La noche después de la última paliza, Lorena la pasó en vela en observación, ya que los médicos no le permitían dormir por si tenía algún daño cerebral.
El dolor físico lo sobrellevaba con calmantes, pero el del alma no se le calmaba con nada y para colmo la sorpresa de su embarazo, no lo esperaba.
Por el tiempo que le dijeron, unas cuatro semanas, era del día que ella había nombrado a Iker en sueños, preferiría recordar eso que lo que había pasado.
Ella no podía tomar la píldora por la medicación que tomaba por la ansiedad y su marido siempre usaba preservativo, menos ese día, aunque ella no se preocupó mucho porque fue al día siguiente de haber terminado con la regla, pero pasó.
Se encontraba en una encrucijada, más moral o ética que mental. No estaba a favor del aborto, pero ese bebe no era fruto del amor, aunque no era capaz de matar a esa célula que era suya, por lo que pensó que lo mejor era darlo en adopción y así una pareja que no pudiera tener hi
Mientras Lorena estaba de camino al hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte, Iker estaba dejando constancia de lo sucedido a la Inspectora Julia Murillo, que había sido trasladada a Madrid.—¿Cómo es que tiene ese revolver? —le preguntó Julia.—Me lo compré cuando mataron a mi novia durante un robo en su casa —contestó Iker con cierto nerviosismo, ya que quería estar al lado de Lorena, aunque sabía que poco podía hacer.—Tranquilo, que enseguida acabo —intentó tranquilizarle Julia.—Es que quiero estar junto a ella —dijo Iker.—No puedes hacer mucho de momento, pero cuando terminemos, un agente te acercará al hospital. Cuéntame lo ocurrido —le instó la inspectora.Iker relató con sumo detalle lo que había ocurrido, por su tono de voz y sus gestos se denotaba rabia, cosa de lo que la inspectora se dio cuenta.—¿Es la primera vez que ves a la víctima? —le preguntó la inspectora.—Si se refiere a este hombre, es la segund
El de la editorial echó un vistazo a los poemas de Iker y dijo: «Los miraré y te diré algo, pero creo que son estupendos».—Cuando puedas, voy a estar aquí varios días y para mí eso ahora es lo menos relevante —dijo Iker mientras sujetaba la mano de Lorena, la cual la apretó como muestra de cariño y apoyo.—Veo que tienes claro lo que es lo importante y eso dice mucho de ti —le contestó el de la editorial.Iker se puso a llorar y Lorena con esfuerzo se levantó y le dio un abrazo.—Eres muy buena conmigo y no me lo merezco —dijo Iker.—¿Por qué dices eso? —le preguntó Lorena mientras le daba una tierna palmada en la espalda.—Si yo me hubiera decidido antes y te hubiera buscado no habrías pasado por lo que has pasado —le contestó Iker cabizbajo.—Iker, eres un amor y no quiero que pienses así. Piensa que si no llegas a estar o estaría muerta o siguiendo con mi pesadilla con Luis —respondió Lorena para tranquilizarle.La conversa
Después de unos meses complicados, la calma parecía instalarse en las vidas de Iker y Lorena, por fin iban a poder saber lo que sentían realmente y si lo que llevaban sintiendo hacía años, desde que se conocieron en las fiestas de Illescas, era amor de verdad o simplemente una ilusión provocada por todo lo que habían vivido, pero en sus corazones no había sitio para otra persona.Lorena cada día se despertaba con un bello poema que le daba fuerzas para afrontar su día, pero sentía que Iker era muy bueno para estar con ella y tener que demostrarle el doble que a cualquier otra mujer, pero al mismo tiempo se sentía alagada y emocionada por ello, así que se dejaba querer y dejaba fluir lo que su corazón sentía.Por su parte, Iker se había trasladado a Madrid a una casa que tenía su padre y hacía ese reparto en la floristería, no había dejado de escribirla poemas desde que le escribió el primero en la UCI. Para él, Lorena era estupenda y maravillosa, se merecía lo mejor y
