Alas rotas
Hacía una semana que aquellas amargas verdades la golpearon en el rostro con fuerza descomunal y aún no lograba recuperarse, seguía sin poder recoger los pedazos esparcidos de su corazón.

En un principio, sintió que podía morirse, que el dolor no se apagaría, que flagelaría su piel por siempre. Le ardían los ojos y la garganta de tanto que había llorado, nunca antes había sentido el dolor tan hondo, invadiendo toda luz dentro de ella. Era como si las lágrimas nunca se agotaran, como si su cerebro no tuviera más recuerdos que los de esa noche. Una sola persona logró destruirla y lo absurdo e irónico, no había sido su padre.

Lo cierto era que no podía culpar a nadie más que a sí misma por haber sucumbido. No hubo nadie que le advirtiera que no debía amarlo, no fue como en los libros que ella tanto leía, donde el protagonista —le advertía a la mujer que él era oscuro, peligroso, inconstante o desleal, que solo le rompería el corazón—. No, ella lo sabía, lo escuchó antes de embarcarse en
Emma Richardson

Hola, espero estén disfrutando de esta historia. Déjenme saber qué piensan que ocurrirá.

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