Elizabeth
Alex se está comportando tan diferente conmigo, me llamó demasiado la atención su forma de proceder cuándo me dio en ese estado, jamás imaginé que fuera esa clase de chico, se veía tan arrogante y déspota cuando nos encontramos en la oficina, que no creí todo lo que estaba haciendo por mi . llegamos a su casa, era el día libre de los empleados así que debíamos arreglárnoslas solos, me condujo hasta una habitación que me pareció de ensueño con solo verla, era enorme y muy lujosa, tenía una cama del tamaño de mi antigua habitación, todo Lucía impecable, había un espejo muy bello, el piso cubierto de alfombras y unas persianas muy lindas. -aquí puedes quedarte Elizabeth, ¿porque supongo que puedo tutearte verdad?. -muchas gracias, sólo acerté a decir, No veo ningún problema en tutearnos, siempre y cuando haya respeto entre nosotros. -¿Acaso tengo cara de ser irrespetuoso? Contestó Alex esbozando una media sonrisa. Se veía muy guapo cuando sonreía, se le formaban dos pequeños hoyuelos en las mejillas que le daban un toque de sensualidad, Pero por Dios, ¿qué estaba pensando?, Lo peor que podría pasarme sería enamorarme de ese hombre, el cual sólo quería casarse conmigo por alguna razón hasta ese momento desconocida para mí, así que debía controlarme y mantener la compostura. -Te dejaré sola para que te instales, puedes quedarte el tiempo que necesites, hay que curarte esos golpes, así que te traeré hielo y te prepararé algo de comer. -No es necesario Alex, ya bastante estás haciendo por mi Dejándome entrar a tu casa, siendo una completa desconocida. -te recuerdo que yo te propuse matrimonio sin conocerte, así que dejarte pasar a mi casa, no tiene la menor importancia Elizabeth. Qué bien sonaba mi nombre en sus labios, todo en el era perfección, se dio la vuelta y mientras se alejaba pude ver su espalda bien trabajada, marcados abdominales y unos hombros anchos que dejaban al descubierto su arduo trabajo en el gimnasio, llevaba una camiseta tipo polo y unos pantalones qué le quedaban de muerte. ¿Qué me estaba pasando con este hombre? Me provocaba tantas cosas con sólo verlo, y de sólo recordar el sabor de sus labios se me avisaba la piel, tenía que tranquilizarme, no podía seguir fantaseando, mi trato con Alex sería sólo un acuerdo que representaba la solución a mis problemas, y supongo que también a Los de él. Entré en la ducha, al menos el agua caliente logró relajarme un poco, los golpes ya no me dolían tanto, de cierta forma estar en aquella casa me provocaba cierta tranquilidad, pero no sabía que iba a hacer mi padre cuando despertara y no me encontrara allí, seguro al día siguiente me dejaría 1000 mensajes en el celular con un sinfín de amenazas. Pensaba en mi abue, en lo cómoda que estaría en esta casa, bien atendida y con todo lo necesario, Sólo por ella valía la pena hacer toda clase de sacrificios, era la única persona que me quedaba en el mundo y mi deber era cuidarla y velar por ella. Me puse el pijama y me recosté en aquella enorme cama, se sentía también, los almohadones y las suaves sábanas eran perfectas así que no tardé mucho en quedarme dormida. No sé cuánto Tiempo pasó, seguro fueron algunos minutos, pero honestamente me parecieron reparadores, recién abría los ojos y me estaba incorporando cuando se escuchó la voz de Alex del otro lado de la puerta. -Soy yo Elizabeth, ¿puedo entrar?, Te traje algo de comer y un poco de hielo para colocarte en el rostro. -Pasa Alex, le contesté nerviosa, no debiste molestarte. -No es molestia, además tú eres mi invitada, y yo acostumbro A hacer todo lo necesario para que mis huéspedes se sientan como en su propia casa. Alex comenzó a colocar el hielo en mi rostro, y de solo sentir el roce de su piel junto a la mía, el frío del hielo parecía menor al intenso calor que se estaba produciendo en mi interior. -Eres muy hermosa, no entiendo quien pudo lastimarte de esta manera, dijo Alex acariciando mi rostro y acercándose peligrosamente. -Gracias, pero ya te dije qué fue un accidente. -Eso no me lo creo, pero entiendo que no quieras decirme nada, al final soy un total extraño en tu vida, pero créeme, puedes confiar en mí. -lo sé, y te lo agradezco, pero ya bastante haces con permitir que me quede en tu casa, hay una conversación pendiente entre nosotros, debemos hablar. -Claro que sí, pero ya hablaremos mañana, ahora descansa preciosa, dijo Alex con esa voz sensual que lo caracteriza. Luego se acercó y sin previo aviso me dio un beso en los labios, que además de tomarme por sorpresa me dejó sin aliento, después se marchó cerrando la puerta , Me quedé allí, petrificada con todo un cúmulo de emociones