—A nadie tío —contestó Hope, entonces compraron la malteada y regresaron al área de oncología. Entre tanto Vanessa besaba la frente de Ava. —Todo va a salir bien cariño, yo estaré afuera con Hope, Ryan no tarda en venir. —Lo sé mami —contestó la pequeña—, te quiero mucho. —Yo te amo más que a mi vida —respondió Vanessa, le acarició la mejilla. —En diez minutos empezamos —dijo el médico. Vanessa inhaló profundo, asintió, entonces la puerta se abrió y Ryan ya listo con el traje especial entró de la mano de Hope. —Hay alguien que desea darte buena suerte —comunicó Ryan mirando a Ava. —¡Hope! —exclamó la niña. Enseguida Hope se aproximó a la camilla, agarró de la mano a su amiga. —¿Vas a estar bien? —preguntó con la mirada llena de angustia. —Sí, el médico dijo que no me dolerá, y que todo saldrá bien —contestó Ava. Hope suspiró aliviada. —Qué bueno, te estaré esperando afuera, eres valiente —expresó y le sonrió—, dile a tu hermano que deseo que se recupere y que todo salga b
Un día antes de volver a San Francisco, Vanessa junto con Ava y Hope fueron al hospital a despedirse de Noah. El niño se hallaba aislado en una habitación especial, y podía ver a sus visitas y escucharlas a través de un cristal. —Vinimos a despedirnos —dijo Ava, y agitó su mano para saludarlo. Noah le sonrió, y le devolvió el saludo también moviendo sus dedos. —Gracias por todo, cuando me recupere mi mamá me va a llevar a visitarlas —comunicó sonriente. —Serás bienvenido —añadió Vanessa, lo miró con ternura. —Gracias —repitió el niño, y luego miró a Hope—, espero seamos amigos. Hope apretó sus labios, sus mejillas volvieron a enrojecerse. —Claro, seremos buenos amigos —expuso con timidez. —Vanessa, quisiera hablar contigo a solas —propuso Alejandra, la esposa de Raúl. Vanessa asintió, observó a las niñas. —Se quedan aquí charlando con Noah, yo estaré en la sala de espera —informó. Las niñas asintieron, Vanessa esperó que Alejandra saliera de la habitación y juntas se dirigi
San Francisco, California. Ryan ingresó con paso firme a la mansión Knight, en el amplio salón lo esperaba su abuela. La anciana lo miró con seriedad. —Hasta que por fin te dignas en aparecer —recriminó, con ayuda del bastón se puso de pie. Ryan enfocó su gélida mirada en la abuela. —¿Y se puede saber por qué tomaste decisiones en la empresa en mi ausencia? —reprochó él—, apenas supiste de mi accidente empezaste a manejar las cosas a tu antojo. ¿Para qué quieres que me haga cargo, si a la final eres tú la que quiere tener en control? —refutó la observó con seriedad. —Porque eres mi único nieto, el heredero universal, porque te quiero cerca, estoy vieja, y enferma. Ryan puso los ojos en blanco y resopló. —Ahora sí me necesitas porque Roger murió, pero cuando él vivía jamás te acordaste de mi existencia —bufó—, en fin no vine a hablar del mismo asunto, sino a decirte que las cosas en la empresa volverán a la normalidad, y que puedes ir preparando la cena para anunciar mi compromi
Ryan se hallaba de pie en la sala de juntas, observaba por una abertura de las persianas si Vanessa ya estaba libre, sus pupilas se dilataron cuando la vio avanzar hacia la oficina, caminando con esa seguridad que siempre proyectaba. Enseguida se alejó de la ventana, y apenas ella giró la cerradura, y entró, él la tomó entre sus brazos, la recargó en la puerta, y se apoderó de sus labios, besándola con ansiedad. Vanessa se estremeció, jadeó bajito dentro de la boca de Ryan, enredó sus dedos en el espeso y castaño cabello de él, lo atrajo más a ella, profundizando aquel beso. —Te he extrañado todo el día —susurró él. —Yo más, mucho —contestó ella, suspiró y volvieron a fundir sus bocas en un apasionado beso. Las manos de Ryan le recorrieron el talle, bajaron por sus firmes glúteos. —Ryan —gimió ella percibiendo como su cuerpo se iba encendiendo, y una cálida energía le recorría la piel—, no podemos hacerlo aquí, nos pueden descubrir. —Frunció los labios en una línea. Ryan resopl
