Al escuchar el silencio, Ryan volvió a cuestionar.
—¿Algún problema señorita Johnson?
El hombre pensó que la asistente ya se había puesto en contacto con ella y, aún descontento al oír su tono, preguntó con discreción.
—Señorita: ¿No está satisfecha con el pago que ordené entregarle como agradecimiento?
—¿Qué pago, de qué habla? —cuestionó Vanessa, resoplando—. Escuche, señor, no enviaré a Hope de vuelta de esta manera, y si no la recoge usted mismo, Hope permanecerá a mi cuidado. —Vanessa contestó reprimiendo su ira—. Antes que llegue a mi apartamento, necesito hablar acerca de Hope a solas con usted.
Vanessa le dio la dirección de una cafetería que quedaba frente a su casa.
—Señora, o señorita Johnson, a mí solo me interesa recuperar a mi sobrina, no veo que tengamos que hablar usted y yo —refutó con seriedad.
—Pues no le entregaré a Hope, si no acepta hablar antes conmigo —rebatió con firmeza Vanessa.
—La acusaré de secuestro —rebatió él.
Vanessa resopló.
—Haga lo que le dé la gana, ya le dije el otro día que no les tengo miedo a ustedes. —Colgó la llamada.
«Insolente, ahora comprendo el miedo que tiene Hope» pensó ella.
«Interesante mujer, pero: ¿por qué gruñe de rabia? Si está intentando chantajearme, me gustaría conocer qué trucos utiliza» Ryan se cuestionó.
****
Ava luego de cenar llevó a Hope hasta su habitación.
—¡Está muy linda tu alcoba! —mencionó Hope, y la mirada se le cristalizó, recordó su casa, las tardes que solía jugar con su mamá, inclinó la cabeza.
—No te pongas triste —dijo de inmediato Ava, la notar el rostro de su amiga lleno de tristeza—, ven juguemos con mis muñecas.
Ava se aproximó a una de las repisas en tono blanco empotradas en la pared y tomó dos de sus muñecas favoritas, sacó de debajo de su cama, un baúl con juguetes, y eligió las tazas de té, las puso en una mesa redonda de plástico rosada donde solía jugar.
—Ven —le pidió a Hope.
—No tengo ganas de jugar —respondió la pequeña, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano—, me van a llevar a un internado —susurró sollozando.
Ava abrió sus ojos de par en par.
—¡No puede ser! —El corazón le retumbó con violencia—, no quiero que nos separen —murmuró con voz temblorosa.
—Mi tío que vino de Europa, me quiere enviar allá a estudiar. —Abrazó a Ava.
Ava correspondió el abrazo de su amiga, y se quedó pensativa.
—¿Cómo es tu tío? —indagó con curiosidad.
Hope observó a Ava elevando una ceja.
—¿Por qué me preguntas eso?
—Mi mamá dice que mi papá no viene a vernos, porque vive en Europa, que se la pasa viajando.
Hope parpadeó, miró los ojos verdes de Ava, su cabello castaño, su piel blanca.
—Mi tío siempre se la pasa viajando, yo no lo conocía, apenas llegó —informó—, es joven, alto, de cabello claro, tiene nuestro mismo color de ojos.
Ava sintió su corazón agitarse, esbozó una amplia sonrisa.
—Entonces tu tío, puede ser mi papá —pronunció emocionada—, pero ¿por qué no ha venido a verme? —cuestionó y la voz se le llenó de tristeza.
—Porque es muy malo, seguramente va a querer mandarte a un internado.
Ava se estremeció, arrugó la frente.
—Mi mamá no lo va a permitir, ella no va a dejar que nos haga eso —aseguró, y sintió un ligero temblor.
****
Ryan Knight llegó diez minutos antes a la cafetería que lo citó Vanessa, lucía un elegante traje negro, su impecable camisa blanca, y la corbata era del mismo tono del traje. Tomó asiento en una mesa, y solicitó un whisky.
Vanessa luego de su jornada de trabajo, solía quitarse los altos tacones, y los trajes ejecutivos, se transformaba en una mujer común, mientras se vestía frente al espejo, observó la cicatriz que tenía a la altura del muslo izquierdo, entonces recordó aquel accidente de años atrás, y el nombre del hombre que en aquella ocasión la ayudó.
«¡Ryan!»
