Quiero agradecer a todas aquellas personas que se han tomado el tiempo de leer mi historia, en verdad espero que haya sido de su agrado y que en todo momento hayan disfrutado de esta historia tanto como yo disfrutaba escribiendo cada capítulo, la segunda parte, la pueden encontrar como "El padre de mis hijos", espero que sea de su agrado y que me acompañen en este pequeño viaje a través de cada capítulo. Saludos, besos y mil gracias por todo.
Luciano De Angelis Despierto una vez más igual que otras tantas veces a causa del mismo sueño, esa mujer que no deja de aparecer en mis sueños es hermosa, delgada, de baja estatura, cabellera larga y castaña con unos hermosos ojos color almendra y tez blanca, es como si la conociera de antes y siento una añoranza hacia ella, aunque estoy seguro de que no la conozco de antes. Aún recuerdo la primera vez que le comenté a mi novia sobre esta mujer, así como la descripción de ella, casi se vuelve loca y pidió que me revisara mi médico, después de esto comenzó a darme algunas pastillas para dormir mejor y dejé de soñar con ella. No me gusta tomar ese medicamento debido a que me hace sentir como aturdido y algunas veces llegaba a olvidar ciertas cosas, sin que ellos se den cuenta les he engañado haciéndoles creer que aun las tomo, aunque tiene semanas que no lo hago, por lo mismo he vuelto a tener el mismo sueño con esa mujer desconocida. Me doy la vuelta y veo a mi lado a mi futura pro
Lilibeth Recibo una llamada la cual me deja un poco desconcertada, se trata del señor Otto, hace ya más de un año que no lo veo y que ahora me llamé es demasiado extraño, sobre todo por el hecho de que no sé cómo consiguió mi teléfono. —¡Buenas noches, señorita!, espero que aún me recuerde. Lamento molestarla, pero hay algo que mi esposa y yo quisiéramos discutir con usted, ¿sería posible verla la siguiente semana? Sabemos que no está en el país, pero es urgente que hablemos con usted. —Suena algo preocupado por lo que espero que no sea nada de grave. —Claro, solo que tendría que hacer unos arreglos y estaré ahí en unos días —respondo después de pensarlo por un momento. —Gracias es importante que este aquí antes del sábado de la siguiente semana, disculpe la molestia, pero en verdad es muy importante y no podemos tratarlo por teléfono. —Ahí estaré, cuente conmigo. —Cuelgo el teléfono y me quedo pensativa sobre esta llamada tan extraña. Más tarde en el restaurante les comunico a
Es el día de la fiesta de compromiso de mi esposo y decido asistir con ayuda de Gianna, la esposa de Otto quien me transformo casi en otra persona me consiguió una peluca rubia para la ocasión, unas lentillas verdes, así como el atuendo que llevaré. Hemos decidido que de entre todos mis hombres llevaré a Donato, entramos a la mansión Salvatore sin ningún problema, nos movemos entre la gente y actuamos como si fuésemos una pareja, por mi parte es fácil, pero para Donato es incómodo tratar a su señora así (aunque a todos les he dicho que ya no soy más su señora y que ahora todos somos una familia, ellos se niegan hasta cierto punto a cambiar su forma de verme). Después de un rato deambulando por el lugar anuncian que los novios se presentarán para dar inicio con la fiesta de compromiso, nos acercamos un poco para no ser reconocidos y mi corazón se detiene al observar al hombre que está junto con Maritza, es él, no hay duda es mi Massimo y unas cuantas lágrimas escapan de mis ojos, Dona
Lilibeth Después de que hacen el anuncio de su compromiso salgo al jardín para tomar un poco de aire y poder despejar mi cabeza, cuando estoy preguntándome que fue exactamente lo que sucedió hace un año escucho unos pasos, me giro y veo a Massimo, intento huir de él, pero me es imposible, me toma por el brazo frustrando mi huida. Cuando pregunta si nos conocemos no puedo evitar sentir un dolor tan profundo, pero rápidamente lo oculto no quiero que se dé cuenta de quien soy hasta que sea seguro para ambos, por lo que niego conocerlo. También me hace saber que me vio ayer, mientras entraba a la cafetería de Otto, esto provoca que tiemble de miedo, si él me vio es posible que cualquiera se haya percatado de mi aparición, debo salir inmediatamente de aquí para no exponernos frente a todos, pero él no me dejará ir tan fácilmente y cuando estoy comenzando a desesperarme aparece Donato y me saca de aquí. —Señora lo lamento, pero Maritza estaba buscando al señor Massimo, no podía dejar qu
