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Capítulo 2: ¡Se ha escapado!

Ryan la miró con atención, era físicamente idéntica a Paige, su ex novia, jamás le interesó conocer a su sobrina, pues era la viva imagen de la traición, pero ahora que la tenía frente a él, y cuando sus ojos se reflejaron en los de la pequeña, en esa mirada llena de desconcierto, de miedo, y desesperación, algo en él cambió. Rememoró como se sintió el día que murió su madre, y por muy extraño que pareciera se identificó con Hope, ambos habían quedado desprotegidos, siendo aún niños.

Entonces por un extraño impulso, quizás el llamado de la sangre, extendió su mano a Hope, pero para la niña, su tío era un perfeto desconocido, minutos antes había visto frialdad en su mirada, tembló de miedo, se aferró a la abuela, escondió su cabeza en el pecho de la señora.

«Ven pronto Ava» suplicaba en su mente, anhelaba escapar de ahí, no se sentía a gusto ante la presencia de ese desconocido. «Quiero irme contigo Ava, llévame con tu mamá» rogaba en su interior y no paraba de llorar.

Ryan no quiso incomodar más a la niña, decidió alejarse, y fue y tomó asiento en las sillas que estaban vacías en el medio del salón, tampoco quería tener contacto con nadie, no deseaba que le dieran el pésame, no era bueno recibiendo condolencias.

Instantes más tarde, mientras chateaba con su asistente y le daba órdenes acerca de su negocio, alzó la cabeza, y miró a Hope acompañada de una mujer y una niña, eso captó su atención.

La dama era joven, de largo cabello castaño claro, piel blanca, su rostro era muy bello, se hallaba inclinada junto a su sobrina y otra niña, él no lograba distinguir que era lo que le decía, pero notaba que hablaba con Hope, pues sus labios se movían.  Ese rostro se le hizo familiar, pero no logró distinguir en dónde había visto a esa mujer.

Notó que su sobrina se aferró al cuerpo de esa mujer, y luego a la niña que la acompañaba.

«¿Quiénes serán»?  se cuestionó, pues percibió que había mucha conexión entre ellas.

Y mientras se hallaba contemplando la escena no se percató de la presencia de su abuela, quién se sentó a su lado, mientras la mujer que estaba con su sobrina y la otra niña se acomodaban en las sillas junto a la pequeña, y le brindaban consuelo.

—Ahora que tu hermano ha fallecido, espero que por fin te hagas cargo de los negocios familiares —habló en un susurró.

Ryan rodó los ojos, bufó con incomodidad.

—No es el lugar adecuado para eso.

—Tienes razón cariño —dijo la abuela, y soltó un bufido—, ahora que me haga cargo de Hope, la cambiaré de escuela. —Miró con desdén a la mujer que acompañaba a su nieta en la salita.

Ryan giró su rostro y miró con seriedad a su abuela.

«Siempre quieres controlar la vida de los demás» apretó los puños.

—¿Por qué? —cuestionó Ryan.

—No me agrada la amistad que tiene Hope, con la hija de esa… mujercita, es madre soltera, sabe Dios con cuántos hombres habrá estado, esa chiquilla es muy mala influencia para mi nieta, además esa…—Rose la señaló con la mano—, trabaja para nuestra competencia, tiene un cargo importante en B&G —habló la anciana con desdén.

«¡Interesante!» pensó Ryan, y supo de inmediato quién era la hermosa dama: Vanessa Johnson, pues se había grabado su nombre. Entonces de nuevo la contempló, esta vez Vanessa ya estaba erguida, era una mujer alta, estilizada, lucía un vestido de diseñador negro, discreto, entallado a su elegante figura, su cabello estaba recogido en una cola alta, y miraba a Hope con dulzura.

Me recuerdas a alguien, pero no distingo a quién» pensó intentando hacer memoria.

Ryan sacudió la cabeza, salió del salón a la terraza, necesitaba tomar aire.

Entre tanto la señora Knight aprovechó para acercarse a Vanessa, arrugó el ceño, y golpeó el piso con el bastón, para captar su atención

Vanessa contempló con seriedad a la señora, plantó su vista en ella sin dejarse intimidar.

—Le exijo que se vaya de esta casa, usted y su hija no son bienvenidas —espetó con su áspera voz.

Vanessa apretó los puños.

—Mire señora este no es momento para rencillas, su nieta necesita de la compañía de mi hija, mírela. —Señaló con la mano, como Ava abrazaba a Hope y la consolaba.

