El corazón de Hannah latía a diez mil por hora, tan fuerte que podía escuchar cada palpitación en sus oídos con la fuerza de un bombo de batería.
Vio al hombre caminar con la gracia que le daban años en la industria hacia su escritorio, y no pudo evitar echar un vistazo alrededor.
Este lugar era inmenso, con ventanales que daban al exterior y le proporcionaban un aire de libertad y plenitud que contrastaba por completo con el aura que aquel sujeto desprendía: solitario, como si estuviera encogido en sí mismo.
Prensó los labios, e inconscientemente puso las manos delante del pecho en un gesto suplicante porque sintió miedo, cosa rara, pero las bajó en cuanto él le dirigió la mirada..
—Adelante, tome asiento.
Hannah tragó entero, se guardó sus emociones y caminó hasta la silla frente al escritorio, donde se sentó con toda la calma que pudo.
—Entonces… perdone si soy demasiado indiscreto, pero me veo obligado a preguntar dados los hechos. —Aquellas palabras despertaron la curiosidad de la mujer—. Su hija… ¿es una niña con altas capacidades?
La muchacha abrió los ojos de par en par y luego frunció el ceño, para negar con la cabeza.
—No… ella es autista de alto funcionamiento —murmuró—. Lo descubrí desde que era una bebé.
—¿Autismo? —curioseó el otro mientras ojeaba algo en su computadora, pero luego se fijó en ella—, realmente no lo parecía hace un momento.
Ella entendió que dudaba por el hecho de que su hija enseguida buscó relacionarse con él, e incluso lo llamó su padre y se fue con su asistente, pero volvió a negar con la cabeza.
—Bueno… es la primera vez que hace algo como lo que acaba de pasar. Ella suele ser muy vivaz y enérgica, pero también tener problemas para relacionarse con personas a las que no conoce, a veces aislándose.
—Hmm… —Él asintió con la cabeza—. Ya veo. Aun así, en la escuela de la que le hablé antes podrán apoyarla con eso. Me parece una chica inteligente para su edad.
—Lo es. —En el rostro de Hannah se dibujó el auténtico orgullo que sentía por su pequeña.
Y esos ojos brillantes y orejas ligeramente sonrojadas fueron algo que el otro no pudo ignorar; sin embargo, se aclaró la garganta y resopló.
—Pues bien, señorita Roth, yo soy Andrew Cook, CEO del Grupo Seele. Es un placer conocerla, en especial porque ha sido la única aspirante en pasar todas las pruebas hasta aquí.
—¿En serio? —La sorpresa bañó la expresión de la muchacha mientras Andrew asentía.
—Así es. Nuestra empresa es exigente más allá de los tiempos y los estudios básicos; nos interesa el talento y el aprendizaje que potencia las capacidades de las personas. —Andrew volvió la vista al monitor—. Veo que, además del inglés y el alemán, también domina el chino y el neerlandés, eso es perfecto. ¿Puedo preguntar por qué se interesó por estos dos idiomas?
—Cuando era pequeña tenía vecinos chinos, lo aprendí de ellos y luego decidí estudiarlo, y el neerlandés… fue gracias a la escuela.
—¿Estaría dispuesta a aprender uno más? —Ella se tensó, y él prosiguió—: Necesito que aprenda coreano para ejercer la plenitud de sus funciones.
Por un instante, Hannah sintió que la posibilidad del trabajo se le escapaba, pero decidió no rendirse y asintió con la cabeza.
—No hay problema. Hoy en día aprender un idioma está al alcance de YouTube.
Su grácil sonrisa, reflejo de su convicción, agradó al muchacho al otro lado del escritorio, y siguieron hablando sobre los detalles del trabajo.
Cinco días a la semana, con la posibilidad de tener que hacer horas extra si se presentaba un viaje de negocios; disponibilidad para viajar, aprender otro idioma, y debía tener licencia de conducir, que por suerte tenía; tareas de control y organización de agenda, nada a lo que Hannah no estuviera acostumbrada en su anterior trabajo; sin embargo, el jefe dijo algo más.
—Nuestra asociación con el Grupo Grenze es uno de nuestros negocios más importantes. El día de mañana tendrá lugar un evento de presentación de sus nuevos productos. Será un buen primer paso para comenzar con el trabajo.
