Eva levantó su mirada, negando al notar el tono de enfado de la enfermera, el mismo que apareció cuando le dijo que apenas tenía leche para alimentar a un bebé. Era consciente de que la enfermera podía tener razón, pero no podía soportar que el pequeño siguiera llorando y mucho menos permitir que lo entubaron cuando era un perfecto bebé que solo deseaba alimentarse del seno de su madre, el pequeño angelito no tenía la culpa que su madre no hubiera sobrevivido al parto.
— Parece que si tenía hambre — explicó Jeremy al comprobar que la niña se había callado automáticamente en cuanto acercó el biberón a su boca y empezó a succionar sin problema, luego giró el rostro para observar a Eva buscando su aprobación y se quedó maravillado con la imagen que encontró, su hijo estaba comiendo, se había agarrado a la perfección al pecho de la mujer, pero lo que lo dejó fascinado y sin habla era la belleza que encontró en el rostro de ella cuando observaba a su pequeño bebé asesino.—Por supuesto que tiene hambre, al igual que la tenía el pequeño Airon— le respondió alzando su mirada, quedándose por un momento sin habla ante la visión que le dio ver a ese hombre viendo de manera embelesada a su pequeña.Jeremy Duncan no solo era rico, era un hombre que imponía, un hombre que a dónde quiera que iba, su aura fuerte hacía todos, arrodillarse y tratarlo con respeto y hasta temerle, pero ahí sentado a un lado de ella y con su hija en brazos era solo un hombre guapo, feliz de cargar a su hija, lo que le hizo estrujar su corazón, ya que parecía que Jeremy parecía no soportar la idea de tomar a su hijo entre sus brazos.—Gracias — mencionó ella tras un breve momento de silencio —no le he agradecido por lo que hizo tanto por mí, como por mi pequeña, daré lo mejor de mí para cumplir con el contrato.— Puedo verlo — aseguró mirándola a los ojos, perdido en esa mirada marrón, esos ojos que podían parecer corrientes, pero para él se veían hermosos con ese brillo tan peculiar de felicidad en la mirada — creo que no pude hacer mejor elección, es usted una buena mujer y será una buena madre.Eva enrojeció por sus palabras, ella no se consideraba una mujer bonita, aunque su amiga, Lupe, le decía que lo era, pero cómo creerlo cuando su expareja se la pasaba siendo infiel. Por supuesto que su amiga le mentía, pero ahora que Jeremy se lo decía. Ella no pudo evitar desear creer que lo que decía era cierto.—Creo que yo soy la afortunada, en todo caso— respondió bajando levemente la mirada, fingiendo ver al pequeño Airón.Tras succionar unos minutos, la bebé volvió a quedarse dormida y él se levantó para ponerla en la cunita con delicadeza.— Traje algo para usted — explicó abriendo una pequeña cajita que contenía un anillo con un enorme diamante que había pasado a buscar a la joyería más cercana — nadie pensaría que es mi esposa si no tiene un anillo de prometida aceptable.— se dio cuenta de que ella tenía las manos ocupadas — ¿Me permite?Ella levantó de nuevo su mirada dándose cuenta de que él esperaba que le diera la mano, por lo que acomodo muy bien al pequeño en uno de sus brazos, para poder extender su mano y dejar que Jeremy colocará el anillo.Su esposa, no era un sueño, pronto sería la señora de Jeremy Duncan, jamás había pensado que algún día sería la esposa de alguien, sobre todo porque el padre de su hija no era de esos hombres que se casaban o se comprometían.Jeremy deslizó el anillo con cuidado en el dedo de la mujer comprobando que encajaba a la perfección y por eso, las alianzas quedarían bien porque había comprado la suya de la misma medida. Necesitaba no perder de algún modo esa intimidad que se había dado entre los dos, sobre todo al rozar el dedo y sentir un leve escalofrío, así que se levantó y le dio la espalda para seguir hablando.— Mañana mismo, el cura del hospital nos casará antes de marcharnos a casa, como le dije, saldrá de aquí siendo mi esposa y tendrá otro anillo en su dedo, el más importante, la alianza que demostrará nuestra unión.—Se giró de nuevo para observarla— preferiría una unión civil, pero no me fío de los magistrados, el cura guardará mejor el secreto, ya que se lo dije durante una confesión.Eva asintió, a las palabras de su futuro esposo, tampoco era que ella deseara decir que no deseaba serlo, por supuesto que lo deseaba, además no se creía capaz de alejarse del pequeño Airón, ahora que lo había tenido entre sus brazos y lo había amamantado, era su hijo, no solo hijo de Jeremy.