Vanessa sentía el estómago revolverse, le parecía sarcástico que la pequeña Hope, luego de haber perdido a sus padres, buscara refugio en ellas, quienes eran unas desconocidas, mientras a su abuela, lo único que le interesaba era mantener su estatus de la matriarca de la familia, imponiendo su voluntad, ignorando por completo el sufrimiento de su biznieta, quién lloraba desconsolada.

La abuela bufó con incomodidad, arrugó la nariz.

—Esta es una casa de gente decente, no de mujerzuelas baratas, que tienen hijos sin padre —espetó, se aproximó a Ava y la agarró del brazo. —¡Suelta a mi nieta! —vociferó.

Vanessa abrió sus ojos de par en par, la sangre hirvió en las venas, se aproximó a la mujer y la tomó con rudeza del brazo, y la alejó de su hija.

—¡No se atreva a tocar a mi hija, o no me va a importar que es usted una anciana! —vociferó.

Ryan había regresado al salón, al ver aquella discusión y escuchar a las niñas llorar atemorizadas se acercó de inmediato: 

—¿Qué está ocurriendo? —cuestionó con voz varonil.

Vanessa volteó respirando agitada, alzó su rostro y sus ojos se cruzaron con los de aquel hombre de mirada fría, su piel se erizó ante la profundidad con la que él la observaba.

Ryan se reflejó en esos pozos color esmeraldas, esa mirada le estremeció, y no supo el motivo.

—¡Esta descarada, me ha golpeado Ryan! —Sollozó Rose, agarrándose el brazo.

La voz de la abuela, lo hizo sacudir la cabeza, y observar como la señora Knight se sobaba el brazo.

—No es cierto, usted maltrató a mi hija primero —susurró Vanessa—, y yo no le permito a nadie…

—Señora, por favor —intervino Ryan—, esto es funeral, le exijo respeto, además la discusión está alterando a las niñas —espetó y volvió a mirarla.

Vanessa plantó sus ojos en él, arrugó el ceño, y pensó que este desconocido hombre, que no sabía quién si era parte de la familia Knight, era igual o peor que Roger y Rose.

—También exijo lo mismo señor…

—Knight, soy Ryan Knight —enfatizó.

«¡Tenía que ser un Knight!» pensó Vanessa, resoplando.

—Nosotras solo venimos a acompañar a Hope, la queremos mucho —dijo con seguridad y miró a Rose y Ryan con seriedad.

—Pues mi nieta no necesita esa amistad —vociferó Rose, y elevó su mano para llamar a sus guardias y sacar a Vanessa a la fuerza.

—Abuela —intervino Ryan al ver las intenciones de la anciana—, no es necesario, yo me encargo de sacar a la señora y su hija de la casa.

Rose sonrió, pensó que estos años lejos de la familia le habían servido a Ryan para reflexionar, y darse cuenta que eran ellos lo único que tenía.

—Gracias, hijo.

Ryan agarró del brazo a Vanessa, y ella lo fulminó con la mirada.

—¡No me toque! —masculló, su pecho subía y bajaba agitado.

—Es mejor que se vaya, hágalo por las buenas—solicitó.

—Mire señor Knight, no me amenace que no estamos haciendo nada malo. —Resopló, lo miró a los ojos. —¡Tiemblo al pensar lo miserable que se volverá Hope estando al cuidado de parientes tan indolentes como ustedes!

—Señora si no deja de decir disparates, le echaré a la fuerza.

—¿¡Usted creen que quiero quedarme aquí más tiempo!? —Colocó sus manos en la cintura con altivez—. Yo que soy una extraña puedo darme cuenta que todos ustedes son tan negligentes con Hope que sólo necesita a mi hija cerca. ¡Su sobrina sólo se enfadará más si intenta echarnos a mí y a Ava! —Luego miró a las pequeñas que sollozaban como un par de Magdalenas—. Niñas, no ha pasado nada, no lloren —solicitó, suavizando el tono de voz, enseguida se aproximó a Hope—, no te asustes, siempre vas a contar con nosotras. —Besó su frente.

—¡No toques a mi nieta! —gritó Rose y separó a la fuerza a Hope de Vanessa, y empujó a la mujer, la apuntó con el bastón, mientras los ojos se le saltaban de ira.

Ryan al ver que las cosas se ponían intensas, agarró del brazo a Vanessa, y junto a su hija las sacó de la casa.

Vanessa caminaba refunfuñando de ira, intentando soltarse del agarre de él.

——Señor Knight usted es igual de hipócrita que esa vieja en la mansión, no me importa a mi como me traten, pero no se dio cuenta como su sobrina lloraba desesperada, no la atienden a ella, ¡ni mucho menos les importa!

