Capítulo 6.
Inicio del juego. Gildris escucha atentamente las indicaciones del doctor; ella debe ayudarlo a bañarse, cambiarse, comer, darle sus medicamentos, curar sus heridas y hacerle masajes, movilidad en las zonas lastimadas, que con suerte se podrán retirar los yesos en pocas semanas. Ella ve que tiene una gran tarea, y no duda en escuchar con atención; ya ha cuidado de su madre mucho tiempo y sabe cómo va todo el proceso. Aún así, escucha todo lo que el doctor le explica, mientras analiza a su cuñado, quien parece pasarla muy mal. No parece ser un hombre que dependa de otros, no le gusta ser una carga y esto mantiene amargura en su corazón. Ella no tenía idea de lo mal que estaban las cosas; Brittaney no le dijo sobre esto y le da rabia pensar cómo pudo ser capaz de irse y dejar a su esposo en este estado. Él la necesita ahora más que nunca. — Luego del baño, cura la herida de la manera que le expliqué y acomoda la manillera en su mano de esta manera, que ejecuté presión. —Lo entiendo, doctor, no se preocupe, seguiré cada instrucción que me ha indicado. —Si tiene mucha fiebre y con el medicamento no baja, por favor, infórmeme de inmediato. —Sí, lo haré, doctor, muchas gracias. — Bueno, estas son las indicaciones… —Le entrega un formulario.— Me retiro, feliz noche. —Feliz noche, doctor. —Gildris lo acompaña a la entrada y lo despide apoyándose del pomo de la puerta por algunos minutos. Su corazón late muy rápido, no sabe qué hacer y ver a Bastián de esa manera la ha conmovido. ¿Cómo no ayudarlo? Gildris voltea a verlo y Bastián le corresponde a su contacto visual, ambos guiados por una fuerte tensión que surge de la nada. —¿Cómo está tu amiga? —pregunta con indiferencia, cortando la tensión entre los dos. —Mucho mejor. —responde secamente, sin más—. Voy a cambiarme, vendré a ayudarte; por favor, no te levantes. —Ella se aleja, caminando a la habitación junto a la de Bastián, donde se encierra rápidamente. Gildris se mueve quitándose la exuberante vestimenta y se coloca algo más sencillo, una pijama que consigue en un enorme armario lleno de ropa, zapatos, bolsos y joyas, una habitación completa de todo lo que podría desear. Están en shock al ver incluso ropa sin usar, es una locura, pero no le sorprende, viniendo de Brittaney; ella no espera demasiado. Con una pijama y sus pantuflas, ella baja a la cocina, encontrándose con la sirvienta nuevamente. —¿Desea algo, señora? —Todos la ven, porque es la primera vez en mucho tiempo que ella entra al lugar. —Sí, ¿tienes la cena lista, me has dicho? —Así es, mi señora, por favor, tráigala en una bandeja a la habitación; una sopa de pollo estaría bien para mi esposo. —Ok, señora, se la llevaremos en unos minutos. —Está bien, muchas gracias. Las chicas al verla salir, todas se quedan en shock; ella jamás fue tan amable, lo que ha dejado a todos muy sorprendidos. Gildris camina de vuelta, notando el elevador para silla que no había visto, así como lo enorme de la casa que apenas reconoce de las fotografías. Al volver con Bastián, ella toca la puerta antes de entrar, un gesto que a Bastian le parece extraño, ya que ella tiende a interrumpir siempre sin permiso. —Adelante —dice al fin, permitiendo que ella pase. —¿Quiere que le prepare el baño? —pregunta Cortés, moviéndose hacia él. —¿Desde cuándo eres tan formal? —Gildris se paraliza, notando su error. —No lo sé, pensé que así querías que te trate; después de todo, estás muy distante conmigo. —Responde rápidamente. —No tienes que ser formal, de hecho, solo llévame al baño y déjame ahí, lo resolveré. —Está bien, te ayudaré. —Gildris mueve la silla para llevarlo al baño. —¿A dónde vas? —pregunta él al ver que ella lo empuja hacia una puerta torpemente. —Al ba… —Al abrir la puerta, ella nota que es el armario, voltea a ver al otro lado, encontrando quizás el baño de frente. —¿No sabes cuál es el baño? —pregunta analizándola. —Sí, lo sé, solo que buscaré tu