—A mí no me importa si es un juez o un magistrado, ni tampoco si hay o no hay una fiesta. Soy feliz solo con ser su esposa y la madre legal del pequeño Airón, solo eso me importa.Jeremy asintió y se acercó a ella, inclinándose para dejar un beso en la frente de aquella mujer, inhalando su aroma con fuerza y cerrando los ojos de forma involuntaria antes de separarse, había algo en ella que le resultaba atrayente, algo que le creaba sentimientos y emociones encontradas, ya que apenas acababa de morir la mujer que amaba.— Entonces deberíamos empezar a tutearnos Eva, mañana serás mi esposa y los dos seremos los padres de ambos bebés — tras decir aquello fijó sus ojos en los de ella apenas unos segundos y sin pronunciar una palabra más salió de la habitación. Debía volver a la oficina y asegurarse de que su abogado tuviera listo el contrato, debía controlar sus emociones, no podía permitirse incomodar a la madre de sus hijos, ella era más que una simple mujer, no debía dejar que sus impulsos, su tristeza o sus ganas de consuelo fastidiaran todo.Aquella mañana Jeremy apareció en el hospital junto a su abogado, Diddier Smith, quién aparte de haber redactado el contrato que tanto él como Eva firmarían, sería uno de los testigos de su unión.— ¿Buenos días, estás bien, cómo pasaste la noche?— preguntó Jeremy acercándose a su futura esposa y dándole un suave beso en la mejilla para luego observar extrañado a los dos bebés durmiendo juntos en una cuna.Eva sonrió nada más vio llegar a Jeremy, indicándole que guardara silencio, ya que los dos niños acababan de dormirse.—Sí, estoy bien. Las enfermeras son muy atentas— le respondió en voz baja, soltando un pequeño suspiro al volver a posar la mirada en sus hijos.— ¿Qué sucedió?— preguntó extrañado — ¿Por qué no está cada uno en la suya?—Anya no quería dormir sola. No podía dormir más de 15 minutos, ya que despertaba llorando, lo que despertaba a Airón, por lo que la coloque a un lado de su hermano y solo así es que la bribona dejó de llorar, dejando dormir también a su hermano.En
Eva jamás había tenido gente a su servicio, no era de las personas que necesitara que hicieran todo por ella. Estaba acostumbrada a ser quien se lo hacía todo y así le gustaba, cuidar de sí misma, porque nunca había podido contar con nadie, ni siquiera con ese bueno para nada que la preñó y se largó unos días antes del parto, por lo que esa mañana, como ya tenía costumbre, se levantó temprano para preparar el desayuno.—¿Señora, qué hace aquí?La voz de la esposa del mayordomo y quién se encargaba de la cocina, estaba no solo llena de asombro, sino también de censura al ver a la esposa de su patrón, invadiendo su lugar de trabajo y haciendo lo que se suponía era deber suyo.—Solo le preparaba el desayuno a Jeremy— respondió Eva, rápidamente terminando de colocar una taza de café en una bandeja.—¿Piensa llevarle el desayuno a la cama al señor Jeremy?Eva no respondió, solo le dedicó una mirada dulce a la mujer mientras terminaba de poner en el plato algo de comida.Por supuesto que lo
— ¿Ya se quedaron dormidos los niños?— preguntó Jeremy entrando en la habitación y comprobando que efectivamente ambos bebés estaban descansando en esa gran cuna que compartían.Eva había acabado de dormir a los niños, la mucama se retiró, apenas vio entrar a su jefe a la habitación, dándoles intimidad tal y como cualquier matrimonio debería tener y es que Eva lograba sorprenderse de lo discreto que era el servicio, a veces ni siquiera sabías que estaban allí y eso hacía que todo pudiera resultar más íntimo.—Si, se acaban de dormir, No son hermosos— le preguntó ella volteando a verle con esos ojos brillantes y esa sonrisa que lograba cautivar al hombre.— Si quieres puedo mandar comprar otra, como al principio solo iba a tener un hijo, solo mandé colocar una.Explicó acercándose a ella para observar más de cerca, aquella mujer, se veía hermosa de un modo muy especial y natural, una belleza sencilla en la que, debía reconocer, no se habría fijado con anterioridad, pero al tenerla dela
