Tras la marcha de Allison de la mansión Swift, los hermanos Ámbar y Armador se vieron consumidos por una tempestad de conmoción y rabia. La lectura del testamento de su padre había revelado una verdad inquietante. Alessandro Swift, había otorgado la mayor parte de su vasta fortuna a su hija menor. El sesenta por ciento de la herencia había sido legado a su hermana, mientras que a cada uno le habían asignado tan solo un veinte por ciento.
Alessandro Swift había sido un legendario hombre de negocios y magnate. Sin embargo, debajo de su formidable personalidad, también había sido un padre devoto, y el vínculo que compartía con Allison no había tenido parangón dentro de la familia Swift. Su decisión de dejarle la mayor parte de su riqueza, incluida la empresa familiar, no fue una decisión tomada a la ligera. Ámbar, una rubia de ojos verdes, se sintió consumida por la sospecha. Ámbar siempre había sabido del profundo afecto que su padre sentía por Allison, pero eso la carcomía y alimentaba un resentimiento latente hacia su hermana menor. "Esto no puede estar pasando", murmuró, con la mirada fija en el documento que tenía delante "¿Cómo puede esa muchacha heredar una cantidad tan obscena de dinero?". Amador, el hermano gemelo de Ámbar, tenía una expresión de desprecio no disimulado. "Si no hacemos algo con esta chica ", susurró "Nos quedaremos sin nada. No olvides que la vieja Regina sigue viva. Es la consejera de la familia". "¿Qué podemos hacer?", reflexionó Ámbar en voz alta "¿Desterrarla a alguna tierra lejana? No podemos actuar precipitadamente. Lo único que importa es que está en ese asqueroso club. Espero que arda en llamas". Los ojos de Ámbar brillaban con malevolencia mientras hablaba. No albergaba buenas intenciones hacia su hermana, ni siquiera el más mínimo deseo por su bienestar. El repentino cambio de suerte había dejado al descubierto las horribles fisuras que había en el seno de la familia Swift. "Tienes razón en eso", respondió Amador, pasándose una mano por su cabello dorado "Pero tenemos que hacer algo. Si una de esas personas hace un movimiento, podríamos perderlo todo". Puede que él estuviera ahora en el poder de Swift Enterprise durante dos años, pero tenía un plan. No podían creer la traición que habían sufrido. Sus padres los habían dividido como peones, otorgándole a Allison, la mayor parte de la fortuna familiar. Para ellos, era una violación flagrante de su propio derecho. Tampoco podían comprender cómo el negocio familiar, donde Ámbar había trabajado como asistente de su padre, les había sido negado. Solo podían observar impotentes cómo Allison crecía en poder, mientras que Amador era relegado a la posición de director ejecutivo y Ámbar a su mano derecha. Mientras tanto en las profundidades de la psique atribulada de Allison, un sueño inquietante la envolvió, susurrándole tormento en los oídos. Despertada abruptamente por gritos espeluznantes que resonaron por la habitación, se desplomó en el suelo en un torrente de lágrimas. "No me dejen, por favor", sollozaba repetidamente, su mente atrapada en la vívida pesadilla. Estaba perdida en la agonía de su trauma, inconsciente de su entorno. En un momento de lucidez, abrió los ojos y se dio cuenta del vacío de su entorno. Era un mero sueño, un cruel recordatorio de su realidad destrozada. Mientras miraba sus manos temblorosas y su reflejo en el espejo, sacudió la cabeza con incredulidad. Una criada entró en la habitación, su preocupación era evidente al ver la angustia de Allison. Se acercó con cautela, preguntando por la conmoción. Allison, incapaz de expresar su dolor, se desplomó en los brazos de la criada, con lágrimas que no cesaban. "Señorita, ¿qué le preocupa? Por favor, confíe en mí". Pero Allison permaneció en silencio, con la mirada perdida en el abismo de su desesperación. Después de un momento de vacilación, reunió su coraje y pronunció una sola palabra. "Dante". El nombre quedó suspendido en el aire como un secreto susurrado, llevando consigo un peso que parecía presionar las paredes de la mansión. La sirvienta, al tanto de los susurros y rumores que impregnaban la gran propiedad, sabía que Dante era un hombre misterioso y poderoso. "El señor Parker suele estar fuera por las noches, señorita