Uno de los guardias agarró del brazo a Ryan, y los otros llevaron a Ralph a la celda, la pesadilla había terminado. —Ya tranquilo —le suplicó Vanessa, lo miró con ternura, con esos ojos color esmeralda que le provocaban tanta paz. Ryan soltó un resoplido, y recordó que ahora ya no estaba solo, que tenía una familia, y un bebé en camino a quién cuidar y proteger, entonces abrazó a su esposa. —Tienes razón amor, ya no vale la pena —contestó, y los tres salieron de la corte, afuera se encontraron con la abogada. —Muchas gracias, has hecho un excelente trabajo, nos gustaría seguir contando con tus servicios. Majo les brindó una cálida sonrisa. —No lo habría logrado, sin la ayuda del doctor Arismendi, y claro que me encantaría tener al consorcio Knight en la lista de mis clientes, voy a abrir mi propio bufete de abogados. —Te deseamos el mejor de los éxitos —expuso Vanessa con sinceridad. —Muchas gracias. —Majo sonrió—, la empresa en un par de días dejará de ser intervenida, lament
Vanessa, Ryan y las niñas volvieron al aeropuerto, se embarcaron en el jet privado de él, y partieron rumbo a España. Vanessa casi durmió todo el vuelo, era compresible por su embarazo, las niñas comieron, jugaron y cansadas también se durmieron. Aproximadamente a las 10:00 pm hora de Madrid el jet aterrizó en el aeropuerto. Vanessa, las niñas, y Ryan bajaron del avión, pasaron por los controles migratorios, y un chofer los esperaba afuera. Enseguida subieron al auto y empezaron a transitar por las calles de Madrid, las niñas iban mirando aquellas edificaciones modernas, mezcladas con aquel estilo barroco, Ryan les iba contando acerca de todos los cambios que había sufrido la ciudad en materia de arquitectura. Entonces llegaron a un gran edificio de estilo moderno, revestido de cristales. —Bienvenidas a su destino —dijo Ryan, las miró a las tres, complacido. Enseguida ayudó a su esposa a viajar del auto, y el chofer lo hizo con las niñas—. Este edificio yo lo diseñé —comentó orgull
Varios meses después. Música suave se escuchaba en las bocinas colocadas en el jardín principal de la nueva casa de la familia Knight Johnson. Varios globos rosas y azules en forma de arco se erguía encima de la mesa en donde se había colocado el gran pastel. En otra de las mesas había varias tablas con carnes frías y quesos, y en otra postres para los niños. Las mesas de los invitados estaban bajo una carpa blanca, y tenían varios adornos alusivos al acontecimiento. En la entrada principal, un taxi aparcó, una mujer bajó y agarró de la mano a su hijo, el adolescente le apretó con fuerza de la mano. —Tengo miedo, ¿crees que me reconozcan ahora que ya me veo diferente? —indagó inhalando profundo. La madre de Noah, lo miró con ternura. —Ahora te ves muy guapo, y estás saludable que es lo importante, estoy segura de que Hope va a quedar impresionada. —Sonrió. Las mejillas del adolescente se tiñeron de carmín, y luego junto a su madre ingresó al jardín, buscaron a Vanessa
Era el día del baby shower de Vanessa y Ryan, el despertador del móvil de Jordan había sonado en repetidas ocasiones, pero él todas las ignoró, se había desvelado la noche anterior, con una rubia de exuberantes curvas. Desde que su esposa lo traicionó vendiendo información importante a la competencia, él ya no volvió a confiar en ninguna mujer, sus aventuras duraban una noche, y al día siguiente todo era borrón y cuenta nueva. De nuevo el móvil sonó y esta vez no era la alarma del despertador, era una llamada. Jordan aún adormecido estiró su mano para buscar su teléfono en la mesa de noche, y en vez de agarrarlo lo hizo caer a la alfombra, y el repique no cesaba. —¡Mierd@! —resopló, se sentó en la cama, la cabeza le dolía producto de la resaca. Se inclinó frunciendo el ceño y agarró su móvil. —Te estamos esperando, solo faltas tú para empezar el baby shower —recriminó Ryan al otro lado de la línea—, te recuerdo que eres el padrino de mi hija o hijo —expuso. Jordan se llevó la man
