Tuvimos una fiesta preciosa, una boda digna de recordar, con esa ceremonia mi madre estaba dando carpetazo al pasado para comenzar una vida nueva al lado del doctor Vallejos. Sentí cierta nostalgia cuando me despedí de ella, al verla partir hacia lo que sería su luna de miel, entendí qué estaba por iniciar una familia, sabía que me estaba comportando un poco egoísta, pero acababa de recuperarla y de cierta manera me causaba cierto conflicto tener que separarme de ella justo ahora que estábamos recomponiendo nuestra relación, necesitaba sacudirme todos aquellos pensamientos, Mamá merecía ser feliz y ese día estaba resplandeciente vestida de novia, el doctor la miraba obnubilado y ella correspondía a esa mirada con igual intensidad, así que mis celos de hijo no tenían lugar. – ¿Estás bien cariño? – Dijo Elizabeth con voz dulce Al verme tan pensativo. – Todo lo bien que se puede estar cuando te roban a tu mamá – contesté con sarcasmo. – No seas malo, el doctor Vallejos no te está robando
Amelia y el señor Turner decidieron irse unos días a la villa, querían tener ese ansiado viaje de hermanos que tanto se merecían pero que nunca habían podido llevar a cabo, desde que se reencontraron y solucionaron sus diferencias se volvieron grandes compañeros, al final de cuentas los escrúpulos y los prejuicios lo único que provocaban eran desdichas, así qué desde que tomaron la determinación de aceptarse como lo que realmente eran, todo marchó para bien. – ¿Y ese milagro viejo?, Se me hace tan extraño que no te lleves a Charlie, no me digas que decidiste aprender a cocinar – lo interrogó Alex con su acostumbrado tono de broma. – No me molestes, tuve que darle vacaciones, tu tía Amelia insistió y es peor de terca que tú – contestó de mala gana. – Mira quien lo dice, el testarudo mayor de la familia – bromeo Alex. – Ya por favor, parecen unos críos peleándose por todo, ahora van a estar lejos el uno del otro, a ver cómo le hacen para discutir – los reprendió Amelia. – Prometo que te
Era momento de retomar las responsabilidades de la oficina, con la ausencia de mi abuelo, de mi tía y de mi madre, el bienestar de la familia Turner recaía sobre mí. Pensaba en nuestra fiesta de aniversario, quería preparar algo muy especial para celebrar nuestros dos primeros años de casados, como olvidar aquel día en que decidimos comprometernos para siempre, aquel mágico momento que representó la transición más grande de mi existencia. La llegada de Elizabeth había sido una gran bendición para toda la familia, nos enseñó a creer en que la felicidad si es posible, que la vida es especial si tan sólo decides vivir de manera espontánea. Nos levantamos temprano, Elizabeth estaba preparando lo todo para dejar a los gemelos a cargo de mi nana y una niñera que nos ayudaba a cuidar de ellos en nuestra ausencia. Me quedé a solas con esa fiel y maravillosa ama de llaves que me había acompañado desde el momento en el que mi madre fue ingresada en aquella clínica psiquiátrica donde pasó 20 lar
La hermosa Lu abrió sus ojos grandes de la impresión, al ver que el camino está despejado para poder acercarse a su hijo si ningún problema, le acarició el cabello como solía hacerlo las pocas veces que le permitieron estar junto a él, el muchacho abrió los ojos lentamente y la miró con una ternura tan grande que a todos nos conmovió. Para el corazón los recuerdos son imborrables, y todo parecía indicar que el en su infinita inocencia debido a la condición intelectual que presentaba la tenía muy presente. – ¿Tú eres mi mamita? – Le preguntó El muchacho con voz débil. – Si mi amor, soy yo – contestó ella profundamente emocionada. – Tengo mucho sueño,¿Me abrazas para que pueda dormir?, Es que tengo mucho miedo, este lugar no me gusta – expreso el chico. – No tengas miedo mi niño, yo me quedaré aquí contigo y te cuidaré mientras duermes – prometió ella. Nuestros ojos se llenaron de lágrimas, el momento era tan sublime, Alex y yo decidimos salir de la habitación para dejarlos a solas, per
