Una madre virgen subrogada para el alfa
Una madre virgen subrogada para el alfa
Por: Dehy Rodríguez
1. Noticia impactante

Capítulo 1

Noticia impactante

Clara se encontraba un poco nerviosa, mientras el doctor se sentaba en su escritorio, se veía tenso y nervioso y eso le preocupaba mucho a la joven chica que pensó que solo tenía algo viral.

—¡Clara, felicidades estas embarazada!  —dice el doctor con una sonrisa tensa en su rostro.

La joven chica se queda congelada en el sitio por las palabras sin sentido que decía el doctor Davies.

—¡¿Qué?! —dijeron al unísono su mejor amiga, Emily y ella en total shock.

«Esto tiene que ser un error» piensa la chica sintiéndose fuera de lugar, lo último que esperaba al sentirse mal durante dos semanas es pensar que estaba embarazada.

—¿Es broma? ¿verdad? —le pregunta al doctor Davies riendo nerviosamente.

Cuando vio que el médico no rió ella, soltó un sollozo asustado.

—Explíquese, doctor Davies —exige su mejor amiga, Emily Truman bastante contrariada por la noticia— ¿Cómo es que una mujer virgen puede estar embarazada?

Emily se veía impactada con la noticia y Clara se imaginaba que su rostro sorprendido era un reflejo del de ella.

Sentía que su cabeza daba vueltas como si estuviera en una atracción peligrosa y no pudiera detenerlo.

«Esto tiene que ser un error» pensó de nuevo la inocente mujer.

—Se repitió la prueba de sangre por mi petición y dieron positivo una y otra vez, no hay un error. Es imposible que seas virgen. Estás embarazada, Clara —le repite el médico.

—¡No, esto tiene que ser una equivocación! Recordaría perder mi virginidad y quedar embarazada, doctor —le responde bajando mi voz gradualmente hasta que no fue más que un susurro, está temblando como una hoja.

¿Recordaría algo así? Se pregunta.

¡Claro que sí!

La respuesta en su mente es inmediata.

—Tenemos que llegar al fondo de esto, pudiste ser violada y no recordarlo —sugiere el doctor preocupado por su paciente— algunos eventos traumáticos son borrados de la mente al momento de la agresión.

—No, es imposible —Clara negó con la cabeza, aterrorizada con esa posibilidad— esto no puede estar pasando, es un mal sueño ¿verdad? —habló en voz alta, tanto el doctor como su amiga la veían con compasión— esto no me puede estar pasando.

De repente sintió que todo era demasiado, que le costaba respirar, sus pulmones no se expandían lo suficiente para tomar más aire.

Su mejor amiga estaba allí con ella como siempre, tomó su nuca fuertemente y puso la cabeza de Clara entre sus piernas, para minimizar su ataque de pánico.

Escuchó hablar a Emily a lo lejos de manera tranquila y calmada, la chica le pedía que siguiera su orden de respirar hondo y lo intentó, pero por unos interminables segundos no funcionaba. Clara pensó en las olas y una playa con arena blanca que tanto le gustaban, se imagina el viento meciéndose entre las palmas y poco a poco le puede hacer caso a Emily.

El doctor también estaba a su lado preocupado por su paciente aconsejándole igual que Emily, Clara se sentía un poco perdida, no sabía cómo afrontar las noticias que le daba el doctor Davies.

¿Le habían violado y su mente lo bloqueó para poder sanar?

—Investigaremos esto, esto no puede quedar así. Llamaré a la policía —dijo el doctor Davies una vez que volvió a su asiento y ella se sentía un poco más tranquila.

Perpetuas lágrimas seguían cayendo en cascadas por su rostro, y estaba cada vez más confundida a medida que pasaba los minutos.

—No, manejaré esto yo misma —les dijo antes de que hicieran la llamada.

—¿Estás segura? —pregunta Emily insegura de la decisión que tomaba su amiga.

—Sí, primero quiero averiguar qué pasó antes de involucrar a la policía —les comenta a ambos— yo no salgo de la mansión Montgomery.

Ella no se ha sentido rara, a excepción de la vez que salió del hospital.

—¿Crees que fue en el hospital? —pregunta el doctor con incredulidad.

—No sé qué más pensar, o fue en el camino o fue aquí dentro del hospital, doctor Davies —se sentía contrariada y un dolor de cabeza crecía a pasos agigantados en la joven.

—Entonces abriré una investigación en el hospital, pero estoy seguro de que debe de haber una explicación. Este es un hospital de renombre —dijo el doctor Davies muy seguro. Si era un error de su clínica era algo imperdonable.

¿Quién cometería semejante estupidez?

Poco después Emily y Clara se fueron del consultorio, el doctor le dio un par de folletos que no había visto por el momento y le dijo que le vería en una semana para ver qué decisión tomaba en cuanto a este embarazo no deseado.

¿Darlo en adopción?

¿Abortar?

¿Podría hacer una de esas cosas?

—Si fue en el hospital los podemos demandar —le asegura su amiga, aunque sabía en el fondo que Clara no haría nada, es el tipo de chica que evita los confrontamientos— el señor Montgomery no dejará que esto pase por debajo de la mesa.

El viejo alfa, Charles Montgomery.

Clara no había pensado en el anciano que esperaba en la mansión siempre con una sonrisa en su rostro. Luego de la muerte de su mamá, Charles Montgomery, fue un gran apoyo para ella.

—No le diré al señor Charles, Emily —le advirtió a Emily muy seria y antes de que la amiga insistiera se adelantó— no, ha estado muy enfermo y no quiero preocuparlo. Gracias por acompañarme, pero debo tomar un taxi.

Cuando sea el mejor momento le diré que estoy embarazada, pero no sé si contarle la verdad de todo.

—No te vas a salvar de mí todo el tiempo —señala como si fuera amenaza, pero el amor y la preocupación en su mirada era tan claro como el cristal— solo estoy preocupada por ti, Clara.

—Lo sé, solo necesito estar sola conmigo y mis pensamientos —le contesta abrazándola.

Paró un taxi luego de asegurarle que le escribiría en la noche y se fue a la mansión, necesitaba terminar la tarta que le tenía al alfa Charles para el día de hoy y empezar la cena antes de que Anabella y Bella molestaran con eso.

Al llegar se fue directa al área de la cocina, luego de una buena media hora sola unos pasos arrastrados seguido del ruido de un bastón le alertan que al anciano Charles está cerca de la cocina, se limpió las manos de uno de los paños de cocina que cargaba en su hombro cuando el anciano entra con una radiante sonrisa.

—Clarita —saludó— ¿Cómo te sientes? —pregunta abrazándola.

Cuando el alfa la abrazó sintió la imperiosa necesidad de llorar y refugiarse en los brazos del anciano, que era como un padre para ella.

Se dijo así misma que lo mejor era deshacerse de ese bebé, ella aun no estaba lista para ser madre, ni ahora y tal vez nunca.

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