—Hace algunos días que estás bajo mi mando y ahora eres tan lenta para hacer tareas básicas y tan sencillas. ¿Qué tipo de trabajo se le puede encomendar a alguien como tú?
El hombre interrogó en un tono de voz provocativo, se reclinó en su sillón de cuero, en el puesto de jefe, cruzó las piernas, ladeó la cabeza y miró de arriba abajo a la atractiva mujer de vestido corto, que tenía delante.
—Vengo por el reporte de ventas.
La mujer que estaba frente a él, miró directo al hombre a los ojos, apretó los labios, intentando mantener la calma mientras pensaba como responder.
No es que no le convenciera este nuevo jefe que había llegado en paracaídas, es que realmente: Caleb Bosch Jr. el sobrino del fundador de la empresa, no tenía mucha experiencia en el campo automotriz, hasta el punto de que sus compañeros hablaban de la inhabilidad de este nuevo CEO.
—¿Me estás escuchando? —elevó el tono de voz—. No creas que porque lleves unos años de vicepresidente puedes pasar por encima de mí, ¡ya no mandas! —vociferó, la miró con desdén—. Fue un golpe de suerte que mi tío haya confiado en ti para este cargo por este tiempo, pero yo sé el tipo de persona que eres. —El hombre hizo una pausa, observó con atención a Vanessa, no parecía disgustada, entonces continúo—. Te recuerdo una vez más que soy tu superior, y que cualquier decisión que tomes la debes consultar antes conmigo. —Ladeó los labios en señal de triunfo—. Cuando mi tío se dé cuenta que yo puedo triplicar las ventas, prescindirá de tus servicios —aseguró él—, recuerda que soy Caleb Bosch Jr.
—Muy bien, entonces Sr. Bosch. —Vanessa apretó los dientes—, me despido si no tiene nada más que decir.
—No, aunque creo que sería más acorde con tus funciones, irte a casa y amamantar a tus hijos mientras puedas, aquí sólo pierdes el tiempo. Mujer.
«¡Imbécil!» Vanessa pensó, y ladeó los labios.
—¿Irme a casa? —cuestionó bufando. —¡Eso está por verse! —rebatió ella—, no es suficiente con ser pariente del dueño, para crecer en esta empresa, hay que ganarse el puesto.
Giró sobre sus elegantes tacones de aguja, pero al salir lanzó la puerta con tanta fuerza que el sonido retumbó en los pasillos. Los vendedores se sobresaltaron, enseguida Vanessa se dirigió a su despacho, desde la llegada del sobrino de su jefe, le habían quitado responsabilidades, sentía que el presidente de la empresa, ya no confiaba en ella como antes.
—Si, soy mujer. Tengo una hija. ¿Y qué? —refutó, y se sentó en su sillón, justo cuando abría su computador, recibió una llamada.
—Licenciada Johnson aquí en recepción está una niña, que la está buscando.
—¿Una niña? —Vanessa frunció el ceño. —¿De quién se trata?
—Dice que se llama Hope Knight.
Vanessa se puso de pie de un solo golpe, colgó la llamada, salió con rapidez de la oficina y tomó el elevador para bajar a recepción. Cuando llegó miró a la pequeña sentada en la sala de espera, abrazada a su muñeca, ella se estremeció y se aproximó a la niña.
—Hope, cariño. ¿Qué haces aquí?
—No permitas que mi tío me lleve a un internado —sollozó Hope, y se aferró con fuerza al cuerpo de Vanessa.
La mujer estrechó a la niña en sus brazos, mientras se desahogaba.
—Tranquila cariño, no creo que tu tío te envíe a un internado, estás muy nerviosa. —Le habló con dulzura.
—Yo lo escuché cuando lo mencionó. —Separó su rostro del pecho de Vanessa—, no dejes que me lleve, no me quiero separar de Ava.
Vanessa inhaló profundo, soltó un suspiro.
