Los golpes a mi puerta suenan más rápido de lo que pude imaginar. Apenas pude sentarme en la cama a jugar con la sortija de compromiso y pensar en cómo sería mi matrimonio con Damián si mi familia seguía oponiéndose.—Hija, déjame entrar hablemos — dice mi padre.—Te dejaré entrar y hablaremos cuando le des una oportunidad real a Damián para conocerlo. No poniéndole trampas y siendo así de pasivo/agresivo — respondo.—¿Cuándo es que fui pasivo/agresivo? De una vez fui agresivo, y lo admito.No me río ante su chiste. Él escucha que no hago ningún ruido.—¿No tienes una sonrisa en tu rostro? Soy bueno poniéndole una sonrisa en la cara a casi todo el mundo…—No es momento de chistes papá. Lo sabes muy bien, no sé por qué pretendes que sí lo es.—Me pude contactar con Mohamed y con Julia. Sé que estás buscando trapos sucios de esa familia. Lo repito ¿así te quieres casar? — explica con seriedad — ¿Con el padre del niño con la madre muerta en circunstancias extrañas? ¿Con el nieto de un ho
Narrado por Damián Goldstein No he parado de recordar los besos en mi cama que compartí con Leonora, tampoco lo he hecho de lo que pasó con nosotros en mi baño. De cómo la rechacé cuándo eso era lo menos que quería, pero esto que despertaba en mí, me estaba asustando más de la cuenta. He intentado hacer distancia con ella, aunque eso fue aún más imposible al ir conociendo a su familia.Su madre era una señora muy amable, a pesar de evidentemente odiarme; al igual que su padre es simpático, a pesar de odiarme. Desde que llegué a la cena con Luciano, fue golpe tras golpe, fallé en muchos como una forma de defenderme. ¿Defenderme de quién? ¿De un padre que sabe que esto es falso? ¿De una mujer que quiere algo de mí?Esa mujer me hizo ponerme muy nervioso al decir a todo viento que me amaba, para dejarme en un interrogatorio feroz con su padre. Sólo sé que sacó una libreta, se puso sus lentes de lectura y me preguntó exhaustivamente muchas cosas.Desde cómo conocí a su hija, cómo era nue
La música estridente, la gente saltando a mi alrededor y el alcohol que recorre por mis venas en esta fiesta no me hacen sentir como yo. Lo cual me fascina. ¡Esta es mi primera noche de locura y rebeldía! Acabo de graduarme de la universidad y estoy celebrando con mis amigas en este club playero en el corazón de Miami. —Estamos reunidas aquí para celebrar un momento triste y alegre al mismo tiempo. Nuestra Leonora abandonará el nido y se irá a trabajar a la ciudad que nunca duerme, Nueva York. A su salud — celebra Harper. Todas alzamos nuestros shots, los chocamos y bebemos hasta el fondo. Harper y Ava se ríen; a Sofía y Amy el tequila les está afectando. A mí solo me prende más, pido otra ronda de shots. —Lelo, ¿no crees que no deberías beber tanto? — aconseja Amy susurrándome al oído. Típico de Amy, mi mejor amiga y prima, cuidarme por ser la mayor. Pero lo que se le ha olvidado es que ya tengo 23 años de edad, soy una mujer legalmente y este es mi grito de libertad. —¡Quién ten
En mi estómago se mezclan los nervios usuales de un nuevo trabajo y las ansias por aprender lo más que pueda parada aquí, frente el gran rascacielos de Goldstein Investments. Entro en una recepción que no parece tener final y al anunciarme a la recepcionista me da un pase de entrada provisional que guindo de mi cuello. Llego al piso de recursos humanos y me dirijo a la oficina de la reclutadora, no sin antes darle una sonrisa breve a Amy. Ella me pica el ojo para continuar con lo que está haciendo en su escritorio, trabaja aquí, y fue quien me avisó que estaban buscando a más personal. Entro en la oficina, no soy la única nueva. Hay cuatro personas más junto a las que tomo asiento después de dar los buenos días. Desde aquí la reclutadora que se llama Natasha nos da una charla introductoria de la empresa, y su historia. Después habla independientemente con cada uno de los nuevos. Los asigna a que vayan a un piso diferente y hablen con los encargados. Yo soy la última que queda con ell