Todo inició con ese beso, hasta entonces Jeremy creía que nadie podría volver a despertarle nada, sobre todo tan pronto, dentro de él todo era un revoltijo de sentimientos encontrados. Debería estar de luto, no besando a la mujer con la que se había casado por pura conveniencia.Pero las cosas raramente suceden como se planean y Jeremy Duncan, se sentía cada vez más atraído por Eva, era tan diferente a todas las mujeres que había conocido hasta entonces, se le hacía tan hermosa con su belleza natural, tan pura, recién levantada como antes de acostarse. La pobre casi vivía con uno u otro de esos bebés pegados al pecho permanente y, lo que más le fascinaba, era que parecía feliz al hacerlo, a él le parecía el sumun de la feminidad en su más pura expresión, le daban ganas de mimarla y protegerla, tal vez era instintivo, no lo sabía pero estaba convencido de que esa mujer se volvía cada vez más especial para él.¿Cómo no se había dado cuenta antes de la belleza que irradiaba una mujer am
Una vez ahí se sorprendió mucho por la ubicación, era una de las empresas donde había querido postular alguna vez, pero que por su embarazo ya no había podido. Estaba bastante nerviosa, sobre todo al llegar hasta la oficina y presentarse.—¿Tiene cita para hablar con el señor Duncan?— le preguntó la secretaria observándola extrañada, él no recibía nunca visitas de mujeres y todas las reuniones de negocios solía concertadas con anterioridad.—No, pero él me recibirá.— aseguró Eva sonriente.—No creo que el señor Duncan lo haga. Además, no sé quién es usted.Eva se mordió los labios nerviosa antes de responderle a la insolente secretaria.—Dígale al señor Duncan que su es…Justo en ese momento salía Jeremy Duncan de su oficina y la secretaria aprovechó para dirigirse a él.—Señor, esta señora quiere verlo, ya le he dicho que usted está muy ocupado, pero…Jeremy fijó la mirada en su secretaria y esta se calló de golpe, llevaba años trabajando con él y sabía en qué momentos estaba molesto
— A mí me encanta tu estilo y tu ropa y todo lo que tiene que ver contigo — Explicaba a medida que iba bajando por su cuello hasta su escote, descubriendo sus senos y lamiendo débilmente la humedad que había en ellos.—Quiero ser digna para ti…— respondió llevando su mano derecha hasta la cabeza de su esposo, sosteniendo su cuerpo con la izquierda.La forma que él bajaba por su cuerpo, la tenía no solo deseosa, sino también húmeda, ni siquiera con el padre de su hija, ella sintió ese tipo de deseo, como el que Jeremy despertaba con sus labios, sobre sus senos.Primero lamió uno y luego el otro para luego seguir por su camino escrutador hasta su vientre, en el cual todavía podía adivinarse cierto abultamiento y aquello le recordó algo en lo que en medio de su excitación no había reparado.— Eva… no podemos, todavía te falta un poco más de una semana para terminar tu cuarentena ¿Y si algo te sucede?—Pero… — ella trató de rebatir, pero era cierto que le faltaba un poco más de una semana
Nuevamente, volvía a despertar con esa sensación de ausencia, buscaba un cuerpo caliente al lado y únicamente encontraba el hueco vacío y frío que dejaba Jeremy. Eva volvió a encontrarse desayunando sola en el enorme comedor, y pasando el resto del día con la única compañía de las personas del servicio, la niñera y sus hijos.Tras el encuentro en la empresa de su esposo. Él parecía huir cada vez más de estar a solas con ella. Pese a que le había dicho que debería visitarlo más en la oficina y haberlo hecho un par de veces más, No se volvió a repetir lo ocurrido, él actuó de forma muy distinta, con distancia y alegando tener mucho trabajo ese día.Eva no sabía qué hacer, por mucho que lo buscaba o mucho que trataba de establecer una conversación con su esposo. Jeremy encontraba toda clase de pretextos para evitar hablar con ella más de lo estrictamente necesario, parecía aferrarse a cualquier excusa para no tenerla cerca.Ni siquiera cuando se trataba de sus hijos ya le hacía caso, has
Jeremy jamás creyó que después de su trato, eso saldría tan bien, se había casado principalmente para que su hijo tuviera una madre, pero sobre todo, para castigarse, ahora lo veía, condenarse a no volverá amar jamás, porque ¿Qué persona se enamora de alguien con quien pacta un matrimonio de conveniencia?Era demasiado pronto para ponerle a aquello que él sentía la palabra amor, pero no lo era para asegurar que deseaba aquella mujer con todas sus fuerzas, que disfrutaba de su compañía y además fantaseaba con ella a cada rato, teniendo que aliviar a menudo a solas una erección de fácil endurecimiento constante.— Eva, es muy tarde, ¿Qué haces despierta?— preguntó llevando las manos por su cuerpo, amoldándose a sus curvas.—Estaba esperándote...— le respondió con voz suave, pero cargada de un delicioso erotismo que más que escucharlo parecía adentrarse en sus oídos y acariciar su conducto auditivo.Eva no desistiría a menos que él la rechazara de manera tajante, pero las manos de Jeremy