182. Extra II (mi familia eres tú)Leah había aceptado que no podría casarse con James jamás, nunca la marcarían o la reconocerían como su compañera. Era su amante y así debía seguir siendo, pero su infierno era demasiado para soportar y quiso desistir.—No me puedes asegurar eso —dijo la compañera de James, con lágrimas en los ojos—. Lo mejor es que me vaya. Ahora van a ser una familia.—Mi familia eres tú, y de aquí no te vas —rugió, enojado—. Si me dejas, me vas a matar.James estaba desesperado por no perder a su compañera predestinada.—Soy yo la que va a morir si sigo viéndolos juntos, tomados de la mano y besándose cada vez que me ven —Leah no soportaba más esto. Los gritos se escuchaban hasta la cocina y Anabella no tuvo que hacer mayor esfuerzo por escuchar que estos idiotas eran amantes, siempre lo había sospechado. Pero ahora tenía pruebas y corrió al despacho de Charles para decírselo, él se deshará de esa perra.Llegó y entró sin tocar interrumpiendo el trabajo de
183Ha pasado una larga semana. Tras la muerte de Dominic, todo ha estado relativamente tranquilo, pero una nerviosa Clara siente que la calma no es más que una ilusión. Su corazón latía desbocado, y sus manos temblaban mientras miraba su reflejo en el espejo del baño. —Vamos, ¿qué esperas? —dijo Nila desde el otro lado de la puerta.—Estoy nerviosa... la primera vez que me pasó esto ni siquiera había practicado el sexo —respondió Clara, resoplando, sin querer salir del baño.—¿Me estás jodien.do, verdad? —preguntó Nila, anonadada.—Ojalá lo estuviera... los gemelos... cuando llegaron, pues llegaron mucho antes de que yo... pues... —Clara dudó, sintiendo un calor en las mejillas—, ya sabes...—Pero te hicieron cesárea, o sea que eso está como nuevo allá abajo —dijo Nila sin ningún pudor, soltando una carcajada.—¡Nila! —exclamó Clara, asombrada por el descaro de la loba—. Mejor hablemos de... —Se detuvo, tratando de pensar en algo que la distrajera—, ¡Oh sí! Ese lobo sexy llama
184La atmósfera en la sala de espera estaba cargada de tensión. La noticia del parto adelantado de Clara había puesto a todos en vilo. Tyler, con el rostro marcado por la preocupación, se mantenía firme al lado de su esposa tratando de controlar a su lobo, sosteniéndole la mano mientras ella enfrentaba las contracciones. La abuela Hilda se había quedado en casa con Kiran y Lucien, preocupada, pero aliviada de no tener que lidiar con el caos de un parto anticipado.Drew y Zac, los dos guardaespaldas leales, estaban en la misma sala, junto con Nila, compartiendo miradas inquietas mientras esperaban noticias. Zac se había esforzado por mantener su distancia de Nila todos estos meses que había pasado en la boda de Clara y su alfa. La belleza de la loba había sido un recuerdo que no podía borrar de su mente siempre le había gustado la loba, pero sus inseguridades y temores le impedían acercarse a ella de nuevo luego de que tratará de irse de esa manera.Nila, sin embargo, no podía dejar
185James Montgomery había dedicado los últimos meses a planear y cumplir su venganza contra Anabella. La traición que ella había cometido, asesinando al antiguo alfa Charles, alejarlo de su compañera, casi matarlo a él mismo. No podía quedar sin castigo. Aunque Anabella había intentado huir, James la había atrapado y la había sometido a un régimen de trabajo forzado con cadenas de plata en sus tobillos, en lugar de enviarla a la cárcel. El castigo era arduo: limpiar la chimenea con un cepillo de dientes, fregar las baldosas una a una con un paño y realizar tareas extenuantes que parecían no tener fin. Era un trabajo duro, pero Anabella prefería ese castigo a enfrentar la condena en prisión.Un día, Clara y Tyler decidieron aprovechar su tiempo libre para ir a comer juntos. Los niños, Lucía, Kiran y Lucien, estaban bajo el cuidado de la abuela Hilda, quien se había quedado en casa con ellos. Clara y Tyler, deseosos de pasar un momento agradable, decidieron visitar a James y compart