Allison ", respondió la sirvienta con voz suave y tranquilizadora "Sin embargo, sólo se queda en casa cuando está indispuesto. De lo contrario, es un ciclo constante de trabajo y viajes, dependiendo de las demandas de su vasto imperio" "Por favor ", imploró Allison con voz temblorosa "No diga ni una palabra de esto. Finja que no ha sucedido nada". La sirvienta asintió con la cabeza en señal de comprensión, con el corazón pesado por el conocimiento secreto que yacía entre ellas. Sin embargo, una sed insaciable por la verdad ardía en su interior. "¿Puede decirme qué le ha sucedido y por qué gritó?", preguntó, con su preocupación evidente en su tono. La mirada de Allison se encontró con la de Rocío y, en ese instante, tomó una decisión. Comenzó a desentrañar los eventos que la habían llevado a ese momento, con la voz temblorosa de vulnerabilidad. Rocío escuchó atentamente, sus propias emociones conmovidas por el conmovedor relato de Allison. Cuando la narración de Allison llegó a su conclusión, los labios de Rocío se separaron en un suave jadeo y su mano se cubrió la boca instintivamente. "Oh, Dios mío, niña. Lamento mucho escuchar por lo que has pasado", susurró "Tuve una sensación cuando llegaste por primera vez a esta mansión. No te preocupes. Te cuidaremos aquí, atendiendo todas tus necesidades. Mi nombre es Rocío". Una débil sonrisa se dibujó en el rostro de Allison mientras se presentaba. "Soy Allison Swift y tengo diecinueve años. Si lo deseas, podemos hacernos amigas". Rocío se sintió profundamente conmovida por la inocencia de Allison y su falta de experiencia mundana. Sintió un espíritu afín en la joven, un vínculo que trascendía sus diferencias de edad y circunstancias. "Eres muy joven, Allison. Demasiado joven hasta para el señor Parker, debo añadir", comentó Rocío en broma. Los ojos de Allison se abrieron de sorpresa, su curiosidad se despertó. Dudó por un momento antes de reunir el coraje para preguntarle a Rocío sobre Dante Parker, el enigmático amo de la mansión. Sin embargo, un sentido de la propiedad la detuvo. Rocío notó la pregunta tácita de Allison. "Si tiene alguna pregunta sobre el señor Parker, no dude en preguntar. Estoy aquí para ayudarla ", dijo tranquilizadoramente. Allison reunió coraje y preguntó. "¿Cuántos años tiene? Rocío se rió suavemente ante la inocente pregunta "Bueno, el señor Parker tiene veintisiete años". Allison se quedó boquiabierta por el asombro "¿Hay algo más que le gustaría saber, Allison? "preguntó Rocío. Los ojos de Allison parpadearon con vacilación antes de decir. "¿Qué sucedió en su pasado?". La actitud de Rocío cambió ligeramente y su expresión se volvió cautelosa. Ese tema en particular estaba prohibido dentro de las paredes de la mansión. Allison, percibiendo la inquietud de la mujer, agregó rápidamente: "Si no puede responder esa pregunta, lo entiendo. Rocío sonrió, aunque estaba tensa. "No puedo responder esa pregunta, Allison", dijo Rocío, su voz firme pero con un toque de tristeza. "El pasado del Señor Parker es un asunto delicado". Allison, sintiendo la angustia de la mujer, rápidamente retrocedió. "Si no puedes responder, tranquila", murmuró. Rocío sonrió agradecida y colocó una mano reconfortante en el hombro de la joven. "Lo único que puedo decir", continuó, "Es que el Señor Parker ha tenido una experiencia terrible con un familiar. Sé paciente con él". Rocío hizo una pausa, sus palabras quedaron flotando pesadamente en el aire. Allison sintió un cambio incómodo en su interior. Dante Parker era un hombre de pocas palabras y de comportamiento enigmático. Su temperamento irascible y su naturaleza impredecible eran una fuente constante de inquietud para la familia. Sin embargo, Rocío no estaba dispuesta a revelar las verdades más oscuras que acechaban el pasado de Dante. La brutal tortura de su ex prometida, Elaisa, era un secreto enterrado en lo profundo de los muros de la mansión. El trágico final de su amado hermano había dejado una herida sin cicatrizar en el alma de Dante. En cambio, Rocío ofreció un consejo críptico y una promesa de apoyo. "El señor Parker tuvo un pasado catastrófico", dijo. "No es un hombre sereno y su mal carácter es una consecuencia de ello". Allison escuchó atentamente, su