Bueno, actualización. Estoy en la calle actualmente después de haber sido escoltada por dos guardias de seguridad de la oficina de Damián Goldstein. El impacto de haber sido escoltada de un sitio como ese, es muy grande como para procesarlo rápido. La mirada del resto de los empleados viéndome con pena mientras todo esto ocurría y yo aguantándome las lágrimas, está para ese rincón de mi memoria en el que almacenamos los momentos más vergonzosos de la vida. En pleno shock es que he pedido un taxi, y en pleno shock es que la gente me pasa por el lado sin importarle a nadie quién soy. Nadie aquí sabe que soy Leonora Brown y que vengo de la familia que vengo. Chequeo la app para ver por dónde va mi taxi y viene tan lento por el tráfico, que me pongo a caminar para acercarme yo a él. Quise pensar por estos días que esa noche no había acontecido, que no me había acostado así de fácil con un desconocido y dejado seducir con palabras obviamente falsas de amor. Quise seguir con mi vida sin r
Se suponía que estaría abriendo mis alas en una nueva vida. No encogiéndolas ante la terrible vergüenza e ira que me está consumiendo. Ver al hombre con el que pase la noche más mágica que hubiese tenido, poniendo un rostro de absoluto pánico al recordárselo. El cambio de sus expresiones es tan drástico, que es doloroso. —Déjanos a solas — pide Damián imponente a Natasha. Si pienso que ella se negará, eso queda desestimado muy rápido. Natasha ya se está parando y esquivándonos para salirse de su propia oficina sin chistar. —Tómense el tiempo que quieran — se despide. Veo la puerta por la que se fue, después veo a Damián que va a sentarse a la silla de Natasha. Como si esta fuese su oficina, aunque si Rowan es su abuelo, y él tiene un puesto tan grande para la edad que aparenta, eso hace más sentido. No le calculo más de 30. —¿Todos tus empleados te temen? ¿Qué clase de jefe eres? — pregunto desconcertada. —Uno que no quieres tener. ¿Para qué la insistencia? — responde de mal hum
La vida corporativa no debería ser una novela. Es la única certeza que tengo en la cabeza mientras veo cómo esta mujer grita y se esfuerza para que no la saquen de la oficina. Ya no es un solo empleado, son dos los que la están jalando de la cintura para que no entré. Estoy, paralizada. —Muévete, yo llamaré — me gruñe Damián quitándome el teléfono de la mano y marcando — Suban, sáquenla ya. ¡No es a la señorita Leonor, es a otra más! ¡Apúrense! Ni puedo recordarle a mi odiado jefe que ese no es mi nombre, la mujer en cuestión demuestra tener la fuerza de un caballo. Se suelta de los hombres y viene a aferrarse a mi brazo. —¡Tienes que ayudarme! ¡Mi hijo no tiene la culpa de los errores de su madre! —Disculpa, pero yo no puedo ayudarte… — digo intentando que me suelte. Si espero que mi maravilloso jefe me saque a esta mujer de encima, me equivoco, él se levanta de la silla y nos da la espalda. Parece que se la pasa con migraña. —¡Sí puedes ayudarme! ¡Convéncelo de que se haga la
Entre primeros días de trabajo caóticos, este debería ganarse el premio mayor. Tengo al bebé de mi jefe cargado en mis brazos y nadie me da respuesta de dónde está su madre.—¿No pueden encontrarla en el edificio? — exclamo perdiendo los estribos a José — ¡Tiene que estar aquí! ¡No pudo abandonar a su bebé con una desconocida! ¿Qué madre haría eso?Al avisarles que Marisella no estaba en el baño, los guardaespaldas de Damián habían ido a buscar a esa mujer por todo el piso en donde estábamos. Mientras yo me quedaba anonadada y con un bebé durmiéndose en mi hombro.—Cálmese señorita Leonora — me pide el hombre.Le miro con llamas en mis ojos.—¡¿Cómo me pides que me calme?! ¡No me dijeron en mi entrevista de trabajo que tendría que encargarme de los asuntos personales de mi superior! — digo tan estresada.¡Me había acostado con Damián! ¡Me había dicho que se enamoró de mí y prometió continuar lo nuestro al amanecer! ¿Ahora tengo que cuidarle al hijo que tuvo con la amante?Me equivoco