3. Por primera vez

Capítulo 3

Por primera vez

Por primera vez desde que salió del hospital se tocó su estómago plano sin saber que Bella estaba atenta a todos sus movimientos y pensó en la criatura que crecía en su vientre, pensando en la posibilidad de quedarse con él, hasta que recibió una llamada que la sacó de su ensimismamiento.

«No pienses en tonterías, Clara ¿Cómo vas a quedarte con él» pensó resoplando?

Clara se quedó viendo fijamente su celular sin saber quién podría llamarla, normalmente solo el abuelo y su amiga Emily eran las únicas llamadas que recibía últimamente

—¿Diga? —contestó justo antes de que terminara el tono.

—Buenas tardes ¿Hablo con la señorita Montgomery? —pregunta una voz masculina que la hizo mirar extrañada la pantalla del celular.

—Sí, ¿Quién es? —pregunta la chica apartando su plato de comida que apenas había tocado— ¿Cómo consiguió mi número?

De todas formas, la joven parecía no tener hambre.

—Buenas noches, señorita Winters Clara. Soy Timothy Smith, asistente del alfa Tyler Neumann. Necesitamos hablar con usted de un asunto bastante delicado —dijo el hombre al otro lado de la línea ignorando la pregunta que Clara le había hecho— ¿Está desocupada ahora?

—Debe de haber un error, yo no conozco a su jefe —mira extrañada los electrodomésticos de última tecnología que se agrupaban en el mesón de la cocina frente a ella.

—Sabemos que usted no ha conocido al alfa Neumann, de todas maneras, hay un asunto que les atañe a ambos. Si es tan amable de decirme en donde encuentra para irla a buscarla y hablar de manera más… cómoda —habla el joven al otro lado de la línea.

—No puedo encontrarme hoy con él hoy—Clara se negó a ceder, era una situación bastante extraña para ella—, y no tengo nada que hablar con su jefe.

Bella se encontraba atenta a todo lo que decía Clara, de manera extraña no pudo oír a la persona detrás de la llamada a pesar de usar su audición de lobo.

—Señorita Winters, se trata de su embarazo y no queremos tener está conversación por celular, si es tan amable de darme una dirección y un chofer pasará por usted —Tim no iba aceptar una negativa de parte de la señorita.

Tenía un trabajo que le habían encomendado y él jamás deja un trabajo a medias, es por eso y más que era el asistente del importante alfa Tyler Neumann desde hace seis años y una chiquilla no podía arruinar su récords de un trabajo impecable.

—¿Cómo sabe eso? —pregunta Clara, algo temerosa.

¡Yo me acababa de enterar!

Bella estaba intrigada por la actitud de Clara. ¿Qué esconde esta estúpida humana como para ponerse tan nerviosa?

—Es mejor hablarlo en persona —repite Tim con tranquilidad— mi jefe...

—Bien, nos vemos mañana en un café —dijo Clara con aire pensativo cortando la frase de Tim.

—Es mejor que sea hoy, señorita Winters —replica el hombre rápidamente.

—Lo entiendo, pero no saldré de casa a esta hora ni dejaré que me mande ningún chofer, prefiero que nos veamos para un café mañana a las 8 de la mañana —Clara pocas veces tenía que imponerse, no sabía porque, pero sentía que era importante.

—Bien, envíeme la dirección —dijo el hombre con un resoplido y colgó.

—¿Con quién hablabas, esclava? —pregunta Bella entrando a la cocina con aire de superioridad— mucho misterio para quien nunca recibe llamadas.

A pesar de que eran de la misma edad, Bella siempre salía con alguna palabra hiriente hacia ella.

—Ese tema no es de su incumbencia, señorita Montgomery —responde Clara levantándose de su puesto para dirigirse al lavaplatos con su comida intacta— ¿necesitaba algo?

—Sí, mi abuelo quiere el postre; dice que se lo lleves de una vez —demanda Bella como de costumbre sin decir por favor o gracias— y ten cuidado con como hablas, ya me contó mi madre que al parecer te quieren crecer las agallas, tonta humana.

