Habían pasado ya tres meses y Lorena no había olvidado esos dos días que había pasado con Iker, nombre que había puesto a ese desconocido. Cuando pensaba en él tenía una extraña conjunción de sentimientos y sensaciones que no lograba entender.
La chica tenía miedo, pues era la primera vez que no podía controlar sus emociones. Ninguna de las técnicas que había aprendido le servían, es como si su corazón tuviera vida propia y quisiera decirla algo.
Decidió explicar lo que le pasaba a la psicóloga, para que le ayudara a comprenderlo o le diera técnicas para dejar de sentirlo y volver a controlar sus sentimientos y emociones.
—Hola, Lorena, hace tiempo que no te veía. ¿Te pasa algo? —dijo la psicóloga a Lorena.
—Es cierto que hace un tiempo que no venía, estaba más o menos bien, pero tengo últimamente una sensación muy extraña y que no entiendo —respondió Lorena.
—Enhorabuena porque ya has conseguido expresar lo que sientes. Por favor, cuéntame.
La muchacha bebió un poco de agua y empezó a relatar lo que sentía: «En las últimas fiestas conocí a un chico muy amable, que me escuchaba y me hizo sentir cosas que nunca había sentido. Pero ahora no puedo olvidarme de él y tengo miedo, ya que no puedo controlar lo que siento».
—Lorena, me gustaría saber que es lo que sientes exactamente, el miedo es porque estás acostumbrada a controlar tus emociones y sentimientos, pero el corazón a veces no se puede controlar —le comentó la doctora.
—Siento emoción, ilusión y hasta cierta excitación cuando pienso en él. No conozco su nombre y solo nos hemos visto dos días, pero hizo que me sintiera guapa, que perdiera la vergüenza que tenía de mi cuerpo y veo la vida de otra forma.
—Lorena, creo que eso se llama amor, es difícil que ocurra, pero a veces alguien llega y en un segundo trastorna tu vida haciéndote ver cosas que antes no veías. ¿Quieres durante un tiempo ayudar a niños con problemas? Creo que te vendría bien y te ayudará en esa nueva vida que has dicho que quieres tener —le dijo la psicóloga.
—Acepto tu propuesta y no creo que sea amor, pero aunque fuera así, no creo que vuelva a verle —respondió la chica.
—Mañana te espero a las 10:00 y durante el viaje seguimos hablando.
Se despidieron y quedaron en eso.
Por otro lado, en Benidorm, Iker, que así se llamaba aquel desconocido que impactó tanto a Lorena, por lo que ella había acertado en ponerle ese nombre, no podía dejar de pensar en esa muchacha de la sonrisa perfecta que había conocido en las fiestas. Así llamaba a Lorena.
Le escribía cartas, casi todos los días, que luego no se atrevía a enviar, pero las guardaba para entregárselas, cuando la volviera a encontrar.
Eran realmente preciosas y llenas de amor, donde decía lo especial que era y que soñaba con el día que estuvieran juntos para siempre.
Iker sentía que no se enamoraría de nadie cómo lo estaba de ella. A diferencia de Lorena, Iker si que creía que estaba enamorado de Lorena, posiblemente porque él no había vivido las situaciones de ella y su corazón no estaba dañado.
Más adelante, volveremos a hablar de Iker, porque el destino va a ser caprichoso.
Esa noche, Lorena casi no pudo dormir pensando en el viaje y por lo que sentía por ese chico. Lo poco que pudo dormir, tuvo un sueño realmente precioso y que, lógicamente, tenía que ver con Iker, por lo que pensó en contárselo a la psicóloga durante el camino.
A las diez en punto, estaba en la consulta de la psicóloga que la estaba esperando en el coche.
Metió la maleta en el maletero y se subió.
—¿A dónde vamos? —preguntó Lorena a la psicóloga nada más montar.
—A un campamento que está en Asturias donde van niños con problemas en la familia o en su entorno próximo. Creo que vas a poder ayudar a esos niños mucho —respondió la doctora.
—Esta noche, he tenido un sueño donde el protagonista era ese chico y sentí algo muy extraño.
—Cuéntame de que iba el sueño y que has sentido. —La mujer la comentó.
—He soñado que Iker, que así llamo a ese desconocido, me viene a buscar en un corcel blanco y me montaba en él. Me agarré a su cintura y siento como la brisa mueve mi cabello. No sé cuanto tiempo cabalgamos, pero me llevó a un castillo, me baja del caballo y me da un beso de esos de película. Lo que sentí, me da vergüenza decirlo —contó Lorena.
—Lo que te pasa, es muy normal y más a tu edad, pero con lo que has vivido, más aún. Idealizas a ese chico y lo ves como ese príncipe que rescata a la princesa, como en las películas. Al mismo tiempo, sientes algo por él, aunque hay todavía una barrera que debes superar —dijo la psicóloga.
—¿Cuál es la barrera que debo superar? Y, ¿cómo sabes lo que yo he sentido? —le interrogó Lorena.
—Te conozco de mucho tiempo y además soy experta en experiencias como la tuya y siempre contáis lo mismo cuando sentís algo por alguien. Debes pensar que eres dueña de tu cuerpo y de tu sexualidad, esa es la barrera que debes superar para ser realmente feliz.