pijama. —Ella se mueve rápidamente tomando una pijama, busca en los cajones su ropa interior y sale dejándola en la cama. —Prepare el baño —dice nerviosa, caminando a la siguiente puerta, esperando que sea el baño y no otro armario. La habitación está grande, que tiene tres puertas a diferentes compartimientos; esto se vuelve un problema, debe investigar todo para no volver a quedar en evidencia, está muy nerviosa, abre la puerta y confirma que efectivamente es el baño. —¿Cómo deseas que prepare el baño para ti? — Agua tenue, coloca esencia de vainilla y coco, así estará bien. —Ok, la prepararé, espera, por favor. Ella entra al baño muy nerviosa, no sabe dónde están las cosas, busca rápidamente tratando de tener el ritmo y orden de las cosas, lo que la hace pensar que esto sin duda es una mala idea. No debió ofrecerse para hacer esto, ¿en qué estaba pensando? Es más, no debió aceptar este trato en primer lugar. Gildris prepara el baño para Bastián, quien, siendo testarudo, empuja su silla hasta el baño, acomodándose en el esquinero del jacuzzi. —¿Por qué no me has esperado? —pregunta ella con seriedad al ver que se enfrenta a un testarudo. —Puedo empujar la silla, Brittney, no te preocupes, déjame solo. —Responde indiferente. —Bien —dice ella, intentando huir antes de que se desvista. Gildris espera en la habitación, está nerviosa, todo esto es abrumador, lo que la hace llamar a Brittney, quien no responde el celular, así que le deja un mensaje. G: Tu esposo despidió a la enfermera y ahora yo debo cuidar de él. No puede ni siquiera moverse, Brittney, eso no me lo dijiste. Responde, esto es una mala idea, tú debes estar aquí, ayudarlo con sus baños, entra en razón. Gildris mira la receta en su mano, cuando de repente escucha un golpe fuerte que proviene del baño. Ella rápidamente deja todo sobre la cama y corre a verlo, encontrando a Bastián furioso en el suelo, arrojando todo a su paso. —¡MALDICIÓN! —Ella se asusta al ver que él arroja cosas, lo que la hace apartarse, hasta que nota que no pudo quitarse la ropa interior y está desnudo. Ella se da vuelta, muy agitada, intentando calmarse ante esta incómoda situación. Gildris cierra los ojos, pensando en una solución; rápidamente, al abrir los ojos, nota una toalla, la misma que toma, intentando no mirarlo, y se acerca de espacio hacia él, cubriendo su parte íntima, arroja la toalla y se arrodilla frente a él. —Pará, por favor, por favor, pará, me estás asustando. —Le dice ella muy asustada, abrazándolo ligeramente, lo que calma un poco a Bastián. —Entiendo lo frustrante que es depender de otros, pero si te resistes a dejar que te ayuden, entonces no podrás curarte y no volverás a ser el de antes. Solo déjame ayudarte, por favor. Gildris lo entiende, así era su madre; ser una carga o depender de otros no es fácil, causa frustración, impaciencia y depresión. Sentirse un inútil es agobiante, por eso no se enoja ni discute; ella lo entiende. Por un instante, todo queda en silencio. Gildris se aleja al notar que lo está abrazando; ambos se miran un poco agotados. Bastián suspira, sintiendo que su mundo se detiene por un instante. —Bien, Brittney, ayúdame a entrar en el jacuzzi —pide de manera amable. Goldris solo puede asentir. Ella lo cubre con la toalla, metiendo su mano por debajo de la tela, sacando la ropa interior; sin remover la toalla, ni siquiera lo mira en la zona. Ella, intentando ser profesional, lo ayuda a levantarse, acomodándolo en el jacuzzi, donde finalmente entra, dejando parte de su cuerpo afuera por el yeso en su pierna y en su brazo. —La esponja —le dice ella, dejándola en su mano e intentando alejarse, siendo detenida por Bastián. —No te vayas, ayúdame —pide, sujetando su mano. Gildris lo mira incómoda, pasando saliva; ella no sabe qué hacer. Se acomoda detrás de él y empieza a bañarlo con delicadeza, como lo hace con su madre. Cubriendo la zona afectada, logra bañarlo poco a poco, restregando