Darle la noticia a Daniel iba a ser todo un desafío. Salió confiada del teatro, feliz hasta la médula por Leonard, entusiasmada como niña con juguete nuevo.Pero los gritos que salían de su habitación hasta los escucharon los niños, que estaban abajo.- ¡Ese viejo desgraciado! ¡¿Con mi hermana?! -- No te enojes… Están enamorados… -- ¡¿Susan está enamorada del él?! ¡Por favor, Deanna! -- ¡Oye! ¡Estás hablando de mi padre! -- No quiero discutir contigo por esto… Es inaceptable -- ¿Qué? ¿Inaceptable? Son dos adultos, Daniel. Susan no necesita pedirte permiso ni a ti ni a nadie para tener un vida -- ¡Ya sabemos cómo es Reed! ¿Crees que cambiará porque sí? ¡De la noche a la mañana volverá a sus correrías de siempre! -- ¡No es verdad! ¡Lleva mucho tiempo comportándose! Dale una oportunidad… -- ¿¡A Leonard?! ¡¿Con mi hermana?! -- ¡Si! ¿Cuál es el problema que tienes con los Reed? ¿No somos suficiente? -Hacía mucho tiempo que no discutían así; cuando Daniel se ponía inflexible, Dean
Pero primero, Charles tenía cosas que discutir con Daniel. El patriarca Crusher hacía rato que se había retirado del mundo de los negocios, pasándole la posta a Daniel, eso no significaba que estuviese alejado de su empresa. Permanecía rondando de vez en cuando, listo para actuar; como la había hecho aquella vez en que algunos socios los habían abandonado instigados por Reed.Cada tanto recibía informes y listas interminables de contaduría. Mataba el tiempo así: entreteniéndose leyendo números. Pero uno de los balances le llamó poderosamente la atención: había una cuenta bancaria que no pertenecía a ningún gasto oficial de la empresa, ni para proveedores, ni para clientes. A nombre de una mujer; donde quincenalmente se depositaba una suma importarte, y las transferencias las firmaba Daniel mismo.Quizá un poco alterado por la situación de su hijo menor, tal vez recordando los errores del mayor; se inquietó a tal grado que le pidió un almuerzo para discutir “cosas relevantes”. Y por su
- Extraño a Emma… -- También yo, pero ahora pasa el tiempo con su padre… Es mejor así, Deanna -- ¿Donde la deja cuando va a trabajar? -- En la guardería de la empresa; puede interactuar con otros niños y está bien cuidada. Él pasa por ella para almorzar y va a verla seguido -- ¿Cómo lo sabes? - - Por qué hago lo mismo, voy a verla y a veces Harry ya está allí. Él se ve mejor -- ¿Hablaron? -- No… casi nada, en realidad -- Lo siento -- ¿Por qué? No es tu culpa, es terco -- A veces siento que fracturé tu familia… - Deanna estaba teniendo uno de esos “días”.- Dices tonterías. Solo nos enamoramos, nos casamos y seguimos adelante… ¿Que te sucede? -- Nada… Solo estoy nerviosa por la apertura de mañana -- Lo harás maravilloso, como siempre -Daniel sabía que no era eso lo que estaba molestándola, pero no lo mencionó. Quería olvidar el problema que tenían y solo continuar. Deanna estaba inquieta, taciturna, ocasionalmente distante y callada, esos eran los síntomas de la tristeza q
Deanna repasó por su mente, pero no recordaba a ninguna Amanda, ni siquiera de la Universidad. Pero por como preguntaba por Harry y por como miraba a Emma, a él si lo conocía.- Harry está bien… Lo vi hace unas horas -- Emma ha crecido mucho - Le dijo, pero algo en su voz sonaba mal.- Disculpa… ¿estás bien? -- A decir verdad, no… Parezco una acosadora ¿verdad? Lo siento… No pude resistir más la necesidad… Vine a ciudad a realizarme unos estudios y a ver a mi médico y pasé cerca… Sé que no debo hacerlo -Estaba confusa, la mujer le hablaba con naturalidad, hasta con confianza. Sin embargo, era evidente, por su semblante y el tono que usaba, que no estaba del todo bien. Le miró el vientre mientras ella lo acariciaba con una mano.- Lamento todos los problemas que le causé a Daniel también. Ha sido tan bueno y amable, se preocupó por mi… Por nosotros. Si no hubiese sido por él, Harry hubiese terminado destrozado otra vez -¿Daniel? ¿Qué problemas? El nombre de su marido hizo sonar una
Daniel llegó de la empresa para encontrar a Leonard sentado en su living, muy campante y cómodo; pero no a Deanna.- ¿Qué haces aquí? - Le preguntó.- Deanna me llamó, me pidió que viniera -- ¿Por el estreno? -Leonard solo se encogió de hombros.- ¿Llegaron? -- Nop… -- ¿Y Susan? -- En casa -La puerta se abrió y Jonathan entró corriendo; detrás Ethan y Naomi y finalmente Deanna.- Hola nena - La saludó Leonard.Extrañamente, los niños apenas saludaron y subieron rápidamente a sus habitaciones. La cara de ella no decía nada, estaba parca, sombría. Los miraba y los hacía poner incómodos.- Deanna ¿qué pasa? - Daniel notó algo raro.- Necesito hablar con ustedes ¿podemos ir a tu despacho? -- Si… -¿Qué sucedía?- Si es por estreno de mañana, no te preocupes ya está todo listo. Hablé con Marcus hace un ra… -- No, no es por eso. Siéntate - Lo cortó apenas entraron.El tono de su voz era algo duro, estricto. Daniel ocupó una butaca frente a ella.- Deanna… ¿pasó algo? - Le preguntó.