—¿Cómo puede existir en el mundo dos personas con el mismo nombre, pero con distintas personalidades? —se cuestionó susurrando—. Ryan Spencer fue un caballero muy noble al hacerse cargo de mis gastos aquella ocasión. —Acarició aquella cicatriz—, en cambio Ryan Knight es un desalmado, un hombre sin sentimientos, parece que tuviera el corazón de hielo.
Resopló y luego de unos minutos salió del edificio enfundada en unos pantalones de mezclilla azules que le quedaban entallados a su esbelta figura, llevaba una blusa de seda blanca, sus pies calzaban unas zapatillas D&G blancas. Su cabello lo lucía recogido en una cola de caballo.
Cuando Vanessa ingresó a la cafetería se quitó las gafas de sol, buscó con su mirada a Ryan Knight en las mesas. Entonces su mirada se clavó al fondo, ahí estaba él, tan atractivo, pero frío como un tempano de hielo. Ella inhaló profundo y caminó hacia la mesa.
Ryan la había estado contemplando desde que llegó, pero cuando notó que ella enfocó su vista en él, fingió observar su móvil, para no delatarse.
—Buenas tardes señor Knight —habló con seriedad.
—Vanessa Johnson —interrumpió él—, vamos directo al grano, ¿en dónde está mi sobrina?
Ryan se puso de piel, elevó su metro ochenta y cinco de estatura, su porte y presencia intimidaba a cualquiera, pero a Vanessa hacía mucho que los hombres como él, no la inmutaban, solía lidiar a diario con clientes que trataban de menospreciarla por ser mujer.
—Hope está en mi casa —indicó Vanessa.
—¿Así que no está contenta con los honorarios de agradecimiento ofrecidos por mi asistente?
— Señor, no entiendo de qué está hablando.
—Voy a considerar el aumento de mi cuota de mil dólares más, siempre y cuando vea a Hope.
—Señor Knight, usted confunde mis intenciones, la razón por la que le pedí esta cita fue para hablar de Hope. Ella escapó porque usted piensa enviarla a un internado a Europa, ¿no se da cuenta que la niña perdió a sus padres y requiere cariño y protección? —rebatió respirando agitada.
Ryan tensó los músculos de su cuerpo. Apretó los dientes.
—¡Tome su dinero, y ocúpese de sus asuntos! ¡Hope, es mi sobrina y yo decido qué hacer con ella!
—No me importa si tiene algún prejuicio contra mí o no, pero Hope es como una hija para mí, y no voy a permitir que un desalmado como usted, se la lleve —vociferó Vanessa cerrando sus puños enfurecida—, conozco a la niña desde hace mucho tiempo, es muy dulce, afectuosa, y está pasando por el peor momento de su vida. ¿Qué clase de monstruo sin sentimientos es usted? —reclamó respirando agitada.
—No voy a permitir que una desconocida venga a cuestionarme —musitó frunciendo el ceño, presionando los labios con fuerza—, no se meta donde no la han llamado, evítese problemas.
—Pues no, no pienso alejarme de Hope. —Cruzó sus brazos y lo observó con seriedad—, soy una mujer muy obstinada.
—Usted no me deja otra alternativa que acusarla con la policía —advirtió él, y colocó sus manos en los bolsillos, buscando su móvil.
Vanessa no se inmutó, irguió su barbilla desafiante.
—Hágalo, llame a la policía, para que se lleven a Hope con servicios sociales, ya que su tío es un inepto incapaz de hacerse cargo de ella —refunfuñó.
Ryan abrió los labios, sacudió la cabeza sin poder creer que esa menuda mujer lo insultara.
—Mire señora —masculló, su pecho subía y bajaba agitado—, no tengo por qué darle explicaciones, pero se las diré: soy un hombre de negocios, que viaja por el mundo entero, yo no tengo tiempo de cuidar una niña, mi mejor opción es un internado.
Vanessa resopló y negó con la cabeza.
—Mire señor Knight, hay cosas más importantes que el dinero: la familia, por ejemplo, Hope perdió a sus padres, solo le tiene a usted y su abuela, entienda eso —suplicó bajando el tono de su voz—, porque no intenta acercarse a ella, antes de tomar una decisión tan drástica, no la rechacé. —La voz se le debilitó, rememoró el momento en el cual el padre de Ava, repudió de su hija.