su cabello, notando que él logra relajarse mientras ella le ayuda con suaves masajes, untándole crema de coco. —¿Dónde aprendiste a hacer masajes? Esto es nuevo en ti. —Ella cierra los ojos, incómoda, buscando en su mente una respuesta sensata. —¿Eso también te incomoda? —Solo fue una pregunta, Brittney. —Parece que ahora me cuestionas por todo. —Olvídalo, no tengo ganas de discutir contigo, ayúdame a salir ya de aquí. —Si te pones así de grosero, sal tú solo. —¿Qué dijiste? Brittney. —¿Cómo se dice? —¿Qué demonios te pasa ahora? —¿Cómo se dice Bastián? —Él hace un gesto de reproche y confusión. Mientras que ella enarca una ceja, cruzada de brazos. —Estoy esperando. —¿Por favor? —Ella se mueve a la salida—. Ok, ok, por favor, ayúdame a salir de la tina, Brittney, ¿mejor? Ella sonríe ligeramente. —Mejor, y como ya sé que no te gustó mi masaje y lo hice fatal, no te lo hago más. —No me sorprende.Capítulo 7. Dudas. Gildris respira aliviada, sabiendo que ha recuperado la desaprobación. Al parecer ellos no están acostumbrados a ser muy amables, o se la pasan discutiendo, ya que se tratan con indiferencia, algo que ella va aprendiendo y que le cuesta entender. Tratando de ser profesional, Gildris lo cubre con la toalla intentando no verlo desnudo; es algo incómodo para ella, intenta reprimir sus pensamientos y enfocarse en que es un trabajo, un trabajo más de enfermera como en casa. Aunque suena a ironía, ella debería estar con su madre ahora y está cuidando del esposo de Brittney, quien no se ha reportado por nada. —Ponme el mono sin ropa interior. —Le pide él a ella terminar de secarlo. Gildris se acerca a él y, sin quitar la toalla, empieza a vestirlo, pero él, sintiéndose fastidiado, quita la toalla, acción que la hace caer de golpe sobre el suelo, tratando de no verlo. Su cabello cubre su rostro, su pecho emite un vaivén desenfrenado que extraña a Bastián, al ver que e
Capítulo 8. Reclamos. Gildris no está segura de seguir adelante con todo esto, está nerviosa y tiene ciertas dudas, se mordisquea la uña de su pulgar mientras se mueve de un lado al otro. ¿En qué se ha metido? ¿Qué clase de vida tiene Brittaney? ¿Acaso no ama a su esposo? ¿Será que todo es por el dinero? Gildris está inquieta, su corazón no se detiene, intenta calmarse, se sienta en la cama pensando en su madre, a la que llama para saber de ella. C: Estoy bien, mi niña. ¿Tú llegaste bien? ¿Cómo está todo? G: No los he mamado, creo que no debí aceptar este empleo, es muy difícil. C: Calma, mi niña, tú puedes hacerlo, no hay nada que no puedas hacer; ya verás que todo saldrá bien, tú confía en ti. G: Te extraño mucho, mamá. C: Yo a ti, cariño, apenas es el primer día, no puedes rendirte, solo son unas semanas; tú puedes hacerlo. Gildris llora en silencio, sabiendo en el gran problema que se ha metido. Tras cortar la llamada, Gildris se acomoda en el balcón para observa
nota: Iniciamos en esta nueva aventura, ¡hola! mi nombre es Isabella, quiero invitarte a seguirme en Insta: @isabellacreadora16 para conocer sobre los spoiler y mucho más. Capítulo 1. Propuesta. Gildris Scanfort, de 25 años de edad, espera impaciente en la sala de emergencias del hospital del centro de Delano, ciudad del condado de Wright, Minnesota. En la incertidumbre, ansiedad y desesperación por noticias sobre el estado de salud de su madre, quien fue internada esta tarde con un fuerte dolor abdominal que la hacía estremecer. Vecinos llamaron dando aviso sobre la situación a su pequeña floristería donde ella trabaja medio tiempo, intentando conseguir el dinero para los medicamentos, consumos de casa y pagar deudas. Cuando ella creía que las cosas no podrían ir peor, una notificación de embargo llegó a su tienda esta mañana, la misma que seguramente llegó a casa y que ha causado la recaída de su madre. Años intentando sobrevivir a toda la situación económica que presentan, a