por dentro, ese hombre me movía el piso, era indudable, ni siquiera tenía caso negarlo, pero necesitaba poner los pies sobre la tierra, y entender que él nunca se enamoraría de mí, ¿y cómo lo haría si yo soy una chica tan común?, Él está acostumbrado a salir con modelos de marcas exclusivas, estrellas de televisión, y yo estaba tan lejos de ser todo aquello., Así que definitivamente debía alejar todo pensamiento y toda emoción que Alex me provocara. Alex. Salí del cuarto de Elizabeth, aún conservaba el dulce sabor de sus labios, ¿qué me estaba pasando con esa chica? Su cercanía se estaba convirtiendo en un tormento, pero a la vez en la más dulce experiencia jamás mi vida, parecía tan inocente, tan vulnerable, tan necesitada de afecto, no podía apartarla de mis pensamientos, acto que no podía permitir, puesto que si quería llevar adelante mis planes, enamorarme de ella sería el peor error que pudiese cometer. Era innegable que ella me había cautivado, pues el solo sentir el contacto de su piel encendía un volcán dentro de mí, quería besarla, tocarla, tenerla entre mis brazos, pero aquella fantasía no podía ser, no en ese momento, ella estaba pasando por un momento difícil y acudió a mí en busca de auxilio, así qué necesitaba darme un baño de agua fría y comportarme como es debido.Elizabeth.El desayuno transcurrió con normalidad, Alex y yo teníamos muchas cosas en común, no cabe duda que las apariencias engañan, pues al verlo en la oficina, haciendo gala de su poder, proyectaba una imagen totalmente diferente a la que ahora estoy empezando a conocer. Había llegado el momento de hablar sobre los temas incómodos, pensaba contarle lo de mi abuelita, ya que necesitaba que el estuviese al tanto, para solicitarle de todo corazón su ayuda para encontrarla, no sabía cómo reaccionaría ante eso, pues casarse con alguien que tuviese que hacerse cargo de una persona mayor, no resultaba un panorama nada tentador para la mayoría de las personas, en cambio para mí, ella lo significaba todo, pues mi abue siempre estuvo conmigo y con mamá en los momentos más difíciles siendo nuestro consuelo y apoyo incondicional. había quedado de ver a Alex en la terraza un poco más tarde, comeríamos juntos y aprovecharíamos para tratar esos temas que tanto me preocupaban, no obstante, si lo
Alex.Ahora entendía muchas cosas, Elizabeth no era una mujer sin escrúpulos como todas las mujeres a las que estaba acostumbrado a tratar, y aún cuando lo sospeché en un principio cuando rechazó mi propuesta de matrimonio, ahora lo estaba confirmando. Se casaría conmigo no por dinero, ni por los lujos, ni por la posición social que yo podía ofrecerle, sino para salvar a su abuela, eso me intrigaba en gran manera, ¿de quién estaba huyendo?, ¿Quién le había hecho tanto daño?, Ese día cuando acudió a mí en busca de ayuda, la vi tan vulnerable que desde ese momento surgió una necesidad imperiosa de querer ayudarla, y así lo haría, ella también estaba Ayudándome en gran medida, definitivamente ese acuerdo nos beneficiaría a ambos, los dos contraeríamos matrimonio por razones de peso. En cierta forma me alegraba no tener que casarme con una mujer fría y calculadora, una chica ambiciosa capaz de todo por dinero, era un alivio saber que compartiría esos dos años con una mujer con el corazón
Alex.No podía dejar de besarla, mi respiración se agitaba cada vez más, saborear el néctar de sus labios era sin duda la más deliciosa experiencia, incluso para mí, un hombre acostumbrado a estar con todo tipo de mujeres, pero ella era diferente, su inocencia y hermosura me cautivaba, ¿qué me estaba pasando?, ¿Por qué no podía resistirme a semejante tentación?. Nuestros labios parecían tener vida propia, y mis manos comenzaron a acariciarla, ella se aferraba a mí con fuerza y eso me causaba mayor excitación.– me vuelves loco, le dije con la voz entrecortada y buscando sus labios para volver a besarla –.– Alex esto no está bien contestó ella tratando de recomponerse –.La besaba en los labios, en el cuello, y acariciaba su espalda, Ella me abrazaba con fuerza como si no quisiera que la soltara.– ¿Quieres que me detenga? –.– Yo, murmuró ella con un hilo de voz, no debemos, tú y yo tenemos un acuerdo y esto que estamos haciendo no debe ser –.Con sus palabras la magia se rompió y m
