—Señora… un escuadrón especial vino y se los llevó a todos. Ellos bebían aquí en el bar, pero simplemente vinieron y los sacaron. Pensé en llamar a la policía, pero… al salir me di cuenta de que la policía los acompañaba, así que no tiene caso.Las quejas de aquel hombre no hicieron más que hacer crecer las frustraciones de una Lenna que chascó con la lengua y, sin perder el tiempo, colgó. Se levantó de la cama y tomó la maleta. Si la gente que lo organizó todo estaba bajo custodia, no tardarían mucho en soltar la sopa, y entonces ya no tendría escapatoria.Había comprado un boleto a Dinamarca y otro a Rusia, pero optaría por esta última, y luego desaparecería por un tiempo en algún país asiático que no tuviera tratado de extradición con Alemania. Guardó bastante dinero, el suficiente para tener una buena vida sin preocupaciones, por lo que tampoco importaba terminar en alguna isla paradisíaca tomando el sol por el resto de sus días con un guapo moreno.¿Marlon? ¿Emma? ¿Edward Jones?
Le dolía la cabeza, pues hacía días que no pegaba ojo como era debido, pero también tenía una cierta satisfacción recorriéndolo al saber que, de alguna manera, todo estaba por terminar.—Señor, la información ha sido filtrada a los principales miembros del país y la policía ya terminó de estudiar las escenas. Esté tranquilo, todo está bajo control.—De acuerdo… no tengo cabeza para ver las noticias ni nada de eso, pero mantenme al tanto de cualquier novedad —murmuró con voz queda al celular.—Claro, señor. Lo mantendré al tanto —contestó Tyler y se despidió.Norman seguía en el hospital con una conmoción cerebral moderada, así que Harold lo llevaba hoy. Iba camino a la casa de su madre, a quien llamó temprano para informarla de todo y decirle que no alistara a Justin para la escuela.Dominik y Ulrik se fueron a dormir a sus hoteles. Llevaban más tiempo en la ciudad de lo que planificaron en un principio, pero los notaba satisfechos. Después de todo, esta no era solo su lucha, y lo ten
A lo largo de su vida, Hannah tuvo diferentes amores hasta que pensó haber encontrado al hombre correcto y, haciendo sacrificios, decidió atar su vida a la de él. Eso no había salido del todo mal; es decir, aunque Edward no era el padre de su hija, el hecho de que su existencia a su lado era una de las razones del nacimiento de Alisson resultaba innegable.Sin embargo, Edward era el pasado, y hacía bastante que ya no surcaba los caminos del mundo de los vivos.Hoy se encontraba en el imponente y hermoso Castillo de Eltz, una obra arquitectónica que venía de las antiguas generaciones de la familia Kuir, que en Alemania por fallas de registro terminó acuñada como «Cook», y que fue legada de generación en generación hasta ser propiedad de Alana, quien lo administraba con mimo.Sería fantasioso aquello de decir que el cielo estaba sin una nube, que las flores se hallaban en su punto, y que los pájaros cantaban, que todo era hermoso, pero… así era.Al menos así era a ojos de Hannah, pues h
El tiempo no perdonaba, y ellos eran la auténtica prueba de ello. Estuvieron juntos toda su vida desde el primer momento. Cuando la célula se dividió en el interior de sus madres, crecieron uno junto al otro, se formaron, se sintieron, y desde entonces, aunque pudiera sonar extraño, y aunque pasaran algunos días de por medio, lo hicieron todo juntos.El día que lo perdió, fue como perderse a sí mismo.Bajaron de la camioneta y encontraron a una Alana sonriente a la espera; junto a ella se encontraba su asistente, que tenía un ramo de flores entre manos.—Mamá, buenos días —murmuró Andrew y sonrió.—Feliz cumpleaños, mi niño —saludó ella y le dio un pequeño abrazo, cuidando no incomodar al pequeñito que él traía entre brazos.Hoy era el cumpleaños de Andrew, lo que quería decir que era el cumpleaños de Antony.Alisson y Justin llevaban pequeños ramos en una de sus manos, y sostenían las de Hannah con la otra. Todos se reunían esa mañana en el cementerio para hacer una visita al cumplea
