—Harry ha muerto— fue lo último lo único que escuchó al descolgar el teléfono, era su asistente que le informaba del fallecimiento de su padre.

Jeremy levantó la vista observando a su hermano sin saber muy bien como debía sentirse, para nadie es agradable saber que su padre ha muerto por mucho que hubieran discutido.

— Anula el juicio de hoy— pidió Jeremy mientras se desabrochaba la corbata y la tiraba en un rincón, sus ojos dolían, intentando mantener las lágrimas qué amenazaban con salir.

Odiaba no haberse podido despedir de él, odiaba todo lo sucedido los últimos días, se odiaba a sí mismo y a él y sobre todo al cabrón de Alexander.

— ¿Por qué? ¿Qué pasó?— preguntó Diddier molesto por la forma en que su hermano quería anular algo que tenían ya ganado, sin entender demasiado bien qué sucedía y porque parecía tener ganas de llorar.

— Nuestro padre ha muerto — dijo mirando a su hermano y volviendo su mirada hasta su rostro impasible.

Diddier no sabía cómo sentirse, jamás se había plan