Vanessa llegó agitada, corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían al parque en donde Caroline la esperaba, sollozante. —¿¡Cómo que no aparecen las niñas, mamá!? —indagó agitada. El corazón le palpitaba con gran fuerza, sus ojos estaban anegados de lágrimas. Caroline se cubrió el rostro con ambas manos. —Estaban aquí en los columpios, un muchachito me robó el bolso, me levanté para seguirlo, fueron segundos…—¡Ella es la principal sospechosa! —vociferó Rose, apuntó con el bastón a Vanessa—, esa mujer siempre se ha querido quedar con mi nieta, hoy la rescaté de sus garras, pero no se conformó y la secuestró. —¿Qué? —Vanessa apenas podía reaccionar, su mente era un completo caos, las niñas estaban desaparecidas y lo único que le importaba en ese momento era conocer su paradero. Uno de los agentes que investigaba se aproximó a las mujeres. —¿Qué tiene qué decir al respecto?—Nada —contestó Vanessa—, no se ha dado cuenta de que mi hija también está desaparecida —vociferó, o
Vanessa caminaba de un lugar a otro por la sala de su apartamento, parecía que iba a abrir un hueco, la desesperación que sentía no le permitía respirar con calma, percibía un ahogo, como si un nudo le oprimiera la garganta. —Han pasado más de seis horas mamá, nadie llama, nadie se comunica con nosotros —sollozó y habló con la voz trémula—, qué voy a hacer, sin Ava mi vida no tiene sentido. —Se dejó caer al piso y empezó a llorar con desesperación. Caroline no dejaba de sentirse culpable, también percibía esa opresión en el pecho, se aproximó a su hija la abrazó. —Perdóname todo es mi culpa, debí estar más atenta. Vanessa negó con la cabeza. —No digas eso mamá, seguramente querían llevarse a Hope, para pedir rescate, porque para qué se iban a llevar a mi hija, yo no soy una mujer rica —expresó aclarándose la garganta—, o talvez para… —No, no pienses cosas malas, no traigas la mala suerte, por favor —suplicó Caroline. ****—¿Cómo que no tiene noticias, investigador? —refutó enfu
Ryan escuchó los sollozos de Vanessa, entendía la angustia que estaba pasando, era la misma que él percibía con la desaparición de su hija. —¿Cómo estás? —averiguó Vanessa ahogada en llanto—, quise ir a verte, pero…—Tranquila, estoy mejor, no te preocupes por mí, ahora lo importante es recuperar a nuestras hijas, ¿qué noticias tienes?Vanessa sorbió la nariz se aclaró la garganta. —Recibí una llamada, un hombre me pidió ir a New York —comunicó. Ryan en el hospital sintió una punzada en la cabeza, apretó los ojos. —¿Te encuentras bien? —indagó Jordan. Ryan le pasó el móvil a él, veía borroso, y la habitación se movía. —Vanessa, Ryan no se siente bien, dame unos minutos. —¿Qué tiene? —investigó con la voz angustiosa—, por favor dile que se calme, que no se agite. —Ya lo está revisando una enfermera —comunicó Jordan, y le iba avisando a Vanessa lo que sucedía en la habitación, al cabo de unos minutos Ryan de nuevo se comunicó con ella. —Sé que mi abuela contrató gente especiali
Al día siguiente Raúl volvió a llevar a las niñas al hospital, decidido a encontrar la manera de que le practicaran los exámenes a Ava, y comprobar si la niña era compatible con Noah. Alejandra se acercó a él con los ojos rojos e hinchados. —Ya no se puede hacer nada por nuestro hijo, si no se realiza el trasplante se muere. —Gimoteó llorando con desespero. Raúl palideció por completo, el rostro se le desencajó, los labios le temblaron. —¡No! ¡Yo no voy a permitir que mi hijo se muera! —vociferó. Ava y Hope se sobresaltaron, y volvieron a abrazarse entre ellas; sin embargo, Ava sintió una punzada en su pecho, a pesar de todo era una niña noble, sintió mucho pesar por su hermano. —Dejaré que me hagan los estudios, y si puedo salvarle la vida hablaré con mi mamá para que autorice —dijo la niña, apretaba sus labios. Alejandra parpadeó conmovida, se acercó a ella y se inclinó a su misma altura. —¿Harías eso por mi niño?Ava asintió.—Solo por él —respondió y miró con profundo rese
