Rahyra apretó el pañuelo en su mano con fuerza, tenía el corazón acelerado palpitándole en los oídos tan desbocadamente que no podía oír nada más allá de eso. Estaba escondida detrás de la cortina de ceda.
Le había tomado tiempo y energía colarse al lugar, pero a pesar de la alta seguridad y los guardias que custodiaban las entradas, Rahyra había logrado colarse por los grandes salones del palacio.
Un cañonazo resonó por todo el lugar, anunciando la llegada del rey y su corazón se detuvo, tenía que actuar en ese instante o no habría tiempo ya.
Salió de detrás de la cortina donde estaba y caminó por la ostentosa habitación. Frente a un enorme espejo había una mujer joven, y cuando la vio a través del espejo dio un salto y se volvió hacia ella.
— ¡Rahyra! —dijo con alegría —hermana, pensé que no vendrías —pero en cuanto vio la expresión en el rostro de su hermana mayor Kaeira tragó saliva.
Rahyra avanzó hacia ella con pasos decididos y le aplastó el pañuelo en la cara. Su hermana menor lucía hermosa con el vestido de novia y el cabello recogido. Miró asustada a Rahyra y trató de apartarse, pero su hermana mayor no se lo permitió. Le agarró el cuello para aplastar el pañuelo con más fuerza contra su cara y ella respiró. El líquido que tenía el trapo entró por su garganta como agua caliente y la muchacha sintió mareo.
—Lo siento, hermanita —le dijo Rahyra cuando la menor ya había perdido la conciencia —pero no dejaré que este infierno sea para ti.
Con habilidad le quitó el vestido de novia a su hermana y se lo puso, por suerte eran de una talla muy parecida y penas le quedó ajustado, era amplio, de cola larga y con espinas de rosas de oro que caían como una cascada por la espalda.
Con esfuerzo escondió a su hermana tras la cortina de ceda, ahí la encontraría el hombre que contrató para cuidarla.
Rahyra se miró vestida de novia en el espejo y cubrió su brillante cabellera roja con el velo.
Una doncella entró por la puerta y se sorprendió al verla, pero Rahyra caminó hacia ella, le arrebató la rosa de la mano y respiró profundo.
—Llevame con el rey — le dijo —ya llegó la hora —sabía que no había marcha atrás.
Las familias o estirpes más importantes del reino se habían reunido para la ceremonia, por eso, cuando las enormes puertas del salón se abrieron, los cuellos de los presentes se estiraron para ver a la querida afortunada.Rahyra caminaba sola, arrastrando el blanco vestido de novia y apretando la rosa en la mano cuando se encontró con su padre, el hombre palideció al verla y abrió la boca para gritarle algo, pero todo el reino estaba ahí así que se quedó callado.Cuando ella llegó con él el sonido de los violines inundó el lugar, se colgó del brazo de su padre y comenzaron a avanzar por la fina alfombra de ceda dorada hacia donde el rey la esperaba para hacerla su esposa.— ¿Qué hiciste, Rahyra? — le preguntó su padre, de seguro tenía la cara roja de la rabia.—Una hija Leroy debía casarse con el rey — le dijo ella — y no permitiré que mi hermanita Kaeira tenga que pasar por esto — las personas los miraban con asombro, admiración y envidia.—Nunca pudiste comportarte como una mujer de
El rey salió de la habitación después de ponerse la armadura dorada, miró a Rahyra como si quisiera decirle algo, pero cerró la boca y Salió.Un par de doncellas entraron a la habitación y tomaron el vestido de novia que reposaba en el suelo. La sangre sobre el edredón eran apenas un par de gotas, pero significaban toda una vida de castidad y pureza que se habían ido esa noche.Miles, millones de mujeres, hubieran dado lo que fuera para que su primera vez fuera con el rey del primer mundo, pero ella no, y por la actitud del hombre notó que él lo había detestado tanto como ella, eso la hizo sentir un poco mejor, ambos habían sido obligados por el deber de sus estirpes.Se vistió en silencio mientras las mujeres le ayudaban y luego salió, con la cabeza alta y respiró profundo antes de entrar al cubículo que los llevaría al banquete. Se preguntó por qué no podrían ir a pie si estaba tan cerca.El rey no la miró durante el trayecto, casi como si se sintiera avergonzado, pero nunca perdió
Rahyra no entendió lo que sucedió después, el hombre envenenado había sido retirado del banquete, el rey había comido de la fruta para averiguar qué clase de veneno era, luego la había amenazado y todo seguía como si nada hubiera pasado.Agradeció que los violines tocaran los vientos cálidos para ponerse de pie y caminar con decisión hacia la mesa de los Leroy donde su hermano la interceptó antes de que llegara y la arrastró hasta la pista de baile.— En esto te metiste — le dijo él — así que no te quejes.— Lo sé — le contestó Rahyra, su hermano Raeyron era alto y atractivo, tenía el cabello rojo de los Leroy un poco más oscuro y era un hábil peleador, ella lo había visto derrotar a hombres el doble de grandes que él — solo que no pensé que me envenenarían antes de ser coronada.— Con la corona de piedra, querrás decir, porque ya te coronaron — bromeó y Rahyra lo golpeó en el brazo — ¿Cómo estuvo? — ella miró alrededor, las personas que bailaban a su lado parecían inmersas en sus pro
