Se sentía acorralada ¿Por qué de pronto la amenazaba de esa manera? Todo lo que habían hecho, lo hicieron con el mismo propósito ¿Qué había cambiado? Pero Leonard tenía razón: si le develaba a Daniel como se habían sucedido las cosas lo perdería definitivamente.- ¿Por qué haces esto ahora? –- Porque necesito saber que ocurrió con lujo de detalles… Todo… y vas a decírmelo, bebé… Recuerda que estás jugándote más que al imbécil ese, piensa en su carrera, en tus ambiciones… -- Eres un maldito… -- Lo sé, lo sé… Solo tienes que decirme lo que quiero y puedes irte tranquila. Tengo mis razones y no voy a aclarártelas… Tú entenderás… -- ¡Todo lo que haces lo haces con una intención oculta, Leonard! –- No te preocupes por eso y comienza a hablar… Tenemos toda la tarde –Beverly terminó contándole todo, absolutamente todo. Para ser una de las abogadas más exitosas y reconocidas, había “cantado” como si estuviese en el banquillo de los acusados. Definitivamente, ya no era la misma mujer que
Se supone que los amigos son seres incondicionales que la vida pone en el camino de las personas para que compartan las penas y las alegrías. Están ahí para ayudarnos a levantar el ánimo cuando peor estamos o para acompañarnos en alguna aventura, son el oído donde descargamos nuestros sueños y esperanzas, sabiendo que nos dirán la verdad por más dolorosa que sea. Algunos hasta superan la categoría de amistad y pasan a convertirse en familia: la familia que se elige.Deanna había sido así siempre: la amiga confiable que podía oírte hasta altas horas de la noche y luego abrazarte para contenerte. Ella no dudaría en acompañarte hasta el fin del mundo a buscar el caldero de las monedas de hora, aun sabiendo que no existe. Ella se casaría con tu hermano para ayudarte a que formaras una familia feliz y renunciaría a muchas cosas importantes solo por considerarte todavía más indispensable. Y nunca, pero nunca te defraudaría.- Eso es una estupidez… Lo que dices es estúpido. Beverly te tomó e
Estaba convertida en un volcán, podía sentir la lava recorrerle el cuerpo, incandescente dejando burbujas a su paso. Todo lo que Leonard le había dicho lo había procesado en ira, en furia, en ganas de gritar. Pero tenía la garganta cerrada; se habían cansado de burlarse de ella, de usarla, de mentirle, de tomarla por tonta.¿Cómo no se había dado cuenta? ¿Cómo no vio las sonrisas artificiales, las palabras intencionadas, las miradas de soslayo? Le mintió en la cara desde el día que la conoció ¿por miedo a que un hombre la dejará? Y no solo eso, la usó como a un títere llorando desconsoladamente, rogándole; la había acercado a Daniel para luego arrancárselo de las manos.Laura, la tímida e inocente, enamorada eterna de su dulce Harry. Con sus movimientos suaves y sus palabras de terciopelo; todos sus agradecimientos habían sido falsos. “Gracias, Deanna” ¿Gracias? ¿Gracias por no darte cuenta, por dejarte engañar tan fácilmente? Había corrido con ella al hospital cuando Emma nació, acas
Daniel también estaba preparándose, pero de una manera muy diferente. Para él esa noche sería dura y difícil; dura porque debería soportar verla con Leonard y difícil porque debería aguantarse las ganas de abrazarla. No sabía cuánto toleraría y estaba tratando de mentalizarse para refrenar sus impulsos. Desde que la había conocido todo había sido una vorágine de locura para él, le había puesto de cabeza la vida enamorándolo como a un niño. El hombre frío, escondido en su tristeza, imponente y duro hacía mucho que había desaparecido. Solo quedaba la fachada, el interior se había desmoronado. Había necesitado únicamente volver a verla para que todo se le tambaleara; porque para Daniel ella era una ráfaga violenta que lo volteaba nada más que con su presencia. Así de enamorado estaba y así de arrepentido por no haberla podido retener. ¿Pero cómo iba a hacerlo si esa misma potencia que lo zanjaba a su órbita también lo derribaba?A Camila casi le había dado un infarto cuando Beverly, d