—¡Buenas noches, señora Carluccio!, ¿a qué debo el honor de su visita? —inquiere, me gusta que no se ande con rodeos por lo que puedo ser totalmente franca desde el principio. —¡Buenas noches, señor Lombardi!, ahora me llamo Lucrecia Montemayor, usted me entiende es por seguridad, para ser sincera quiero pedir su ayuda —en cuanto escucha esto suelta una sonora carcajada, yo por mi parte permanezco impasible a la espera de que diga algo. —Muy inteligente por su parte, ¿qué tipo de ayuda? Para serle sincero, me parece extraño que acuda a mí después de lo que sucedió hace más de un año. —Muda su expresión por una de profundo dolor. —Quiero que me cuente si sabe algo sobre Luciano De Angelis o mejor dicho Massimo Carluccio. —No parece nada sorprendido al mencionarle esto por lo que supongo que sabe algo. —Señora, ¿qué beneficio obtengo al proporcionarle esta información? —Sabía que pediría algo, así que he venido preparada. —Tengo información sobre el asesinato de su hijo Renzo Lombar
Luciano Estoy en el antro El bajo mundo con un amigo, cuando veo pasar a la mujer del otro día, hoy se ve sumamente hermosa con ese pantalón negro formal, un corsé dorado y un saco beige, parece toda una mujer de negocios, nunca pensé en encontrarla aquí, estoy por pararme e ir detrás de ella, pero veo que lleva prisa y se dirige hacia donde está el dueño del lugar; no lo conozco pero sé que puede ser un hombre demasiado cruel según lo que Maritza me ha contado, a mi prometida no le gusta venir a este lugar debido a su dueño, yo por mi parte disfruto mi estadía aquí, todos los trabajadores son realmente muy atentos conmigo. Después de cerca de una hora ella sale del lugar privado del dueño y para mi decepción se va rápidamente del antro sin siquiera poder acercarme a ella, espero poder volver a verla en los próximos días, pero sobre todo encontrarla a solas y no con el tipo que siempre la acompaña. Regreso a mi casa y encuentro a Maritza, ya acostada esperándome y por la forma en q
Lilibeth He recibido una llamada de Giuseppe Lombardi pidiendo que nos veamos hoy por la noche, creo que he logrado mi cometido y me proporcionará la ayuda que necesito. Como todo este tiempo lo hemos acordado, voy en compañía de Donato y otros hombres que se harán pasar por clientes para mayor protección mía. Llegamos al antro y al igual que la vez pasada sus hombres nos revisan para ver si tenemos armas, solo que esta vez saben lo que les espera si tratan de pasarse de listos conmigo, nos dejan pasar después de retirarnos las armas de Donato y nos encontramos frente a Giuseppe. —¡Buenas noches, señor Lombardi!, espero que ya tenga una respuesta sobre la propuesta que le hice. —Nos damos la mano y luego tomamos asiento. —¡Buenas noches, señora!, la verdad es que lo he pensado bastante y además de la información sobre el asesinato de mi hijo me gustaría pedirle otra cosa, si usted acepta yo le proporcionaré una casa de seguridad para usted y su familia con mis mejores hombres para
Luciano Estoy nuevamente en el antro El bajo mundo bebiendo un whisky, cuando escucho como unos hombres detrás de mí, comienzan a hablar sobre una mujer que está sola bebiendo en la barra y apostando sobre quién será el afortunado de llevársela a la cama, sólo por curiosidad posó mi mirada en la misma dirección que ellos, veo a una mujer que está de pie quitándose su abrigo, al principio la veo como cualquier mujer de las que acostumbran a venir aquí, pero cuando se gira un poco saludando a alguien me quedo sin habla y sin poder pensar con claridad. Se trata de Lucrecia, la cual lleva un vestido verde esmeralda corto de lentejuelas que se ajusta a su cuerpo como una segunda piel, la parte trasera solo se amarra con unas tiras en la parte superior, dejando al descubierto toda su espalda desnuda en un escote que termina en la parte baja de ésta. Se levanta de su asiento y veo que se dirige hacia los sanitarios, por el rabillo del ojo veo que los dos tipos que hablaban de ella hace un