Capítulo 2. Reencuentro del pasado. Al ver el dinero y pensar en la propuesta, Gildris intenta no ceder a la tentación. Está convencida de que es una mala idea, además es algo ilegal; si la descubren, no solo no tendrá el dinero, sino que dejará a su madre, quien la necesita, y además estará bajo prisión. La duda pasa por su mente y, aunque tenga el mundo encima, no puede sumarse a esta locura. —Lo siento, pero no puedo, esto no es una buena idea, prefiero intentar resolver las cosas por mi cuenta. —Responde, empujando el maletín hacia Brittney, quien enarca una ceja con frialdad. —¿Es broma? Tienes la solución de todos tus problemas frente a ti, puedes resolverlo todo sin tanto esfuerzo y aún así, ¿te atreves a rechazarlo? —Sí, porque esto no es una solución, es un problema; si nos descubren, iré a la cárcel. —Eso no pasará, ahora tengo mucho poder, te aseguro que es la mejor oportunidad que tendrás, ¿O es que prefieres ver morir a mi tía? —Si tanto te importa, ¿por qué
Capítulo 3. Decisión. Gildris, al verla inconsciente, llama a emergencia. En pocos minutos la ambulancia está en su casa. La tensión en su cuerpo la impacienta, tiene miedo por su madre, por lo sucedido; sabe que pensar en que ella interfiere en su vida la ha llevado a este punto. Si su madre supiera la situación a la que Brittney la quiere exponer, la pondría peor. Ella siempre ha sido ajena a los juegos de las chicas, indiferente a la situación, por eso ahora es más difícil explicarle a su madre lo que está pasando y las intenciones de Brittaney en todo esto. No quiere acceder a este juego, por eso Brittney se ha aprovechado de la situación, sabiendo que su madre, de una manera u otra, la hará ceder. —Una recaída más… —afirma el doctor mientras revisa a Carlota. Ya se lo había dicho, ella no puede pasar por disgustos o emociones fuertes. Vamos a tener que dejarla en observación esta noche; debemos prevenir un impacto mayor y solo teniendo la aquí podremos actuar a tiempo, aun
Capítulo 4. Plan en marcha. Todos se mueven ayudándola a desvestirse, Gildris se siente como un experimento, le preparan un baño con varios productos para que su piel reseca pase a brillante la frotan con cremas que tienen piedritas para hidratación profunda, la toma como si estuviera en un spa y la apoyan contra una camilla, depilando con cera si cuerpo, un proceso doloroso que ella apenas puede resistir, luego la guían nuevamente a la bañera una vez más con cremas perfumantes, hidratación por 20 minutos más, mientras las chicas le hacen pedicura y manicura, un proceso engorroso al que ella se somete por primera vez, unos en encargan de sus manos, otro de sus pies, mientras el estilista prepara sus cejas, hidrata su cara y labios, maquillaje y con ello ya van viendo un cambio extraordinario, mientras que su cabello pasa por un proceso de hidratación, para luego someterse a la pintura color negro, seguido de otro proceso de hidratación. —¡Por Dios! Ese cabello está fatal, se ha
Capítulo 5. Los Ángeles. Al llegar al aeropuerto, el chófer deja a Gildris en la entrada del lugar y se marcha sin más. Ella, un poco nerviosa, camina a la recepción del aeropuerto para verificar su boleto de avión. Al pasar a la taquilla, la mujer que la atiende no hace preguntas, no trae equipaje que verificar y el boleto es de clase alta; simplemente lo verifica y le entrega el comprobante sin mucho protocolo. —Pase a la sala A, por favor, espere que pronto será llamada. —Muchas gracias. —Responde Gildris inquieta, caminando a la sala indicada. Está un poco perdida, se siente nerviosa, tanto que no puede notar cómo la miran los hombres al pasar. Luce espectacular, su belleza resalta, lleva el cabello recogido en un moño alto, su cabello cuelga liso y perfectamente peinado, lentes de sol que ocultan su maquillaje perfecto y joyería que deslumbra a quien la ve, al igual que ese espectacular vestido color negro que le llega a las rodillas y es cubierto ligeramente por su abr