Las palabras mal intencionadas de Bella hacen que Clara apriete sus pequeñas manos en puños y se negó a responder o expresar en su rostro lo mucho que le dolía, odiaba que Bella hiciera distinción de que ella no tenía su lobo.

Bella se fue enojada por no poder hacer molestar o reaccionar a la mosquita muerta de Clara.

Clara decidió ignorar su comentario y fue a la heladera, sacó el pequeño pie de frutos rojos que le había hecho a Charles. Cortó el postre y lo repartió en tres pequeños platos y lo dispuso todo en una bandeja, junto con el café de Anabella y Bella y el té que siempre toma el alfa Charles.

Rápidamente le sirvió a Charles que estaba a la cabeza como patriarca de la familia Montgomery, luego fue por el otro lado para servirle a madre e hija, pero una de ellas sacó su tacón haciendo a Clara perder el equilibrio y caer de rodillas con un ruido sordo, el café que iba a servir junto con los platos con el postre se rompió en millones de pedazos.

Ella sabía que fue a propósito, así eran ellas.

—Tienes que tener más cuidado, querida —le dice Anabella viéndola con un deleite en el suelo. Donde pertenece— ahora me quedé sin postre.

—Es mejor madre, esa azúcar luego se queda pegada a tus caderas y muslo, como a Clara —señala Bella sin remordimientos.

Había heredado el cuerpo de su madre, así como su cabello, aunque sus no era iguales los de Clara eran ojos azules como las aguas de las playas claras que tanto le gustaba mirar en fotos, secretamente soñaba ir un día para esas playas con el agua tan clara que podías ver nadar peces.

—¿Estás bien, muchacha? —pregunta el patriarca frunciendo el ceño en preocupación.

—Estoy bien, buscaré el trapeador para recoger el estropicio que hice —se levantó rápidamente y se fue a buscar todo lo necesario para limpiar— lo siento.

Se disculpó, aunque sabía que no era su culpa, las cosas no cambiarían en esa casa.

—Ve a descansar —le dijo el anciano preocupado por ella— ya no te vamos a necesitar por hoy.

—¡Pero, abuelo! —se queja Bella.

—Pero, ¡nada! —se queja el anciano con voz dura con mandato alfa y ambas mujeres se quedaron calladas.

Clara no dijo nada, ni siquiera se atrevió a alegrarse, una vez limpio todo el desastre le hizo caso al Charles y se fue a descansar, al día siguiente tenía una cita en un café a la que no podía faltar, pero el sueño la evadía a pesar del sueño que tenía.

Eran muchas las cosas que Clara tenía en la mente, una de esas era ¿Quién era Tyler Neumann y porque le importaba su embarazo?

¿Acaso ese hombre sabía cómo había quedado embarazada?

¿Era él culpable?

Al día siguiente se levantó y se aseó para preparar rápido el desayuno de la familia y luego tomó su bolso y se fue a la parada de buses más cercana, que estaba unos buenos kilómetros separada de la colonia en donde se encontraba la mansión.

Normalmente los que viven aquí no necesitaban carro, Clara como muchas mujeres de servicios de la zona le tocaba caminar, pocas veces usaba el carro que su abuelo le insistió en comprar.

Una vez sentada se pidió un té caliente de menta para ver si las náuseas no se hacían presentes con este encuentro que la tenían nerviosa y con un nudo en el estómago.

No sabía si su malestar se debía a las nauseas a las que nunca se acostumbraría por su embarazo o era por los nervios de ver al alfa y ver que tenía que decir.

Mientras tanto ya algo retrasado y de mal humor con su Beta por dicho retraso iba el alfa Tyler Neumann a reunirse con la mujer que presuntamente está embarazada de él.

Vaya lio en el que se había metido el alfa, la prensa se lo comería vivo si se enteran que embarazó a una extraña y no a su Beta como ya estaba planeado.

Se frotó la frente molesto por los problemas que le causaban los ineptos que no hicieron bien su trabajo, alguien perdería pronto la cabeza. Lo juraba por la Diosa.

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