Karol abrió los labios, jadeó sorprendida, bufó y negó con la cabeza. —No te confundas, qué podría ser al revés —expresó orgullosa altiva, venía de una familia de mujeres fuertes, y ella no era la excepción—, anda mueve tu traser0 y retira esa carcacha, que obstaculizas el paso de mi Lamborghini. —¿Carcacha? ¡Es un Ferrari! —musitó apretó los puños, su rostro mostró una expresión de seriedad, si algo le molestaba era que se metieran con su auto, era su más preciado bien. —Un auto barato —murmuró Karol con desdén—, te recuerdo que el fabricante de tu amado Ferrari le dijo a Ferruccio Lamborghini que siguiera fabricando tractores, y mira construyó un auto mejor que el tuyo. —Señaló con su mano a su vehículo. —Este auto tiene para mí no tiene valor, es invaluable, porque ha estado conmigo en las buenas y malas. —Miró a Karol—, hay cosas que el dinero no puede comprar —refutó. Karol bufó se hizo a un lado para dejarlo pasar y que por fin moviera su vehículo. Jordan subió encendió
Tiempo después, la casa de Fresno de Caroline la madre de Vanessa había sufrido algunas remodelaciones, ahora era una hermosa finca, con exhuberante vegetación alrededor, había una pérgola en donde las niñas, que ya prácticamente eran adolescentes, solían jugar y divertirse. Además, habían ampliado el vivero, en donde cultivaba las más hermosas rosas junto a su pareja Harrison. Luego de tres años de relación, por fin Caroline le dio el sí a su novio, y ese día se iba a celebrar su boda. Varias carpas blancas estaban acomodadas afuera cubriendo las mesas de los invitados que lucían hermosos manteles dorados, y fina vajilla, la mesa principal mostraba exquisitos bocaditos, postres, el pastel de los novios era de tres pisos. En una de las habitaciones Vanessa ayudaba a su madre a colocarse el vestido de novia, era blanco marfil, Caroline jamás pensó casarse y ahora que lo iba a hacer por primera vez quería una boda de ensueño. —Te ves preciosa mamá. —La voz de Vane se entrecortó—
New York City, Usa. —¡Debes abortar! —ordenó el hombre con voz enérgica. Aquella frase retumbó en el corazón de la mujer. —¿Perdona? —Vanessa no podía creer lo que escuchaba. La chica había viajado durante casi cinco horas, desde el hospital de la universidad, donde se había ganado una beca para estudiar Administración de Empresas, hasta la oficina de su novio. De camino hacia allá, fue pensado dedicar más tiempo al cuidado de su bebé. Vanessa creía que su novio Raúl Bautista, que decía amarla, estaría encantado con la noticia, después de todo parecía tan enamorado de ella que la instó encarecidamente a no usar protección esa noche y ella aceptó vacilante, pensando que él sería responsable, ya que había jurado hacerlo. —¡Yo no me puedo hacer responsable de una criatura en este momento! —exclamó contrariado, y continuó—: Mira, Vanessa, eres demasiado joven, vas a truncar tus estudios. —Se llevó la mano a la frente—, además, estoy en el mejor momento de mi carrera, un bebé solo b
Once años después. San Francisco, California. —¿Ava Jonhson, quieres llegar tarde de nuevo a la escuela? —cuestionó Vanessa a su hija de diez años—, tardas horas en ponerte el uniforme —rebatió, mientras colocaba unos documentos en su portafolio—, date prisa niña, yo tengo una junta importante en la empresa. La pequeña salió de la alcoba, resopló. —No quiero ir a la escuela —dijo la niña, apareciendo en pijama—, lo que yo deseo es conocer a mi papá —reclamó—, mi mejor amiga: Hope Knight, tiene una familia, su padre siempre va por ella, y en las reuniones escolares están todos juntos —refutó y mordió sus labios. Vanessa volvió a sentir aquella punzada en su pecho, el corazón le sangraba cada vez que su hija reclamaba por su padre. «¿Cómo le digo que ese hombre no quiso que naciera? ¿Cómo le cuento que fui una ingenua que caí en las garras de un hombre casado?» se cuestionó y su pecho ardió. —Hemos hablado sobre esto Ava, tu papá tiene mucho trabajo, vive en Europa, no puede venir