La mente de Hannah se quedó en blanco, pero enseguida pareció comprender la profundidad de sus palabras, y la impresión pintó su semblante.
—Espere un momento, eso quiere decir que…
Una tenue sonrisa pintó los labios del varón, que asintió con la cabeza.
—Si acepta el trabajo, podemos firmar un contrato ahora mismo, señorita Roth, y diré oficialmente «Bienvenida al Grupo Seele».
Una pequeña búsqueda en internet le bastó a Hannah para comprender la envergadura del evento al que su ahora jefe, tras firmar el contrato, pretendía llevarla como su primer trabajo de asistente.El Grupo Grenze era un conglomerado tecnológico pionero en el país y en todo el continente, y sus productos de primera calidad no se limitaban solo al usuario de a pie, sino que abastecían a otras grandes empresas. Como compañía sólida en el desarrollo de software, el Grupo Seele era de los principales socios de Grenze, y la amistad entre sus CEOs era conocida en el país y el mundo.Vaya forma de ponerle presión.La gala era formal en toda regla, con los peces gordos de la tecnología del continente y el mundo presentes para darle la enhorabuena a su anfitrión, Dominik Engel.Tras recibir un adelanto de su suelto para prepararse como era debido, Hannah compró ropa, zapatos y accesorios, y cerca de las siete de la noche tomó un taxi, rumbo al salón del hotel donde se realizaba el evento.Le env
Los dos hombres se dieron un afectuoso apretón de manos seguido de un medio abrazo, y el alto pelirrojo soltó una risita.—He estado fuera mucho, ¿verdad? Las cosas van avanzando, ya sabes. Pero hoy es el momento culmen.—Claro… tienes a todos aquí reunidos.Hannah permaneció tranquila a un lado, a la espera, como buena asistente en entrenamiento.—Hemos trabajado duro. Lo de hoy es el resultado de más de un año de investigación, desarrollo y paciencia. Y tú y tu empresa también forman parte de esto, hombre. —El pelirrojo tiró la vista al costado y se fijó en la muchacha, que le dio una sonrisa cortés—. ¿Y puedo saber quién es esta señorita?—Oh… ¿Recuerdas que Finn comenzará en el organigrama?—Sí… me dijiste que lo querías como CEO adjunto, ¿aceptó?—Aceptó iniciar el camino, así que tuve que buscar un nuevo asistente. Ella es mi nueva asistente; estará en entrenamiento por Finn por tres meses antes de tomar el cargo de manera oficial.Los orbes del pelirrojo, de un turquesa claro,
Hannah frunció el ceño, pero Emma se metió, riendo burlona.—Espera que Andrew la vea. Él odia el desorden… seguro la despide el primer día.Los murmullos y el chisme empezó a correr, y Hannah se preguntó por qué hablan así de su jefe, pues no le pareció una persona dura.De pronto, la multitud se abrió, y aparecieron Andrew y Dominik. El primero, con gesto adusto, se acercó de inmediato a la muchacha, y todos alrededor creyeron que la regañaría por causar alboroto ya que, de hecho, Andrew Cook era conocido por su seriedad y distanciamiento, por su afán por el orden y su desprecio por las indiscreciones.Sin embargo, lo que hizo los dejó a todos helados.Él se quitó el saco de su traje, se agachó y lo pasó por los hombros de Hannah, cubriéndola hasta el frente.—Vamos, tranquila, esto te ayudará. Levántate.La sorpresa bañó a la muchacha, junto a una palpitación cálida al encontrarlo tuteándola, y le hizo caso de manera inconsciente.—Creo que es momento de irnos —murmuró él.Ella se
El trabajo era mucho, pero Hannah lo llevaba bien y, tras unos primeros días agotadores, llegó el sábado y por fin tuvo tiempo libre, más o menos.—¡Mami, mira, es enorme!El chillido de Alisson al contemplar la imponente estructura del centro comercial MyZeil le sacó una sonrisa a su madre, que no dudó en darle una palmadita cariñosa en la cabeza.—¿Verdad que es hermoso?—¡Lo es!—Y espera verlo por dentro. Te va a encantar.Pasaron del imponente exterior de vidrio a un interior de ensueño, y la curiosidad de Alisson la hizo ver a todas partes, ansiosa, aunque tenían un itinerario más o menos bien establecido.—Bien, primero vamos a buscar el bolso, la ropa y los zapatos que necesitas.En su nueva escuela, Ali escogió practicar taekwondo, así que había que comprarle el equipo de uso personal. Fueron a una tienda especializada, y salieron al cabo de una hora con lo que necesitaban. Luego fueron por un kit de arte, y se dispusieron a hacer la compra más grande, un iPad de última gener