Ryan estrechó a Ava en sus brazos, había llegado minutos antes, había estado observando con profunda ira como Raúl consolaba a su hijo enfermo y para Ava no tenía una frase de cariño. —Ya estoy con ustedes —susurró, de inmediato, buscó a Hope con sus ojos, respiró aliviado, se puso de pie y junto con Ava se acercó a su hija, la abrazó bien fuerte. —¿Cómo están? —Las miró a ambas—, ¿se encuentran bien? Hope se aferró al cuerpo de su tío, empezó a llorar desahogando todo el miedo y el nerviosismo que el secuestro le causó. —Ese hombre es muy malo…Ryan miró con profunda seriedad a Raúl, plantó su vista en él. «Te vas a arrepentir, infeliz»—Ya volví y no voy a permitir que nadie les haga daño —enfatizó, y de inmediato se aproximó a Vanessa. Vanessa se lanzó a sus brazos. —Gracias por venir —sollozó en su cuello, permaneció abrazada a él por segundos. —¿Estás bien? —Es un necio, el médico no autorizó el viaje —intervino Jordan—, pero tú sabes que nadie puede detenerlo. —Debe revi
—A nadie tío —contestó Hope, entonces compraron la malteada y regresaron al área de oncología. Entre tanto Vanessa besaba la frente de Ava. —Todo va a salir bien cariño, yo estaré afuera con Hope, Ryan no tarda en venir. —Lo sé mami —contestó la pequeña—, te quiero mucho. —Yo te amo más que a mi vida —respondió Vanessa, le acarició la mejilla. —En diez minutos empezamos —dijo el médico. Vanessa inhaló profundo, asintió, entonces la puerta se abrió y Ryan ya listo con el traje especial entró de la mano de Hope. —Hay alguien que desea darte buena suerte —comunicó Ryan mirando a Ava. —¡Hope! —exclamó la niña. Enseguida Hope se aproximó a la camilla, agarró de la mano a su amiga. —¿Vas a estar bien? —preguntó con la mirada llena de angustia. —Sí, el médico dijo que no me dolerá, y que todo saldrá bien —contestó Ava. Hope suspiró aliviada. —Qué bueno, te estaré esperando afuera, eres valiente —expresó y le sonrió—, dile a tu hermano que deseo que se recupere y que todo salga b
Un día antes de volver a San Francisco, Vanessa junto con Ava y Hope fueron al hospital a despedirse de Noah. El niño se hallaba aislado en una habitación especial, y podía ver a sus visitas y escucharlas a través de un cristal. —Vinimos a despedirnos —dijo Ava, y agitó su mano para saludarlo. Noah le sonrió, y le devolvió el saludo también moviendo sus dedos. —Gracias por todo, cuando me recupere mi mamá me va a llevar a visitarlas —comunicó sonriente. —Serás bienvenido —añadió Vanessa, lo miró con ternura. —Gracias —repitió el niño, y luego miró a Hope—, espero seamos amigos. Hope apretó sus labios, sus mejillas volvieron a enrojecerse. —Claro, seremos buenos amigos —expuso con timidez. —Vanessa, quisiera hablar contigo a solas —propuso Alejandra, la esposa de Raúl. Vanessa asintió, observó a las niñas. —Se quedan aquí charlando con Noah, yo estaré en la sala de espera —informó. Las niñas asintieron, Vanessa esperó que Alejandra saliera de la habitación y juntas se dirigi
San Francisco, California. Ryan ingresó con paso firme a la mansión Knight, en el amplio salón lo esperaba su abuela. La anciana lo miró con seriedad. —Hasta que por fin te dignas en aparecer —recriminó, con ayuda del bastón se puso de pie. Ryan enfocó su gélida mirada en la abuela. —¿Y se puede saber por qué tomaste decisiones en la empresa en mi ausencia? —reprochó él—, apenas supiste de mi accidente empezaste a manejar las cosas a tu antojo. ¿Para qué quieres que me haga cargo, si a la final eres tú la que quiere tener en control? —refutó la observó con seriedad. —Porque eres mi único nieto, el heredero universal, porque te quiero cerca, estoy vieja, y enferma. Ryan puso los ojos en blanco y resopló. —Ahora sí me necesitas porque Roger murió, pero cuando él vivía jamás te acordaste de mi existencia —bufó—, en fin no vine a hablar del mismo asunto, sino a decirte que las cosas en la empresa volverán a la normalidad, y que puedes ir preparando la cena para anunciar mi compromi