Habían transcurrido dos semanas desde aquel reencuentro entre Anthony y mi tía Amelia, desde entonces, él iba a visitarla todos los días tratando de recuperar El tiempo perdido, querían pasar juntos el resto de sus vidas, no veían porque debían seguir esperando si su amor permanecía intacto, ella se veía como una flor resplandeciente en plena primavera, y el había recobrado la calma que tanta falta le había hecho durante todos estos años. Por su parte el abuelo, aprovechó esas extraordinarias vacaciones que definitivamente cambiarían su vida para siempre, se encontró con la señora Glenda y ella causó un gran impacto en él, era una mujer maravillosa, qué lo entendía a la perfección, con quien podía platicar por largas horas de diferentes temas, Y por supuesto, tenía las habilidades para jugar ajedrez tal como a él le gustaba. – ¿Pero será posible?, Otra vez me ha ganado Glenda – dijo el abuelo. – Le dije que no sería nada fácil ganarme, antes jugaba todo el tiempo, pero nunca había ten
Alex me había hecho el regalo más grande e inesperado, tener en mis manos la casa donde había crecido junto a mi abuela y mi madre, me hacía muy feliz, y su negocio, es el lugar que echamos a andar juntas y que nos permitió vivir sin ninguna dificultad hasta que mi padre se encargó de echarlo a perder todo. En esos lugares se almacenaban tanto recuerdos buenos como recuerdos malos, pero no importaba, era parte de mi vida y quería conservarlos y rendir un tributo a mi madre y a mi abuela, esas dos grandes mujeres que lo habían significado todo para mí y que siempre llevaría dentro de mi corazón y en los recuerdos más entrañables. Después de aquel emocionante episodio que habíamos tenido oportunidad de presenciar, todos permanecieron en la casa un rato más, Grace estaba fascinada con Jimmy y él con ella, al parecer habían encontrado a su otra mitad, se lo merecían, ambos eran buenos muchachos, aunque para mi gusto, Grace era un poco coqueta y las miradas que le echaba A mi marido no me
– Que escena tan conmovedora, si tuviera corazón les juro que me harían llorar, ya fue suficiente, retrocede Elizabeth o tendré que matarlos a los dos – indicó con una voz que me congeló la sangre por completo. Vamos mi amor, no pierdas tiempo, márchate te lo ruego, salva tu vida, te amo, por favor cuídate mucho y se feliz, y cuida a nuestros hijos, por lo que más quieras vete ya – me suplicó el con el alma hecha pedazos. Aún en contra de mi voluntad retrocedí unos pasos, pero cuando vi que Marcus se aproximaba hacia él, no pude irme, cuando vi que le apuntaba con la pistola y estaba apunto de disparar corrí e intenté quitarle la pistola, no podía permitir que asesinar al amor de mi vida, no era justo que un desgraciado como ese pudiera arrebatarnos la felicidad por una absurda venganza. – Perdiste tu oportunidad estúpida, ahora tendré que matarlos a los dos – gritó. Cuándo iba a dispararme, Alex se le lanzó encima, lo golpeó brutalmente, y luchaban en forma encarnizada, pero en una d
Elizabeth. Papá me estaba llamando a los gritos, se escuchaba muy enojado y a mí me entró el pánico. Desde que murió Mamá, él se volvió muy explosivo; cualquier cosa lo irritaba y hasta el más mínimo detalle era el detonante para que su furia se hiciera presente.Tristemente, me estaba acostumbrando a esa situación, pero no mi abuela. Ella sufría al verlo en ese estado. Pues, aún con todos sus defectos, se trataba de su hijo, y le dolía ver cómo el odio lo consumía poco a poco, y más aún que quisiera desquitarse con nosotras por ese cúmulo de emociones que llevaba en su interior.—Elizabeth, ¿hasta cuándo te quedarás en la casa sin hacer nada? Es tiempo de que te busques un trabajo. Sabes que mis ahorros están agotando; ya casi no me queda nada de la liquidación. Bastante tengo con ocuparme de tu abuela. Si no me ayudas, tendré que llevarla a un asilo de ancianos —dijo.—No puedes hacer eso, papá. Sabes que si la sacas de su casa, la llevarás a la muerte —le dije con lágrimas en los