Una risita resonó en el local, y la impresionada Hannah volteó hacia la fuente, un Andrew que, al saberse descubierto, se llevó la mano a la boca e hizo un gesto que a la muchacha le pareció gracioso, mirando a otro lado.—Papi, ¿verdad que Iron Man es muy guapo y rico? —sonó la vocecita de Alisson, quien se dirigió al varón con una enorme sonrisa.El muchacho soltó un resoplido y asintió a medias con la cabeza.—Lo de rico puedo admitirlo… ya más allá lo de guapo, la verdad que no es mi tipo. —Se encogió de hombros.—Hmm… —Alisson se llevó el dedo a la boca—, ¿acaso estás celoso, papi? —Aquello tomó por sorpresa, no solo a Andrew, sino a Hannah—. Per
—¡Andrew, escúchame, esto no puede seguir así! ¿De verdad crees que es normal? ¿No te has puesto a pensar cómo han cambiado las cosas estos meses entre nosotros?Andrew, al volante de su auto, resopló frustrado y le restó importancia al asunto. A su lado, en el asiento del acompañante, la mujer que habló chascó con la lengua. Ella tenía la cara enrojecida y los ojos vidriosos, parecía consternada.—No es nada del otro mundo, cariño, quizá solo se comporta así porque piensa que será desplazada de alguna manera. ¿No te has puesto a pensar en eso, en sus sentimientos? No todo gira en torno a ti, ¿recuerdas? Ni tú ni yo somos el centro del mundo.Iban por una carretera rápida a las afueras, conocida porque muchos vehículos de carga traían mercancía a la ciudad o la llevaban a distintos lugares del país y de otros países, por lo que Andrew intentó mantenerse concentrado en el camino.Pero aquella mujer no estaba de acuerdo.—¡No, maldición! ¡¿Por qué nunca me escuchas?! ¡¿Qué te pasa?! ¡Tú
Volver a casa de tus padres después de los treinta no era sencillo, y mucho menos tras haber estado casada y tener una hija de seis años, ¿pero quién le decía eso al maldito de Eddie, que la dejó por una muchachita que quizá ni siquiera había salido de la preparatoria y ni sabía lavarse los dientes?Las frustraciones trajeron hoy a Hannah al primer día del resto de su vida. Tenía una entrevista de trabajo en el prestigioso Grupo Seele con la esperanza de convertirse en la nueva secretaria personal del CEO. ¿Experiencia? La tenía. ¿Capacidad de trabajar bajo presión? Por supuesto que sí; sin embargo…—Mami, ¿aquí es donde vas a tabajar ahora?La infantil vocecita resonó a su lado, y volteó a ver a su pequeña con una sonrisa.Ella, Alisson, era su mundo y, sin embargo, lo último que quería era que estuviera aquí acompañándola en un momento tan importante, pero… ¿qué se le podía hacer? Sus padres no estaban en casa, no tenía clases y tampoco podía dejarla sola.Entonces, se agachó a su a
Tras varios días largos en crisis y casi sin poder ir a casa, luego de que la situación por fin se asentara, lo último que esperaba Andrew Cook al ver abrirse las puertas del ascensor en su planta era que apareciera una pequeña niña castaña con enormes ojos marrones e indirectamente lo llamara papá. Y es que, ¿quién demonios se esperaría algo así?Por eso no fue sorpresa que la impresión bañara su rostro y se quedara en blanco. Las puertas procedieron a cerrarse, y de no ser por Finn, su asistente, que metió las manos, se habría perdido aquellos chispeantes ojitos que lo veían con auténtico anhelo.—¿Tu padre? —preguntó despacio al ver que la pequeña salía de la cabina y se paraba junto a ellos.Finn se lo quedó viendo conmocionado, y en su mente se destaparon mil conjeturas en un simple segundo.La nena sonrió y asintió con la cabeza.—Eres mi papi, ¿verdad? —volvió a preguntar, atizando un nuevo golpe a la comprensión de un Andrew que ya ni sabía dónde estaba parado.Apretó los labi