inocencia juvenil se desvanecía con cada revelación. Comprendió que Dante Parker era un hombre de oscuridad y desesperación. Las palabras de Rocío pintaron un sombrío retrato de un hombre atormentado por sus demonios. Cuando Rocío arropó a Allison en la cama, los pensamientos de la joven se llenaron de una mezcla de compasión y temor. Había vislumbrado las profundidades ocultas del alma de Dante Parker y sabía que su propia vida cambiaría para siempre con su encuentro con este hombre enigmático y atribulado.En las profundidades de la noche, la música vibraba en el aire y las luces parpadeantes creaban un espectáculo hipnótico. Mientras tanto, Dante, con sus ojos perdidos, se quedaba viendo a las mujeres danzando ante él. Las luces brillaban en sus cuerpos ondulantes, pero los ojos de Dante estaban fijos en una sola mujer. En los ojos azules de Allison. Por un momento, sus ojos se encontraron y Dante quedó atrapado en el azul intenso de los ojos de Allison. Pero pronto, ese momento pasó y el hechizo se rompió. Dante estaba ebrio, el licor nublaba su juicio y su visión, pero incluso en ese estado, pudo reconocer la belleza etérea de Allison. De repente, Palmer, una mujer de cabello rubio y ojos grandes de color negro y de mirada peligrosa, agarró a Dante y lo llevó a una de las habitaciones privadas del club. Dante, demasiado embriagado para resistirse, se dejó llevar. Palmer siempre había sentido una atracción intensa por Dante, una obsesión que la consumía. Palmer no sabía que Al
Dante ignoro su petición y la besó en el cuello con deseo. Le arrancó el vestido y la arrojó a la cama, dejándola desnuda. Besó su piel blanca y delicada, recorriendo su cuerpo con deseo. Allison cerró los ojos, esperando que todo terminase. Después de un tiempo, Dante se acostó junto a ella. Allison se giró para evitar el contacto con él, lo que enfureció a Dante. Estaba acostumbrado a la atención de las mujeres, pero Allison era diferente. Ella intentó levantarse, pero Dante la sujetó con fuerza. "¿Qué pasa?", exigió Dante, su voz cortando el aire como una cuchilla afilada. El cuerpo de Allison se tensó y luchó por mantener una apariencia de compostura. "Nada", susurró, sacudiendo la cabeza en señal de negación. "Solo que..." vaciló, su mente se apresuró a encontrar palabras que ocultaran sus verdaderas intenciones. La mirada penetrante de Dante la mantuvo cautiva, y ella desvió la mirada, buscando refugio en el frío mármol del baño "Necesito ir al baño", soltó, su voz delataba
Allison desayunó con una gracia y compostura que dejó a Nathaniel asombrado. Sus movimientos, refinados y pausados, parecían poseer una elegancia que desafiaba su entorno. "¿Quién te enseñó esos modales, Allison?", preguntó Nathaniel, incapaz de contener su asombro. "Tu educación es excepcional". Allison hizo una pausa, con el tenedor suspendido momentáneamente sobre su plato. "Mis padres me inculcaron lo que sé hoy", respondió con un orgullo tranquilo. "¿Y dónde están?" Nathaniel siguió adelante, sin darse cuenta de la dolorosa herida que sus palabras le habían infligido. Allison bajó la mirada y su corazón se contrajo como una hoja de papel arrugada. Nathaniel, sintiendo su incomodidad, rápidamente agregó: "Te pido disculpas, Allison. No me corresponde entrometerme". "No, está bien", susurró, su voz apenas era un murmullo. "¿No tienes otra familia?". Dante, cada vez más cansado de las preguntas intrusivas de Nathaniel, arrojó su periódico a un lado con un golpe brusco. "Ya
"Mis hermanos me echaron", susurró con la voz quebrada. "Codiciaban nuestra fortuna familiar y me veían como un obstáculo. Me dejaron en la miseria, abandonada en las calles implacables". Dante escuchó atentamente, con una expresión indescifrable. Había oído rumores sobre la inmensa riqueza de Alessandro Swift, pero su conexión había permanecido esquiva. "Continúa", la instó, con un tono carente de emoción. Allison continuó su relato, con la voz teñida de amargura. Describió los horrores que había soportado en el club, la persecución incesante de hombres con intenciones siniestras. "Sé que puede dudar de mi sinceridad, señor Parker", dijo, con los ojos pidiendo comprensión. "Pero he sufrido mucho estas últimas semanas. He perdido todo lo que era querido para mí". Antes de que pudiera terminar su súplica, Dante la interrumpió abruptamente. "En primer lugar, no he pronunciado una sola palabra de incredulidad. Sin embargo, debo realizar una investigación exhaustiva para determinar