Ryan miró a la mujer, se fijó en la ira de los ojos de ella, se dio cuenta que a Vanessa le importaba su sobrina, más que a él y su abuela. Si la niña no fuera idéntica a Page, quizás él…

—¡Suélteme, atrevido! —rugió Vanessa, él se había quedado unos minutos pensativo, lo observó a los ojos con absoluta seriedad. —¡En su vida vuelva a tocarme!

—Mire señora más bien le estoy evitando problemas con mi abuela, pero haga lo que le dé la gana —vociferó él— Mire ahí viene su taxi, váyase ya.

Vanessa bufó.

—¡Insolente! —lo insultó—, yo tengo mi propio auto, y no necesito nada de usted, menos que me defienda, lo sé hacer sola. ¿Entendió? —Dos de sus dedos se colocaron en el pecho de Ryan y lo golpeó con ellos.

El hombre la miró a los ojos, la contempló, era muy bella, y de mucho carácter. Entonces agarró la mano de Vanessa, y sintió su piel suave, parecía que esa calidez ya la había percibido antes, pero era imposible, jamás había conocido a una fiera como Vanessa Johnson, aunque ese nombre seguía rondando en su mente.

Vanessa sintió un extraño cosquilleo en el cuerpo, de inmediato se soltó del agarre de él.

—No vuelva por aquí, o le aseguro que le sacaran a los perros.

Vanessa bufó al escucharlo.

—No les tengo miedo —declaró, agarró de la mano a Ava, y se dirigió hasta donde estaba aparcado su Lexus.

Ryan se quedó de pie, contemplando el bamboleo de las caderas de Vanessa, ladeó los labios, sonrió al recordar como enfrentó a su insoportable y controladora abuela.

*****

Dos días después del entierro de los padres de Hope, en el despacho principal de la mansión, estaban reunidos Ryan, y su abuela, se iba a dar lectura al testamento de Roger.

El abogado empezó a enumerar la repartición de bienes.

—Quiero que a mi muerte mi hermano Ryan se hago cargo de los negocios familiares —solicitaba Roger en una de las cláusulas de su testamento.

—Imposible —refutó Ryan, deslizó sus dedos por su cabello, contrariado.

—Prosigamos dijo la abuela.

—Por pedido de mi esposa Page, hemos decidido que, si algún día llegamos a faltar, la persona que se haga cargo de Hope, sea mi hermano Ryan.

Ryan se puso de pie de un solo golpe.

—¿Se volvieron locos? —vociferó, sus pupilas estaban dilatadas—, yo no tengo tiempo de criar niños, soy un hombre de negocios, y muy ocupado —vociferó, frunció el ceño contrariado, no comprendía por qué Page había dispuesto que se hiciera cargo de la niña.

—Cálmate hijo —recomendó la abuela—, puedes buscar una niñera que te ayude con Hope, o yo podría ayudarte —propuso.

Ryan bufó con enojo, observó a la abuela con profunda seriedad.

—Más sencillo me resulta enviar a la niña a un internado en Europa.

***

—¡Un internado! ¡Europa!

Hope se hallaba escuchando todo desde afuera, mantenía su cabeza pegada a la puerta, tembló al escuchar las amenazas de su tío, abrazó contra su pecho a su muñeca favorita.

—No, yo no me quiero ir lejos, no deseo estar lejos de Ava —sollozó. —¿Por qué se tenían que morir mis papitos? —cuestionó y ahogó su llanto con su pequeña mano, entonces se alejó de la puerta subió a la alcoba—, debo escapar, huir, irme a vivir con Ava y su mamá, sí eso haré.

La pequeña empacó en su mochila un par de prendas, rompió su alcancía y sacó todos sus ahorros, se aseguró que nadie en la mansión la viera escabullirse por los frondosos árboles, entonces salió de la casa, corrió por las calles sin saber qué hacer, iba llorando en el camino.

—No tengas miedo Hope, piensa que haría Ava en tu lugar.

Entonces recordó el nombre de la empresa en la cual Vanessa la madre de su amiga trabajaba, hizo parar un taxi, el conductor le preguntó si tenía dinero, ella le mostró un fajo de billetes, entonces la llevó hasta B&G Motors.

***

En la mansión de los Knight

—Tienes que razonar Ryan, yo soy una anciana, no puedo hacerme cargo de los negocios y la niña —rebatió Rose la abuela.

—Pues busca alguien más que lo haga, porque yo no, yo tengo mi propia empresa, mi vida, no necesito complicaciones —rugió Ryan.

—¡Señora Rose! —exclamó agitada una de las empleadas que interrumpió en el despacho.

—¿Qué quieres? ¿Por qué entras así? —cuestionó con seriedad La Sra Knight.

—La niña Hope, no está en casa, se ha escapado.

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