Los días pasaron deprisa. Ella sintió que con mariposas en el estómago y dolor de cabeza las cosas iban fluyendo demasiado rápido. Se sentía ametrallada por pensamientos que involucraban perdonar a su hermana. Las cosas que su suegra le había dicho en el restaurante se repetían en su cabeza una y otra vez. Ella sabía que tarde o temprano terminaría perdonándole. Sabía que lo correcto por el bien de Peter era que llevaran una buena relación. Pero su hermana había hecho tantas cosas que por más que lo analizaba no veía una forma en la que su relación quedara bien.
—Te noto triste. — dijo Sanda el domingo al mediodía, luego de haber almorzado pizza a leña con Peter.
—Estoy bien. — Se tomó el último sorbo de café que había en su taza de porcelana y colocó la misma en la bandeja. —Deben
Nala miró por el cristal de la ventana del restaurante del Greek Montaine. Un hotel de cuatro estrellas de color blanco colonial, cuatro pisos de lujo y cristal. EL lugar se veía hermoso desde fuera. Grenor le había hecho el favor de llamar a Dara y decirle que se verían en el restaurante a las cuatro de la tarde. Nala estaba allí, aunque no veía a su hermana.Quiso ir sola, aunque Frank, por órdenes de Grenor le había acompañado y esperaba por ella en el auto.Nala volvió a mirar por el cristal y creyó reconocer a su hermana mayor sentada en una esquina.—Aquí voy. —dijo soltando un suspiro y entrando al lugar.Sin cartera, sin móvil, todo lo dejó en el vehículo, lo único que deseaba era entrar y escuchar lo que su hermana tenía para decirle.—Hermanita. — escuchó la voz de su hermana llamarle.<
EpílogoUn año después.—Te ves hermosa. — le dijo Ghita mientras le hacía dar una vuelta sobre sí misma para que la toga danzara a su alrededor. — Estoy tan orgullosa de ti. Es como si yo misma me estuviera graduando otra vez.— No exageres. — le dijo aunque estaba sonrojada y ella también se sentía pletórica.—¿Exageración? ¡Nala, te estás graduando hoy de la universidad! ¡Finalmente has cumplido tu sueño! —chilló Ghita super emocionada. —¡Es que no puedo creer que lo lograras!—Vaya, gracias por el voto de confianza y honestidad.—No me jodas, Nala. Sabes muy bien porque lo digo. — su voz se tornó amargada y triste.—No te pongas así. Lo que me ha sucedido, lo que nos sucedió a todos e
El día estaba soleado. Las olas del mar vibraban con fuerza, chocándose unas con otras llegando hasta la orilla y arrastrando los pequeños caracoles que se quedaban en la arena. Como el sol, afuera, las nubes despejadas, el cielo tan azul como el color de los ojos de su pequeña hija, Greg supo que era un hombre afortunado.Todo comenzó con el recibimiento de una carta sin nombre, sin postal, sin nada que pudiera significar que su vida cambiaría en un abrir y cerrar de ojos.Cuando recibió aquella carta, lo cierto es que hizo hasta lo imposible por alejar a su esposa. De su vida en aquel entonces. Para él, ella solo era un incordio, era lo que tenía que él estuviera en la vida de su hijo de una vez y por todas. Aún conociendo a la her
Disfrutando de su vida de soltero, Grenor Constantine se quedó mudo la enterarse que tenía un hijo.Una aventura con su secretaria de aquel entonces Dana Prescok, una americana efusiva, ardiente y de cuerpo escultural, dio como resultado ese pequeño que ahora necesita un padre.Él, CEO de Melandros Construction y ella, una asistente muy dispuesta a complacer.Ahora, Grenor tenía una sola tarea: que su hijo no creciera sin un padre.Nala Prescok, hermana de Dara es quien tiene la custodia de él pequeño Peter, jamás se imaginó que su hermana mayor la dejaría a cargo de un pequeño tan hermoso e inteligente, para irse a disfrutar la vida que ella c
Grenor Constantine miró todo a su alrededor mientras leía concienzudamente cada una de las palabras escritas en la carta.''Tienes un hijo. Sabes muy bien lo que hiciste con Dara hace 5 años. Ve a buscarlo. Él te necesita''.¿Quién pudo ser capaz de jugar tan cruelmente con su cerebro?Demasiado tiempo atrás tuvo una aventura de un par de meses con su secretaria.Bueno.Mas bien la secretaria suplente de su padre. Una mujer norteamericana oriunda de chicago que su padre contrato de manera temporal cuando su secretaria, Herna, tomo licencia por una dermatitis alérgica.¿Por qué ahora?¿Por qué justo cuando iba a asumir el cargo como CEO de la empresa que durante años había luchado por una posición de renombre?Ahora que la tenía, no iba a detenerse ante nadie, ni s
—¿Directo al grano, no padre?Anker Alexandro no se andaba por las ramas, era un tipo franco y siempre le hablaba a su hijo como a un igual.Parte de los problemas matrimoniales de él y su madre, era que su padre lo educó y le dio la crianza como si de un hermano se tratara.El matrimonio de Anker Constantine y Anielly Calendre se dio cuando ambos eran apenas unos adolescentes cruzando a la etapa de adulto. Un error que les obligó a ser adultos antes de tiempo. Cuando Anker tenía apenas diecinueve años dejó embarazada a su madre Anielly, su novia de toda la secundaria y con la que pretendía casarse.Pero no cuando ella aún tenía 18 años.Pero un embarazo en la familia Constantine era algo que no se tomaba a la ligera.Un mes después ambos estaban ante el altar jurándose amor eterno.Ocho meses después nació Grenor.Lo
Nala Prescok miró la notificación del banco Believe en sus manos.¿Creer?¡Creer que estaba quebrada!—¿Por qué yo? — le preguntó al silencio de su sala mientras cerraba la puerta y sentía como las lágrimas comenzaban a caer de sus ojos y mojaban la carta.Estimada Señora Prescok…¿Cómo era posible que su hermana la dejara con tal deuda sin siquiera decirle nada?Dara era egoísta, una mujer que desde niña siempre había pensado solo en ella y nadie más. ¿De qué se sorprendió entonces?Jamás creyó que su hermana sería capaz de hipotecar la casa que sus padres le habían dejado como herencia.¡A saber lo que hizo su hermana con el dinero!No sabía nada de Dara desde hacía poco más de cinco años. No
—¿A dónde vamos? —preguntó Peter nada más salir de casa.La civilización frente a ella estaba más que avanzada, varios edificios se levantaban como rascacielos intentando alcanzar las nubes. Así era el ser humano en general, buscaba siempre la manera de ser superior a los demás y los edificios parecían una competencia vívida de cuál era más grande y alto o cual tenía más lujos en su lobby.Su casa era una de las pocas que quedaban intactas en la manzana, junto a unas cinco más, y otras que comenzaron a ceder a la nueva era y les hicieron segundo piso y un garaje más amplio.—Vamos a ir al parque, cariño. Te he dicho que hoy me la pasaré contigo.Nala había pasado la noche entera llorando en una casa vacía con su sobrino durmiendo a su lado, mientras intentaba contemplar una opción viable para