—No me has contestado, ¿cómo llegaste acá? ¿Tu familia sabe que viniste a visitarme?
Hope negó con la cabeza, mordió su labio inferior.
—Me escapé. —La niña agachó la cabeza avergonzada.
Vanessa observó a la pequeña con ternura. Se dio cuenta de lo desamparada que estaba Hope, de que no había nadie en esa familia en quien la pobre niña pudiera confiar, y de cuántos caminos desconocidos tuvo que recorrer para encontrarla en la compañía, entonces se inclinó compadecida y la abrazó para consolarla.
—Veré la forma de ayudarte, pero escapar no es correcto, tus familiares deben estar muy angustiados, debo avisarles que te encuentras conmigo.
—¡No por favor! —Gimoteó Hope—, mi tío es muy malo, y mi mamá decía que la abuela, es una arpía, no tengo a donde ir. —Sollozó, agarrando con fuerza el brazo de Vanessa.
Vanessa apretó los labios, después de aquella discusión con aquel hombre que la sacó a la fuerza de la mansión, no tenía buena impresión de Ryan, entendía el miedo de la niña, pero no podía quedarse sin avisar a la familia, no era correcto.
****
Mientras Vanessa no se encontraba en su oficina, Caleb Bosch Jr. Aprovechó para poner en marcha su malévolo plan para deshacerse de ella en la empresa, detestaba que su tío confiara más en esa mujer que en él mismo.
—¡Hazlo ya! —ordenó a un encargado de sistemas, a quién contrató para meterse al computador de Vanessa, y sustraerse la propuesta de ventas de una flota de camiones para una empresa de carga. Caleb iba a vender esa información a Knight Cars.
Caminaba impaciente por el pasillo, como un perro guardián, atento a que Vanessa no regresara, miraba su reloj con impaciencia, hasta que el ingeniero salió, y le entregó un pen drive.
—Aquí está toda la información Sr. Bosch, ¿requiere algo más?
Caleb ladeó los labios en señal de triunfo.
—Nada más, gracias. —Despidió al joven.
«Con esto, me voy a deshacer de ti, trepadora mujer»
Entonces corrió a la oficina del jefe máximo.
—Tío. —Entró diciendo agitado—, durante años has confiado en Vanessa, pero esa mujer no es de fiar, ella le vende información a la competencia, me informaron que empresas Knight también va a presentar mañana una propuesta para la compra de una flota de camiones.
Henry Bosch se colocó los lentes y observó a su sobrino.
—Eso no prueba nada, los Knight tienen derecho a presentar las propuestas que ellos quieran, pero nadie va a superar la que Vanessa planteó, tus teorías de que aquí hay un conspirador están yéndose a la persona equivocada.
Caleb apretó los puños, resopló.
—Te demostraré que ella no es de fiar. —Ladeó los labios.
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—¡Son unos ineptos! —vociferó la abuela Rose en contra del equipo de seguridad que custodiaba su enorme mansión. —¿Cómo es posible que nadie haya visto salir a Hope? —Sollozó con desespero—, ella es lo único que me queda de mi amado nieto Roger. —Limpió su nariz con un pañuelo.
Ryan caminaba de un lado a otro por la brillante duela del salón, hablaba por teléfono con el inspector de policía.
—Entiendo señor Knight, pero debemos esperar, quizás la niña haya ido a la casa de una amiga —pronunció el agente.
Ryan se quedó en silencio, pensó con cabeza fría las cosas, entonces recordó la escena del funeral.
«¡Vanessa Johnson!»
—Gracias agente —pronunció y colgó la llamada. Miró a la abuela llorar desconsolada, pero no dijo nada acerca de sus sospechas, sabía que Rose no veía con buenos ojos a Vanessa y que seguramente armaría un escándalo si en verdad Hope se estaba refugiando con ella.
«Debo averiguar por mi cuenta»
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Vanessa pidió lo que le quedaba de la tarde libre, llegó con Hope a su apartamento.
