3.- Cambio de planes

✿•°Ainara…

Despierto, corro las cortinas de mi habitación y la mañana se presenta soleada, respiro profundo y mis ánimos aumentan imaginando mi próxima nueva vida. Voy directo a la ducha, bailo y canto bajo el agua demorándome un poco más de lo normal, al terminar, me cambio y salgo a la cocina para desayunar algo antes de irme. 

—Buenos días —saluda Mae.

—¿Qué haces despierta? —le pregunto ya que no es normal en ella.

—Mi padre me llamó a primera hora, le acaban de dar un nuevo puesto político y quiere que vaya para celebrar —explica.

—¿Puedes viajar? —señalo su abultado vientre.

—Sí, llamé a mi doctora y me dio permiso, solo espero que no se me adelante el parto.

—¿Cuándo te vas? —interrogo.

—En unas horas.

—Creo que ya no nos veremos, yo me voy el viernes —le recuerdo.

—Lo sé —suspira y me mira con tristeza.

—Gracias Mae, por darme la oportunidad de vivir contigo.

—No me gustan las despedidas —susurra—. Y no me agradezcas, soy muy afortunada al tenerte en mi vida, te voy a extrañar mucho —me abraza—. Eres la hermana que siempre desee tener.

—También te voy a extrañar, hermana —respondo a su abrazo—. Prometo que apenas nazca mi ahijado, vendré un fin de semana para conocerlo. 

—Eso me parece perfecto —asegura, limpiándose las lágrimas—. Mi papá me convenció de vender el apartamento, quiere que compre una casa más grande, con la llegada del bebé vendrán a visitarme más seguido.

—Es una buena idea.

—Sí, además hay algo que no te he contado —dice de pronto.

—¿Qué es?

—Llevo un tiempo hablando con Ezequiel.

—¿El abogado de tu padre? —inquiero sorprendida. 

—Sí.

—¿Es con el que pasas hablando todas las noches? —me burlo.

—Quiere que nos demos una oportunidad —se cubre la cara sonrojada.

—¿Y? ¿Te gusta?

—Demasiado, pero quedamos en hablar ahora que vaya.

—Me alegro mucho por ti.

—No quiero ilusionarme, soy consciente que voy a ser madre y mi bebé es mi prioridad —afirma.

—Eso está muy bien, espera a ver qué conversan y tomas una decisión.

—Así será, porque él quiere algo serio y de verdad me encanta.

—Acompáñame a desayunar y me sigues contando —le pido y asiente.

—Solo si haces ese delicioso omelet con jamón y tocino.

—Perfecto, vamos —digo y me pongo a preparar todo.

Al cabo de unos minutos, termino y nos sentamos a disfrutar lo que preparé.

—Espero que tu primera vez, sea inolvidable —menciona de pronto, mientras come—. Estoy segura que eso pasará en tu nueva vida en Nashville, ya que aquí no tuviste suerte.

—No quiero pensar en eso —expreso con sinceridad.

—Mi primera vez fue en un coche, con un chico que se corrió a los tres segundos de empezar —hace cara de desagrado—. No tuve un orgasmo hasta mucho tiempo después y obviamente con otro chico, ya que él siempre era muy rápido, lo apodé el rayo Macqueen, por veloz —se burla y no puedo aguantar la risa.

—¿Qué tal y me pase lo mismo? —frunzo el ceño y suelta una risotada.

—Pues descartas y sigues intentando —se ríe—. Como cuando juegas a la lotería, intentas hasta que obtienes el premio mayor.

Mi carcajada resuena por toda la habitación.

—¿Tú nunca obtuviste el premio mayor? —interrogo dando un sorbo a mi bebida.

—Sí, una sola vez, nunca lo he superado —suspira.

—¿Y?

—Fue algo del momento, solo sucedió en esa ocasión y lo peor fue que yo lo acosé hasta conseguirlo, el pobre hombre estaba un poco tomado y casi me aproveché de la situación, seguramente ni siquiera me recuerda —se aclara la garganta y parece incómoda.

