7. No soy propiedad de nadie

Capítulo 7

No soy propiedad de nadie.

—Si ese hijo resulta ser mío, me perteneces.

Clara se había quedado sin palabras, cuando por fin encontró su voz hundió el ceño queriendo explicaciones.

—¿De qué está hablando? —pregunta Clara tratando de controlar su tembloroso cuerpo— No soy propiedad de nadie, señor no soy un carro.

La voz indignada llenó el consultorio, todos se quedaron viendo a la joven como si estuviera loca.

¿Cómo se le ocurría hablarle así a un alfa tan importante como Neumann?

—Sabes de lo que hablo, he esperado años por tener un cachorro. Si es mío tú me perteneces hasta que des a luz —repite él con tono glacial señalando su vientre aún plano— y si me llegó a enterar de que tuviste algo que ver con lo que pasó te vas arrepentir, Clara Winters —sus palabras se escuchan como una sentencia para la joven.

Nadie le dijo lo ridículo que eso sonaba, Clara no era un tapete o un bonito cuadro. No estaba en venta.

—Esto es absurdo —resopla la chica, poniendo los ojos en blanco.

A pesar de su enojo Tyler no puede evitar pensar que se ve inocente y adorable y si sus sospechas son ciertas es una gran actriz. Una mujer demasiado peligrosa.

—No lo es, casi me embaucas con tu cara inocente y tú compasión y solo quieres mi dinero —refutó el poderoso hombre lobo sacando su celular— es mi cachorro y por lo tanto me perteneces hasta que ese niño nazca. Hiciste esto por dinero, muy bien, se te otorgará una vez nazca la criatura perfectamente saludable.

Inconscientemente Clara apretó en un puño el pañuelo del alfa Tyler que aún tenía en la mano, no podía creer lo que oía y que nadie la defendiera.

Ahora no solo estaba confundida, sino también molesta por la acusación que le hicieron.

Para ojos de Tyler y aparentemente de los presentes, Clara pudo convencer a un pasante o la misma doctora ¿para qué?

¿Dejarla embarazada del hombre más rico e influyente del país? Eso sonaba cruel a sus oídos, pero supongo que para él era perfectamente normal.

Nadie le creería a una tonta chica del servicio.

Me engañó completamente en la cafetería, pensé que me creía. Pensé que… no importa.

Ya nadie le prestaba atención, nadie se atrevía a respirar más de lo normal mientras Tyler Neumann hacia su llamada.

Minutos después un hombre rubio de ojos oscuros y una bata encima de su traje entra sin siquiera tocar.

—Neumann —habla a modo de saludo.

—Lambert, años sin verte —responde muy serio el alfa millonario.

—¿Para qué soy bueno? —pregunta directo al grano queriendo irse inmediatamente.

—Necesito las cámaras de vigilancia del mes pasado, específicamente del día… —se queda callado y gira su rostro para ver a Clara quién tiembla cada vez más bajo el escrutinio del alfa Neumann.

Clara no puede detener el torrente de lágrimas que recorre sus mejillas.

—El dieciocho —susurra lo suficientemente alto como para que el alfa Tyler lo oiga.

—El dieciocho —se queda pensando unos segundos— también necesito las de los dos días antes y después. Uno de mis empleados pasará por ellos.

—¿Es sobre la milagrosa embarazada? —cuestiona el director Lambert viéndolo enojado por la manera en la que pedía las cosas.

El doctor Lambert no era su lacayo, sin embargo a el alfa Neumann parecía no importarle.

Richard Lambert es guapo y rico, pero no tanto como Tyler Neumann y eso siempre le ha molestado a el. Solo llegaron a ser vecinos unos años antes de que los Neumann decidieran que no querían más vecinos molestos y se mudaron a algo aún más exclusivo.

—Si es así… ¿Cuál es el problema? —pregunta Tyler crispado porque no se ponga en acción con lo que demandó.

—Ninguno, pero me parece absurdo tanto revuelo por una chica que piensa que le puede meter gato por liebre al hospital —dice con un tono de burla y condescendencia que tiene a Clara de los nervios— vi a través de ella, alfa Tyler y esa muchacha solo quiere demandar al hospital y llenarse de muchos ceros en su cuenta bancaria y así tener a la criatura acomodada por el resto de su vida.