—No sé si Roger estaba al tanto, o no se daba cuenta de lo que firmaba —explicó Jordan—, pero la situación es grave, la empresa se puede ver envuelta en un escándalo de gran magnitud y esto puede llevarlos a la ruina. Ryan inhaló profundo, miró a Vanessa quién estaba pálida, la situación era extremadamente difícil, sintió un escalofrío. —Debemos ser cautelosos con esta información, y reunir más pruebas para enviar a prisión a los culpables —aseguró Ryan.—¿Le dirás a tu abuela? —investigó Vanessa. —Por ahora no —contestó Ryan, inhaló profundo—, les pido su discreción. —Cuenta con ello —dijo Jordan. —Sabes que tienes mi apoyo —respondió Vanessa, salió de la oficina sintiendo una gran intranquilidad en su pecho. ****En la noche Ryan se miraba al espejo pensativo, le preocupaba la situación de la empresa, una extraña sensación recorría su médula espinal, a manera de mal presentimiento. Inhaló profundo, y bajó al apartamento de Vanessa, antes de su cita con April, tenía que hablar
Instantes más tarde, Ryan aparcó su auto frente a la mansión de los Walton, April apareció contoneando sus caderas, vestía un traje corto, porque sus largas piernas estaban al descubierto, su figura estaba cubierta con un costoso abrigo de visón negro. —Ryan, querido —exclamó se acercó a él, intentó rozar sus labios con los de Ryan, pero él logró evadirla. —¿Qué ocurre? —preguntó ella con seriedad. —Tengo a Hope en el auto, no es bueno dar estos espectáculos en delante de la niña —recomendó.April frunció el ceño, desvió sus ojos al auto, miró a la niña, Hope le agitó la mano, y la mujer con una sonrisa fingida le devolvió el gesto. —¿Por qué la trajiste? —cuestionó con evidente molestia—, no es que me incomode, pero pensé que sería una cita de dos. Ryan sonrió con esa expresión seductora. —La niñera nunca llegó, pensé en dejarla con Vanessa, pero como mi abuela no me quiere cerca de ellas, entonces no tuve otra alternativa que traerla conmigo, pero si te molesta, dejamos la cena
—No debiste hacer eso, cariño —recriminó Ryan a Hope, luego de dejar a April en su casa. Hope frunció el ceño, cruzó sus brazos. —Pues no me arrepiento, y si deseas castigarme aceptaré la penitencia, pero esa bruja se lo merecía —resopló. Ryan la miró por el retrovisor, notó la seriedad en el rostro de su hija. —¿Por qué lo hiciste?—Porque no la soporto, antes también le coqueteaba a mi papá, nunca me agradó esa mujer. —Sus labios dibujaron una mueca. Ryan arqueó una ceja. —¿Y qué decía tu mamá? —indagó con curiosidad. —Mi mamá no la soportaba, pero la abuela siempre la invitaba a todo compromiso, a reuniones familiares. —Suspiró profundo—, una vez escuché a mis papás discutir. —Apretó los labios. Ryan aparcó el auto cerca del apartamento, requería ponerle atención a su hija. —¿Qué escuchaste, cariño? —inquirió con dulzura, giró su rostro para mirarla. Hope soltó un bufido. —Mi mamá le reclamaba a mi papá, le decía que había descubierto que April era su amante, y que querí
—La misma, querido. —Sonrió batiendo sus pestañas. —¿Piensas que soy el fantasma de mi hermana Paige? —cuestionó la bella mujer, colocando su mano en la cintura—, ha pasado tanto tiempo. —Suspiró, y lo recorrió de pies a cabeza con los ojos. —Palmer —respondió Ryan, sacudió su cabeza, sorprendido de volver a verla, el parecido con Paige era muy grande, eran gemelas—, es una sorpresa verte, pensé que estarías en el funeral de tu hermana. Palmer arrugó el ceño, apretó los puños. —¿Parece que se te olvidó lo que hubo entre nosotros? —rebatió, plantó su verdosa mirada en los ojos de Ryan—, ¿te refresco la memoria? —cuestionó—, yo era tu novia, estabas muy enamorado de mí, y llegó Paige te sedujo y me dejaste por culpa de esa desgraciada, y mira cómo te pagó, se casó con tu hermano por dinero, era una ambiciosa de lo peor —resopló. Ryan apretó los labios ante los reclamos de Palmer. —Imagino que no me citaste para hablar del pasado —reclamó él, le abrió la silla para que se sentara.