El rostro de Rocío se endureció, recordando el pasado que prefería olvidar. Había conocido a Dante en la empresa. Ella trabajaba como asistente de uno de los accionistas, Froilán. Pero la vida le jugó una mala pasada cuando Froilán decidió sustituirla por una mujer más corpulenta. Desesperada y en busca de un sustento, aceptó la propuesta de Dante de trabajar como sirvienta en su casa. Al principio, todo parecía normal. Dante era un jefe amable y considerado. Pero poco a poco, Rocio comenzó a desarrollar sentimientos por él. Sin embargo, su mundo se derrumbó cuando Dante trajo a casa a Elaisa Evans y después se dio cuenta que no todo lo que brilla es oro. "Sabes algo, Allison", dijo Rocío, acariciando la cabeza de la joven y depositando un beso en su frente "No deseo que ninguna mujer pase por lo que Elaisa pasó. Los hombres, en su mundo narcisista, a veces piensan que las mujeres no tienen valor o que no merecen respeto. Pero eso no es cierto. Somos fuertes, y debemos aprender d
Allison se despertó de su letargo, un escalofrío le recorrió la espalda cuando abrió los ojos y vio una imagen espantosa: sangre manchando su rostro, su tono carmesí contrastaba marcadamente con las sábanas prístinas. El pánico se apoderó de sus venas y su gélido agarre se apretó alrededor de su corazón. Con cautela, miró alrededor de la habitación, con la respiración entrecortada en su garganta cuando sus ojos se posaron en la figura de un hombre tendido en el sofá, sumido en un profundo sueño.Con manos temblorosas, se levantó de la cama, cada paso era una silenciosa súplica de escape. Salió de la habitación, su cuerpo se movía con el sigilo de un animal acosado. Al llegar a su propia habitación, vio su reflejo en el espejo y la visión le provocó puñaladas de dolor en el pecho.Su rostro era un lienzo de horror, desfigurado por grotescos moretones y vetas carmesí. Allison cogió una bola de algodón, cuyas fibras suaves le proporcionaban una especie de consuelo frente a la agonía punz
"No gracias", respondió con una voz temblorosa, "puede quedarse tranquilo. Rocío se hará cargo de esto". El hombre se acercó, sus dedos rozaron suavemente su rostro pálido y cubierto de heridas. Ella gimió de dolor, pero soportó en silencio. "No, por favor. Duele", suplicó, su voz un tenue lamento. Ella apartó su mano y le dio la espalda, sintiendo una oleada de vergüenza y humillación. El dolor era insoportable, pero no quería verlo ni soportar su mirada de lástima. "Por favor, retírese. Quiero vestirme en privado", dijo, su voz teñida de desesperación. El hombre se volvió y se fue, dejando a la joven sola con su dolor. El sonido de la puerta al cerrarse resonó en sus oídos, y las lágrimas brotaron de sus ojos. Se las limpió rápidamente, no quería que Rocío regresara y la viera tan vulnerable. Lentamente, se limpió el cuerpo. Sacó un vestido rosa pálido y se lo puso, tratando de cubrir las huellas de la brutalidad que había sufrido. Cuando estuvo lista, se recostó en la cama, dem
Mientras tanto, Dante estaba sentado encorvado sobre su escritorio, con una expresión severa grabada en su rostro. Su soledad fue abruptamente interrumpida por la entrada de Palmer, su semblante adornado con una sonrisa falsa. La mirada de Dante se posó en ella y soltó un profundo suspiro de frustración. "¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó, su voz fría e indiferente, sus ojos transmitiendo escepticismo. Palmer se acercó a él y le plantó un rápido beso en la mejilla. Dante retrocedió con disgusto, su ira estalló. La actitud de la mujer cambió al instante, un profundo suspiro escapó de sus labios mientras su resolución vacilaba bajo el peso de sus sospechas. "Dante, necesito saber quién era la mujer que estuvo en tu casa ese día", exigió Palmer, su voz tensa y seria, sus brazos cruzados en desafío. Se negó a permitir que sus dudas persistieran por más tiempo. "Eso no es asunto tuyo, Palmer ", replicó Dante con impaciencia, con el rostro contorsionado por el fastidio "Soy libr