ೃ⁀➷Dominic…
Llego a casa después de una fiesta en la que por supuesto, no faltó nada: exceso de comida, alcohol, sustancias prohibidas y mujeres.
Suzzett como siempre intentó llevarme a la cama, no puedo negar que es una chica guapa y tenemos buen sexo, pero estoy en un momento de mi vida, en que nada de eso me llena, mis amigos, solo piensan en festejos y en cosas banales, yo, a mis treinta años, pienso que hay un momento en el que se anhela algo más, y sobre todo, quisiera cumplir lo que siempre he deseado, ser padre; siento que estoy en el mejor momento para serlo y no quiero seguir perdiendo el tiempo.
Llegar a mi enorme casa, solo, ya no me parece tan divertido como antes, una mansión con seis habitaciones, ocho baños, piscina, gimnasio, cine, salón de fiestas, etc… Para un hombre soltero, es demasiado, al menos tener a Cael, mi chofer, guardaespaldas y amigo, a su madre, Lúa, quien es la que se encarga de la cocina, y a Aurelio, su esposo, el chofer de mi madre, quienes viven en la casa contigua, me hace sentir acompañado, pero la idea de formar una familia, tener hijos, dejar de lado las fiestas y el sexo ocasional, no puedo sacarla de mi mente.
Estaciono mi Lamborghini último modelo en color negro, que es mi última adquisición y disfruto demasiado conducirlo, apago el coche y veo a Cael esperándome a pesar de que está por amanecer.
—¿Qué haces despierto Cael? —le pregunto al bajarme.
—Es obvio, te estaba esperando, Dominic.
—No es necesario que lo hagas, ya te lo he dicho —lo recrimino.
—Me quedo más tranquilo al ver que llegaste a casa sano y salvo, ya que no quisiste que te acompañara.
—No ibas a ir a la fiesta, que caso tenía que fueras a cuidarme, si no corría riesgos.
—Eso nunca se sabe, pero me quedo más tranquilo al verte llegar.
—Gracias —le digo al sentir genuina su preocupación.
Apenas dar un paso al interior de la casa, siento el frío de la soledad, por esa razón en algunas ocasiones me quedo en casa de mi madre, quien inicialmente al comprar la mansión vino a vivir conmigo, pero solo se quedó una corta temporada y regresó a su hogar, ya que dice que prefiere darme privacidad, claro, sobre todo cuando me visitan mis amigos, los cuales no le agradan en absoluto, sobre todo Suzzett, le parece demasiado superficial y no la soporta.
Tenía unos años trabajando cuando le compré la casa, no es muy grande, pero ella dice que está muy cómoda ahí y no ha querido comprar algo mejor, a pesar de que le he insistido, siempre me repite que a ella no le gusta la egocentricidad. Tal vez en eso me parezco un poco a mi padre, todo el tiempo hablaba de dinero, mansiones, coches muy caros y sonreía imaginando esa vida para nosotros. Siempre le prometí que yo haría algo mejor por nuestro futuro y lo cumplí, me gradué con honores y en tiempo récord, empecé con algunas inversiones que me funcionaron bastante bien, y ahora, tengo una de las empresas más importantes de Tennessee y me estoy expandiendo a otros estados. Me ha costado horas de trabajo y esfuerzo, pero ha valido la pena, disfruto de una buena vida y mi fortuna incrementa diariamente.
Mi madre trabajó como maestra la mayor parte de su vida y cuidaba niños por las tardes, me dio todo lo necesario a pesar de que quedó viuda cuando yo era un adolescente, ahora que debería estar descansando, ya que la convencí de que se retirara, la tengo en la oficina, es la directora de la guardería que tenemos para el personal, aunque no me gusta que siga trabajando, sé que ahí está bien y tenerla cerca me hace sentir mejor, además de que fue una gran idea tener esa área para mis empleados, pueden trabajar y estar pendientes de sus hijos sin problemas.
—¿Necesitas algo Dominic? —pregunta Lúa al verme.
—No, gracias, deberían ir a descansar —sugiero—. Es tarde.
—Lo sé, pero estaba esperando que llegaras para avisarle a tu madre —explica.
