El dinero no puede comprarlo todo, Jeremy jamás creyó que esa frase no fuera cierta hasta el día en que escuchó esas tres palabras que lo rompieron por completo "Ella no sobrevivió". En ese instante pudo sentir su mundo perfecto desmoronarse, por mucho dinero que tuviera, absolutamente nada podría devolverle al amor de su vida, a su esposa, su hermosa Marie, y el responsable de todo era un pequeño bebé del que sin duda no quería saber nada.
— No quiero hacerlo— Aseguró Jeremy con lágrimas en los ojos cuando la enfermera llegó hasta él con un pequeño bebé recién nacido en los brazos para entregárselo.— no quiero sostener esa cosa.— No es una cosa, señor Duncan, es su hijo…— Él la mató, él mató a Marie y yo jamás voy a sostenerlo en mis brazos.La enfermera no era capaz de entender cómo alguien podía culpar a un pequeño bebé recién nacido porque su madre no hubiera sobrevivido al parto. Lo que si estaba claro era que ese niño necesitaba cuidados, pero sobre todo cariño.— Señor, el no tiene la culpa de nada, es solo un bebé y sin una madre necesita el doble de atención y amor de su padre, usted debe ver qué es un pequeño ser inocente…Jeremy miró al pequeño asesino de su esposa dormir tranquilamente en los brazos de esa mujer y negó, sin tan siquiera dejarla terminar su discurso, simplemente salió despavorido de la nurseria, se estaba empezando a ahogar, necesitaba alejarse de él y pensar en cómo criar a esa cosa sin tener que prestarle atención.Caminaba a toda prisa por el pasillo cuando la voz de dos mujeres hablando y, sobre todo, el contenido de esa conversación le llamó la atención.— ¿Pero cómo voy a pagar la factura del hospital? — preguntaba una de las dos mujeres mientras sostenía a un pequeño bebé en brazos, la ternura con la que ella observaba a su hijo lo enmudeció ¿Habría tenido Marie también esa expresión en la mirada? Jamás lo sabría, ella ya no estaba para comprobarlo.Jeremy Negó, eso ya no importaba, su esposa ya no estaba y él era incapaz de amar al ser que había sido la causa de su muerte, era incapaz de darle nada más que una niñera y buena educación, era mucho más de lo que muchos padres podían proporcionarle a sus hijos.Volvió a fijarse en la expresión de aquella mujer y pensó en Marie de nuevo, tal vez debía honrarla, tal vez debía darle a su hijo lo que ella quería que tuviera ¿Pero cómo podía pensar siquiera en sustituirla? Respiró hondo, se armó de valor y entró en la habitación sin tan siquiera pedir permiso a las dos mujeres que estaban dentro.— Yo pagaré su factura, si acepta mis condiciones nunca más tendrá que volver a preocuparse por el dinero.Lupe no sabía qué decirle a su amiga Eva, a duras penas, y había logrado convencer a los doctores y enfermeras que la atendieran la noche anterior, que ahora, al ver las facturas del hospital, se le estrujaba el corazón, a punto estaba de decirle que ya verían cómo pagarlas, que no se preocupara cuando hasta ellas llegó la voz de un hombre.—¿Por qué pagaría usted mi factura?— preguntó Eva inmediatamente abrazando más a su pequeño bultito entre sus brazos. Había escuchado entre sus conocidos que los gringos gustaban de comprar niños recién nacidos —No tendría como pagarle, y no le daré a mi bebé— se apresuró a decir con los ojos rojos a causa de lo mucho que habia estado llorando.—Disculpe señor. Mi amiga acaba de tener a su bebe y está un poco nerviosa— Lupe trataba de hacer a un lado a ese hombre, lo veía como una oportunidad para su amiga para salir del apuro.—Deje que hable con ella…—Eva Rodríguez, deberá pagar la factura y dejar la cama hoy mismo sin falta.La voz de la enfermera en ese momento hizo que Eva volviera a ver al hombre frente a ella.— ¿Por favor, pueden abandonar las dos la habitación?— Pidió el hombre, aunque más que una petición parecía una orden — Ella pagará, no se preocupe.— Aseguró haciendo que la enfermera se marchara y la amiga observara dudosa a Eva, aunque luego también salió del mismo modo en que lo había hecho la enfermera, ya se enteraría luego de lo que quería ese hombre, ahora lo principal era resolver el problema.— Debo suponer que si no hay un hombre aquí, usted no está casada, ¿Verdad? ¿Hay algún padre que pueda reclamar a su hijo?