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Capítulo 4: ¡No te vayas papá!

Al escuchar el silencio, Ryan volvió a cuestionar.

—¿Algún problema señorita Johnson?

El hombre pensó que la asistente ya se había puesto en contacto con ella y, aún descontento al oír su tono, preguntó con discreción.

—Señorita: ¿No está satisfecha con el pago que ordené entregarle como agradecimiento?

—¿Qué pago, de qué habla? —cuestionó Vanessa, resoplando—. Escuche, señor, no enviaré a Hope de vuelta de esta manera, y si no la recoge usted mismo, Hope permanecerá a mi cuidado. —Vanessa contestó reprimiendo su ira—. Antes que llegue a mi apartamento, necesito hablar acerca de Hope a solas con usted.

Vanessa le dio la dirección de una cafetería que quedaba frente a su casa.

—Señora, o señorita Johnson, a mí solo me interesa recuperar a mi sobrina, no veo que tengamos que hablar usted y yo —refutó con seriedad.

—Pues no le entregaré a Hope, si no acepta hablar antes conmigo —rebatió con firmeza Vanessa.

—La acusaré de secuestro —rebatió él.

Vanessa resopló.

—Haga lo que le dé la gana, ya le dije el otro día que no les tengo miedo a ustedes. —Colgó la llamada.

«Insolente, ahora comprendo el miedo que tiene Hope» pensó ella.

«Interesante mujer, pero: ¿por qué gruñe de rabia? Si está intentando chantajearme, me gustaría conocer qué trucos utiliza» Ryan se cuestionó.

****

Ava luego de cenar llevó a Hope hasta su habitación.

—¡Está muy linda tu alcoba! —mencionó Hope, y la mirada se le cristalizó, recordó su casa, las tardes que solía jugar con su mamá, inclinó la cabeza.

—No te pongas triste —dijo de inmediato Ava, la notar el rostro de su amiga lleno de tristeza—, ven juguemos con mis muñecas.

Ava se aproximó a una de las repisas en tono blanco empotradas en la pared y tomó dos de sus muñecas favoritas, sacó de debajo de su cama, un baúl con juguetes, y eligió las tazas de té, las puso en una mesa redonda de plástico rosada donde solía jugar.

—Ven —le pidió a Hope.

—No tengo ganas de jugar —respondió la pequeña, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano—, me van a llevar a un internado —susurró sollozando.

Ava abrió sus ojos de par en par.

—¡No puede ser! —El corazón le retumbó con violencia—, no quiero que nos separen —murmuró con voz temblorosa.

—Mi tío que vino de Europa, me quiere enviar allá a estudiar. —Abrazó a Ava.

Ava correspondió el abrazo de su amiga, y se quedó pensativa.

—¿Cómo es tu tío? —indagó con curiosidad.

Hope observó a Ava elevando una ceja.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Mi mamá dice que mi papá no viene a vernos, porque vive en Europa, que se la pasa viajando.

Hope parpadeó, miró los ojos verdes de Ava, su cabello castaño, su piel blanca.

—Mi tío siempre se la pasa viajando, yo no lo conocía, apenas llegó —informó—, es joven, alto, de cabello claro, tiene nuestro mismo color de ojos.

Ava sintió su corazón agitarse, esbozó una amplia sonrisa.

—Entonces tu tío, puede ser mi papá —pronunció emocionada—, pero ¿por qué no ha venido a verme? —cuestionó y la voz se le llenó de tristeza.

—Porque es muy malo, seguramente va a querer mandarte a un internado.

Ava se estremeció, arrugó la frente.

—Mi mamá no lo va a permitir, ella no va a dejar que nos haga eso —aseguró, y sintió un ligero temblor.

****

Ryan Knight llegó diez minutos antes a la cafetería que lo citó Vanessa, lucía un elegante traje negro, su impecable camisa blanca, y la corbata era del mismo tono del traje. Tomó asiento en una mesa, y solicitó un whisky.

Vanessa luego de su jornada de trabajo, solía quitarse los altos tacones, y los trajes ejecutivos, se transformaba en una mujer común, mientras se vestía frente al espejo, observó la cicatriz que tenía a la altura del muslo izquierdo, entonces recordó aquel accidente de años atrás, y el nombre del hombre que en aquella ocasión la ayudó.