—Me parece que eso nunca va a cambiar —resoplo.
—Una madre siempre se preocupa por sus hijos, así sean mayores —menciona.
—Lo sé, y sería más fácil si viviera aquí —rebato y se ríe.
—No lo creo, pasaría muchos dolores de cabeza cuando te visita tu amiga Suzzett.
—Tampoco te agrada, ¿verdad? —indago.
—No es la mujer con la que te vería formando una familia —responde con sinceridad—. Y tú tampoco, por esa razón ni siquiera pisa tu habitación, si se queda lo hace en la de huéspedes, eso habla de que no quieres algo serio con ella.
Sonrío, ya que tiene razón, la paso bien con ella, pero no la visualizo como la madre de mis hijos o como la mujer con la que deseo pasar el resto de mi vida.
—Buenas noches, Lúa.
—Buenas noches, Dominic.
Subo directamente a mi habitación, me quito la ropa, cepillo mis dientes y voy a la cama, mañana entraré a la oficina por la tarde, así que puedo dormir algunas horas.
Despierto casi al mediodía, después de hacer mi rutina de ejercicios y tomar una refrescante ducha, bajo a comer y unos minutos más tarde, salimos rumbo a la oficina.
—Hoy será un día largo, Cael —le informo—, por si quieres volver a casa y regresar por mí.
—Está bien, si me necesitas antes, llámame.
—Por supuesto —Me bajo de la camioneta y entro al edificio por la puerta principal, saludo a la chica de recepción y subo al noveno piso, en el que está la presidencia—. Buenos días —saludo a Romeh, mi asistente.
—Buenos días, Dominic —responde poniéndose de pie para seguirme.
—¿Sabes algo de la chica nueva? —cuestiono al sentarme detrás de mi escritorio.
—Todo sigue igual, estará aquí para la fecha pactada —explica.
—Perfecto.
En algunas ocasiones, revisamos los currículos de varias universidades del estado, para ofrecer puestos a los próximos graduados, ellos tienen la oportunidad de tomar experiencia y la empresa cuenta con personas que están ávidas de aprender. Últimamente es muy complicado conseguir buenos empleos para los recién graduados, ya que la mayoría de las empresas pide experiencia, por eso tenemos esta oportunidad para ayudarlos, y por supuesto, tener ideas frescas para mi compañía.
Revisamos la agenda y unos minutos después, Romeh sale de la oficina.
Aquí todos llevan uniforme, las mujeres llevan falda negra, blusa blanca y el cabello recogido. Los hombres pantalón negro y camisa blanca, soy un poco obsesivo en ese aspecto, ya que en un inicio muchos empleados no se vestian formales y me parecía poco profesional para mi empresa.
—¿Qué tal la resaca? —pregunta mi amigo Kyle, entrando a la oficina.
Él es el jefe del área de ingeniería en sistemas, nos graduamos juntos y no encontraba una buena oportunidad, así que al empezar mi empresa no dudé en llamarlo y se ha convertido en mi mano derecha.
—No bebí, estoy bien —contesto.
—A mi sí se me pasaron las copas —resopla—. Tengo dolor de cabeza —se masajea las sienes—. Suzzett dice que te nota raro y que tienes tiempo rechazándola.
—No tengo porque darle explicaciones, siempre le he dejado claro que no hay nada entre nosotros.
—Está enamorada de ti —rebate.
—No lo creo, además me parece que Rawn siente algo por ella.
—Sí, también lo creo, pero ella solo te mira a ti.
—Me asfixia, es muy demandante —bufo y en ese momento timbra mi teléfono—. Es ella —le digo a Kyle.
—Habla con ella, antes de que tengas más problemas —sugiere.
—Lo haré, pero no ahora, tengo mucho trabajo.
—¿Vendrán nuevos empleados este verano? —interroga.
—Solo una chica de la universidad de Memphis, es un cerebrito, estoy ansioso por tenerla aquí.
—¿Es guapa?
—No lo sé, su currículum no tenía foto y es algo que no me interesa.
—Ya sé, a don perfección solo le importa la inteligencia de las personas —se burla.