Lorena se había despertado algo despistada, tenía mil cosas en la cabeza y, si a eso le unimos los nervios de conocer a los padres de Iker, concentrarse era casi imposible. Marta ya se había levantado y estaba desayunando. Lorena se sirvió un café y se sentó junto a Marta.—Buenos días, si hoy cometo algún error dímelo —dijo Lorena.—Buenos días, con treinta y ocho años y estás como una adolescente, como cambia la cosa de un día para otro —le contestó Marta.—Tienes razón, pero es tu primo, que me hace sentir que soy una mujer diferente y muy hermosa, me ama como nunca nadie lo ha hecho, pero hoy estoy nerviosa también porque voy a conocer a tus tíos —le respondió Lorena.—Por mis tíos no te preocupes, son encantadores y de Iker ya te dije que porque era mi primo, que sino habría tenido algo con él —dijo Marta.Terminaron de desayunar, se arreglaron y fueron a la floristería. Hoy sólo abrirían hasta la hora de comer para tener tiempo para a
Iker se despertó y entrelazó su mano con la de Lorena, que todavía estaba dormida. Lo hizo con sumo cuidado porque no quería despertarla, ya que sabía que había muchas noches que no dormía, pero aquella si durmió como un bebé, gracias a la sorpresa de él.Estaba rememorando mentalmente los detalles de lo que había ocurrido el día anterior, cuando entre suspiros Lorena pronunció su nombre, mientras colocaba sus manos sobre el estomago, haciendo que Iker sintiera el tacto de su piel, como si supiera que él se la estaba cogiendo. Él sintió como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo al sentir la fina y suave piel de su amada.Lorena se empezó a mover y a entreabrir los ojos, al sentir la suave caricia de la fina seda sobre su piel desnuda y la mano de Iker apretando la suya, tuvo una sensación de libertad total, de seguridad y de no tener que huir de donde estaba, por lo que no pudo evitar darle un apasionado beso.Se acababa de dar cuenta que no sólo huía
Lorena se despertó sin hacer mucho ruido, ya que no quería despertar a nadie, aunque quería que Iker le acompañara. Era pronto y quería dejarle dormir, pues debería estar agotado después de dos días tan frenéticos.Se preparó un café soluble con leche y cogió unas valencianas que había en el armario.Mientras guardaba el paquete de magdalenas, nota que Iker la abraza por la espalda, le da un beso en la nuca y le susurra al oído: «Te quiero y te amo». Ella gira la cabeza y le da un beso en los labios.—Buenos días, mi héroe, ¿cómo es que te has levantando? —preguntó Lorena a Iker.—No iba a dejar que fueras sola al médico, quiero saberlo todo para poder ayudarte en todo lo posible —respondió Iker.—Pero estarás cansado después de estos dos días y te podría informar yo después —dijo Lorena mientras le daba un abrazo.—No iba a poder dormir y estaría muy nervioso, pensando lo que te dirían, a parte ya había pensado acompañarte durante todo el p
La primera noche después de la operación, Lorena no pudo dormir. Estaba incómoda, no sabía como ponerse, ya que le molestaban las heridas, por lo que Iker llamó a una enfermera y pidió si le podían dar algo para el dolor, se hacía el duro, pero sufría tanto como ella, no podía verla sufrir y se sentía impotente de no poder hacer casi nada.Llegó una enfermera y le dio un analgésico y un relajante para que pudiera dormir un rato. Lorena le dio las gracias y se quedó dormida, por lo que él también aprovechó para dormir.A la mañana siguiente, cuando trajeron el desayuno, fue la madre de Iker para ver que tal estaba.—Hola, sé que todo ha salido bien y ahora sólo queda recuperarte, pero, ¿cómo te sientes? —preguntó después de saludarles.—Me duele y molesta un poco, pero por lo demás bien —contestó Lorena.—No te preocupes, pronto pasará y te sentirás mejor —dijo la madre de Iker.Llegó la doctora Rollers con una enfermera, para la revisión y l
Iker se despertó temprano y preparó un desayuno especial y se lo llevó a la cama a Lorena.—Gracias cariño, eres un verdadero tesoro —dijo Lorena antes de darle un beso eterno.Iker se sentó a su lado y desayunaron juntos.Cuando terminaron de desayunar, Iker recogió las bandejas y le dijo a Lorena que no se levantase, que quería darle una sorpresa antes.Apareció con una caja y dijo: «Un pequeño detalle para mi compañera especial».Al abrirlo, Lorena quedó alucinada, ya que era un vestido parecido al que llevaba el día que se conocieron.—Todavía te acuerdas, ay, eres adorable —le dijo mientras le daba un fuertísimo abrazo.Se vistieron y salieron marcha a Illescas, ya que querían llegar antes del anochecer.—¿Te puedo pedir una cosa, Iker? —preguntó Lorena durante el viaje.—Por supuesto, guapísima —respondió Iker.—Sé que los dos lo deseamos, posiblemente y surgirá, pero me gustaría que no hubiera penetración h