Ava se puso muy feliz de ver a Hope, saludó a su mejor amiga y las dos niñas se dirigieron a la terraza, donde Ava fue a enseñarle a Hope el nuevo tablero de dibujo que le había comprado su madre.
Vanessa giró la cabeza y entró en el estudio, cerrando la puerta tras de sí. No tardo en buscar en su agenda, el número de los familiares de Hope, debía informarles que la niña se hallaba bien, pero los que tenía anotados eran de los padres de la pequeña, resopló desanimada, entonces decidió marcar a la empresa.
—Buenas tardes, necesito comunicarme con el arquitecto Ryan Knight, por favor.
—¿De parte de quién? —indagó una mujer.
—Vanessa Johnson, dígale que es algo urgente.
—El señor Knight jamás vienen a esta empresa, y tengo prohibido dar su número privado —contestó la joven.
—Se trata de su sobrina Hope.
La chica al otro lado de la línea se quedó en silencio, y luego de unos minutos le dictó el número personal de Ryan.
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—Necesito que averigües el número del teléfono de: Vanessa Johnson. Por si Hope se encuentra con ella. —Tomó la revista de negocios en donde salió la mujer a la cual se la refería y se la mostró a su asistente—. Es ella. —Señaló con su mano la imagen.
—De acuerdo, señor Knight, apenas lo tenga le aviso.
—Puedes irte.
De repente, el IPhone de Ryan vibró en su bolsillo, arrugó el ceño al mirar que era un contacto desconocido.
Se hallaba concentrado en su trabajo, por lo que odiaba las interrupciones, así que siempre delegaba todas las tareas de contacto externo a su asistente, y encontrar a Vanessa Johnson no era una excepción.
Entonces rechazó la llamada enseguida.
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—Toh…Toh… Toh…
«¿Qué clase de hombre es Ryan Knight? ¿Por qué no contesta al teléfono? ¿Acaso no quiere recoger a la niña?» Se quejó Vanessa.
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Después de cinco minutos de que el teléfono volvió a sonar, Ryan notó que era el mismo número.
El hombre no tuvo más remedio que contestar al teléfono. Quizá se trataba de algo urgente.
—Dígame —dijo con voz seca.
—Hola, ¿Sr Knight? Soy Vanessa Johnson.
—Sí, soy yo —contestó el hombre al otro lado de la línea con un tono muy frío y cortante.
Vanessa frunció el ceño, pensó:
«¡Bastardo, Hope es tu sobrina no mía! ¿acaso no te preocupas por ella en absoluto?»
—Si Hope se encuentra en su casa, por favor envíela de vuelta, usted ya conoce la dirección de nuestra casa. Colgaré si no hay nada más.
«¡Eres igual que todos en tu familia Ryan Knight! ¡Desalmado y sin corazón!