— Preguntó Jeremy sentándose en la silla que había dispuesto cerca de la cama para visitas.— Y no, no pretendo arrebatarle a su hijo.La forma en que ese bebé dormía pacientemente en los brazos de aquella mujer le enterneció, nada hacía que alejara su mirada de aquella imagen que le resultaba tan tierna, nopudo evitar fantasear por un momento pensando en su Marie.Apenas hacía un año, solo un año que había descubierto el amor al lado de su esposa y por sus malditas prisas de concebir al heredero que el patriarca Duncan, su padre, le pedía, ahora su esposa estaba muerta, en el fondo sabía que el bebé no era el asesino de Marie sino él mismo y sus ansias de poder. Pero ahora la vida le había mostrado que el dinero no solo no podía dárselo todo, sino que la avaricia podía arrebatarle lo que más le importaba.Eva no era capaz de dejar de temblar por dentro, porque por fuera lo único que se podía ver era la imagen de una madre abrazando a su hijo de manera amorosa. Ante la mención de un hombre a su lado, ella hubiera deseado decir que si más no lo había, por lo que negó con cabeza, antes de hablar.—No, no hay nadie— negó con la cabeza y con la boca — no hay ningún hombre que quiera reclamar a mi hija.—Su marido, el hombre con el que ella había cruzado la frontera hacía más de seis años, la había abandonado una vez, le dijo que estaba embarazada.—Si no planea quitarme a mi hija ¿Cuáles podrían ser esas condiciones de las que habla?— Iré al grano, mi esposa murió en el parto y yo no tengo tiempo para cuidar de ese…. Bebé…— le costó mucho llamarlo así y no referirse a él como asesino — usted no tiene recursos para cuidar a su hija, ni siquiera creo que pueda permitirse cuidarla como se merece, o recuperarse como lo necesita una mujer después del parto, obviamente deberá trabajar a penas salga de aquí, si ni siquiera puede costearse el hospital.Hizo una pausa, era consciente de que estaba siendo algo rudo al hablar, pero en ese instante en el que su vida se había desmontado por completo, no se paraba a pensar en si hería los sentimientos de alguien o no.Ella estaba atenta a las palabras que ese hombre le decía, la forma que le hablaba, aunque era ruda, también denotaba lo mucho que estaba sufriendo en ese momento, lo mucho que le costaba decir lo que estaba tratando de proponerle. Además, tenía razón en sus palabras, no contaba ni tenía los recursos para mantener a su pequeña.— Lo que quiero es que usted se convierta en mi esposa y críe a nuestros hijos como si los dos fueran suyos, sin ningún tipo de diferencia entre ellos y que jamás sepan la verdad — fijó su mirada en la de la joven — es indispensable eso último ¿Se ve capaz de adoptar a otro bebé y armarlo igual que lo hace con esa niña?Pero, sin embargo, Eva no estaba preparada para lo que ese hombre le propondría.Ella abrió no solo los ojos, también su boca ante la propuesta del hombre.— Déjeme ver si entendí. ¿Usted desea que yo me case con usted y críe a su hijo y a mi hija como si fueran nuestros?— Lo único que tiene que saber por ahora es que si acepta, saldrá de este hospital casada con un hombre muy rico. Adoptará a mi hijo y yo adoptaré a su hija de forma legal, ella tendrá la misma educación, beneficios y por supuesto herencia que mi hijo biológico. Solo habrá tres condiciones irrefutables en nuestro contrato; no hará diferencias con nuestros hijos, jamás le revelará a nadie la verdad sobre ellos y no podrá divorciarse de mí hasta que cumplan dieciocho años, si incumple cualquiera de esas cosas, ellos quedarán bajo mi cuidado y usted tendrá el régimen de visitas estipulado por un juez. — ni siquiera él era capaz de creer que le estuviera proponiendo eso a otra mujer cuando el cuerpo de su esposa no estaba frío todavía — tomaremos cualquier decisión sobre ellos al cincuenta y no sé si quisiera añadir usted alguna otra cláusula, estoy dispuesto a negociar siempre y cuando no afecte a los tres puntos innegociables que ya le dije.Eva vio que las cláusulas eran simples y solo incluían a los niños, no decía nada sobre ella y su deber como esposa, tampoco es que deseara intimar con el hombre, el padre de su hija le había hecho odiar cumplir con ese rol.Eva mordió sus labios pensando en lo que debía hacer o no hacer, lel gorgojo que salió de los labios de su hija la hizo voltear a verla, llevándola a tomar una decisión.