—¡Oliver! ¡Lo siento tanto! ¡No quise interrumpirte a ti y a Lisa! ¿Estás bien? Luces desvelado— me dice Emilia con vos preocupada. —No es nada Señora Pascal, eso es lo que... a veces estoy en vela en la noche pensando algunas cosas... mientras me quedo viendo a mi esposa dormir— le respondo. Hay algo de verdad en eso, sin embargo, por supuesto, no es enteramente cierto. Por supuesto que no le puedo decir a ella que mi esposa me tenía completamente encendido desde que llegamos a estar ridícula ciudad, por su vestido, por sus poses, sus movimientos. Me seducía sin siquiera quererlo, y para remate se había ido a la cama con un camisón... que es tan perfecto, y le quedaba tan bien que justamente por eso era incorrecto. No le podía decir que desde ya hace algunos días estaba deseando a mi esposa. Es decir, ¿Sería lo lógico no? ¿Por qué casarse con alguien que uno no desea? Pero ya conocemos mi caso atípico, tan raro que yo debía ser uno de los pocos hombres que empezaba a maravillarse
—James ya lo hemos hablado…— le decía yo. —Lisa mi amor... solo te estoy pidiendo unos días... las cosas con Perla han sido complicadas. Prometo mudarme en los próximos días. Lo juro… ¿Tu insistencia tiene que ver con qué realmente vas a hacer algo con la casa o es simplemente porque no quieres que tú "esposo" se entere de que nosotros seguimos hablando y de que sigo viviendo en tu casa?— me preguntan muy descarado. —Oliver no tiene nada que ver con esto y tampoco tiene por qué enterarse, no le incumbe. Pero no quiero discutir más por esto. Continuamos así unos días y ya James— digo y termino la llamada. Evidentemente que no me gusta hablar con James ni tener secretos con Oliver, tampoco darle más razones a que me investigue ni tener problemas con él. Francamente, yo no sé si era debido a Las Vegas, a que estábamos todo el tiempo juntos, además actuando casi cada minuto de nuestro día para no crear dudas frente a los Pascal, o si de repente era el hecho de que estamos en una ha
Ya me había dado cuenta exactamente de qué era lo que sucedía. No solo era extremadamente posesivo con mi esposa, sino que estaba completamente celoso. La sola idea de que ella estuviera con él... hacía que me hirviera la sangre. James debería estar en la cárcel, execrado de la sociedad o en otro país como mínimo. Pero ese cínico tenía el descaro de pedirle más a ella, luego de haberle quitado tanto. Mientras la veía en su traje de baño, mi cerebro se empezó a apagar. La condenada pieza se ajustaba en pequeñas tiras que francamente no sé ni como se sostenían. Temía tanto como ansiaba que se desanudaran y cayeran. Me estaba empezando a incendiar de nuevo. Para completar de calentarme, ella además pasaba sus suaves manos por toda mi piel, con mucha dedicación por cierto. O quería tocarme o realmente le importaba mi salud. Y en ese momento, ahí mismo… me di cuenta de que ella no era solo mi esposa por contrato. Yo la deseaba. Lo que es más… ella me importaba, no sé cómo había sucedi
Había dormido como nunca, eso era seguro. A veces tenía sueños intranquilos, los médicos me decían que era un poco del estrés luego de mi enfermedad, y sin duda luego de lo que había pasado con James... había vuelto de nuevo. Cuando abría los ojos lo primero que veía era los adornos de rosas y de corazones de la habitación. E inmediatamente sonreía como una estúpida. Oliver. Mi esposo. Después de varias semanas, sin que realmente nos los propusiéramos o fuera un requisito, habíamos consumado nuestro matrimonio falso. Era algo que sin duda no estaba en nuestros planes al inicio, pero que, sin embargo, se dio. Yo no podía dejar de negarlo, de que quería esto tanto como él. Pero con todo y eso sentía que quizá no tuvo que haber sucedido, no había sido algo del momento ni una locura, fue algo totalmente pensado, consciente y de mucho acuerdo. Suavemente, quité la mano de él que me sujetaba, abrazando mi cintura.Las manos de Oliver eran hermosas, grandes, y con dedos largos, y mientra