—Pero es casi imposible, siempre vamos a necesitar un hombre para eso —interrumpió la chica.
—Ay, hija, eso no es así, es lo que te han hecho creer hasta ahora, si fuera así no se habría humedecido tu sexo —le refutó la mujer.
—Es verdad, exactamente he sentido eso —le contestó la muchacha.
Hablando, llegaron al campamento. Era un lugar bucólico en un bosque cerca de los lagos de Covadonga.
Tenía actividades de todo tipo para los niños y también se les daría clases según su edad.
El personal del campamento dormirían en pequeñas cabañas de dos monitores cada una y los niños estaban por un lado y las niñas por otro acompañados de un monitor que se iba turnando. Eso es lo que les explicaron en la reunión informativa.
En el reparto de cabañas, a Lorena le correspondió una cabaña que estaba en un lugar tranquilo y la compartiría con Marta, una chica huérfana que había sido criada por sus tíos.
—Hola, soy Marta, ven conmigo que te llevo hasta la cabaña —le dijo a Lorena.
—Encantada, yo soy Lorena —respondió.
Llegaron a ella y cada una se instaló en su lado y metieron la ropa en sus armarios correspondientes.
Cuando terminaron, se pusieron un rato a hablar y parecía que había buen felling entre ellas.
—¿Qué tal es el campamento y los niños? —preguntó la chica.
—Es duro, pero reconfortante al mismo tiempo, hay historias muy duras y niños de todo tipo y tienes que entender a cada uno y darle lo que necesita —respondió Marta.
—He venido aquí para tratar de aprender lo máximo que pueda —dijo Lorena.
—No te preocupes, yo te ayudaré. ¿De dónde vienes?
—De Illescas, un pueblo de Toledo.
—Yo soy de Madrid y tengo una floristería —comentó Marta.
—Me gustaría irme a la capital, pues las flores y su mundo me encantan.
—Si quieres te vienes conmigo y te enseño mi trabajo cuando termine el campamento.
—Gracias de corazón.
—No tienes porque dármelas y vamos a dormir, que mañana tenemos que madrugar porque llegan los niños.
Apagaron las luces y se echaron a dormir. Lorena no pudo casi pues estaba muy nerviosa e ilusionada.
Ese campamento iba a suponer algo muy positivo para Lorena.
A las siete de la mañana sonó el despertador y Lorena saltó de la cama, pues ya estaba despierta hacía rato, pero no se había levantado por no despertar a Marta. Estaba muy nerviosa, tenía una gran emoción y unas ganas enormes de empezar a trabajar.Se duchó, se peinó cogiéndose el pelo con una goma haciéndose una coleta, como decían las normas, y se puso el uniforme.Al verse en el espejo le vino la imagen de cuando su madre la preparaba para ir al colegio, ya que el uniforme era muy parecido al que ella llevaba de pequeña. Esperó a que Marta se terminara de vestir y fueron juntas a desayunar.—Hola, hoy empieza una nueva temporada del "Campamento de la Esperanza". Va a ser una experiencia muy hermosa para todos. A los nuevos, os quiero decir que cuando termine vuestra estancia aquí veréis la vida de otra manera, y para los que repetís es
Era el último día del campamento y había un desayuno especial de despedida formado por: Bizcochos de varios tipos, galletas rellenas con chocolate y todo el chocolate que se quisiera.Todos los niños comían menos la niña que había sufrido abusos.—¿No tienes hambre, princesa? —preguntó Lorena a la pequeña, dándole un beso en la cabeza.—No mucha, estoy triste porque no te volveré a ver y ahora nadie me va a entender —respondió la niña entre sollozos.Lorena le secó las lágrimas, la cogió en brazos y la llevó junto al río.—Desde el primer día te cogí un cariño muy especial y sentí que eras una niña maravillosa, pero sabes, ¿qué es lo que más me gusta de ti? —comentó la chica.La pequeña negó con la cabeza, mientras Lorena la limpiaba la nariz.—Lo fuerte y valiente que eres, por lo que podrás superar ese miedo que tienes ahora —le contestó Lorena mientras la daba una piruleta.La niña le dio un abrazo y ella se emocionó.
