«¿Por qué falló en su entrevista? Porque mi hija llamó “papá” a mi posible futuro jefe». Ya lo veía, lo veía por todas partes en su cabeza, y la mente de Hannah se llenó de terror, frustración y cansancio.
¿Cómo había terminado esto así?
La entrevista salió bien, y solo al terminar se dieron cuenta de que Alisson no estaba; corrió a buscarla por toda la planta y no la encontró, por eso fue desesperada al elevador, y la encontró, Dios, la encontró y la calma volvió a reinar en su interior, aunque solo por unos segundos.
Estaba jodida. ¿De qué servía obtener el visto bueno del asistente, si su querida hija no dejaba de referirse a su futuro jefe como su padre?
La muchacha se llevó una mano a la cara y suspiró resignada por un segundo.
—Así es —contestó Andrew como si nada—. Soy Andrew Cook, e imagino que usted es Hannah Roth.
—¿Cómo sa…?
—Ella lo mencionó. —Señaló a una Alisson que ahora guardaba silencio, como todo un angelito, tras haber finalizado con éxito su travesura.
Hannah abrió los ojos de par en par y palideció. En su interior, su mente trabajaba a diez mil por hora en busca de una forma de salir airosa de tan bizarra situación.
—Oh, ehm… es un placer conocerlo, señor Cook. Lamento los malentendidos. Es que Alisson aún es pequeña y no se acostumbra a la ausencia de su padre, ella…
—¡Él no es mi papi! —espetó molesta Alisson de repente, mirando a su madre con un ceño fruncido que la hacía verse preciosa a los ojos de todos—. ¡Él es mi papi! —Miró hacia Andrew y sonrió—. ¡Él es mi papi de verdad! ¡Es alto, guapo y se ve que es beno! ¡Es perfecto para ser mi papi, mami!
La nena se dirigió a su madre con gesto inquisidor, y Hannah quiso que se la tragara la tierra y jamás la volviera a escupir.
Alzó la vista hacia Andrew, llena de vergüenza, pero le sorprendió no ver molestia en él, sino una sincera sonrisa que la tomó desprevenida, y unos ojos serenos y amenos que para nada esperaba.
—Por más astutos y valientes que sean, los niños son niños, ¿verdad? —inquirió el varón a la castaña, cuyos pensamientos bailaron en la nada por unos segundos.
—Ehm… ehm… sí, ¡sí! Ali es demasiado… perspicaz.
Andrew se sonrió y asintió repetidas veces, estiró una mano para palmear la cabeza de la muchachita, e inquirió:
—¿Pasó la entrevista? —La pregunta fue dirigida al asistente de Recursos Humanos.
—Sí, señor. Según sus especificaciones, está calificada para el cargo. Sumado a las pruebas previas… en realidad planeaba llevarla con usted antes de que pasara todo esto. —El asistente se mostró un poco confuso.
Andrew asintió, suspiró y dio otra palmadita en la cabeza a una Alisson que soltó una risita gustosa. En su mente, ese hombre ya era su padre, por muy loco que pareciera.
—Ya veo. Eso ahorra muchas cosas. —Retiró la mano y llevó su atención a Hannah—. ¿Nadie podía cuidarla? No es usual traer a un niño a una entrevista de trabajo.
La muchacha se puso tensa un momento y luego suspiró, admitiendo la realidad.
—Así es… pero pronto comenzará la escuela. Esto definitivamente no volverá a pasar.
—La empresa ofrece la matrícula de una escuela privada para los hijos de sus empleados. Ella podría optar si lo desea. Bueno… primero tiene que ser aceptada por el señor Cook.
Finn miró a su jefe y aguardó paciente. Andrew, por su parte, pasó la vista con soslayo de Alisson a Hannah, se aclaró la garganta y comentó:
—Supongo que es mi turno de hacer una entrevista entonces.
Hannah abrió de más los ojos, sorprendida, en tanto Finn se asombró por la gentileza de su jefe.
Andrew se giró y presionó el botón del ascensor.
—Vamos a mi oficina.
Cuando las puertas se abrieron, Andrew entró a la caja, y Alisson corrió para pararse a su lado, tomó su mano como si nada y le sonrió a su madre, una que la miraba sin poder creer el descaro de su pequeña hija, que esta vez sí se había pasado de la raya.
Entró al elevador, agradeciendo en silencio que su posible futuro jefe tuviera el tacto y la gentileza de no rechazar a su hija de buenas a primeras. Ese hombre debía ser padre, claro que sí. Solo un padre sabía la importancia de los sentimientos de los niños incluso cuando metían la pata.
En silencio, los cuatro subieron a la última planta, y al abrirse las puertas Andrew fue el primero en hablar.
—Finn, cuida de la pequeña Alisson mientras tengo una entrevista con la señorita Roth. Préstale mucha atención.