Alex.Las palabras de Elizabeth se habían clavado como puñales en mi cabeza, no podía dejar de pensar en lo qué dijo sobre esa gran despedida con una persona especial, ¿tendría ella alguien más?, La sola idea me atormentaba, estaba envuelto en un ataque de celos incontrolable, yo le había dicho todo aquello sólo para hacer que se molestara, y para darle una pequeña lección por haber mencionado el acuerdo cuando nos estábamos besando, pero ahora pensar qué alguien más pudiese besarla, o tocarla, me enfurecía, me llenaba de rabia, no podía permitir que eso sucediera, ella era mía y de nadie más, pues aún cuando nuestro trato no incluía los sentimientos, estos estaban empezando a surgir de manera inevitable. Me fui a dormir, pero en realidad tuve algunos sueños recurrentes donde la veía con otro, lo cual me enloquecía y me hacía despertar sobresaltado, lo que estaba sintiendo por Elizabeth superaba Los planes, el acuerdo que habíamos hecho, no podía quitarme la de la mente, así que tendr
Alex.Cuándo la vi en la puerta de la casa de modas, no podía creer lo que tenía ante mis ojos, se trataba de la mujer más hermosa del universo, se veía tan radiante y espectacular vestida de esa manera, y aún cuando ella me gustaba en cualquiera de sus versiones, Elizabeth se lo merecía todo, esa transformación la ayudaría adquirir mayor seguridad en sí misma, a darse cuenta de todas sus capacidades, el diamante había retomado la belleza que siempre debió mostrar al mundo, y yo me sentía orgulloso de caminar de su mano, y mayor aún, que esa mujer tan maravillosa hubiese aceptado casarse conmigo, por las razones que sea, pero tendría la oportunidad de estar a su lado y disfrutar de su compañía, no importaba el tiempo que esto durara. Le extendí mi mano para bajar del coche, se veía muy nerviosa, también yo lo estaba pero estaba seguro de qué todo saldría muy bien, el plan estaba diseñado para no fallar, nada podía salir mal esa noche, sabía de lo que era capaz mi abuelo si descubría q
Elizabeth.Aún no podía salir de mi asombro al escuchar las palabras que pronunció Alex para pedirme matrimonio, sonaba tan real lo que me decía que fue inevitable no emocionarme hasta las lágrimas, se le veía ilusionado, e incluso su abuelo que en un principio se mostró algo hostil con nuestra supuesta relación por no tratarse de una joven adinerada la que se convertiría en la esposa de su nieto, poco a poco fue cambiando su actitud hacia mí.- Anda niña, contesta ya, mira que nos tienes en ascuas, dijo el abuelo impaciente -.- - lo siento, lo que sucede es que estoy muy emocionada, le contesté apenada -.- - Sí, eso ya lo sabemos, pero lo que importa es la respuesta que darás, replicó Harold -.- Mi respuesta es sí, claro que quiero casarme contigo mi amor, como no lo haría, si eres el chico más maravilloso que he conocido, y ser tu compañera de vida sería lo más hermoso que podría pasarme -.- Alex me puso el anillo y besó mi mano, después se puso de pie y nos fundimos en un cálid
Elizabeth.Casi no había podido dormir, pues en medio de la noche me despertaba pensando en la nueva cláusula qué Alex agregó al contrato, estaba dispuesto a hacer todo con tal de qué yo la aceptara, y en efecto, se me estaban cerrando las opciones, era aceptar contraer matrimonio con el respetando todas sus condiciones y recuperar a mi abuela, o bien no acceder y tal vez perderla para siempre. Yo no tenía los medios para poder encontrarla, seguramente mi padre la habría ocultado muy bien para que yo no pudiera dar con su paradero. No me quedaba más remedio que acceder a lo que Alex quería, y no es que esto fuese un sacrificio para mí, pues ese hombre me encantaba, pero el saber que tendríamos un contacto mucho más personal, más íntimo me ponía muy nerviosa, no sabía si iba a ser capaz de seguir adelante con aquello sin que los sentimientos salieran a relucir, pero debía intentarlo, mi abuela lo valía todo, estaría conmigo y ambas tendríamos la protección de los Turner. No me gustaba
Alex.Por poco me da un infarto al ver a semejante mujer casi desnuda, se había lastimado el tobillo y tuve que llevarla cargando hasta la casa, otra tentación más a la enorme lista que se hallaba frente a mí gracias a ella. Mi Elizabeth era una chica extraordinaria de la cual cualquier hombre podría enamorarse perdidamente, pero no quería que nadie se le acercara, eso sólo podía hacerlo yo, ella sería mi esposa, por las razones que fueran, pero sería mi esposa al fin y eso me tenía loco de la felicidad por más que intentara disimularlo, cuándo le coloqué hielo en el tobillo, pude sentir con mis manos el contacto con su piel, se sentía tan suave, tan tersa, uf era delicioso poder contemplarla así. Estábamos casi desnudos, pues acabábamos de salir de la piscina, y honestamente hice un esfuerzo sobrehumano para no lanzarme sobre ella y besarla con toda la pasión que tenía acumulada, pero no, era necesario guardar el autocontrol, pues Elizabeth nunca me perdonaría si hubiese intentado ir