoy en deuda contigo, no solamente por haberte encargado de mí en el hospital, sino porque le has brindado un apoyo incondicional a mi hijo y a mi nieto, aunque me pueda verlo.Ella no quería el favor de nadie ni tampoco que le recordaran constantemente que era buena persona. Le molestaba que el único del que habla quisiera esperar a ese sentimiento era Grenor y él ni se daba por enterado.Toda su vida se había dicho que no