Leonard volvió con una muda de ropa para su hija. Ella le entregó lo que llevaba puesto y le pidió que por favor se vaya a dormir, que cualquier cosa que ocurriese lo llamaría. Daniel no se había despertado, al parecer iba a dormir por todas esas horas que se había desvelado trabajando.- Gracias por cuidarnos… -- A él no lo cuido… - Le dijo con un gesto de fastidio.- Si lo haces -Le dio un beso en la mejilla y se fue. Iba saliendo por la entrada cuando sintió que algo le golpeaba apenas la rodilla, llevaba el sobretodo de Daniel doblado en un brazo. Metió la mano y se encontró con el teléfono de Deanna. “Así no va a poder llamarme”, pensó. Pero había algo más además del aparato, un papel.¿Sería de su hija también? Lo abrió, estaba doblado por la mitad. Los primeros segundos no entendió lo que veía, pero pronto se dio cuenta. Eso era… ¿un bebé? ¡¿Deanna estaba embarazada?! Sintió el corazón acelerándose, regresó corriendo al ascensor. ¡Estaba embarazada! ¡Dios! ¡Iba a ser abuelo!
Cuando Leonard terminó de leer de la carpeta que su asistente le había entregado por la tarde, se estiró sobre el sillón, cerró los ojos y suspiró. La mujer en cuestión no tenía mucho para contar, pero si una relación directa con Crusher.Daniel ya estaba de vuelta en casa. El susto había pasado.- Me tomaré un descanso de los ensayos, me quedaré contigo… -- No, claro que no, estoy bien -- ¿Y cómo sé que no volverás de nuevo a trabajar como un desquiciado? -- ¿No confías en mí? - Le dijo fingiendo indignación.- Déjame pensar… ¡No! -Solos, en la intimidad de su habitación, con la casa en silencio, volvían a ser ellos mismos. Abrazados en la cama, conversando y sintiendo el calor del otro. Ahí era cuando podían relajarse y dejar fuera todas las preocupaciones.- Me dio mucho miedo, Daniel… -- Lo sé, lo lamento - Se disculpó apretando un poco más su cintura.- Tómate unos días -- Esa es la idea, dejaré que Harry se ocupe por unas semanas -- ¿En verdad? -- Quiero quedarme contigo,
Buscaba olvidarse de todo, ya no quería pensar en nada más, solo estar con su familia, con Deanna. Esas dos semanas se dedicó a pasar tiempo con ella, acompañándola al teatro, presenciando los ensayos, llevándola a cenar. Hasta se escaparon un fin de semana fuera de la ciudad. “Necesito mimarte”, le dijo para convencerla de dejar a los niños con Susan. Y salieron ese viernes por la noche a cenar, él sabía cómo halagarla. Condujeron toda la noche hasta la pequeña cabaña; desayunaron bajo los árboles en bata, escucharon música y se relajaron por las noches luego de sacarse las ganas y el deseo.No era nada difícil para Daniel volver a caer enamorado todos los días de su esposa, ni para Deanna derretirse con sus detalles y sus atenciones. A pesar de la vida rutinaria del matrimonio, de la casa y los hijos, él planeaba cortejarla para siempre.El estreno de la temporada estaba cerca y de nuevo el teatro comenzó a cobrar vida propia.- ¡No entiendes que no tengo tiempo! -Leonard gritaba
Darle la noticia a Daniel iba a ser todo un desafío. Salió confiada del teatro, feliz hasta la médula por Leonard, entusiasmada como niña con juguete nuevo.Pero los gritos que salían de su habitación hasta los escucharon los niños, que estaban abajo.- ¡Ese viejo desgraciado! ¡¿Con mi hermana?! -- No te enojes… Están enamorados… -- ¡¿Susan está enamorada del él?! ¡Por favor, Deanna! -- ¡Oye! ¡Estás hablando de mi padre! -- No quiero discutir contigo por esto… Es inaceptable -- ¿Qué? ¿Inaceptable? Son dos adultos, Daniel. Susan no necesita pedirte permiso ni a ti ni a nadie para tener un vida -- ¡Ya sabemos cómo es Reed! ¿Crees que cambiará porque sí? ¡De la noche a la mañana volverá a sus correrías de siempre! -- ¡No es verdad! ¡Lleva mucho tiempo comportándose! Dale una oportunidad… -- ¿¡A Leonard?! ¡¿Con mi hermana?! -- ¡Si! ¿Cuál es el problema que tienes con los Reed? ¿No somos suficiente? -Hacía mucho tiempo que no discutían así; cuando Daniel se ponía inflexible, Dean