Alisson lo soltó y se fijó en el asistente, que a su vez la miró con innata curiosidad. Alisson sonrió y le estiró la mano.
—¡Soy Alisson Roth, un pacer conocerte!
La inquietud en Finn se disipó con un gesto cálido, y la ternura por la niña lo llenó. Tomó su mano en un leve apretón.
—Soy Finn Wolf, un placer conocerte, Alisson. ¿Te parece si vamos a recorrer la planta para que conozcas a los empleados? —Finn miró a Hannah, que asintió como consentimiento.
A Alisson le brillaron los ojitos y asintió fuerte con la cabeza.
—¡Claro! Y pedes llamarme Ali, así me llaman mis amigos.
Ella avanzó, y un Finn curioso la siguió. Ambos se adentraron a planta, en tanto la madre y el recién bautizado «padre» se miraron incómodos por unos momentos.
—Bueno, señorita Roth, ¿le parece si vamos a mi oficina?
Hannah espabiló y asintió nerviosa. Andrew se adelantó y ella se limitó a seguirlo. Toda la preparación mental que había reunido para este momento se fue al carajo gracias a las travesuras de su pequeñita. Pero estaría bien, ¿verdad? Todo saldría bien.
No obstante, por alguna razón, tenía un mal presentimiento respecto al hombre al que seguía. De él ahora emanaba un aura solitaria y dejada que lograba inquietarla, y que no le gustaba para nada.
El corazón de Hannah latía a diez mil por hora, tan fuerte que podía escuchar cada palpitación en sus oídos con la fuerza de un bombo de batería.Vio al hombre caminar con la gracia que le daban años en la industria hacia su escritorio, y no pudo evitar echar un vistazo alrededor.Este lugar era inmenso, con ventanales que daban al exterior y le proporcionaban un aire de libertad y plenitud que contrastaba por completo con el aura que aquel sujeto desprendía: solitario, como si estuviera encogido en sí mismo.Prensó los labios, e inconscientemente puso las manos delante del pecho en un gesto suplicante porque sintió miedo, cosa rara, pero las bajó en cuanto él le dirigió la mirada..—Adelante, tome asiento.Hannah tragó entero, se guardó sus emociones y caminó hasta la silla frente al escritorio, donde se sentó con toda la calma que pudo.—Entonces… perdone si soy demasiado indiscreto, pero me veo obligado a preguntar dados los hechos. —Aquellas palabras despertaron la curiosidad de l
Una pequeña búsqueda en internet le bastó a Hannah para comprender la envergadura del evento al que su ahora jefe, tras firmar el contrato, pretendía llevarla como su primer trabajo de asistente.El Grupo Grenze era un conglomerado tecnológico pionero en el país y en todo el continente, y sus productos de primera calidad no se limitaban solo al usuario de a pie, sino que abastecían a otras grandes empresas. Como compañía sólida en el desarrollo de software, el Grupo Seele era de los principales socios de Grenze, y la amistad entre sus CEOs era conocida en el país y el mundo.Vaya forma de ponerle presión.La gala era formal en toda regla, con los peces gordos de la tecnología del continente y el mundo presentes para darle la enhorabuena a su anfitrión, Dominik Engel.Tras recibir un adelanto de su suelto para prepararse como era debido, Hannah compró ropa, zapatos y accesorios, y cerca de las siete de la noche tomó un taxi, rumbo al salón del hotel donde se realizaba el evento.Le env
Los dos hombres se dieron un afectuoso apretón de manos seguido de un medio abrazo, y el alto pelirrojo soltó una risita.—He estado fuera mucho, ¿verdad? Las cosas van avanzando, ya sabes. Pero hoy es el momento culmen.—Claro… tienes a todos aquí reunidos.Hannah permaneció tranquila a un lado, a la espera, como buena asistente en entrenamiento.—Hemos trabajado duro. Lo de hoy es el resultado de más de un año de investigación, desarrollo y paciencia. Y tú y tu empresa también forman parte de esto, hombre. —El pelirrojo tiró la vista al costado y se fijó en la muchacha, que le dio una sonrisa cortés—. ¿Y puedo saber quién es esta señorita?—Oh… ¿Recuerdas que Finn comenzará en el organigrama?—Sí… me dijiste que lo querías como CEO adjunto, ¿aceptó?—Aceptó iniciar el camino, así que tuve que buscar un nuevo asistente. Ella es mi nueva asistente; estará en entrenamiento por Finn por tres meses antes de tomar el cargo de manera oficial.Los orbes del pelirrojo, de un turquesa claro,