—Claro, agradece que contigo hice una excepción —bromeo—. Tienes cara, pero la inteligencia es escasa.
—Quédate con tu licenciatura en finanzas y economía, porque si quieres ser comediante, fracasarías estrepitosamente.
Suelto una carcajada y Kyle sale de la oficina, mi teléfono sigue timbrando, es Suzzett que no deja de insistir.
Resignado contesto su llamada.
—¿Si?
—¡Por fin respondes! —exclama.
—Suzzett, estoy ocupado.
—Necesito hablar contigo, es importante.
—No puedo salir de la oficina, en este momento.
—¿Puedo ir? —pregunta—. Por favor.
—Está bien, aquí te espero.
—Gracias.
Nos despedimos y cuelgo el teléfono concentrándome de nuevo en el trabajo.
—Dominic —abre Romeh la puerta unas horas más tarde—. Suzzett está aquí —anuncia.
—Dile que pase —le pido, no noté que había pasado tanto tiempo.
Me pongo de pie y la puerta se abre, Suzzett se acerca pasando sus manos por mi cuello para besarme, pero la detengo antes de que lo haga.
—¿Qué pasa contigo, Dominic? —reprocha—. No has querido salir con nosotros…
—Ayer estuve con ustedes —la interrumpo, alejándome para regresar a mi silla detrás del escritorio.
—Después de rechazar nuestras invitaciones repetidas veces —se sienta frente al escritorio—. Te extraño —murmura.
—Suzzett, no tenemos una relación, no hay nada que extrañar.
—Lo sé, tampoco me interesa algo formal, pero…
—No quiero continuar con nuestros encuentros —advierto.
—¿Estás con alguien más? —indaga.
—No, pero sabes que deseo ser padre y creo que estoy en mi mejor momento para serlo.
—Entiendo —asiente—. Aunque no tenemos que dejar de lado nuestros encuentros por eso.
—Prefiero hacerlo —aseguro—. Mis intenciones son las de buscar algo formal y no pienso engañar a nadie.
—Rawn está interesado en mí —menciona.
—Ambos son libres —me encojo de hombros.
Se pone de pie.
—Si no te molesta, creo que me daré una oportunidad con él.
—Harías bien, ustedes tienen mucho en común —señalo.
—Es mejor que me vaya, espero que encuentres lo que estás buscando —dice en tono de reproche.
—Gracias, tú también —digo con sinceridad.
Suzzet es una chica muy atractiva, cabello negro, piel canela, un cuerpo espectacular y siempre vestida a la moda, tiene su propia marca de ropa, es un año mayor que yo, pero no le interesa casarse y mucho menos tener hijos, dice que no se ve como madre y es muy respetable su forma de pensar, sin embargo, es todo lo contrario a mis deseos.
—¿Puedo despedirme de ti como se debe? —pregunta sugerente.
Me pongo de pie y me acerco, pasa sus manos por mi cuello y me besa con intensidad, por lo que correspondo de igual manera, noto su respiración agitada y detengo el beso, ya que de verdad quiero que le quede claro que esto es una despedida.
—Te extrañaré demasiado —murmura con los ojos cerrados.
—Seguiremos siendo amigos —asevero.
—Lo sé —suspira—. La chica que se gane tu corazón será muy afortunada.
—Adiós, Suzzett —me despido y se va con prisa.
Vuelvo a mi lugar esperando que todo haya quedado claro entre nosotros y retomo el trabajo.