—Tengo que irme —advierto al ver el reloj, cambiando de tema al notar su incomodidad.

—Y yo tengo que empacar —bufa—. Posiblemente ya no te vea, pero sabes que te deseo lo mejor en esta nueva etapa de tu carrera profesional.

—Gracias Mae, buen viaje y no dejes de llamarme.

—Claro que no, no te vas a deshacer de mí, nunca —nos despedimos, paso al baño para cepillarme los dientes y salgo con toda la actitud para dar el último paso en este proceso.

Mi último examen culmina de manera favorable y con las felicitaciones de mis profesores, como no estaré aquí para el día de la graduación, ya que lo decidí así porque Emmett no podía acompañarme, me enviarán mi documentación por correo. 

Regreso al apartamento algo tarde y Mae ya no está, no puedo negar que la voy a extrañar mucho, se ha convertido en una hermana para mí, gracias a ella me sentía acompañada y eran más llevaderos los momentos de soledad.

Enciendo el televisor y cambio los canales buscando algo que ver, renuncié a mi trabajo la semana pasada y ahora sin tareas, no sé qué hacer con mi tiempo libre, algo que hace mucho no experimentaba, mi teléfono timbra y me doy cuenta que es Mae.

—¡Holaaaa! —grita, apenas respondo.

—¿Llegaste bien?

—Sí, no te imaginas lo emocionado que está mi padre con la llegada de Josiah, siempre quiso tener un hijo y ahora tendrá su nieto, el heredero del apellido Silva —expresa exagerada—. ¿Cómo te fue en el examen? 

—Muy bien, oficialmente tengo mi maestría en administración de empresas.

—¡Felicitaciones! —exclama—. ¿Por qué no vienes a pasar estos días libres aquí en Tijuana? 

—No lo sé.

—Vamos, no te hagas del rogar —insiste—. Yo te regalo el vuelo.

—Nunca he ido a México.

—Entonces, acepta, puedo ser una excelente guía de turistas y de paso conoces a Ezequiel para que me des el visto bueno.

—Está bien, buscaré un vuelo para mañana a primera hora —accedo. 

—Esooo, me avisas la hora en la que llegues.

—Sí, te hablo temprano para avisarte.

—Espero tú llamada, adiós.

Cuelgo y reviso mi pasaporte, por suerte está vigente, estoy preparando una pequeña maleta cuando timbra mi teléfono nuevamente, pero en esta ocasión es un número desconocido. 

—¿Si?

—Disculpe la hora, pero, ¿puedo hablar con la señorita Ross?

—Soy yo, ¿quién habla? —interrogo.

—Mi nombre es Helga, soy la encargada del edificio de apartamentos en Nashville.

—Ah sí, ¿usted fue con la que hice el trato para mi apartamento?

—Sí, solo que le llamo porque hay un problema. 

—¿Qué pasa?

—El dueño del edificio está intentando alquilar su apartamento.

—Pero, ¿por qué? —inquiero—. Tengo un contrato firmado.

—Lo sé y soy consciente de que eso no es legal, pero es el dueño y no hay nada que yo pueda hacer, a menos que usted venga y reclame sus derechos antes de que alguien más lo alquile.

—Viajaré mañana mismo —aseguro.

—Por favor, no mencione esta llamada —pide preocupada.

—No lo haré, gracias por avisarme.

Cuelgo el teléfono furiosa, hay personas que abusan solo porque tienen dinero. Como ya es un poco tarde, le avisaré a Mae que no podré viajar mañana a México, ya que tendré que irme a Nashville antes de lo que tenía pensado. 

Compro el vuelo para mañana y me pongo a organizar todo lo que me voy a llevar, muchas cosas las llevé a la donación y me quedé solo con lo necesario, por suerte en el trabajo usaré uniforme y ya me compraré algunos cambios de ropa.