Ryan se llevó ambas manos al cabello, contrariado, resopló.
—Señor, ¿es tan difícil darle a alguien la oportunidad de conocerlo? —Lo miró a los ojos, y se reflejó en esa fría y verdosa mirada.
Esa palabra, de repente, le recordó a Ryan Knight: los días en que se reveló su identidad del hijo ilegitimo, fueron momentos duros para el… Si la abuela Knight no hubiera insistido en quedarse con Ryan a pesar de las objeciones de todos, tal vez su actual...
Ryan sacudió la cabeza, pensó en Hope, por muy aborrecibles que fueran sus padres, ella era solo una niña inocente, él, como su único tío en la familia, no debía haber volcado sus sentimientos de venganza contra su cuñada y su hermano, en una niña, tal vez debería haber sido más amable con ella, después de todo, ambos tenían la misma sangre Knight en las venas.
—¡Está bien! —exclamó—, en un mes tomaré una decisión.
Vanessa ladeó los labios, y relajó su postura.
—Venga conmigo.
Ryan se aclaró la garganta, y la siguió, juntos cruzaron la calzada, entraron al edificio donde ella residía, tomaron el elevador, ambos en profundo silencio, cuando llegaron al apartamento, y Vanessa abrió la cerradura, las dos niñas estaban frente a ella, como si la estuvieran esperando.
—Pensé que seguirían jugando —comentó Vanessa al verlas juntas, les brindó una sonrisa—. Hope han venido por ti.
La pequeña se estremeció cuando observó a su tío ingresar, apretó la mano de Ava con fuerza.
—No tengas miedo, Hope, no pasará nada, yo estoy aquí contigo —susurró Ava al oído de su amiga.
Ava observó al hombre de pies a cabeza, luego miró a su amiga, sintió su pecho agitado.
—Yo creo que si es mi papá.
—Nos va a llevar al internado —murmuró Hope temblando.
—No, es mi papá, no nos va a separar —dijo Ava con certeza mientras elevó su rostro para mirar la cara de aquel hombre alto y elegante.
Vio cómo su madre y aquel hombre se miraban, reforzando la idea de que él era su padre.
Vanessa solo escuchó murmullos, las niñas hablaban bajito, y se miraban entre ellas.
—Hope, tu tío no te llevará a un internado, va a darte la oportunidad de conocerlo y convivir, y luego tomará una decisión.
Los labios de Hope temblaron, miró a su tío y percibió que un escalofrio le recorría la piel, le tenía miedo.
—¿Y si no es verdad?
—Ya escuchaste —contestó él con su voz gruesa—, no te voy a enviar al internado por ahora, recoge tus cosas y vamos.
—Espera! — Ava alzo su voz.
El tono de la niña llamó la atención a todos los presentes.
Ava vio a Hope alejarse, y corrió tras ella.
—¡Ava! ¡Deja que Hope vaya con su tío, volverá a visitarnos pronto! —Vanessa gritó, y pensó que probablemente Ava no deseaba dejar ir a su mejor amiga tan pronto.
Pero para sorpresa de Vanessa, en lugar de ir al lado de Hope, Ava dio un paso más cerca de Ryan.
—¿Te vas tan rápido? —reclamó Ava, lo miró a los ojos sintiendo su corazón agitado—, desapareces todos estos años, y ni siquiera me saludas, ¿realmente no me quieres?
—¡Ava! —exclamó Vanessa frunciendo el ceño sin comprender nada. —¿Por qué tratas así al señor? ¡Discúlpate! —ordenó.
Ryan tampoco comprendía nada, miraba a ambas niñas con el ceño fruncido.
—No! —Ava respondió en voz alta, y producto de su inocencia y de su codiciado anhelo de conocer a su padre, corrió y abrazó las piernas del tío de Hope.
—No te vayas papá. — La niña suplicó de pronto con voz sollozante y los ojos llenos de lágrimas.
Vanessa palideció por completo, separó sus labios sorprendida.
—¡¿Qué?!
Ryan se quedó estático, observó a Vanessa con profunda seriedad, por un momento se vio reflejado en aquella niña.