—Aceptaré sus cláusulas solo, con un par de condiciones— respondió viéndolo a los ojos, con una determinación que no sabía de dónde le salía, pero que la ayudaba a aceptar el trato de aquel desconocido.Por fin habían quedado claras las cláusulas de su contrato y lo primero que Jeremy hizo fue pedir el traslado de aquella mujer a una de las suites del hospital, su esposa no podía permanecer en aquel cuartucho pequeño y mucho menos sus hijos. ¿Qué pasaría si se filtraba a la prensa que él había permitido aquello? Tenía una imagen que mantener, de hechó esa era una de las razones de que le hubiera propuesto ese trato a una desconocida.Tras asegurarse de que aquella mujer estaba en las condiciones óptimas y adecuadas, se fue a hablar con el director del hospital para que reuniera a todo el personal que había atendido ambos partos y todo el que supiera la realidad de cómo fueron las cosas.Seis personas en total, seis eran demasiadas para un secreto como aquel, en su experiencia, que dos personas fueran conscientes de un secreto ya eran demasiadas, seis era un riesgo que preferiría no correr, aun así, Jeremy no dudó en ofrecerles grandes sumas de dinero a todos si accedian a firmarle u
Eva levantó su mirada, negando al notar el tono de enfado de la enfermera, el mismo que apareció cuando le dijo que apenas tenía leche para alimentar a un bebé. Era consciente de que la enfermera podía tener razón, pero no podía soportar que el pequeño siguiera llorando y mucho menos permitir que lo entubaron cuando era un perfecto bebé que solo deseaba alimentarse del seno de su madre, el pequeño angelito no tenía la culpa que su madre no hubiera sobrevivido al parto.— Parece que si tenía hambre — explicó Jeremy al comprobar que la niña se había callado automáticamente en cuanto acercó el biberón a su boca y empezó a succionar sin problema, luego giró el rostro para observar a Eva buscando su aprobación y se quedó maravillado con la imagen que encontró, su hijo estaba comiendo, se había agarrado a la perfección al pecho de la mujer, pero lo que lo dejó fascinado y sin habla era la belleza que encontró en el rostro de ella cuando observaba a su pequeño bebé asesino.—Por supuesto que
Aquella mañana Jeremy apareció en el hospital junto a su abogado, Diddier Smith, quién aparte de haber redactado el contrato que tanto él como Eva firmarían, sería uno de los testigos de su unión.— ¿Buenos días, estás bien, cómo pasaste la noche?— preguntó Jeremy acercándose a su futura esposa y dándole un suave beso en la mejilla para luego observar extrañado a los dos bebés durmiendo juntos en una cuna.Eva sonrió nada más vio llegar a Jeremy, indicándole que guardara silencio, ya que los dos niños acababan de dormirse.—Sí, estoy bien. Las enfermeras son muy atentas— le respondió en voz baja, soltando un pequeño suspiro al volver a posar la mirada en sus hijos.— ¿Qué sucedió?— preguntó extrañado — ¿Por qué no está cada uno en la suya?—Anya no quería dormir sola. No podía dormir más de 15 minutos, ya que despertaba llorando, lo que despertaba a Airón, por lo que la coloque a un lado de su hermano y solo así es que la bribona dejó de llorar, dejando dormir también a su hermano.En
Eva jamás había tenido gente a su servicio, no era de las personas que necesitara que hicieran todo por ella. Estaba acostumbrada a ser quien se lo hacía todo y así le gustaba, cuidar de sí misma, porque nunca había podido contar con nadie, ni siquiera con ese bueno para nada que la preñó y se largó unos días antes del parto, por lo que esa mañana, como ya tenía costumbre, se levantó temprano para preparar el desayuno.—¿Señora, qué hace aquí?La voz de la esposa del mayordomo y quién se encargaba de la cocina, estaba no solo llena de asombro, sino también de censura al ver a la esposa de su patrón, invadiendo su lugar de trabajo y haciendo lo que se suponía era deber suyo.—Solo le preparaba el desayuno a Jeremy— respondió Eva, rápidamente terminando de colocar una taza de café en una bandeja.—¿Piensa llevarle el desayuno a la cama al señor Jeremy?Eva no respondió, solo le dedicó una mirada dulce a la mujer mientras terminaba de poner en el plato algo de comida.Por supuesto que lo