«¡Ryan!»

—¿Cómo puede existir en el mundo dos personas con el mismo nombre, pero con distintas personalidades? —se cuestionó susurrando—. Ryan Spencer fue un caballero muy noble al hacerse cargo de mis gastos aquella ocasión. —Acarició aquella cicatriz—, en cambio Ryan Knight es un desalmado, un hombre sin sentimientos, parece que tuviera el corazón de hielo.

Resopló y luego de unos minutos salió del edificio enfundada en unos pantalones de mezclilla azules que le quedaban entallados a su esbelta figura, llevaba una blusa de seda blanca, sus pies calzaban unas zapatillas D&G blancas. Su cabello lo lucía recogido en una cola de caballo.

Cuando Vanessa ingresó a la cafetería se quitó las gafas de sol, buscó con su mirada a Ryan Knight en las mesas. Entonces su mirada se clavó al fondo, ahí estaba él, tan atractivo, pero frío como un tempano de hielo. Ella inhaló profundo y caminó hacia la mesa.

Ryan la había estado contemplando desde que llegó, pero cuando notó que ella enfocó su vista en él, fingió observar su móvil, para no delatarse.

—Buenas tardes señor Knight —habló con seriedad.

—Vanessa Johnson —interrumpió él—, vamos directo al grano, ¿en dónde está mi sobrina?

Ryan se puso de piel, elevó su metro ochenta y cinco de estatura, su porte y presencia intimidaba a cualquiera, pero a Vanessa hacía mucho que los hombres como él, no la inmutaban, solía lidiar a diario con clientes que trataban de menospreciarla por ser mujer.

—Hope está en mi casa —indicó Vanessa.

—¿Así que no está contenta con los honorarios de agradecimiento ofrecidos por mi asistente?

— Señor, no entiendo de qué está hablando.

—Voy a considerar el aumento de mi cuota de mil dólares más, siempre y cuando vea a Hope.

—Señor Knight, usted confunde mis intenciones, la razón por la que le pedí esta cita fue para hablar de Hope. Ella escapó porque usted piensa enviarla a un internado a Europa, ¿no se da cuenta que la niña perdió a sus padres y requiere cariño y protección? —rebatió respirando agitada.

Ryan tensó los músculos de su cuerpo.  Apretó los dientes.

—¡Tome su dinero, y ocúpese de sus asuntos! ¡Hope, es mi sobrina y yo decido qué hacer con ella!

—No me importa si tiene algún prejuicio contra mí o no, pero Hope es como una hija para mí, y no voy a permitir que un desalmado como usted, se la lleve —vociferó Vanessa cerrando sus puños enfurecida—, conozco a la niña desde hace mucho tiempo, es muy dulce, afectuosa, y está pasando por el peor momento de su vida. ¿Qué clase de monstruo sin sentimientos es usted? —reclamó respirando agitada.

—No voy a permitir que una desconocida venga a cuestionarme —musitó frunciendo el ceño, presionando los labios con fuerza—, no se meta donde no la han llamado, evítese problemas.

—Pues no, no pienso alejarme de Hope. —Cruzó sus brazos y lo observó con seriedad—, soy una mujer muy obstinada.

—Usted no me deja otra alternativa que acusarla con la policía —advirtió él, y colocó sus manos en los bolsillos, buscando su móvil.

Vanessa no se inmutó, irguió su barbilla desafiante.

—Hágalo, llame a la policía, para que se lleven a Hope con servicios sociales, ya que su tío es un inepto incapaz de hacerse cargo de ella —refunfuñó.

Ryan abrió los labios, sacudió la cabeza sin poder creer que esa menuda mujer lo insultara.

—Mire señora —masculló, su pecho subía y bajaba agitado—, no tengo por qué darle explicaciones, pero se las diré: soy un hombre de negocios, que viaja por el mundo entero, yo no tengo tiempo de cuidar una niña, mi mejor opción es un internado.

Vanessa resopló y negó con la cabeza.

—Mire señor Knight, hay cosas más importantes que el dinero: la familia, por ejemplo, Hope perdió a sus padres, solo le tiene a usted y su abuela, entienda eso —suplicó bajando el tono de su voz—, porque no intenta acercarse a ella, antes de tomar una decisión tan drástica, no la rechacé. —La voz se le debilitó, rememoró el momento en el cual el padre de Ava, repudió de su hija.