—Niña, estás confundida, yo no soy…—Pausó, y se quedó en silencio cuando intentó explicarle que no era su papá, antiguos recuerdos de su niñez golpearon su mente y encogieron su corazón. Rememoró el día que fue presentado con su legítimo padre: Ryan los llamó papá, y el hombre no respondió como el niño esperaba. Pensando en eso, su cuerpo tenso se relajó y se dio la vuelta, observó los ojos de Ava, iluminados y pareció verse él de niño, no tuvo el valor de romperle el corazón a la pequeña, extendió los brazos hacia Ava, y dijo:—Sí, soy tu padre, buena hija, ven aquí, deja que papá te abrace.—¡Qué! ¿Se volvió loco Sr. Knight? —exclamó Vanessa.Ryan en ese instante fue consciente de su grave error. «¿Cómo lo remediaba?» se cuestionó, observó la mirada brillante de Ava, y luego miró el rostro desencajado y lleno de sorpresa de Vanessa; frunció los labios, resopló y negó con la cabeza.Hope por su parte se quedó estática con los labios abiertos, observó con melancolía esa muestra de ca
Ryan observó a Vanessa, y ella negó con la cabeza, siempre fue de la idea de que las mentiras eran un círculo vicioso, decías una y debías inventar unas cuantas más, y eso no le agradaba.—Ava, es tarde, ya tendrás tiempo de hablar con el señor Knight, deja que se vayan.Ava frunció los labios con desdén.—Está bien, nos vemos pronto —expresó.—Así será —contestó Ryan, tomó de la mano a Hope y abandonó el apartamento.—¡Va a venir! ¡Va a venir! —exclamó Ava una vez que la puerta se cerró—. Mi papá va a venir —repitió dando saltos de alegría.Vanessa cerró los ojos soltó un suspiro lleno de tristeza, pensó que debía hablar a primera hora con la terapista de su hija, para enfrentar el momento más doloroso de sus vidas, decirle a Ava que su verdadero padre, nunca quiso que naciera, y las abandonó a su suerte.—Vamos a dormir —solicitó a Ava, la voz se le cortó.—¿Ya no quieres a mi papá? ¿Por qué no te alegra que vaya a venir? —reclamó Ava, colocando sus manos en la cintura, observando c
Vanessa llegó a su importante cita, enfundada en una elegante falda tipo lápiz en tono marrón, combinaba su elegante atuendo con una blusa de seda blanca, y un blazer ejecutivo del mismo tono.Caminaba con seguridad sobre sus stilettos de tacón de aguja sobre la baldosa de la empresa exportadora de alimentos: Best food, cuando llegó al piso donde la esperaban se anunció con la asistente del gerente.—Señorita, buenos días: Soy Vanessa Johnson tengo una cita con el señor Kraft, soy la vicepresidente comercial de Bosch Motors. —Sonrió.La joven asintió, miró en el computador y luego elevó su rostro para mirar a Vanessa.—Lo lamento, la cita fue cancelada, ¿no le informaron?El rostro de Vanessa se desencajó, frunció el ceño.—Tal vez mi asistente se confundió, de todos modos, me gustaría entrevistarme con su jefe.—Lo lamento señorita Johnson, el señor Kraft se encuentra en una reunión importante.Vanessa inhaló profundo, irguió su barbilla.—Espero a que se desocupe —informó y justo cu
Las palabras de Henry Bosch fueron como puñaladas para el corazón de Vanessa, ella apreciaba mucho a ese hombre, sus ojos se llenaron de lágrimas, había dado la vida por esa empresa, y no era justo que la trataran de esa forma, cuando ella sabía que era inocente.—Voy a demostrar mi inocencia, y se va a arrepentir de haberme tratado de esta forma. —Reprimió su ira, su dolor, giró sobre sus tacones y salió de la empresa.Vanessa observó cómo sus compañeros la observaban con lástima y susurraban entre ellos.—¡Soy inocente! —gritó—. ¡Juro que lo demostraré! —Apretó sus puños, y fue hasta su oficina, recogió las cosas que más valor sentimental tenían para ella, las fotos de su hija, de su madre, sus libros, se llevó su agenda con los contactos de los clientes, y varias cosas más.—¡Te dije que te iba a desenmascarar! —dijo Caleb Bosch entrando de nuevo con las manos en los bolsillos y una sonrisa en los labios.Vanessa lo observó con profunda ira.—¿Fuiste tú, cierto? —vociferó, respirab
