Capítulo 2.
Reencuentro del pasado. Al ver el dinero y pensar en la propuesta, Gildris intenta no ceder a la tentación. Está convencida de que es una mala idea, además es algo ilegal; si la descubren, no solo no tendrá el dinero, sino que dejará a su madre, quien la necesita, y además estará bajo prisión. La duda pasa por su mente y, aunque tenga el mundo encima, no puede sumarse a esta locura. —Lo siento, pero no puedo, esto no es una buena idea, prefiero intentar resolver las cosas por mi cuenta. —Responde, empujando el maletín hacia Brittney, quien enarca una ceja con frialdad. —¿Es broma? Tienes la solución de todos tus problemas frente a ti, puedes resolverlo todo sin tanto esfuerzo y aún así, ¿te atreves a rechazarlo? —Sí, porque esto no es una solución, es un problema; si nos descubren, iré a la cárcel. —Eso no pasará, ahora tengo mucho poder, te aseguro que es la mejor oportunidad que tendrás, ¿O es que prefieres ver morir a mi tía? —Si tanto te importa, ¿por qué no la ayudas? —Lo hago, pero tú no cooperas. ¿Sabes qué? —Piénsalo, te dejaré mi número apuntado... —La mujer saca una libreta y escribe su contacto—. Te daré hasta mañana para que lo pienses; llámame si cambias de opinión. La elegante mujer se coloca sus lentes de sol y sale subiendo a su lujoso auto, y se marcha sin mirar atrás, lo que deja a Gildris con un mal presentimiento. Esto saldrá mal, lo sabe. Brittney siempre consigue la manera de salirse con la suya, es su manera de ser, encontrará la manera de poner todas las fichas a su favor. Esto realmente la inquieta, es una locura. ¿Cómo se le ocurre simplemente pensar en esta loca idea? Esto solo confirma que Brittney no ha cambiado nada. * En el pasado. Dos gemelas que planificaron tener a sus hijos al mismo tiempo concibieron a dos hermosas hijas que desde que nacieron parecían gemelas. Brittney Cooper de 25 años nació dos semanas antes que Gildris Scanfort de 25 años; aún así, nadie podría notar su diferencia, parecían hermanas. Brittney, una mujer de 170 de alto, de tez color canela, ojos color miel como su madre, buen físico y nariz respingada, de cabello negro liso como la seda. Mientras que Gildris es una mujer de 169 de alto, de tez color canela, ojos color miel como su madre, buen físico y nariz respingada, de cabello castaño oscuro ondulado. Diferencias poco notables, que tenían solución, lo que le permitía intercambiarse en momentos difíciles; sobre todo, siempre era Brittaney quien necesitaba ayuda para sobresalir en la escuela, la secundaria y la universidad, estudiando siempre la misma carrera, dando los mismos pasos de Gildris, para así no perderse, tener un futuro, para cubrir su vida de libertinaje, fiestas y diversión, todo lo opuesto de Gildris en actitud. Lo que más diferenciaba a las chicas era su visión. Una amaba estar en su ciudad, sus raíces y sobre todo a su familia. Gildris era apegada a su madre, quien, tras la muerte de los padres de Brittaney y el abandono del padre de Gildris, Carlota se hizo cargo de ambas. Crecieron juntas, aunque no eran muy unidas; siempre se apoyaban mutuamente, hasta que la oportunidad llegó a la puerta: una oferta de empleo para Gildris en Los Ángeles. Lo cambió todo. Gildris no deseaba explorar, sabía que su madre no estaba bien de salud y decidió quedarse a su lado, dejando de lado la oportunidad que tenía en frente y que Brittney no dudó en aprovechar. Brittney, con sed de aventura y de libertad, se embarcó en un viaje a Los Ángeles, donde fue reclutada para un empleo de asistente administrativo de un magnate de negocios, un CEO que se enamoró de ella por su belleza, dulzura e inteligencia, dándole la oportunidad de ser su esposa, lo que llevó a Brittney a conseguir lo que ella deseaba, olvidándose por completo de su familia, haciendo creer a todos que estaba sola en el mundo, poniendo todo a su favor con manipulación y estrategias; sin embargo, nada de esto sería suficiente para una mujer como ella. Ella desea más y está dispuesta a todo por conseguirlo. * Ya en casa, Gildris se incorpora rápidamente con su madre, quien permanece al cuidado de una vecina mientras ella llegaba, una vez más, con lo poco que ha podido conseguir. —Gil… —Llama su madre con voz débil. —Ya estoy aquí, traje sopa de pollo que me dio la señora Carmen; esto te hará bien. Gildris le sirve el almuerzo y se lo lleva, ayudando a su madre a levantarse. Desde que Carlota fue diagnosticada con osteoporosis, sus huesos se debilitan cada vez más; la retención de líquidos en su cuerpo y la enfermedad de su corazón no ayudan, lo que la pone en esta situación, de depender de su hija, algo que ella no deseaba, pero que le ha tocado a regañadientes. —¿Cómo te fue hoy en la