Pero primero, Charles tenía cosas que discutir con Daniel. El patriarca Crusher hacía rato que se había retirado del mundo de los negocios, pasándole la posta a Daniel, eso no significaba que estuviese alejado de su empresa. Permanecía rondando de vez en cuando, listo para actuar; como la había hecho aquella vez en que algunos socios los habían abandonado instigados por Reed.Cada tanto recibía informes y listas interminables de contaduría. Mataba el tiempo así: entreteniéndose leyendo números. Pero uno de los balances le llamó poderosamente la atención: había una cuenta bancaria que no pertenecía a ningún gasto oficial de la empresa, ni para proveedores, ni para clientes. A nombre de una mujer; donde quincenalmente se depositaba una suma importarte, y las transferencias las firmaba Daniel mismo.Quizá un poco alterado por la situación de su hijo menor, tal vez recordando los errores del mayor; se inquietó a tal grado que le pidió un almuerzo para discutir “cosas relevantes”. Y por su
- Extraño a Emma… -- También yo, pero ahora pasa el tiempo con su padre… Es mejor así, Deanna -- ¿Donde la deja cuando va a trabajar? -- En la guardería de la empresa; puede interactuar con otros niños y está bien cuidada. Él pasa por ella para almorzar y va a verla seguido -- ¿Cómo lo sabes? - - Por qué hago lo mismo, voy a verla y a veces Harry ya está allí. Él se ve mejor -- ¿Hablaron? -- No… casi nada, en realidad -- Lo siento -- ¿Por qué? No es tu culpa, es terco -- A veces siento que fracturé tu familia… - Deanna estaba teniendo uno de esos “días”.- Dices tonterías. Solo nos enamoramos, nos casamos y seguimos adelante… ¿Que te sucede? -- Nada… Solo estoy nerviosa por la apertura de mañana -- Lo harás maravilloso, como siempre -Daniel sabía que no era eso lo que estaba molestándola, pero no lo mencionó. Quería olvidar el problema que tenían y solo continuar. Deanna estaba inquieta, taciturna, ocasionalmente distante y callada, esos eran los síntomas de la tristeza q
Deanna repasó por su mente, pero no recordaba a ninguna Amanda, ni siquiera de la Universidad. Pero por como preguntaba por Harry y por como miraba a Emma, a él si lo conocía.- Harry está bien… Lo vi hace unas horas -- Emma ha crecido mucho - Le dijo, pero algo en su voz sonaba mal.- Disculpa… ¿estás bien? -- A decir verdad, no… Parezco una acosadora ¿verdad? Lo siento… No pude resistir más la necesidad… Vine a ciudad a realizarme unos estudios y a ver a mi médico y pasé cerca… Sé que no debo hacerlo -Estaba confusa, la mujer le hablaba con naturalidad, hasta con confianza. Sin embargo, era evidente, por su semblante y el tono que usaba, que no estaba del todo bien. Le miró el vientre mientras ella lo acariciaba con una mano.- Lamento todos los problemas que le causé a Daniel también. Ha sido tan bueno y amable, se preocupó por mi… Por nosotros. Si no hubiese sido por él, Harry hubiese terminado destrozado otra vez -¿Daniel? ¿Qué problemas? El nombre de su marido hizo sonar una
Daniel llegó de la empresa para encontrar a Leonard sentado en su living, muy campante y cómodo; pero no a Deanna.- ¿Qué haces aquí? - Le preguntó.- Deanna me llamó, me pidió que viniera -- ¿Por el estreno? -Leonard solo se encogió de hombros.- ¿Llegaron? -- Nop… -- ¿Y Susan? -- En casa -La puerta se abrió y Jonathan entró corriendo; detrás Ethan y Naomi y finalmente Deanna.- Hola nena - La saludó Leonard.Extrañamente, los niños apenas saludaron y subieron rápidamente a sus habitaciones. La cara de ella no decía nada, estaba parca, sombría. Los miraba y los hacía poner incómodos.- Deanna ¿qué pasa? - Daniel notó algo raro.- Necesito hablar con ustedes ¿podemos ir a tu despacho? -- Si… -¿Qué sucedía?- Si es por estreno de mañana, no te preocupes ya está todo listo. Hablé con Marcus hace un ra… -- No, no es por eso. Siéntate - Lo cortó apenas entraron.El tono de su voz era algo duro, estricto. Daniel ocupó una butaca frente a ella.- Deanna… ¿pasó algo? - Le preguntó.