— Oliver... — le digo susurrando, adivinando sus pensamientos cuando él camina hacia mí. Está sin camisa y veo cómo se saca su short y su ropa interior. Se ve fantástico, con el cabello despeinado, la piel un poco enrojecida con el sol del desierto, y siento que me derrito solo con verlo. Es solo un hombre, pienso… pero también es algo más, este hombre sexy e inteligente… parecía lo mejor del mundo en este preciso momento, así ofreciéndose a mí en este baño, viéndome bajo la regadera. —¿Te importa si entro contigo? Podríamos bañarnos juntos, tú sabes para ahorrar un poco de agua…— menciona como si estuviera hablando de temas de conservación y ecología. Yo no sé ni cómo logro hacer un simple movimiento de cabeza, aceptando su ofrecimiento. Oliver parece casi hipnotizado cuando se acerca a mí y me besa bajo el agua. El paseo había sido fantástico, nos habíamos reído y él no dejaba de verme y yo recibí ese beso como si fuese lo que faltaba. Era ridícula la forma en que necesitaba
— ¡Maldición! ¿Qué demonios está sucediendo?— gritaba yo desesperado tirando parte de mi uniforme al suelo. Parece que cuando tienes un buen momento, despreocupado y enfocándote en lo que quieres y en cosas... más placenteras; la vida te pasa factura, como recordándote que no puedes tenerlo todo, si das un poco, así sea solo un poco rienda suelta a tu felicidad tienes que pagar las consecuencias. Quizás era un pensamiento estúpido, pero era la única idea que pasaba por mi cabeza en estos momentos. Había tenido que ir a Las Vegas y no me arrepentía, pero honestamente lo que estaba sucediendo, ahora era francamente ridículo. O yo era completamente impaciente.Tenía varios pacientes en un tratamiento de prueba y no estaba funcionando en lo absoluto. No solo no tenía sentido lo que sucedía, y temía por la vida de mis pacientes, sino que me sentía totalmente irritado y desmoralizado. Antes de irme había dejado todo perfectamente planificado y organizado, mis estudiantes parecían haber h
Voy como un desesperado al departamento sin siquiera comer o arreglarme, literalmente me cambié mi uniforme y salir por la puerta a pedir un taxi. Me habían confirmado que ella se había pedido el día de ayer y el de hoy, así que no estaba en el hospital. El corazón parecía que se me iba a salir del pecho y las manos me temblaban mientras yo intentaba comunicarme con ella. De repente vi que mi celular había varias llamadas perdidas y mensajes de texto. Al inicio eran amables recordatorios de que iba a llegar la señora Vivian para hacer la revisión del departamento, luego empezaron a ser más preocupantes, hasta ser completamente ansiosas. Era todo mi culpa y me sentía terrible, la había dejado sola en un importante momento. Pero por más que yo la llamaba, ella no me respondía, pareciera como si hubiese tirado su teléfono en una esquina para alejarse lo más posible de él. En lo que entro al departamento casi empecé a decir lo que tenía planificado. Que era decir la verdad, contar sob
—Mara dime algo por favor...— yo casi le suplicaba mientras estábamos sentadas en el sofá de mi casa. Mi amiga me miraba con los ojos bien abiertos y la boca que se le caía. —Es que... es que no lo vi venir…— —¿Piensas que no debí haberlo hecho? Que quizás… ¿fui demasiado fácil?— le preguntaba y ella reaccionaba. —¡No! ¿Qué demonios dices? No, no lo creo. La verdad es que él es exageradamente atractivo... y no hicieron nada malo, estoy segura. Además, tú necesitabas algo de diversión amiga... lo que pasaste no es nada fácil, no lo mereces, nadie lo merece— —Pero el problema es Mara... que ahora no sé dónde estamos él y yo... es decir— —Están casados, pero digamos que eso… especialmente no tenía por qué suceder. No me extraña tomando en cuenta tu historial poco satisfactorio con James... yo estaba a punto de sugerirte que le hicieras una propuesta indecente a tu nuevo grandote y sexy esposo— —¡Mara!— le digo dándole un pequeño golpecito en el hombro. Ella ni actúa ofendida —