Rahyra se acarició la mejilla mientras esperaba que su dama de compañía cerrara bien la puerta, miró a Kaeira, su hermana parecía encolerizada y ella la entendió, se había ilusionado realmente por ser la reina y Rahyra se lo había arrebatado de la peor manera, pero lo había hecho por salvarla.— No pediré disculpas por lo que hice — le dijo.— Lo sé — le contestó la menor — nunca lo haces — Rahyra negó con la cabeza repetidas veces.— No lo entiendes, lo hago para protegerte, justo ayer intentaron envenenarme, si hubieras sido tu…— ¿Sabes cuál es tu problema, hermana? — le dijo Kaeira acercados a ella, estaba más calmada pero su tono era igual de amenazante — siempre me has subestimado, siempre. No finjas que haces esto por alguien más que no seas tu.— Yo lo hice por protegerte — le insistió y la menor negó con la cabeza.— No te mientas. Esto no se va a quedar así, me lo pagarás, hermana — dio la vuelta y salió de la habitación cerrando de golpe.Rahyra se dejó caer en la cama, ni
Continuaron las felicitaciones, pero Rahyra ya estaba harta, le dolía la cara de tanto sonreír y tener que fingir que conocía y apreciaba a cada persona que se le acercaba, y resultó que los grandes lideres de las estirpes y las personas más importantes del primer mundo no eran más que aduladores y lame suelas que querían hacerse el favor de la nueva reina con collares caros y obsequios representativos de cada una de las grandes familias. Al final no era capaz de reconocer los rostros que se le cercaban y tenía la mano babeada de todos los besos que le dejaban sobre ella. Los hombres la miraban con deseo y las mujeres con envidia, de verdad que se había metido en un nido de víboras y eso la asustó, pero ver el rostro apretado de su hermana en la mesa de los Leroy la reconfortaba. Kaeira era una chica frágil y volátil que siempre actuaba según sus emociones y le era complicado controlarse, siendo la reina no hubiera durado ni un día. Rahyra sabía que tardaría en perdonarla, pero lo ha
Rahyra sintió la piel del rey junto a la suya por toda la noche. Intentó entender las intenciones del hombre, pero no pudo hacerlo, la noche de la boda él había llegado directamente a lo que tenían que hacer, pero esa noche le había pedido que tambien lo tocara, y no había podido hacerlo, ¿Por qué? Se preguntó por varias horas.No lo hizo porque no hubiera podido, Rahyra lo había visto, vio como creció y se puso grande y rígido y cuando estaba en su entrada lo sintió aún más duro, no había sido por el alcohol que les impedía a algunos hombres llegar a estar listos.«Es porque me veía a la cara» se dijo después de mirar por horas a la oscuridad. Cuando consumaron la boda, él la había volteado de espaldas para no verla, de seguro la veía fea o poco excitante. Él era el rey, Rahyra no se imaginó todas las mujeres con las que él debía de haber estado, cientos. Era un hombre en sobre manera atractivo, todo aun adonis millonario y rey, ella debería de ser un simple bagazo para él, de seguro
Rahyra se puso de pie con ayuda del rey, aún seguía viendo oscuro y la luz de las velas de la habitación le impedía poder ver con claridad, pero tenía que verlo por ella misma. Se agarró a los anchos hombros de Maxwell que la ayudó a sostenerse de pie, Rahyra intentó verle la cara, pero las lágrimas se lo impedían. Con pasos trémulos se alejó del cálido cuerpo del hombre y caminó hasta le ventana donde el vencejo esperaba atento a que le dieran de comer para regresar. Rahyra retiró el pergamino delgado que estaba sobre el pequeño gancho sobre el lomo y evitó mirar el emblema de su familia en el pecho del animalito que chilló pidiendo su recompensa. Maxwell sacó de un frasco un par de insectos y se los puso el el alfeizar de la ventana y Rahyra se sentó en una silla, abrió la carta rompiendo el sello, era la letra de su madre. «Rahyra, tengo una noticia importante, mi vida» comenzó diciendo la carta «tu hermana Kaeira dejó la caravana sin que nos diésemos cuenta, tomó al caballo vie
Rahyra ya había movido sus piezas, y esperó con todas las fuerzas de su corazón que el rey no se hubiera dado cuenta, y la esperanza subió cuando esa noche el hombre llegó y apenas si le prestó atención. Se denudó en silencio y se acostó desnudo al lado de Rahyra en la oscuridad. Ella esperó que en cualquier momento los brazos del rey la atrajeran para terminar de consumar la coronación, pero no lo hizo. Consumar el matrimonio era una obligación, pero consumar la coronación nada más una tradición. Rahyra recordó como le costó estar con ella la primera vez y luego una duda se instauró en se pecho «¿y si no le gustan las mujeres? » se preguntó en medio de la noche.Antes, aquella inclinación era castigada con la muerte, pero con el paso de los años el reino se ablandó lo suficiente, y ahora esa comunidad era tan libre como cualquier otra, incluso el mismísimo rey firmó el decreto hacía varios años que indicaba que dos hombres y dos mujeres podían casarse siempre y cuando lograran cont