— ¿Ya se quedaron dormidos los niños?— preguntó Jeremy entrando en la habitación y comprobando que efectivamente ambos bebés estaban descansando en esa gran cuna que compartían.Eva había acabado de dormir a los niños, la mucama se retiró, apenas vio entrar a su jefe a la habitación, dándoles intimidad tal y como cualquier matrimonio debería tener y es que Eva lograba sorprenderse de lo discreto que era el servicio, a veces ni siquiera sabías que estaban allí y eso hacía que todo pudiera resultar más íntimo.—Si, se acaban de dormir, No son hermosos— le preguntó ella volteando a verle con esos ojos brillantes y esa sonrisa que lograba cautivar al hombre.— Si quieres puedo mandar comprar otra, como al principio solo iba a tener un hijo, solo mandé colocar una.Explicó acercándose a ella para observar más de cerca, aquella mujer, se veía hermosa de un modo muy especial y natural, una belleza sencilla en la que, debía reconocer, no se habría fijado con anterioridad, pero al tenerla dela
Todo inició con ese beso, hasta entonces Jeremy creía que nadie podría volver a despertarle nada, sobre todo tan pronto, dentro de él todo era un revoltijo de sentimientos encontrados. Debería estar de luto, no besando a la mujer con la que se había casado por pura conveniencia.Pero las cosas raramente suceden como se planean y Jeremy Duncan, se sentía cada vez más atraído por Eva, era tan diferente a todas las mujeres que había conocido hasta entonces, se le hacía tan hermosa con su belleza natural, tan pura, recién levantada como antes de acostarse. La pobre casi vivía con uno u otro de esos bebés pegados al pecho permanente y, lo que más le fascinaba, era que parecía feliz al hacerlo, a él le parecía el sumun de la feminidad en su más pura expresión, le daban ganas de mimarla y protegerla, tal vez era instintivo, no lo sabía pero estaba convencido de que esa mujer se volvía cada vez más especial para él.¿Cómo no se había dado cuenta antes de la belleza que irradiaba una mujer am
Una vez ahí se sorprendió mucho por la ubicación, era una de las empresas donde había querido postular alguna vez, pero que por su embarazo ya no había podido. Estaba bastante nerviosa, sobre todo al llegar hasta la oficina y presentarse.—¿Tiene cita para hablar con el señor Duncan?— le preguntó la secretaria observándola extrañada, él no recibía nunca visitas de mujeres y todas las reuniones de negocios solía concertadas con anterioridad.—No, pero él me recibirá.— aseguró Eva sonriente.—No creo que el señor Duncan lo haga. Además, no sé quién es usted.Eva se mordió los labios nerviosa antes de responderle a la insolente secretaria.—Dígale al señor Duncan que su es…Justo en ese momento salía Jeremy Duncan de su oficina y la secretaria aprovechó para dirigirse a él.—Señor, esta señora quiere verlo, ya le he dicho que usted está muy ocupado, pero…Jeremy fijó la mirada en su secretaria y esta se calló de golpe, llevaba años trabajando con él y sabía en qué momentos estaba molesto
— A mí me encanta tu estilo y tu ropa y todo lo que tiene que ver contigo — Explicaba a medida que iba bajando por su cuello hasta su escote, descubriendo sus senos y lamiendo débilmente la humedad que había en ellos.—Quiero ser digna para ti…— respondió llevando su mano derecha hasta la cabeza de su esposo, sosteniendo su cuerpo con la izquierda.La forma que él bajaba por su cuerpo, la tenía no solo deseosa, sino también húmeda, ni siquiera con el padre de su hija, ella sintió ese tipo de deseo, como el que Jeremy despertaba con sus labios, sobre sus senos.Primero lamió uno y luego el otro para luego seguir por su camino escrutador hasta su vientre, en el cual todavía podía adivinarse cierto abultamiento y aquello le recordó algo en lo que en medio de su excitación no había reparado.— Eva… no podemos, todavía te falta un poco más de una semana para terminar tu cuarentena ¿Y si algo te sucede?—Pero… — ella trató de rebatir, pero era cierto que le faltaba un poco más de una semana