Lorena estaba contenta con su trabajo, desde el primer día se le daba fenomenal, a parte que Marta había tenido mucha paciencia y le había enseñado muy bien.Por otro lado, la convivencia era impecable y, aunque cada una tenía sus pequeñas manías, se llevaban fenomenal.Un día, hablando sobre lo que significa ser mujer y los retos que se deben superar, Lorena descubrió algo de Marta que la sorprendió.—Es duro ser mujer y empresaria, tienes que luchar contra muchas cosa, pero en mi caso es aún más difícil —dijo Marta.—¿Por qué dices eso? —le preguntó Lorena.—Soy bisexual y lo tengo que ocultar, pero no te preocupes, porque sé que no te gustan las mujeres, eso lo voy a respetar —respondió Marta.—No te preocupes, siempre me has respetado y yo también lo haré contigo.La floristería iba muy bien e incluso estaban pensando en ampliarla. Desde que Lorena había entrado a trabajar había aumentado muchísimo la clientela, ya que tenía un do
Después de la noticia del robo y el asesinato, Lorena tenía muchas más dudas sobre Luis y decidió hablarlo con él.—Luis, tengo dudas con todo lo que ha pasado, a parte que la relación feliz del todo nunca ha sido —dijo la muchacha.—Ya, pero te quiero como nunca he querido a nadie, desde lo del campamento no he hecho nada malo, dame la oportunidad de demostrar que te quiero —le replicó el hombre dándola un abrazo.—Vale, seguimos adelante con la boda —respondió Lorena.Algo dentro de ella decía que no siguiera adelante, pero aún así, siguió con los planes de boda.Poco a poco, iba llevando sus cosas a la casa de su prometido, para que cuando volvieran de su luna de miel, ya tener allí sus cosas.La noche antes de su boda, estaba muy nerviosa y decidió darse un relajante baño, donde estuvo meditando muchas cosas, pero lo que más sorprendente es que aparecía en su mente aquel desconocido, a pesar que se casaba al día siguiente.No tení
La noche después de la última paliza, Lorena la pasó en vela en observación, ya que los médicos no le permitían dormir por si tenía algún daño cerebral.El dolor físico lo sobrellevaba con calmantes, pero el del alma no se le calmaba con nada y para colmo la sorpresa de su embarazo, no lo esperaba.Por el tiempo que le dijeron, unas cuatro semanas, era del día que ella había nombrado a Iker en sueños, preferiría recordar eso que lo que había pasado.Ella no podía tomar la píldora por la medicación que tomaba por la ansiedad y su marido siempre usaba preservativo, menos ese día, aunque ella no se preocupó mucho porque fue al día siguiente de haber terminado con la regla, pero pasó.Se encontraba en una encrucijada, más moral o ética que mental. No estaba a favor del aborto, pero ese bebe no era fruto del amor, aunque no era capaz de matar a esa célula que era suya, por lo que pensó que lo mejor era darlo en adopción y así una pareja que no pudiera tener hi
Mientras Lorena estaba de camino al hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte, Iker estaba dejando constancia de lo sucedido a la Inspectora Julia Murillo, que había sido trasladada a Madrid.—¿Cómo es que tiene ese revolver? —le preguntó Julia.—Me lo compré cuando mataron a mi novia durante un robo en su casa —contestó Iker con cierto nerviosismo, ya que quería estar al lado de Lorena, aunque sabía que poco podía hacer.—Tranquilo, que enseguida acabo —intentó tranquilizarle Julia.—Es que quiero estar junto a ella —dijo Iker.—No puedes hacer mucho de momento, pero cuando terminemos, un agente te acercará al hospital. Cuéntame lo ocurrido —le instó la inspectora.Iker relató con sumo detalle lo que había ocurrido, por su tono de voz y sus gestos se denotaba rabia, cosa de lo que la inspectora se dio cuenta.—¿Es la primera vez que ves a la víctima? —le preguntó la inspectora.—Si se refiere a este hombre, es la segund
El de la editorial echó un vistazo a los poemas de Iker y dijo: «Los miraré y te diré algo, pero creo que son estupendos».—Cuando puedas, voy a estar aquí varios días y para mí eso ahora es lo menos relevante —dijo Iker mientras sujetaba la mano de Lorena, la cual la apretó como muestra de cariño y apoyo.—Veo que tienes claro lo que es lo importante y eso dice mucho de ti —le contestó el de la editorial.Iker se puso a llorar y Lorena con esfuerzo se levantó y le dio un abrazo.—Eres muy buena conmigo y no me lo merezco —dijo Iker.—¿Por qué dices eso? —le preguntó Lorena mientras le daba una tierna palmada en la espalda.—Si yo me hubiera decidido antes y te hubiera buscado no habrías pasado por lo que has pasado —le contestó Iker cabizbajo.—Iker, eres un amor y no quiero que pienses así. Piensa que si no llegas a estar o estaría muerta o siguiendo con mi pesadilla con Luis —respondió Lorena para tranquilizarle.La conversa
Después de unos meses complicados, la calma parecía instalarse en las vidas de Iker y Lorena, por fin iban a poder saber lo que sentían realmente y si lo que llevaban sintiendo hacía años, desde que se conocieron en las fiestas de Illescas, era amor de verdad o simplemente una ilusión provocada por todo lo que habían vivido, pero en sus corazones no había sitio para otra persona.Lorena cada día se despertaba con un bello poema que le daba fuerzas para afrontar su día, pero sentía que Iker era muy bueno para estar con ella y tener que demostrarle el doble que a cualquier otra mujer, pero al mismo tiempo se sentía alagada y emocionada por ello, así que se dejaba querer y dejaba fluir lo que su corazón sentía.Por su parte, Iker se había trasladado a Madrid a una casa que tenía su padre y hacía ese reparto en la floristería, no había dejado de escribirla poemas desde que le escribió el primero en la UCI. Para él, Lorena era estupenda y maravillosa, se merecía lo mejor y