floristería? —pregunta Carlota mientras admira a su hija acomodar todo para alimentarla. —Muy bien, mamá, no te preocupes, tengo algunos pedidos para mañana. Ya se acerca la fecha de San Valentín. Voy a tomar un trabajo con la señora Rita de costura; nos irá mucho mejor, no te preocupes. Come tu crema, mamá. Gildris le da de comer a su madre como de costumbre. Luego la lleva al baño para que tome una ducha en la bañera, donde Carlota empieza una conversación que lleva abordando su mente todo el día. —Brittney estuvo aquí —dice Carlota, haciendo que su hija ruede los ojos con pesadez—. Me habló de la oportunidad de trabajo que tiene para ti, dijo que será en la empresa de su esposo, es una buena oportunidad, muy buena paga y solo será unas semanas, cariño. —Era de suponer que vendría a buscarte; todo este tiempo no lo había hecho, pero ahora aparece porque me necesita. Ni siquiera nos invitó a su boda, no conocemos a su esposo y estoy segura de que él no sabe de nosotros. ¿Cómo voy a aceptar esta propuesta? No puedo, mamá, ¿quién va a atender la floristería? —Ella dijo que nos daría un bono adelantado; además, habló con la enfermera para que ocupe el tiempo completo. Gildris, ya dejaste escapar esta oportunidad una vez; mira cómo le fue a ella, ahora es millonaria. ¿Quién sabe si esta es tu oportunidad, cariño, de algo mejor? —No voy a dejarte sola, mamá, me necesitas y estoy bien, puedo mantenerme con la costura hasta que consiga un trabajo. Ya repartí el currículum; Los Ángeles es una vida ajena a la mía, además el trabajo es complicado. —Yo estoy segura de que tú podrás con esto, cariño, confío en ti, en que podrás hacerlo. —No lo sé, mamá, no estoy segura, lo mejor es que no insistas —responde indiferente Gildris, ayudando a su madre a salir de la tina. Carlota se siente triste, pensando en que todo este tiempo ha interferido en el futuro de su hija, reteniéndola por su enfermedad, evadiendo sus sueños para cuidar de ella. No deja de pensar en que si Gildris no le hubiera dado la oportunidad a Brittney de tomar el cargo en Los Ángeles, quizás, solo quizás, ahora su hija fuera una persona importante, que hubiera cumplido las metas que tenía. Pensar en eso la llena de remordimiento; está desecha, triste, lo que la hace sentir muy mal. —¡Ah! —se queja impaciente del dolor en su pecho. —¿Qué tienes, mamá? ¿Qué pasa? —pregunta angustiada Gildris al verla retorcerse del dolor. —Estoy bi… ¡Ah! —Carlota pierde el conocimiento. —¡Mamá! ¡Mamá!Capítulo 3. Decisión. Gildris, al verla inconsciente, llama a emergencia. En pocos minutos la ambulancia está en su casa. La tensión en su cuerpo la impacienta, tiene miedo por su madre, por lo sucedido; sabe que pensar en que ella interfiere en su vida la ha llevado a este punto. Si su madre supiera la situación a la que Brittney la quiere exponer, la pondría peor. Ella siempre ha sido ajena a los juegos de las chicas, indiferente a la situación, por eso ahora es más difícil explicarle a su madre lo que está pasando y las intenciones de Brittaney en todo esto. No quiere acceder a este juego, por eso Brittney se ha aprovechado de la situación, sabiendo que su madre, de una manera u otra, la hará ceder. —Una recaída más… —afirma el doctor mientras revisa a Carlota. Ya se lo había dicho, ella no puede pasar por disgustos o emociones fuertes. Vamos a tener que dejarla en observación esta noche; debemos prevenir un impacto mayor y solo teniendo la aquí podremos actuar a tiempo, aun
Capítulo 4. Plan en marcha. Todos se mueven ayudándola a desvestirse, Gildris se siente como un experimento, le preparan un baño con varios productos para que su piel reseca pase a brillante la frotan con cremas que tienen piedritas para hidratación profunda, la toma como si estuviera en un spa y la apoyan contra una camilla, depilando con cera si cuerpo, un proceso doloroso que ella apenas puede resistir, luego la guían nuevamente a la bañera una vez más con cremas perfumantes, hidratación por 20 minutos más, mientras las chicas le hacen pedicura y manicura, un proceso engorroso al que ella se somete por primera vez, unos en encargan de sus manos, otro de sus pies, mientras el estilista prepara sus cejas, hidrata su cara y labios, maquillaje y con ello ya van viendo un cambio extraordinario, mientras que su cabello pasa por un proceso de hidratación, para luego someterse a la pintura color negro, seguido de otro proceso de hidratación. —¡Por Dios! Ese cabello está fatal, se ha