El jadeo de sorpresa rompe el silencio que viene después de las declaraciones del director general.

Lágrimas silenciosas siguen corriendo por las mejillas de la chica sin que nadie la note, es como si de pronto se volvió invisible para todos, la vergüenza arde en sus mejillas, la rabia cubre su cuerpo como un manto por las palabras que él director le dirigía.

Tyler gira de golpe la cabeza mirando a Clara detenidamente, por alguna razón que no entiende le quema y le molesta las lágrimas de la joven, está tentado a limpiarle las lágrimas y hacer que todos se arrodillen para pedirle disculpas. Aprieta las manos en puños para controlarse.

«Es absurdo, no conozco a esta mujer y las pruebas dictan que es culpable. Solo quiere dinero Tyler.» piensa enojado. Endureciendo su rostro y convirtiéndolo en una mascara de hielo.

—No te pedí explicaciones de lo que opinas del tema —se gira nuevamente hacia Richard, el alfa enojado con el imbécil que no hace caso a sus órdenes— mi asistente pasará por lo requerido —sentencia tomando la mano de Clara— y por tú bien y tu hospital espero que tengas razón o destruyo este maldito hospital hasta los cimientos, Lambert.

Y sale de la oficina arrastrando a la chica que aún sigue soltando lágrimas por todo su rostro, lo que hace enojar aún más a Tyler.

Es irritante lo mucho que parece importarle el simple llanto de una muchachita que acaba de conocer.

En la oficina del doctor Owen todos se quedan viendo unos minutos y poco a poco los doctores se excusan dejando a solas al doctor Owen con el director Lambert.

—Dime que lo que pienso no es correcto —pide Richard Lambert poniendo las manos en la caderas.

Respira hondo tratando de calmarse, pero la rabia lo consumía porque ese idiota nunca lo va a tratar como un igual.

—No sé que está pensando, señor —Owen ya estaba sudando para ese punto.

—Solo hay que atar cabos, doctor Owen —dijo con ironía— no soy el director general por nada ¿No? ¿Qué hace un médico especialista es fertilización in vitro, una simple ginecóloga y el internista más famoso de mi hospital metidos todos en tu oficina con el alfa de Laguna Roja, Tyler Neumann de entre todas las personas?

—Yo… no, no… no sé porque él cree que la chica fue inseminada por error, señor director —balbucea el hombre rechoncho tratando de limpiar el sudor de su frente con un pañuelo.

—¿Inseminada por error? —pregunta poniéndose tan rojo que al doctor Owen le preocupó que le diera un ataque— ¿Usted se está escuchando, doctor?

—Respire, director —aconseja el hombre asustado por lo que eso puede significar para su carrera de llegar a ser cierto.

No debí dejarme guiar por el dinero, ahora es tarde.

—¡Es una locura! Tyler Neumann a perdido la cabeza —grita el hombre con una carcajada estruendosa.

Por dentro, Lambert sabía que si eso era cierto sería el fin de su carrera.

—Es lo que intenté explicarle, es absurdo que eso pase —dijo un poco más relajado el doctor Owen.

—Bueno ya veremos cómo resulta —y se va sacando el celular del bolsillo de su costoso pantalón de traje.

El doctor Michael sabía que debía cubrir sus huellas, nadie podría enterarse nunca de lo que hizo hace un mes, era mejor que todos pensaran que la chica era una oportunista.

Mientras Tyler salía del hospital todavía arrastrando a la chica para meterla en el carro, Clara entró en pánico y se zafó de su agarre enfrentándolo.

—Me voy en taxi, muchas gracias por nada —dijo Clara molesta.

—¿Por nada? Si no fuera por mí nunca habrías visto la luz de esos cámaras de vigilancia —replica Tyler viéndola de manera fría e impersonal.

—Me engañaste, todo el tiempo pensaste que yo era culpable. Yo no te llamé, fue al revés —lo encara enojada a pesar de estar llorando— yo no te he pedido nada y de hecho ¡quiero abortar!

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