Vanessa solo lograba escuchar murmullos, pues su mente se hallaba dispersa en su actual situación laboral, y la injusticia que cometieron en su empleo.«Debo limpiar mi nombre, no puedo salir por la puerta de atrás, no es justo» pensó y resopló.Entonces notó como unos fríos ojos la observaban, no supo cuánto tiempo Ryan Knight la había estado contemplando. Sacudió su cabeza y plantó su vista en aquel hombre, se vio tentada a reclamarme y preguntarle acerca de los artilugios que su empresa utilizaba para quitarle las ventas a la competencia, pero prefirió morderse la lengua y callar, estaban las niñas presentes.—Parece que no te agradó la comida —dijo Ryan al notar que ella no había probado bocado.—No tengo hambre. —Lo miró con seriedad, y luego observó que las niñas ya finalizaron su almuerzo—, vayan un rato al parque del frente, pero no se alejen de nuestra vista —solicitó.Ava y Hope se observaron entre ellas, y sonrieron divertidas, les fascinaba jugar en aquel sitio.—Estaré pe
Ambas pequeñas saltaron del juego y corrieron hacia el caballero, lo agarraron de las manos y lo arrastraron al parque.—¿A qué juegan? —indagó él.—Estábamos aburridas, pero ya que llegaste podemos jugar a las cogidas.Vanessa negó con la cabeza.—Niñas, el señor Knight no está vestido para la ocasión. —Miró al caballero, lucía un impecable traje de diseñador gris, su camisa era negra al igual que la corbata, sus zapatos brillaban de relucientes.—No hay problema, vamos a jugar —mencionó, se quitó el saco, y se aproximó a Vanessa—. Se lo encargo —le entregó la prenda, y le sonrió.Vanessa parpadeó, tomó la prenda, y pudo inhalar su varonil aroma a cedro, entonces se sentó en una banca, y los observó jugar, reía con las ocurrencias de las niñas, y del propio Ryan, parecía un niño más, compartiendo con las chiquillas; sin embargo, ver a Ava feliz con aquel hombre que era un desconocido, le estrujó el corazón.«Si no hubiera sido tan ingenua, jamás me habría fijado en Raúl, seguramente
Ryan mantenía su mirada fija en el computador, hacía unos ligeros cambios al nuevo proyecto en el cual trabajaba. Estaba tan concentrado que no sintió ni la presencia de su asistente. —Señor —carraspeó la chica. El hombre sacudió la cabeza, giró el cuello de un lado a otro. —Dime —contestó. —Ya encontré un apartamento para usted y la niña —mencionó—, está en Avalon, en el cuarto piso —mencionó, se acercó al escritorio con su iPad y le enseñó las fotos—, está amoblado, pero puede hacerle cambios. Ryan asintió y luego recordó que en ese edificio vivía Vanessa, en el tercer piso del mismo bloque donde él iba a rentar. «Seremos vecinos» dijo en la mente, eso le brindaba tranquilidad, porque aún no tenía la remota idea de qué hacer con Hope. —Me parece perfecto, firmaré el contrato —indicó y miró que la joven bostezaba. —¿Almorzaste? —indagó. —No señor, su abuela dijo que en esta casa solo se pueden alimentar los empleados de ella, y nosotros tenemos mucho trabajo, no pude salir —e
Hope observaba con impaciencia a las personas que llegaban a la fila del cine. «¿Por qué no apareces Ava?» se preguntaba mientras golpeaba con la punta del pie el piso. —Parece que ya quieres entrar —dijo Ryan. —No, aún no —contestó. —¡Hope! —gritó Ava, y arrastró a su madre a la fila. Vanessa frenó de golpe, se quedó estática al mirar a Ryan Knight vestido informal. Sus labios se separaron, se veía muy atractivo enfundado en esos vaqueros ajustados azules, y esa camiseta blanca que se ceñía a su fuerte pectoral, además llevaba encima una chaqueta de cuero, café, que le daba un aspecto de renegado. —Buenas noches, qué coincidencia —mencionó Ryan, observó a Hope, y luego a Ava, notó esas miradas de complicidad entre ambas. Y luego sus ojos se clavaron en Vanessa, la recorrió con discreción, casi no estaba maquillada, pero se veía hermosa, su piel era tersa y lozana. Vestía unos pantalones de gabardina beige, una blusa celeste, y unas alpargatas negras. Su cabello lo llevaba suelto