Al escuchar el silencio, Ryan volvió a cuestionar. —¿Algún problema señorita Johnson? El hombre pensó que la asistente ya se había puesto en contacto con ella y, aún descontento al oír su tono, preguntó con discreción. —Señorita: ¿No está satisfecha con el pago que ordené entregarle como agradecimiento? —¿Qué pago, de qué habla? —cuestionó Vanessa, resoplando—. Escuche, señor, no enviaré a Hope de vuelta de esta manera, y si no la recoge usted mismo, Hope permanecerá a mi cuidado. —Vanessa contestó reprimiendo su ira—. Antes que llegue a mi apartamento, necesito hablar acerca de Hope a solas con usted. Vanessa le dio la dirección de una cafetería que quedaba frente a su casa. —Señora, o señorita Johnson, a mí solo me interesa recuperar a mi sobrina, no veo que tengamos que hablar usted y yo —refutó con seriedad. —Pues no le entregaré a Hope, si no acepta hablar antes conmigo —rebatió con firmeza Vanessa. —La acusaré de secuestro —rebatió él. Vanessa resopló. —Haga lo que le
—Niña, estás confundida, yo no soy…—Pausó, y se quedó en silencio cuando intentó explicarle que no era su papá, antiguos recuerdos de su niñez golpearon su mente y encogieron su corazón. Rememoró el día que fue presentado con su legítimo padre: Ryan los llamó papá, y el hombre no respondió como el niño esperaba. Pensando en eso, su cuerpo tenso se relajó y se dio la vuelta, observó los ojos de Ava, iluminados y pareció verse él de niño, no tuvo el valor de romperle el corazón a la pequeña, extendió los brazos hacia Ava, y dijo:—Sí, soy tu padre, buena hija, ven aquí, deja que papá te abrace.—¡Qué! ¿Se volvió loco Sr. Knight? —exclamó Vanessa.Ryan en ese instante fue consciente de su grave error. «¿Cómo lo remediaba?» se cuestionó, observó la mirada brillante de Ava, y luego miró el rostro desencajado y lleno de sorpresa de Vanessa; frunció los labios, resopló y negó con la cabeza.Hope por su parte se quedó estática con los labios abiertos, observó con melancolía esa muestra de ca
Ryan observó a Vanessa, y ella negó con la cabeza, siempre fue de la idea de que las mentiras eran un círculo vicioso, decías una y debías inventar unas cuantas más, y eso no le agradaba.—Ava, es tarde, ya tendrás tiempo de hablar con el señor Knight, deja que se vayan.Ava frunció los labios con desdén.—Está bien, nos vemos pronto —expresó.—Así será —contestó Ryan, tomó de la mano a Hope y abandonó el apartamento.—¡Va a venir! ¡Va a venir! —exclamó Ava una vez que la puerta se cerró—. Mi papá va a venir —repitió dando saltos de alegría.Vanessa cerró los ojos soltó un suspiro lleno de tristeza, pensó que debía hablar a primera hora con la terapista de su hija, para enfrentar el momento más doloroso de sus vidas, decirle a Ava que su verdadero padre, nunca quiso que naciera, y las abandonó a su suerte.—Vamos a dormir —solicitó a Ava, la voz se le cortó.—¿Ya no quieres a mi papá? ¿Por qué no te alegra que vaya a venir? —reclamó Ava, colocando sus manos en la cintura, observando c
Vanessa llegó a su importante cita, enfundada en una elegante falda tipo lápiz en tono marrón, combinaba su elegante atuendo con una blusa de seda blanca, y un blazer ejecutivo del mismo tono.Caminaba con seguridad sobre sus stilettos de tacón de aguja sobre la baldosa de la empresa exportadora de alimentos: Best food, cuando llegó al piso donde la esperaban se anunció con la asistente del gerente.—Señorita, buenos días: Soy Vanessa Johnson tengo una cita con el señor Kraft, soy la vicepresidente comercial de Bosch Motors. —Sonrió.La joven asintió, miró en el computador y luego elevó su rostro para mirar a Vanessa.—Lo lamento, la cita fue cancelada, ¿no le informaron?El rostro de Vanessa se desencajó, frunció el ceño.—Tal vez mi asistente se confundió, de todos modos, me gustaría entrevistarme con su jefe.—Lo lamento señorita Johnson, el señor Kraft se encuentra en una reunión importante.Vanessa inhaló profundo, irguió su barbilla.—Espero a que se desocupe —informó y justo cu