Capítulo 5. Los Ángeles. Al llegar al aeropuerto, el chófer deja a Gildris en la entrada del lugar y se marcha sin más. Ella, un poco nerviosa, camina a la recepción del aeropuerto para verificar su boleto de avión. Al pasar a la taquilla, la mujer que la atiende no hace preguntas, no trae equipaje que verificar y el boleto es de clase alta; simplemente lo verifica y le entrega el comprobante sin mucho protocolo. —Pase a la sala A, por favor, espere que pronto será llamada. —Muchas gracias. —Responde Gildris inquieta, caminando a la sala indicada. Está un poco perdida, se siente nerviosa, tanto que no puede notar cómo la miran los hombres al pasar. Luce espectacular, su belleza resalta, lleva el cabello recogido en un moño alto, su cabello cuelga liso y perfectamente peinado, lentes de sol que ocultan su maquillaje perfecto y joyería que deslumbra a quien la ve, al igual que ese espectacular vestido color negro que le llega a las rodillas y es cubierto ligeramente por su abr
Capítulo 6. Inicio del juego. Gildris escucha atentamente las indicaciones del doctor; ella debe ayudarlo a bañarse, cambiarse, comer, darle sus medicamentos, curar sus heridas y hacerle masajes, movilidad en las zonas lastimadas, que con suerte se podrán retirar los yesos en pocas semanas. Ella ve que tiene una gran tarea, y no duda en escuchar con atención; ya ha cuidado de su madre mucho tiempo y sabe cómo va todo el proceso. Aún así, escucha todo lo que el doctor le explica, mientras analiza a su cuñado, quien parece pasarla muy mal. No parece ser un hombre que dependa de otros, no le gusta ser una carga y esto mantiene amargura en su corazón. Ella no tenía idea de lo mal que estaban las cosas; Brittaney no le dijo sobre esto y le da rabia pensar cómo pudo ser capaz de irse y dejar a su esposo en este estado. Él la necesita ahora más que nunca. —Luego del baño, cura la herida de la manera que le expliqué y acomoda la manillera en su mano de esta manera, que ejecuté presi
Capítulo 7. Dudas. Gildris respira aliviada, sabiendo que ha recuperado la desaprobación. Al parecer ellos no están acostumbrados a ser muy amables, o se la pasan discutiendo, ya que se tratan con indiferencia, algo que ella va aprendiendo y que le cuesta entender. Tratando de ser profesional, Gildris lo cubre con la toalla intentando no verlo desnudo; es algo incómodo para ella, intenta reprimir sus pensamientos y enfocarse en que es un trabajo, un trabajo más de enfermera como en casa. Aunque suena a ironía, ella debería estar con su madre ahora y está cuidando del esposo de Brittney, quien no se ha reportado por nada. —Ponme el mono sin ropa interior. —Le pide él a ella terminar de secarlo. Gildris se acerca a él y, sin quitar la toalla, empieza a vestirlo, pero él, sintiéndose fastidiado, quita la toalla, acción que la hace caer de golpe sobre el suelo, tratando de no verlo. Su cabello cubre su rostro, su pecho emite un vaivén desenfrenado que extraña a Bastián, al ver que e
Capítulo 8. Reclamos. Gildris no está segura de seguir adelante con todo esto, está nerviosa y tiene ciertas dudas, se mordisquea la uña de su pulgar mientras se mueve de un lado al otro. ¿En qué se ha metido? ¿Qué clase de vida tiene Brittaney? ¿Acaso no ama a su esposo? ¿Será que todo es por el dinero? Gildris está inquieta, su corazón no se detiene, intenta calmarse, se sienta en la cama pensando en su madre, a la que llama para saber de ella. C: Estoy bien, mi niña. ¿Tú llegaste bien? ¿Cómo está todo? G: No los he mamado, creo que no debí aceptar este empleo, es muy difícil. C: Calma, mi niña, tú puedes hacerlo, no hay nada que no puedas hacer; ya verás que todo saldrá bien, tú confía en ti. G: Te extraño mucho, mamá. C: Yo a ti, cariño, apenas es el primer día, no puedes rendirte, solo son unas semanas; tú puedes hacerlo. Gildris llora en silencio, sabiendo en el gran problema que se ha metido. Tras cortar la llamada, Gildris se acomoda en el balcón para observa
nota: Iniciamos en esta nueva aventura, ¡hola! mi nombre es Isabella, quiero invitarte a seguirme en Insta: @isabellacreadora16 para conocer sobre los spoiler y mucho más. Capítulo 1. Propuesta. Gildris Scanfort, de 25 años de edad, espera impaciente en la sala de emergencias del hospital del centro de Delano, ciudad del condado de Wright, Minnesota. En la incertidumbre, ansiedad y desesperación por noticias sobre el estado de salud de su madre, quien fue internada esta tarde con un fuerte dolor abdominal que la hacía estremecer. Vecinos llamaron dando aviso sobre la situación a su pequeña floristería donde ella trabaja medio tiempo, intentando conseguir el dinero para los medicamentos, consumos de casa y pagar deudas. Cuando ella creía que las cosas no podrían ir peor, una notificación de embargo llegó a su tienda esta mañana, la misma que seguramente llegó a casa y que ha causado la recaída de su madre. Años intentando sobrevivir a toda la situación económica que presentan, a