✿•°❧Ainara…Despierto, corro las cortinas de mi habitación y la mañana se presenta soleada, respiro profundo y mis ánimos aumentan imaginando mi próxima nueva vida. Voy directo a la ducha, bailo y canto bajo el agua demorándome un poco más de lo normal, al terminar, me cambio y salgo a la cocina para desayunar algo antes de irme. —Buenos días —saluda Mae.—¿Qué haces despierta? —le pregunto ya que no es normal en ella.—Mi padre me llamó a primera hora, le acaban de dar un nuevo puesto político y quiere que vaya para celebrar —explica.—¿Puedes viajar? —señalo su abultado vientre.—Sí, llamé a mi doctora y me dio permiso, solo espero que no se me adelante el parto.—¿Cuándo te vas? —interrogo.—En unas horas.—Creo que ya no nos veremos, yo me voy el viernes —le recuerdo.—Lo sé —suspira y me mira con tristeza.—Gracias Mae, por darme la oportunidad de vivir contigo.—No me gustan las despedidas —susurra—. Y no me agradezcas, soy muy afortunada al tenerte en mi vida, te voy a extraña
ೃ⁀➷Dominic…La tarde pasa demasiado rápido entre reuniones y asuntos pendientes.—Hola, hijo —saluda mi madre, abriendo la puerta—. ¿Puedo pasar?—Por supuesto, mamá —me pongo de pie para acercarme a saludarla—. ¿Cómo estás?—Bien, me encontré con Suzzett esta tarde, saliendo del edificio. —Sí, vino a hablar conmigo.—Parecía un poco triste, no recuerdo haberla visto así antes.—Terminamos con nuestros encuentros y lo resintió un poco.—¿Eso quiere decir que terminaron su relación? —cuestiona.—No teníamos una relación, mamá —aclaro—. La pasábamos bien juntos, pero eso se acabó y es todo, no hay nada más que hacer.—Nunca entenderé las relaciones modernas —resopla—. En mis tiempos tener sexo conllevaba un compromiso.—Menos mal que ahora no, porque tu hijo estuviese muy comprometido.—¡Dominic! —exclama a modo de regaño—. Espero que pronto encuentres a alguien que te haga sentar cabeza.—Por eso terminé con Suzzett, mamá, sabes que siempre he deseado ser padre y siento que estoy en u
✿•°❧Ainara…Han pasado algunos días y ya estoy instalada por completo, compré todo lo necesario y me siento satisfecha con el resultado.No me he dado la oportunidad de pasar a la oficina en la que voy a trabajar, pero lo haré en breve, ya que quiero familiarizarme con todos los alrededores antes de empezar con mis nuevas rutinas. Tocan la puerta y me acerco para abrir, me encuentro con un hombre mayor, un poco desaliñado que me mira de pies a cabeza sin disimular.—¿Usted es la chica nueva? —cuestiona y continúa hablando sin darm tiempo de responder—. Soy Vontae, el dueño del edificio —se aclara la garganta—. Realmente pensé que usted no existía y era solo un invento de Helga.—Ya ve que no, firmé mi contrato con algunas semanas de anticipación —aclaro.—Eso parece, solo le advierto que no permito que hagan fiestas u orgías en mis apartamentos —me señala—. Y si se retrasa en el pago, se va.Se aleja dejándome completamente indignada.—Pero, ¿de qué me vio cara ese tipo? —me pregunto
ೃ⁀➷Dominic…Mi día comienza haciendo ejercicio como todos los días, me gusta mantenerme en buena forma y practicar un poco de kick boxing. Termino mi rutina, me ducho y bajo a la cocina.—Buenos días —saludo.—Buenos días —responde Lúa, poniendo el desayuno frente a mí y por supuesto mi café negro.—¿Aurelio ya se fue? —pregunto dando un sorbo a mi café, el cual está perfecto, tal y como me gusta.—Sí, desayunó y seguramente ya debe estar en casa de tu madre —responde.Escuchamos el timbre y Lúa sale de la cocina para abrir, mientras sigo disfrutando mi desayuno.—Dominic, tenemos que hablar —irrumpe Suzzett con prisa en la cocina.—Está bien, Lúa, déjanos solos —le pido ya que viene detrás de ella un poco avergonzada por no lograr detenerla—. Espero que sea algo importante, para que irrumpas de esta manera en mi casa y a esta hora.—¡Estoy embarazada! —exclama.Detengo el tenedor antes de meterlo a la boca y la miro sorprendido.—¿¡Qué!?—Tenía días con retraso, me hice una prueba y