Termino algo tarde y voy a la cama, extraño mucho a Emmett y me preocupa que no me llame, sin embargo, soy consciente que debe estar ocupado, pero eso no quita que me gustaría verlo más seguido.  Me voy a la cama y me cuesta dormir, estoy preocupada al imaginar que me quedaré sin apartamento, después de que me costó tanto encontrarlo.

Apenas amanece y le marco a Mae.

—¿A qué hora llegas? —interroga.

—Malas noticias —resoplo.

—¿Qué pasó?

—Ayer me habló la persona a la que le alquilé el apartamento en Nashville —explico—. Y dicen que el dueño lo quiere alquilar.

—Eso no puede ser, tu firmaste un contrato.

—Lo sé, por esa razón tendré que viajar para solucionarlo, no quiero perderlo.

Se queda en silencio unos minutos.

—Dice Ezequiel que no pueden hacerte eso, y que si lo hacen, tienen que darte una indemnización por incumplimiento de contrato.

—Vaya, así que estás con él.

—Encontré el boleto premiado y tiene el premio mayor —susurra y me hace reír—. No te imaginas lo increíble que es este hombre.

—Puedo imaginarlo por tu tono de voz —sonrío—. Me alegro mucho, Mae.

—Vamos a ver qué pasa, pero por ahora te digo, que estoy feliz y que tal vez Josiah, tenga una figura paterna, además de su abuelo.

—Me alegra escuchar eso —expreso sincera—. Bueno, te dejo porque me voy en unas horas, sigue pasándola bien y estamos hablando. 

—Suerte.

Cuelgo, preparo mi último desayuno en este lugar y tomo mis maletas, miro con nostalgia a mi alrededor despidiéndome del que fue mi hogar hasta ahora, pero con muchas ilusiones por todo lo que viene.

Salgo y tomo un Uber al aeropuerto. 

Al llegar, me registro, documento mi equipaje y voy a la sala de abordaje para esperar a que anuncien mi vuelo.

Compro un café frío mientras espero, reviso mi correo electrónico y tengo varios correos con ofertas de empleo, pero ninguna se compara con todo lo que me ofreció, Wallace Communications Inc.

Anuncian el vuelo y abordo, apenas despegamos y me quedo dormida, la mala noche que pasé me pasa factura, ya que despierto un poco antes de aterrizar.

Recojo mi equipaje y tomo un coche del aeropuerto, le doy la dirección de edificio de apartamentos y después de un largo tiempo, llegamos.

El edificio no se ve tan mal, entro y me encuentro a una mujer en la recepción.

—Buenas tardes —saludo—. Soy Ainara Ross.

—Bienvenida, soy Helga —se acerca—. Me alegra que pudiera venir, el dueño es impaciente y pensó que usted no vendría. 

—¿Ya está disponible el apartamento? 

—Sí, vamos —señala las escaleras y me ayuda con mi equipaje, subimos al tercer piso y se detiene en la última puerta del pasillo —Este es el apartamento, está completamente remodelado —dice al abrir la puerta.

Entramos y me agrada que hay mucha luz, la cocina consiste en un pequeño pasillo, tiene estufa, refrigerador y unos cuantos gabinetes, la sala y el comedor están juntos, pero podría adaptarlo muy bien con una sala pequeña y un comedor de cuatro sillas, los pisos son de madera y las paredes son blancas. 

El baño también tiene todo nuevo y la habitación es de buen tamaño, si uso una cama individual me quedaría espacio, ya que el closet es bastante grande, creo que para mí sola está perfecto. 

—¿Cuándo puedo mudarme?

—Ahora mismo si lo deseas —me entrega las llaves—. Avisaré al dueño que llegaste para que quite el anuncio de alquiler.

—Gracias por su ayuda, no sé qué hubiese hecho de no ser por usted.

—Tal vez demandar al dueño por no cumplir con el contrato —susurra divertida—. Yo vivo en el primer piso, apartamento #101 por si algo se te ofrece.

Asiento y se va. Es momento de ir a comprar todo para mi nuevo hogar, pero primero, iré a comer o no podré con lo que me espera, lo cual tengo la confianza de que será bueno y no puedo esperar. 

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