La noche de la ópera ya no era como es los viejos tiempos en los que resultaba una ocasión para la ostentación y la reunión de los miembros respetados de la sociedad. Cualquiera que pudiese pagar el costo de la entrada podía acceder al mundo mágico que ofrecía el teatro; pero solo por esta vez todos los espectadores serían ostentosos miembros respetados de la sociedad. Solo por esta vez.De eso se había encargado Leonard; de que el debut en la ciudad natal de Deanna se hiciera a la antigua. Había enviado invitaciones a quienes consideraba tenían alguna influencia social, a los personajes de moda, a las autoridades políticas; todo para que la vieran cantar. Estaba orgulloso y lo quería compartir con todos aquellos que alguna vez habían susurrado por lo bajo mientras la miraban.Esa noche se pararían a aplaudirla y la felicitarían en la fiesta posterior. Porque él había planificado con Marcus que, al finalizar el inicio de la temporada, el Ambassador se convirtiera en una fiesta. Todo p
La música comenzó; la obertura sonó con poder y la melodía era tan divertida que el pequeño Jonathan no pudo evitar mover sus pies al compás. Estaba lleno de expectativa, era la primera vez que iba a verla en directo sobre el escenario. Era la primera vez para todos ellos. El telón se levantó y la obra comenzó.Como Daniel le había explicado a Naomi, tenía diálogos que por suerte se habían decidido dar en su propio idioma. La parte lírica si estaba en alemán, pero al menos podrían comprender de que iba la historia. Y entonces ella salió… Hermosa, brillante, poderosa; con un vestido de época blanco, la sonrisa en los labios y la potencia en la garganta. Las primeras notas dejaron a todos en tensión y a medida que fue desarrollándose el primer acto los ánimos se habían contagiado de la música y de las interpretaciones alegres. No solo cantaba bien, también actuaba con entusiasmo.Daniel no podía apartarle la vista, maravillado. Que increíble era esa jovencita de cabello revoltoso con la
De nuevo el juego de las miradas, con el que se decían miles de palabras sin hablar. El lenguaje tácito corporal, las pequeñas sonrisas, las manos disimuladas en el cabello o en los brazos, los movimientos leves, la mágica sensación de crear una tensión invisible en el aire que los comunicaba. A Daniel le estaba empezando a hervir la sangre y seguía sin poder dar un paso en su dirección.El rostro inexpresivo daba un mensaje, pero el fuego de sus ojos, otro. Deanna no comprendía ¿era por Beverly? ¿Sería que su temor de que él ya no la quería sería verdad? Se mordió la boca, dudando. ¿Para qué había venido entonces? Para demostrarle que el amor se le había muerto y ahora tenía otra mujer, más adecuada, a su lado.Las horas pasaban, pero no había reacción de su parte. Sintió el alma escapársele del cuerpo, le dolía. No sabía que él estaba a punto de morirse, soportando ese saco sobre su cuerpo como si fuese la mano de Leonard marcándole el punto que no podía cruzar. Que quería quitársel
- Pero… -- Pero ¿qué Crusher? –- Tú y ella… -- ¡Ay, por favor! – Le dijo lanzando los brazos hacia arriba.- ¿Piensas que si estuviésemos juntos estaría diciéndote todo esto? Sí, la amo… Pero no es esa clase de amor… Solo quiero que sea feliz y parece ser que su felicidad es contigo… -Daniel lo observó y luego miró hacia las puertas de los camerinos.- ¿Todavía vas a dudar? –- Me… ¿la estás dejando? –- ¡Nunca la dejaré! ¡No estoy con ella como piensan todos! Te lo facilitaré… Mira, puedes hacer lo que quieras, pero si esta vez la dejas ir cometerás otro error. Si la amas, su camerino es el último a la izquierda –Daniel no reaccionaba.-Una cosa más Crusher… Si haces que se baje de las tablas te romperé las piernas… Pero si vuelves a lastimarla haré que te maten ¿oíste? –Dio media vuelta y se fue. Lo hizo, por ella, por su hija. Si era lo que Deanna tanto necesitaba ¡que así sea! ¡Mierda!Se quedó petrificado. De entre todas las cosas que podría haberle dicho Reed, esas no eran