✿•°❧Ainara…Salgo del hospital y Ezequiel me está esperando en el restaurante.—Siento llegar tarde, estaba con Josiah —explico, sentándome frente a él—. El bebé se va conmigo a Nashville.Su cara se ilumina al escucharme y sonríe.—Llamaré a mi amigo, el abogado Brayden para pedirle que empiece con todo el papeleo necesario.El mesero se acerca y ordenamos la cena.—Los padres de Mae, dejaron algunos negocios y propiedades, todo le corresponde a Josiah —informa.—Para ser sincera, no estoy interesada en nada de eso, pero tal vez podrías hacerte cargo y guardar su dinero en una cuenta especial para que disponga de todo al ser mayor.—Piénsalo bien, vas a vivir en una nueva ciudad y empezar un trabajo nuevo, tendrás que llevar a Josiah a una guardería, comprarle todo lo necesario y…—Estoy segura que podré arreglármelas —aseguro.—Al menos permíteme estar presente en la vida de Josiah, le había propuesto a Mae empezar una relación más formal y ella aceptó —murmura con pesar y puedo not
ೃ⁀➷Dominic…Estoy frustrado, si bien el vuelo tenía una escala, nunca me imaginé que fuera en Los Ángeles, donde a pesar de ser bastante tarde, hay demasiadas personas, algo que siempre sucede en este aeropuerto y me pone los nervios de punta.Llevo cuatro horas esperando para abordar nuevamente y ya estoy de mal humor, apenas llegue a Nashville tendré que ir directamente a la oficina para mi reunión, sin tener tiempo de nada por este enorme retraso.Después de varios cafés, por fin nos llaman para abordar y a los pocos minutos despegamos, al menos podré descansar un poco y relajarme.Estoy por ponerme los audífonos cuando escucho a un bebé llorar, no me molesta su llanto, pero puedo oír a personas murmurando, seguramente a los padres, les dicen que tal vez tiene frío, que puede ser hambre, que debe tener cólicos y no sé qué más, demasiadas recomendaciones que estoy seguro no fueron solicitadas.Me pongo los audífonos y por alguna razón que no entiendo, sigo pensando en ese bebé, me lo
✿•°❧Ainara…—¿Qué tal el vuelo? —pregunta Ezequiel, cuando respondo.—No te imaginas, empezó como una tortura y terminó increíblemente —respondo aliviada.—¿Y Josiah?—Dormido, después de revolucionar el vuelo por unos minutos, ahora descansa plácidamente.—Pero, ¿están bien?—Lo estamos, un ángel se cruzó en nuestro camino y nos facilitó el viaje —explico—. Ahora voy a tomar un coche para ir a casa y descansar un poco.—Eso está muy bien.—¿Y tú, ya regresas a Tijuana?—Sí, estoy en el aeropuerto, te llamaré por la noche.—Buen viaje, Ezequiel.—Gracias, Ainara, adiós.Cuelgo y con un poco de malabares, logro salir del aeropuerto para tomar un coche.No puedo dejar de pensar en ese hombre, se convirtió en un ángel para mí, justo cuando llegó a ayudarme, estaba a punto de ponerme a llorar. Definitivamente era un hombre importante, vestía muy elegante y eso de pagar dos asientos en primera clase para viajar cómodo, no creo que cualquiera pueda hacerlo. Además, era muy atractivo, sus ojo
ೃ⁀➷Dominic…La reunión que tenía pendiente, se extiende durante toda la mañana, el agotamiento me invade, pero resulta bastante provechosa; así que estoy satisfecho y dudo que algo pueda ponerme de mal humor, al menos por este día.—¿Terminaste? —pregunta Romeh, abriendo la puerta.—Sí —resoplo.—¿Te pido algo de comer?—Por favor, pero llévalo al apartamento, quiero descansar un poco.—Perfecto, ¿algo en especial?—Un buen corte de carne y una ensalada —le pido.—¿De tu restaurante favorito?—Sí —afirmo, asiente y se va.Reviso algunos correos, respondo los más importantes, apago la computadora y me pongo de pie para salir a tomar el elevador y bajo al séptimo piso, en el que está la guardería.—Buenas tardes, señor Wallen —me saluda la chica de recursos humanos, ya que ese departamento también se encuentra aquí y su escritorio está frente al elevador.—Buenas tardes —respondo y sigo caminando hasta llegar a la guardería.Mi madre está muy entretenida con una pequeña, leyendo un libro