Hannah frunció el ceño, pero Emma se metió, riendo burlona.—Espera que Andrew la vea. Él odia el desorden… seguro la despide el primer día.Los murmullos y el chisme empezó a correr, y Hannah se preguntó por qué hablan así de su jefe, pues no le pareció una persona dura.De pronto, la multitud se abrió, y aparecieron Andrew y Dominik. El primero, con gesto adusto, se acercó de inmediato a la muchacha, y todos alrededor creyeron que la regañaría por causar alboroto ya que, de hecho, Andrew Cook era conocido por su seriedad y distanciamiento, por su afán por el orden y su desprecio por las indiscreciones.Sin embargo, lo que hizo los dejó a todos helados.Él se quitó el saco de su traje, se agachó y lo pasó por los hombros de Hannah, cubriéndola hasta el frente.—Vamos, tranquila, esto te ayudará. Levántate.La sorpresa bañó a la muchacha, junto a una palpitación cálida al encontrarlo tuteándola, y le hizo caso de manera inconsciente.—Creo que es momento de irnos —murmuró él.Ella se
El trabajo era mucho, pero Hannah lo llevaba bien y, tras unos primeros días agotadores, llegó el sábado y por fin tuvo tiempo libre, más o menos.—¡Mami, mira, es enorme!El chillido de Alisson al contemplar la imponente estructura del centro comercial MyZeil le sacó una sonrisa a su madre, que no dudó en darle una palmadita cariñosa en la cabeza.—¿Verdad que es hermoso?—¡Lo es!—Y espera verlo por dentro. Te va a encantar.Pasaron del imponente exterior de vidrio a un interior de ensueño, y la curiosidad de Alisson la hizo ver a todas partes, ansiosa, aunque tenían un itinerario más o menos bien establecido.—Bien, primero vamos a buscar el bolso, la ropa y los zapatos que necesitas.En su nueva escuela, Ali escogió practicar taekwondo, así que había que comprarle el equipo de uso personal. Fueron a una tienda especializada, y salieron al cabo de una hora con lo que necesitaban. Luego fueron por un kit de arte, y se dispusieron a hacer la compra más grande, un iPad de última gener
Una risita resonó en el local, y la impresionada Hannah volteó hacia la fuente, un Andrew que, al saberse descubierto, se llevó la mano a la boca e hizo un gesto que a la muchacha le pareció gracioso, mirando a otro lado.—Papi, ¿verdad que Iron Man es muy guapo y rico? —sonó la vocecita de Alisson, quien se dirigió al varón con una enorme sonrisa.El muchacho soltó un resoplido y asintió a medias con la cabeza.—Lo de rico puedo admitirlo… ya más allá lo de guapo, la verdad que no es mi tipo. —Se encogió de hombros.—Hmm… —Alisson se llevó el dedo a la boca—, ¿acaso estás celoso, papi? —Aquello tomó por sorpresa, no solo a Andrew, sino a Hannah—. Per
—¡Andrew, escúchame, esto no puede seguir así! ¿De verdad crees que es normal? ¿No te has puesto a pensar cómo han cambiado las cosas estos meses entre nosotros?Andrew, al volante de su auto, resopló frustrado y le restó importancia al asunto. A su lado, en el asiento del acompañante, la mujer que habló chascó con la lengua. Ella tenía la cara enrojecida y los ojos vidriosos, parecía consternada.—No es nada del otro mundo, cariño, quizá solo se comporta así porque piensa que será desplazada de alguna manera. ¿No te has puesto a pensar en eso, en sus sentimientos? No todo gira en torno a ti, ¿recuerdas? Ni tú ni yo somos el centro del mundo.Iban por una carretera rápida a las afueras, conocida porque muchos vehículos de carga traían mercancía a la ciudad o la llevaban a distintos lugares del país y de otros países, por lo que Andrew intentó mantenerse concentrado en el camino.Pero aquella mujer no estaba de acuerdo.—¡No, maldición! ¡¿Por qué nunca me escuchas?! ¡¿Qué te pasa?! ¡Tú
Volver a casa de tus padres después de los treinta no era sencillo, y mucho menos tras haber estado casada y tener una hija de seis años, ¿pero quién le decía eso al maldito de Eddie, que la dejó por una muchachita que quizá ni siquiera había salido de la preparatoria y ni sabía lavarse los dientes?Las frustraciones trajeron hoy a Hannah al primer día del resto de su vida. Tenía una entrevista de trabajo en el prestigioso Grupo Seele con la esperanza de convertirse en la nueva secretaria personal del CEO. ¿Experiencia? La tenía. ¿Capacidad de trabajar bajo presión? Por supuesto que sí; sin embargo…—Mami, ¿aquí es donde vas a tabajar ahora?La infantil vocecita resonó a su lado, y volteó a ver a su pequeña con una sonrisa.Ella, Alisson, era su mundo y, sin embargo, lo último que quería era que estuviera aquí acompañándola en un momento tan importante, pero… ¿qué se le podía hacer? Sus padres no estaban en casa, no tenía clases y tampoco podía dejarla sola.Entonces, se agachó a su a