186—¿Leonard? —repitió, sintiendo un escalofrío recorrer su columna vertebral—. Pero, pensé que había desaparecido después de que… después de todo.¿El padre de Isabella había vuelto luego de todos estos años?—Lo hizo —respondió James—, pero está de vuelta, y más peligroso que nunca. Parece que tú no fuiste la única que cambió en estos años. Él está fuera de control y se acerca rápidamente a nuestro territorio. No puedo arriesgarme a que llegue aquí. Tienes que detenerlo, Anabella. Es tu última oportunidad de demostrar que ya no eres la mujer que alguna vez fuiste.Anabella se mordió el labio, sintiendo la presión de la decisión que debía tomar. Aceptar esta misión significaba enfrentarse a los fantasmas de su pasado y arriesgarse a perder lo poco que había recuperado de sí misma. Sin embargo, negarse significaba renunciar a la redención y posiblemente enfrentar la ira de James, quien no tendría reparos en enviarla a la cárcel o algo peor.—Lo haré —dijo finalmente, con una det
187Mientras se aleja, escucha a Leonard gritar su nombre, pero no se detiene. Sabe que ha ganado, no al derrotar a Leonard, sino al elegir no convertirse en lo que él quería que fuera. Al regresar a la manada, Anabella se presenta ante James, su cabeza en alto y su corazón más ligero. —¿Y Leonard? —pregunta James, con una mirada de expectación.—Ya no volverá a molestarnos —responde Anabella, sin dar más detalles.James asiente, leyendo la verdad en su expresión.—Has hecho bien, Anabella. Ahora, empieza una nueva vida.Anabella asiente, sabiendo que su verdadero desafío apenas comienza. Pero esta vez, lo enfrentará con una conciencia limpia y una voluntad renovada, pero su cuerpo estaba resentido de la batalla y su loba no estaba logrando sanar su cuerpo humano. Anabella yacía en el suelo, su cuerpo temblando levemente mientras la vida se le escapaba.James la llevo a una habitación, la herida en su abdomen seguía sangrando, y aunque James había llamado al médico, ambos sab
Epílogo La brisa fresca de la mañana se filtraba por las ventanas abiertas, llenando la casa con el aroma de los pinos y flores silvestres que rodeaban la propiedad. Clara se movía con gracia por la cocina, sus manos acariciando suavemente su abultado vientre. Estaba embarazada de su cuarto hijo, un regalo inesperado pero bienvenido. A su lado, Tyler la observaba con una sonrisa de adoración, incapaz de contener el orgullo y la felicidad que sentía por su familia. Los gemelos de quince años, Kiran y Lucien, ahora jóvenes alfas en entrenamiento, estaban afuera en el patio, practicando sus habilidades bajo la atenta mirada de su padre. Los gemelos eran inseparables, compartiendo no solo el mismo rostro, sino también la responsabilidad de liderar la manada cuando llegara el momento. A pesar de su juventud, ya mostraban una gran madurez y destreza, aunque no dejaban de lado la diversión y las bromas que solo los hermanos pueden compartir. Dentro de la casa, Lucía, la más pequeña aunq
Capítulo 1Noticia impactanteClara se encontraba un poco nerviosa, mientras el doctor se sentaba en su escritorio, se veía tenso y nervioso y eso le preocupaba mucho a la joven chica que pensó que solo tenía algo viral.—¡Clara, felicidades estas embarazada! —dice el doctor con una sonrisa tensa en su rostro.La joven chica se queda congelada en el sitio por las palabras sin sentido que decía el doctor Davies.—¡¿Qué?! —dijeron al unísono su mejor amiga, Emily y ella en total shock.«Esto tiene que ser un error» piensa la chica sintiéndose fuera de lugar, lo último que esperaba al sentirse mal durante dos semanas es pensar que estaba embarazada.—¿Es broma? ¿verdad? —le pregunta al doctor Davies riendo nerviosamente.Cuando vio que el médico no rió ella, soltó un sollozo asustado.—Explíquese, doctor Davies —exige su mejor amiga, Emily Truman bastante contrariada por la noticia— ¿Cómo es que una mujer virgen puede estar embarazada?Emily se veía impactada con la noticia y Clara se i