La adolescencia, la frontera final para cualquier padre antes de la línea del matrimonio, sobre todo si se trataba de un padre amoroso con su única princesa.Tras un año lleno de actividad, llegó el momento de poner una pausa, y esa vez la familia decidió saltar el charco hacia una familia que, aunque en el árbol genealógico era lejana, cada día estaban más unidos.¿Quién le diría a Andrew que terminaría siendo así de unido con el chico al que rescató aquella vez hacía tantos años, y de quien resultó ser un primo lejano? Prácticamente viajaba a Hiraeth seis o siete veces al año entre visitas de negocios y familiares, y mentiría si dijera que no sentía esa ciudad como una segunda casa.Tras un día ajetreado de él con negocios y su familia paseando por ahí con los Kuir y otros amigos, todos los adultos se encontraban sentados en la terraza, en tanto los niños, Antony, de diez años, y los hijos de Cameron y Gianna, Cameron Junior, Laurice y los gemelos, jugaban en el jardín.Mientras habl
—¡Andrew, escúchame, esto no puede seguir así! ¿De verdad crees que es normal? ¿No te has puesto a pensar cómo han cambiado las cosas estos meses entre nosotros?Andrew, al volante de su auto, resopló frustrado y le restó importancia al asunto. A su lado, en el asiento del acompañante, la mujer que habló chascó con la lengua. Ella tenía la cara enrojecida y los ojos vidriosos, parecía consternada.—No es nada del otro mundo, cariño, quizá solo se comporta así porque piensa que será desplazada de alguna manera. ¿No te has puesto a pensar en eso, en sus sentimientos? No todo gira en torno a ti, ¿recuerdas? Ni tú ni yo somos el centro del mundo.Iban por una carretera rápida a las afueras, conocida porque muchos vehículos de carga traían mercancía a la ciudad o la llevaban a distintos lugares del país y de otros países, por lo que Andrew intentó mantenerse concentrado en el camino.Pero aquella mujer no estaba de acuerdo.—¡No, maldición! ¡¿Por qué nunca me escuchas?! ¡¿Qué te pasa?! ¡Tú
Volver a casa de tus padres después de los treinta no era sencillo, y mucho menos tras haber estado casada y tener una hija de seis años, ¿pero quién le decía eso al maldito de Eddie, que la dejó por una muchachita que quizá ni siquiera había salido de la preparatoria y ni sabía lavarse los dientes?Las frustraciones trajeron hoy a Hannah al primer día del resto de su vida. Tenía una entrevista de trabajo en el prestigioso Grupo Seele con la esperanza de convertirse en la nueva secretaria personal del CEO. ¿Experiencia? La tenía. ¿Capacidad de trabajar bajo presión? Por supuesto que sí; sin embargo…—Mami, ¿aquí es donde vas a tabajar ahora?La infantil vocecita resonó a su lado, y volteó a ver a su pequeña con una sonrisa.Ella, Alisson, era su mundo y, sin embargo, lo último que quería era que estuviera aquí acompañándola en un momento tan importante, pero… ¿qué se le podía hacer? Sus padres no estaban en casa, no tenía clases y tampoco podía dejarla sola.Entonces, se agachó a su a
Tras varios días largos en crisis y casi sin poder ir a casa, luego de que la situación por fin se asentara, lo último que esperaba Andrew Cook al ver abrirse las puertas del ascensor en su planta era que apareciera una pequeña niña castaña con enormes ojos marrones e indirectamente lo llamara papá. Y es que, ¿quién demonios se esperaría algo así?Por eso no fue sorpresa que la impresión bañara su rostro y se quedara en blanco. Las puertas procedieron a cerrarse, y de no ser por Finn, su asistente, que metió las manos, se habría perdido aquellos chispeantes ojitos que lo veían con auténtico anhelo.—¿Tu padre? —preguntó despacio al ver que la pequeña salía de la cabina y se paraba junto a ellos.Finn se lo quedó viendo conmocionado, y en su mente se destaparon mil conjeturas en un simple segundo.La nena sonrió y asintió con la cabeza.—Eres mi papi, ¿verdad? —volvió a preguntar, atizando un nuevo golpe a la comprensión de un Andrew que ya ni sabía dónde estaba parado.Apretó los labi