De nuevo el Ambassador le levantaba el telón, de nuevo las luces brillaban y las butacas esperaban a los espectadores. Era una noche de estreno más en la ciudad, algunos ansiaban volver a verla, otros fueron por curiosidad y ella seguía poniéndose nerviosa. Pero esta vez, toda la familia estaba presente; hasta Camila.Ya no podía poner excusas, era la esposa de su hijo mayor. Y para sorpresa de Charles, no había opuesto tanta resistencia; parecía que comenzaba a darle su lugar a Deanna. A Harry también le llegaron las entradas y fue causa de otra discusión en su casa, sin embargo, poco le importó lo que Laura tuvo para decir. Vistió a Emma y salieron; no sabía cuánto tiempo podría aguantar la niña sin ponerse inquieta, pero al menos la verían un rato.En su camerino, el bouquete de rosas de Daniel; el vestuario colgando de una percha y la maquilladora dándole los últimos retoques. Su estómago era una bola de nervios y su corazón una de felicidad. Había extrañado demasiado todo eso. Le
- Bien, entonces ¿Que haremos? ¿Cenamos? - Preguntó Leonard.- Por favor, me muero de hambre… - Le respondió Deanna.- Cámbiate y vayamos al Liverpool, mi amigo nos reservó mesas -- ¿Vienes Harry? - Le preguntó Daniel.- Harry me dijo que tiene cosas que hacer, pero llevaremos a Emma - Contestó Deanna.Salió disparado con el teléfono en una mano y las llaves del coche en la otra. No tenía ni idea de lo que estaba pasando, todo lo que entendía era que ese sobre que ahora llevaba en el interior de su saco le daba la libertad que tanto ansiaba. Libertad sin miedos.¿Cómo era que Deanna lo había conseguido? Tampoco lo entendía, todo lo que veía delante era la carretera. Mientras conducía se dio cuenta de lo que sentía, de lo que realmente necesitaba, no era un impulso ni un consuelo. Quería verla, quería oírla, estar con ella; rogarle perdón y suplicarle.Cuando llegó a la dirección que estaba en su GPS, bajó del auto apurado y ansioso. Era algo tarde, pero nada lo detendría. La pequeña
Cuando la última hoja del documento estuvo firmada, Harry al fin pudo respirar profundo. Se había terminado. Laura intentó pelearlo, pero ya no tenía nada; ninguno de los Crusher la apoyaban. Y lo primero que hizo con su libertad restablecida fue ir a traer de regreso a la madre de su hijo. Se instalaron de vuelta en el pequeño y viejo apartamento de Amanda, por el momento. La casa le había quedado a Laura y a Harry no le interesaba en lo más mínimo regresar allí.Y si bien, legalmente, Emma estaba bajo el cuidado de sus abuelos; se mudó con ellos. Y por primera vez pudo experimentar lo que era tener una familia amorosa. No le costó absolutamente nada establecer un lazo con Amanda, la pequeña se daba con todo el mundo; más cuando recibía besos y abrazos y oía historias antes de irse a la cama. Que la misma persona la llevase a la guardería de la mano y luego fuese por ella para pasar un rato por el parque; pronto se volvió un hábito en la pequeña.Amanda le pidió a Deanna que fuese la