Ryan se llevó ambas manos al cabello, contrariado, resopló.

—Señor, ¿es tan difícil darle a alguien la oportunidad de conocerlo? —Lo miró a los ojos, y se reflejó en esa fría y verdosa mirada.

Esa palabra, de repente, le recordó a Ryan Knight: los días en que se reveló su identidad del hijo ilegitimo, fueron momentos duros para el… Si la abuela Knight no hubiera insistido en quedarse con Ryan a pesar de las objeciones de todos, tal vez su actual...

Ryan sacudió la cabeza, pensó en Hope, por muy aborrecibles que fueran sus padres, ella era solo una niña inocente, él, como su único tío en la familia, no debía haber volcado sus sentimientos de venganza contra su cuñada y su hermano, en una niña, tal vez debería haber sido más amable con ella, después de todo, ambos tenían la misma sangre Knight en las venas.

—¡Está bien! —exclamó—, en un mes tomaré una decisión.

Vanessa ladeó los labios, y relajó su postura.

—Venga conmigo.

Ryan se aclaró la garganta, y la siguió, juntos cruzaron la calzada, entraron al edificio donde ella residía, tomaron el elevador, ambos en profundo silencio, cuando llegaron al apartamento, y Vanessa abrió la cerradura, las dos niñas estaban frente a ella, como si la estuvieran esperando.

—Pensé que seguirían jugando —comentó Vanessa al verlas juntas, les brindó una sonrisa—. Hope han venido por ti.

La pequeña se estremeció cuando observó a su tío ingresar, apretó la mano de Ava con fuerza.

—No tengas miedo, Hope, no pasará nada, yo estoy aquí contigo —susurró Ava al oído de su amiga.

Ava observó al hombre de pies a cabeza, luego miró a su amiga, sintió su pecho agitado.

—Yo creo que si es mi papá.

—Nos va a llevar al internado —murmuró Hope temblando.

—No, es mi papá, no nos va a separar —dijo Ava con certeza mientras elevó su rostro para mirar la cara de aquel hombre alto y elegante.

Vio cómo su madre y aquel hombre se miraban, reforzando la idea de que él era su padre.

Vanessa solo escuchó murmullos, las niñas hablaban bajito, y se miraban entre ellas.

—Hope, tu tío no te llevará a un internado, va a darte la oportunidad de conocerlo y convivir, y luego tomará una decisión.

Los labios de Hope temblaron, miró a su tío y percibió que un escalofrio le recorría la piel, le tenía miedo.

—¿Y si no es verdad?

—Ya escuchaste —contestó él con su voz gruesa—, no te voy a enviar al internado por ahora, recoge tus cosas y vamos.

—Espera! — Ava alzo su voz.

El tono de la niña llamó la atención a todos los presentes.

Ava vio a Hope alejarse, y corrió tras ella.

—¡Ava! ¡Deja que Hope vaya con su tío, volverá a visitarnos pronto! —Vanessa gritó, y pensó que probablemente Ava no deseaba dejar ir a su mejor amiga tan pronto.

Pero para sorpresa de Vanessa, en lugar de ir al lado de Hope, Ava dio un paso más cerca de Ryan.

—¿Te vas tan rápido? —reclamó Ava, lo miró a los ojos sintiendo su corazón agitado—, desapareces todos estos años, y ni siquiera me saludas, ¿realmente no me quieres?

—¡Ava! —exclamó Vanessa frunciendo el ceño sin comprender nada. —¿Por qué tratas así al señor? ¡Discúlpate! —ordenó.

Ryan tampoco comprendía nada, miraba a ambas niñas con el ceño fruncido.

—No! —Ava respondió en voz alta, y producto de su inocencia y de su codiciado anhelo de conocer a su padre, corrió y abrazó las piernas del tío de Hope.

—No te vayas papá. — La niña suplicó de pronto con voz sollozante y los ojos llenos de lágrimas.

Vanessa palideció por completo, separó sus labios sorprendida.

—¡¿Qué?!

Ryan se quedó estático, observó a Vanessa con profunda seriedad, por un momento se vio reflejado en aquella niña.

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