Las palabras de Henry Bosch fueron como puñaladas para el corazón de Vanessa, ella apreciaba mucho a ese hombre, sus ojos se llenaron de lágrimas, había dado la vida por esa empresa, y no era justo que la trataran de esa forma, cuando ella sabía que era inocente.—Voy a demostrar mi inocencia, y se va a arrepentir de haberme tratado de esta forma. —Reprimió su ira, su dolor, giró sobre sus tacones y salió de la empresa.Vanessa observó cómo sus compañeros la observaban con lástima y susurraban entre ellos.—¡Soy inocente! —gritó—. ¡Juro que lo demostraré! —Apretó sus puños, y fue hasta su oficina, recogió las cosas que más valor sentimental tenían para ella, las fotos de su hija, de su madre, sus libros, se llevó su agenda con los contactos de los clientes, y varias cosas más.—¡Te dije que te iba a desenmascarar! —dijo Caleb Bosch entrando de nuevo con las manos en los bolsillos y una sonrisa en los labios.Vanessa lo observó con profunda ira.—¿Fuiste tú, cierto? —vociferó, respirab
Vanessa solo lograba escuchar murmullos, pues su mente se hallaba dispersa en su actual situación laboral, y la injusticia que cometieron en su empleo.«Debo limpiar mi nombre, no puedo salir por la puerta de atrás, no es justo» pensó y resopló.Entonces notó como unos fríos ojos la observaban, no supo cuánto tiempo Ryan Knight la había estado contemplando. Sacudió su cabeza y plantó su vista en aquel hombre, se vio tentada a reclamarme y preguntarle acerca de los artilugios que su empresa utilizaba para quitarle las ventas a la competencia, pero prefirió morderse la lengua y callar, estaban las niñas presentes.—Parece que no te agradó la comida —dijo Ryan al notar que ella no había probado bocado.—No tengo hambre. —Lo miró con seriedad, y luego observó que las niñas ya finalizaron su almuerzo—, vayan un rato al parque del frente, pero no se alejen de nuestra vista —solicitó.Ava y Hope se observaron entre ellas, y sonrieron divertidas, les fascinaba jugar en aquel sitio.—Estaré pe
Ambas pequeñas saltaron del juego y corrieron hacia el caballero, lo agarraron de las manos y lo arrastraron al parque.—¿A qué juegan? —indagó él.—Estábamos aburridas, pero ya que llegaste podemos jugar a las cogidas.Vanessa negó con la cabeza.—Niñas, el señor Knight no está vestido para la ocasión. —Miró al caballero, lucía un impecable traje de diseñador gris, su camisa era negra al igual que la corbata, sus zapatos brillaban de relucientes.—No hay problema, vamos a jugar —mencionó, se quitó el saco, y se aproximó a Vanessa—. Se lo encargo —le entregó la prenda, y le sonrió.Vanessa parpadeó, tomó la prenda, y pudo inhalar su varonil aroma a cedro, entonces se sentó en una banca, y los observó jugar, reía con las ocurrencias de las niñas, y del propio Ryan, parecía un niño más, compartiendo con las chiquillas; sin embargo, ver a Ava feliz con aquel hombre que era un desconocido, le estrujó el corazón.«Si no hubiera sido tan ingenua, jamás me habría fijado en Raúl, seguramente
Ryan mantenía su mirada fija en el computador, hacía unos ligeros cambios al nuevo proyecto en el cual trabajaba. Estaba tan concentrado que no sintió ni la presencia de su asistente. —Señor —carraspeó la chica. El hombre sacudió la cabeza, giró el cuello de un lado a otro. —Dime —contestó. —Ya encontré un apartamento para usted y la niña —mencionó—, está en Avalon, en el cuarto piso —mencionó, se acercó al escritorio con su iPad y le enseñó las fotos—, está amoblado, pero puede hacerle cambios. Ryan asintió y luego recordó que en ese edificio vivía Vanessa, en el tercer piso del mismo bloque donde él iba a rentar. «Seremos vecinos» dijo en la mente, eso le brindaba tranquilidad, porque aún no tenía la remota idea de qué hacer con Hope. —Me parece perfecto, firmaré el contrato —indicó y miró que la joven bostezaba. —¿Almorzaste? —indagó. —No señor, su abuela dijo que en esta casa solo se pueden alimentar los empleados de ella, y nosotros tenemos mucho trabajo, no pude salir —e